PLANEACIÓN Y REFORMAS ECONÓMICAS EN EL MÉXICO POSTMODERNO

PLANEACIÓN Y REFORMAS ECONÓMICAS EN EL MÉXICO POSTMODERNO

Jorge Isauro Rionda Ramírez (CV)

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¿POSIBLE DEVALUACIÓN?

Recientemente, este lunes 11 de marzo del 2013 el peso adquiere un tipo de cambio ante el dólar estadounidense de $12.50, cuestión que de principio parece mostrar solidez de la economía mexicana. En contraste, de diciembre de 2012 a inicios de marzo de 2013 las reservas internacionales del país han bajado de 171 mil millones de dólares (MMD) a 154 MMD. Sucede que el tipo de cambio peso – dólar baja precisamente porque el Banco de México (Banxico), aumenta su oferta de dólares. Implica por ello que quienes tienen dinero en el país seguro están comprando, y se les vende barato. Inminente la fuga de capitales a cuentas en el extranjero.
De las reservas internacionales, comprometidas son aquellas que respaldan la base monetaria a una paridad cambiaria dada. Si el tipo de cambio es de 12.50 pesos por unidad dólar, por cada cierta cantidad de pesos debe haber su equivalente en dólares para que la moneda nacional tenga aceptación en los mercados mundiales (lo que se le conoce como liquidez internacional). Cuando se tiene un alto nivel de reservas internacionales, el excedente de divisas más allá de las necesarias para ampliar la estabilidad cambiaria opera como un fondo que brinda un blindaje financiero.
En México, las reservas internacionales desde fines del anterior milenio (años 90), opera como principal fuente de divisas, más allá de la cuenta corriente de la balanza de pagos, las divisas ingresan precisamente por la llamada inversión extranjera directa (IED). Desde entonces el crecimiento de las reservas ha sido sostenido, pasa de 70 MMD a más de 171 MMD en cuestión de una década. Monto importante que ante la crisis subprime iniciada en el 2008 en la Unión Americana, la estabilidad en México no se ve comprometida.
No obstante la crisis sigue y persiste. Europa se hunde en una estanflación profunda y los mercados financieros asiático se vulneran constantemente ante los descalabro de las economías occidentales. Pocas son las naciones con estabilidad económica, entre ellas México. Finalmente la expresión de la crisis se expresa en el país ante la drástica y reciente caída de la IED, en parte por la volubilidad bursátil internacional, pero también por la pérdida de la paz y orden social que expresa la nación.
El reciente atentado contra la torre de PEMEX (no reconocida oficialmente como tal sino como siniestro), es precisamente manejado como un evento relativo a un accidente dado por la fuga de gas (muy cuestionable). Admitir que se trató de un atentado viene a afectar a la Bolsa Mexicana de Valores y a los mercados financieros. Aparte de considerarse un país de riesgo a México por la violencia que desata la guerra contra el narcotráfico y el combate al crimen organizado, con la admisión de un atentado como esto es afirmar que en México aparte existe terrorismo, mala yerba para la IED.
No obstante, finalmente la IED cae y las reservas internacionales también. En cosa de 4 meses las mismas bajan en un 10%. Mientras exista un fondo no comprometido de reservas este da estabilidad al mercado cambiario y a la economía en general. Pero en cuanto esta holgura se agote, se compromete la estabilidad la cual puede ser salvada por tres vías:
Primero, mediante adquisición de deuda externa.
Segundo, mediante devaluación.
Tercero, procurando mayores ventas al extranjero.
O la combinación de las tres anteriores. La estabilidad social, basada en la paz y el orden puede revertir la tendencia, pero sobre todo son las llamadas reformas estructurales. La actual administración pública federal, propiamente el ejecutivo nacional, vía fast track promueve las iniciativas necesarias en el Congreso de la Unión, con un pacto político entre las fuerzas políticas de la nación (al menos las principales), que opera como catalizador para que prosperen con rapidez. Inminentemente los costos sociales son graves, destaca la cuestión laboral, de energía, de comunicaciones, entre otras como la reforma fiscal, la de educación, por citar las más recientes.
Similar a como lo hizo en 1989 Carlos Salinas de Gortari, las reformas neoliberales son ahora al adecuación a las mismas que bien quedaron pendientes, o bien son correlativas y de respaldo a las mismas. El presidente Enrique Peña Nieto sigue el mismo sendero trazado por el salinismo, lo cual no es nuevo puesto que las administraciones de Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa atienden los mismos lineamientos que en realidad no son de Salinas de Gortari sino del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Reserva Federal estadounidense.
Las reformas institucionales otorgan certidumbre a la IED como respaldan la paz y el orden social del país, o al menos esa es la pretensión. Con ello se desea seguir captando más de este tipo de inversión que revierta la caída en las reservas internacionales y fortalezca el fondo de estabilidad económica de las llamadas reservas no comprometidas con la estabilidad cambiaria. El ancla principal es la cuestión laboral, un salario real basado en la indización de sus incrementos a la inflación nominal, flexibilidad laboral, nuevo sindicalismo democrático (de ahí en parte la caída del Elba Esther Gordillo, ex líder del SNTE), principalmente. También quedan comprometidos rubros muy delicados en razón de la posible privatización de PEMEX, de la energía eléctrica, la minería, las comunicaciones (telecomunicaciones es el primer paso), por citar algunas.
Finalmente, una posible devaluación del peso ante el dólar es viable de seguirse la tendencia en la disminución de las reservas internacionales en los próximos meses. Posiblemente, de no revertirse una situación crítica puede darse a partir del segundo semestre del año en curso. ¿De cuánto? Oscilaría entre el 10 y el 20 por ciento.