Durante toda la Modernidad, el tema del análisis del conflicto ha sido central en las ciencias sociales. El conflicto fue tempranamente reconocido como parte de la “fisiología” de las sociedades humanas, cada vez más complejas y sometidas a acelerados procesos de cambio.
Hay dos tradiciones teóricas básicas: la funcionalista y la conflictivista, que oscilan entre el consenso y la coerción. Ambas tradiciones convergen hoy en el reconocimiento del conflicto como factor fundamental de la dinámica social, con aspectos positivos y negativos, y que se busca gestionar mediante mecanismos participativos de debate y toma de decisiones sobre políticas públicas, en el marco de una movilización social integral.
Los conflictos reales se basan en diferencias bien entendidas de intereses, posiciones, opiniones, percepciones, interpretaciones de situaciones. Para ubicarlos cabalmente, para comprenderlos en profundidad, no basta con analizar sus elementos componentes, los motivos circunstanciales de su manifestación; hay que ver también las causas de fondo que los originan, relacionadas con el contexto, especialmente con los factores de poder del entorno en que emergen y que se relacionan con los niveles de agresividad que puede alcanzar. Por ello es muy importante contar con una metodología de análisis del contexto de los conflictos, que permita construir un modelo simplificado pero representativo de los factores mundiales, regionales, nacionales y locales que influyen en el conflicto analizado.
Para gestionar los conflictos hay tres caminos previos a la judicialización o, eventualmente, al conflicto bélico: la negociación, basada en la interacción directa entre las partes; la mediación, basada en la convocatoria con acuerdo de las partes de un mediador que oriente y encauce esa interacción; y el arbitraje, en el que un árbitro elegido con el acuerdo de las partes asume la función de analizar los factores del conflicto y emitir un laudo arbitral dotado por lo general de un carácter coactivo, salvo excepciones específicamente aclaradas.
Los tres métodos tienen probada capacidad para resolver conflictos y la elección del método que en cada caso resulte más adecuado depende de sus características, de la etapa evolutiva en que se encuentra, etc.
La prevención de conflictos es una aspiración ética y humana muy deseada pero muchas veces expuesta a fracasos por diversos factores, especialmente relacionados con las causas subyacentes de los mismos, o con procedimientos represivos inadecuados para evitar su eclosión.
Hay diversos instrumentos a los que se puede acudir para prevenir conflictos, como la diplomacia preventiva, los “buenos oficios”, la mediación anticipada, el diálogo intersectorial, etc., además de políticas públicas preventivas económicas, sociales, políticas y jurídicas.
La prevención de conflictos es un tema complejo, que abarca muchos campos y actores; y es notoria la escasez de estudios académicos al respecto.
Las organizaciones públicas son realidades complejas, con pluralidad de objetivos y normas rígidas de funcionamiento, por lo que no es de extrañar que sean campo fértil para la emergencia de conflictos, sobre todo por la gravitación de factores políticos y de juegos de poder entre los actores que participan de su gestión, en medio de una compleja estructura social interna, con grupos de diversos orígenes culturales e ideológicos, y con la presencia de un “orden informal” paralelo al orden formal de las normas burocráticas.
En general, los intentos de innovación organizativa que se viene intentando llevar a cabo en la Administración Pública tratan de bajar el nivel de conflictualidad interna, el cual en general se va gestionando mediante estrategias de poder de los directivos de primer nivel, y de equipos intermedios que desempeñan roles en la búsqueda e implantación de soluciones.
En todo tipo de organizaciones es muy importante la formación de negociadores, y en ella hemos centrado las propuestas de este capítulo, entendiendo que la formación inicial de mediadores y árbitros es similar. Lo básico es recibir una formación estratégica, personal y técnica que permita luego profundizar contenidos y aptitudes en la vivencia práctica de los casos en los que se vaya interviniendo.
ARTICULOS Y PONENCIAS