INNOVACIÓN E INTELIGENCIA ESTRATÉGICA

INNOVACIÓN E INTELIGENCIA ESTRATÉGICA

Luis Héctor Perego (CV)
Romina Silvia Miguel
(CV)

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Introducción

El término tecnología se utiliza ampliamente en los negocios y en la ciencia para referirse a los procesos de transformación del conocimiento básico en aplicaciones útiles. Podría considerarse que la ciencia se ocupa del “que” y la tecnología del “como”, mientras que los mercados y los negocios se ocupan del “donde” y “a quien”  (Perego 2013). No obstante, el término Nuevas Tecnologías se refiere a aquellas en la que los conocimientos básicos se expanden, cuando la aplicación se produce en los mercados sometidos a innovación, se aprovechan o crean nuevos mercados. Concretamente, nos referimos a las tecnologías que todavía están emergiendo, ya sea dentro de empresas, en los laboratorios, en núcleos de innovadores e  inventores, para la creación de valor en los mercados existentes o en aquellos en los que han surgido recientemente.

En un entorno estable, habitualmente existen sólo pocos y discretos resultados que definen el futuro, en consecuencia pueden diseñarse estrategias sólidas para adaptarse a esas posibilidades. En cambio, la incertidumbre creada por una Nueva Tecnología es completamente diferente; los riesgos no sólo son externos sino también internos, ya que están relacionados con los prejuicios y las limitaciones de los esquemas mentales de las personas, lo que filosóficamente se denomina “riesgo epistémico” es decir el riesgo de no saber lo que uno sabe (Perego 2013).

Los sistemas de inteligencia y, en especial, de inteligencia estratégica son esenciales para controlar estos procesos de cambio. Sin embargo, en muchos casos, estos sistemas – y las organizaciones que los implementan – sue­len poner el foco únicamente en la seguridad.

Las Nuevas Tecnologías, no están desarrolladas ni comercializadas por individuos o por empresas aisladas sino que evolucionan en redes. A medida que la complejidad y los recursos necesarios para desarrollarlas continúen creciendo, la evolución y la gestión de estas redes de conocimiento se convierten en un tema estratégico central (Castro Díaz 2002).

Las redes desempeñan un papel central en la gestión de las Nuevas Tecnologías. Una multitud de jugadores generan y hacen circular conocimiento relevante, sin embargo, es extremadamente difícil saber qué conocimiento es más crítico para el éxito. Las redes de relaciones que forman los distintos actores de la sociedad orientados a las Nuevas Tecnologías determinan su éxito, por cuanto es necesario capturar el conocimiento que circula entre las redes y utilizarlo para su consolidación. Ubicarse en el centro de estas conexiones, permite acceder al nuevo conocimiento e integrar en forma eficiente a la cadena de valor.

La inteligencia nace de un proceso estratégico: sin estrategia no se puede implantar un modelo de inteligencia económica, ya que, si la inteligencia es entendida como la capacidad para comprender e interactuar con el entorno a fin de tomar ac­ciones que permitan ventajas competitivas, no sería posible abordar este presupuesto sin que exista una estrategia definida y flexible para adap­tarse a las variaciones del entorno.

La inteligencia estratégica, por tanto, se dirigirá a establecer los intere­ses estratégicos que se hayan definido, así como a definir los objetivos que se pretenden conseguir. Objetivos que en un contexto geoeconómico irían dirigidos a:

  • Realizar análisis de previsiones económicas en entornos competiti­vos complejos, así como entender los escenarios políticos y geoes­tratégicos que intervienen.
  • Conocer con exactitud las situaciones legales y regulatorias, y hacer valoraciones sobre los intereses de política exterior y de las relacio­nes internacionales que las puedan condicionar.
  • Desarrollar programas estratégicos y hacer el seguimiento y control sobre el cumplimiento de objetivos.
  • Hacer detallados análisis sobre predicciones económicas y comer­ciales en momentos de cambios de mercado o situaciones políticas nuevas.
  • Hacer valoraciones sobre amenazas y riesgos, así como establecer los oportunos criterios y sistemas de seguridad, tanto desde el punto de vista físico como desde las redes de conocimiento.

En síntesis, a lo largo de este ensayo intentaremos reflexionar sobre qué debemos entender por inteligencia estratégica y como vincularla a los procesos de innovación.

Por otra parte, la idea es generar un verdadero conocimiento del entorno, para poder realizar una eficiente gestión de la inteligencia, sus modelos y estructuras, con el objetivo de  no caer en la falacia de que la tecnología puede hacerlo, sin decir adónde ir o qué debe mirar.