ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

Carlos Ruz Saldívar (CV)
Universidad Veracruzana

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Las raíces de Israel .

André Chouraqui citando a Simón Dubnow1 , señala que la historia de Israel debe conocerse como co- extensiva de la totalidad de la historia (Chouraqui, 2008, pág. 8), hecho que resulta indiscutible, ya que la tradición judía y la propia historia universal, la ubican como una de las culturas más antiguas de la humanidad, compartiendo ese lugar al lado de los Egipcios, los Chinos y los Hindúes. El origen de la etnia a la que pertenecen los Israelitas o Judíos, corresponde a la denominada como semitas, término que hace referencia a los pueblos descendientes de Sem, hijo mayor del patriarca bíblico Noaj o Noé, la palabra hace referencia a los pueblos de lengua semítica, como los habitantes de Aram, Asiria, Babilonia, Canaán, Los Hebreos y Fenicia. La Enciclopedia Microsoft Encarta (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), señala que se desconoce la patria original de los semitas, algunos la localizan al suroeste de Asia, y otros en Arabia. Las pruebas arqueológicas indican que los pueblos de origen semítico se dispersaron a través de Mesopotamia y se cree que grupos nómadas semíticos, que comenzaron presumiblemente en tiempos prehistóricos, es decir, desde el comienzo de la humanidad hasta la aparición de testimonios escritos, se extendieron por los desiertos hacia el oeste, en el denominado Creciente Fértil, en torno a los míticos ríos Tigris y Éufrates, a los pueblos semíticos se les ha atribuido la invención del alfabeto, los números y las tres religiones más conocidas en occidente: el judaísmo, cristianismo y el islam. Pero el origen semítico solamente corresponde a la generalidad a la que pertenece el pueblo judío, ya que este origen es común a una multitud de pueblos del medio oriente, algunos ya desaparecidos, otros hoy se identifican nombrándolos simplemente como árabes, aunque ello no es una expresión exacta, sin embargo, lo que nos interesa es precisar el surgimiento de Israel, pero no será posible hacerlo sin separar el dato histórico del anecdótico, el mismo origen semítico, deriva del relato del libro de Bereshitde la Torah2 , el Génesis de la biblia cristiana (La Biblia nueva Reina - Valera , 1990), con el mandato a Noaj o Noé de construir un arca, cubrirla con brea, subir a los animales terrestres y esperar un gran diluvio que duraría cuarenta días, cuando las aguas bajan, el arca se asienta en el Monte Ararat y tanto Noaj como sus hijos, entre ellos Sem, empiezan a poblar la tierra. Esta historia del diluvio, que forma parte de la tradición judía, ha sido catalogada como fantasiosa de la historia del antiguo Israel, sin embargo, el diluvio bíblico parece tener bases sólidas, no solamente en sus  antecedentes de la mitología mesopotámica (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), que remite a la realidad geográfica de las crecidas de los ríos Tigris y el Éufrates; sino además en el Poema de Gilgamesh, una epopeya babilónica de origen sumerio, donde el gran dios Enlil envía un diluvio para destruir a la humanidad. En las crónicas de los sumerios (Reader´s Digest México, S.A. de C.V., 2007, pág. 65), se cuenta que los dioses decidieron eliminar a la humanidad con un diluvio, solo el piadoso Utnapishtim se salvó de la catástrofe, ya que construyó un arca y la cargó con la simiente de todos los seres vivos, el diluvió en esta historia duró seis días con sus noches y al séptimo amainó, el relato señala toda la humanidad volvió al barro, el arca encalló en la cima de una montaña y al igual que el relato de la Torah, se enviaron aves en busca de tierra firme. El diluvio no sólo le es común a los hebreos y sumerios, sino que guarda una similitud enorme, lo que se explica en el hecho de ser ambas poblaciones semitas y que el propio Abraham debió conocer la leyenda sumeria como habitante de Ur, donde se encontró el material que se resume, lo cierto es que el relato del diluvio es sumamente antiguo, anterior a la aparición de la propia Torah. Empero el diluvio no es exclusivo de los pueblos semitas, también aparece en la mitología india, griega, china e inclusive los aborígenes australianos tienen su propia versión, la que podría tener base histórica (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008) en la elevación del nivel del mar cuando subieron las temperaturas después de la última glaciación. También apoyan la creencia del diluvio, descubrimientos de los geólogos marinos William B.F. Ryan y Walter C. Pitman 3rd, de la Universidad de Columbia (Trimel, 2000), ya que en sus investigaciones, descubrieron que en la región del Mar Negro ocurrió una inundación catastrófica aproximadamente hace 7, 600 años; por su parte, La National Geographic Society (National Geographic Society, 2000) ofrece evidencia sorprendente que apoya la teoría de Ryan y Pitman, con el descubrimiento de utensilios y la prueba de la existencia de un sitio arqueológico a más de 300 pies por debajo de la superficie del Mar Negro, ya que muestra de manera inequívoca que la inundación del Mar Negro se llevó a cabo, y que las orillas del antiguo mar, fueron ocupados por los seres humanos, lo que da credibilidad al relato judío del diluvio. Pero no son las únicas dos evidencias arqueológicas que prueban el diluvio, en 1923 Sir Leonard Woolley (Reader´s Digest México, S.A. de C.V., 2007, pág. 65), al trabajar en las excavaciones de la ciudad de Ur, bajo el cementerio real, que por lo menos corresponde a los años que van entre el 2600 al 2000 a.e.c.3 (The British Museum, 2011), descubrió una capa de cieno de tres metros de espesor que interrumpía las evidencias continuas de ocupación humana, había pruebas de vasijas rotas y otros instrumentos arriba y abajo del cieno, pero no dentro de éste.  La arcilla limpia era el sedimento de una inundación, que enterró parcialmente el poblado original, para Woolley era la prueba de una inundación de grandes dimensiones, aunque estudios posteriores demostraron que no abarcó toda la zona que suponía Woolley. Otras teorías en torno al diluvio (Reader´s Digest México, S.A. de C.V., 2007, pág. 65), señalan que sí pudo existir, y lo remontan a la fusión del hielo al término de la última glaciación, ocurrida alrededor del 8300 a.e.c. En 1999 se planteó una nueva idea que justifica también la existencia del diluvio, la del explorador Robert Ballard (National Geographic Channel), quien al realizar estudios con sonar del suelo del mar negro, encontró una amplia llanura plana con una extensión de alrededor de 20 millas, Ballard supone que es el borde de la planicie de un lago antiguo de agua dulce, que al ser inundado por aguas del Mediterráneo formó el actual Mar Negro; en refuerzo a esta teoría, Ballard también encontró conchas de moluscos de una especie de agua dulce que vivió aproximadamente hace unos 15,500 a 7,460 años; también descubrió lo que podrían ser los restos de una casa neolítica en la parte inferior, lo que prueba que en la zona que describe la Torah, hubo una gran inundación o diluvio. Otra teoría de que existió una gran inundación, es la presentada por el arqueólogo Bruce Masse de Los Alamos National Laboratory, su hipótesis señala, que un asteroide golpeó la tierra cerca de Madagascar alrededor del 2,807 a.e.c., y salpicó diez veces su peso en agua a la atmósfera, lo que generó lluvias alrededor del globo terráqueo que duraron días e inundaron el mundo. El estudio (Viacheslav, Abbott, Bryant, & Masse, 2008) sugiere, que han ocurrido estos impactos de asteroides y que han afectado profundamente a los sistemas naturales de la tierra, al clima, y a las sociedades humanas. Lo que podría generar un nuevo paradigma en la ciencia ambiental, al reconocer el papel de impactos oceánicos en descensos importantes del clima durante el holoceno, es decir, la época más reciente del período cuaternario que abarca desde hace unos 10,000 años hasta nuestros días. Creer en el diluvio no es un cuento de hadas, hay suficiente evidencia arqueológica, según Ronald Hendel (Hendel, 2003 Jun., pág. 8), para considerar que existió una inundación en la antigua Mesopotamia, de lo que se duda es del tamaño de la misma, pero no de su impacto, ya que incluso una inundación relativamente pequeña puede ser catastrófica si mata a muchas personas en su pueblo, y de este trauma local una historia puede adquirir proporciones mayúsculas. En la antigüedad no se cuestionaba el diluvio y se consideraba como un hecho real, incluso se acuñó una moneda alrededor de 1700 años atrás, relatando este evento (Meshorer, 1981 Sep/Oct, págs. 38 - 39), en Apameia Kibotos en Asia menor, en la actual Turquía cerca de las montañas de Ararat, la moneda se exhibe en el Museo de Israel, y en ella se puede observar la representación gráfica de la historia de la inundación, en el centro de la moneda se puede observar la cabeza y hombros de Noé y su esposa que sobresalen desde el arca, tal vez para ver si la lluvia se detuvo, el arca está representada como un cuadro con una tapa abierta que flota sobre el agua. Al lado del Arca está inscrito con las tres letras griegas NWE (Noah). La segunda parte de la historia de la inundación se muestra por encima de la tapa del arca, con la imagen de una paloma. El tercer episodio en la historia se muestra a la derecha del Arca: Noé y su esposa están en actitud de agradecimiento por su salvación.
El diluvio también tiene su versión en los aborígenes americanos, el genio español del siglo XVI José de Acosta (Acosta, 1519), investigó entre los indígenas y escribió: Hay entre ellos comúnmente gran noticia y mucha plática del Diluvio; pero no se puede bien determinar si el diluvio que éstos refieren, es el universal que cuenta la Divina Escritura, o si fue alguno otro diluvio o inundación particular de las regiones en que ellos moran; mas de que en estas tierras, hombres expertos dicen que se ven señales claras de haber tenido alguna grande inundación, yo más me llego al parecer de los que sienten que los rastros y señales que hay de diluvio, no son del de Noé, sino de alguno otro particular como el que cuenta Platón, o el que los poetas cantan de Deucalión. Como quiera que sea, dicen los indios que con aquel su diluvio, se ahogaron todos los hombres, y cuentan que de la gran laguna Titicaca salió un Viracocha, el cual hizo asiento en Tiaguanaco, donde se ven hoy ruinas y pedazos de edificios antiguos y muy extraños, y que de allí vinieron al Cuzco, y así tornó a multiplicarse el género humano. La leyenda del diluvio o gran inundación, no se limita entonces a la zona del creciente fértil, sino que tenemos una noticia universal del mismo que permite suponer a priori, que estas culturas sin haber tenido contacto entre sí, narran un episodio sumamente parecido lo que nos permite vislumbrar, que no puede ser un mito colectivo con miles de kilómetros de distancia. Existen también referencias del descubrimiento del arca de Noé por algunos investigadores, entre ellos el más reciente por parte de un grupo chino (Iriarte Nagorno, 2010), pero al no ser la primera ocasión que esto ocurre amén de que se duda de la autenticidad del mismo, no me detendré a hablar de ello. Sin embargo, de esta evidencia que hemos relatado, podemos concluir que de cualquier forma, la idea de que el diluvio ocurrió ya es algo que está en la conciencia general, siendo más difícil negar su existencia que aceptarla en base a las pruebas arqueológicas existentes y la noticia general del mismo.
Pero volviendo al surgimiento de Israel, podemos decir entonces, que se liga con la historia del diluvio bíblico, ya que la sección de la Torah que habla de ese acontecimiento, concluye con la cronología de las diez generaciones desde Noaj hasta Abraham. La historia de este pueblo por lo tanto, tiene su origen en tiempos muy remotos donde la tradición oral, la historia, el mito y la arqueología se mezclan para hablar de su existencia, el propio gobierno de Israel (Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel), señala como inicio de la historia judía un dato impreciso, al ubicarlo en la primera mitad del segundo milenio a.e.c. con la salida del patriarca Abraham de Ur de los Caldeos, pero sin precisar una fecha exacta solo aproximada, lo que revela lo antiguo de esta cultura. Kyle Mc Carter Jr. (Mc Carter, 2011, págs. 4 - 11), sugiere sin asegurar y con las debidas advertencias, como fecha probable de la salida de Abraham de Ur hacia Canaán, el 2091 a.e.c., aunque reconoce que la propia biblia no proporciona evidencia suficiente para la fecha del periodo en que vivieron los primeros patriarcas, ello aunado a la ausencia de referencias históricas comprobables, por lo que no nos permiten ubicar con precisión la fecha en que vivió Abraham, sin embargo, existe un contexto histórico generalmente aceptado, que permite ubicar a Abraham a principios del segundo milenio antes de la era común, entre ellos el hecho de que tanto el nombre de Abraham como el de Jacob, resultaban comunes en dicho periodo.
Por otra parte, la practica social extraída de textos cuneiformes de Nuzi en la Mesopotamia, reflejan la vida y prácticas de la sociedad de Hurrian, al este de la región del Tigris en la mitad del segundo milenio a.e.c., coincide grandemente con algunos episodios de la vida de Abraham, por ejemplo, de acuerdo con los términos del contrato de matrimonio, una mujer estéril debía dar su esclava a su esposo para tener hijos, lo mismo ocurrió con Sara al darle a su sierva a Abraham, de dicha unión surgió Ismael. Otro episodio de la vida de Abraham y de Isaac, también tiene su paralelismo en la sociedad de Hurrian, la especial protección que la ley otorgaba a una esposa cuando era además hermana de su esposo, estas referencias en el génesis, son un indicativo que ubica al patriarca Abraham en el segundo milenio antes de la era común, aunque existe evidencias de estas prácticas en periodos posteriores. Amén de lo anterior, existen restos de la edad del bronce, encontrados en la supuesta cueva donde Lot el sobrino de Abraham, vivió con sus hijas, identificadas como Ainel antiguo Santuario cristiano de San Lot (Politis, Jan/ Feb 2004, págs. 20 - 31), que aunque no coincide con la fecha propuesta, resulta relativamente cercana y en el famoso periodo del bronce, pero ello no es una evidencia fuerte y es una simple conjetura o quizás una elucubración del autor de estas líneas. Lo que sí es cierto, es que el propio gobierno israelí prefiere ser vago al señalar una fecha, ya que los propios historiadores especulan cuando hablan de fechas tan remotas, por lo que no se puede precisar una fecha para el periodo de Abraham.
Por otra parte, es claro el origen semítico de Abraham, la Torah en el llamado libro de Deuteronomio capítulo 26 versículo 5, nos dice: un arameo errante era mi padre, por lo que debemos de considerar que la propia tradición judía hace referencia a su origen étnico ligado a los arameos, considerados un pueblo semítico. La Torah también nos dice, que el patriarca junto con su familia salieron de Ur, ciudad de los caldeos que hablaban el arameo, dicha ciudad estuvo durante milenios sepultada, hasta que el Inglés J.E. Taylor (Reader´s Digest México, S.A. de C.V., 2007, pág. 56) en 1854, explorara el sitio del sur de Mesopotamia conocido localmente como Tell al Muqayyar, luego de algunas excavaciones y saqueos, se llevaron a Londres algunos cilindros de barro con inscripciones cuneiformes, los cilindros estuvieron olvidados algunas décadas, hasta después de la primera guerra mundial en que fueron descifrados, revelando que el montículo era una torre del III milenio a. e. c. de un rey mesopotámico Ur- Nammu, ya que Ur era sumamente conocido por el relato bíblico, en 1923 se organizó una expedición angloestadounidense, de los resultados de la misma, se reveló toda la grandeza de la ciudad de Abraham, corroborando la arqueología una vez más, los pasajes, personas, reinos, lugares y sucesos narrados en la Torah.  Siguiendo el relato de la Torah o su versión cristiana en el llamado libro génesis capítulo 15 (La Biblia nueva Reina - Valera , 1990), Abraham recibe la orden de Dios para establecerse en la tierra de Canaán, lo que más tarde será llamado Israel y en su posterior división, una parte se llamará Judá, Abraham habrá de convertirse en patriarca de árabes y judíos al procrear a Ismael e Isaac respectivamente, fundando una verdadera religión monoteísta sin representación de imágenes de su Dios. Posteriormente su nieto Jacob, engendra doce hijos de los cuales uno llamado Iosef o José, es vendido como esclavo en Egipto, logrando ascender de nivel hasta convertirse en Gobernador de todo el País; ante una hambruna en la región, Jacob junto con sus hijos, emigra a Egipto donde a la larga se convertirán en esclavos por cuatrocientos treinta años. Posterior a estos acontecimientos, ocurrirá el llamado éxodo, el relato que año con año judíos y gentiles, conocen y repiten ya sea en la Hagadá de Pésaj, la Pascua judía, o en los relatos ligados por el cristianismo en la llamada semana mayor, pero de ello nos ocuparemos más adelante.
En resumen, la historia del pueblo de Israel está ligada a tiempos inmemoriales, la tradición judía y la biblia la vinculan a la mítica creación, al año cero,  y su entroncamiento con Noaj en el diluvio, fechado en el año 1650 desde el año cero  (Lerer, 1984, pág. 313) la entrada de Abraham a Canaán, la que a la postre será llamada la tierra de Israel, en el año 2023 desde el año cero según el Rabino Lerer (Lerer, 1984), o el 2091 a.e.c. según podría sugerir Mc Carter (Mc Carter, 2011, pág. 4) donde vivieron una corta temporada, antes de emigrar a Egipto donde permanecieron 430 años, según el relato bíblico de Éxodo 12 versículo 40 (La Biblia nueva Reina - Valera , 1990), el éxodo de Egipto que ocurre en el año 2448 desde el año cero (Lerer, 1984), posterior a ese gran acontecimiento, vivieron en forma tribal divididos en doce tribus, hasta que se unieron bajo el primer monarca, el rey Saúl. El segundo rey, David, estableció Jerusalén como capital alrededor del año 1000 a.e.c. (Bard, 2006, pág. 8), y el hijo de David, Salomón, construyó el primer templo. La nación se dividió durante el reinado del hijo de Salomón, en el reino del norte, que conservó el nombre de Israel, y cuya caída se considera ocurrió en el año 722 ó 721 a.e.c. (Chouraqui, 2008, pág. 19), cuando los asirios lo destruyeron, por su parte, el reino del sur se denominó Judá,  durando hasta la conquista de Babilonia en el 586 a.e.c., acontecimientos que analizaremos más adelante, pero que de momento nos ubican en el contexto histórico de este pueblo, que remonta sus raíces desde la prehistoria, haciendo suyo el relato bíblico del diluvio, del que existen evidencias arqueológicas que no permiten catalogarlo únicamente como mítico, la arqueología constituye un vínculo entre el pasado y el presente a la luz de la narrativa de la Torah, que nos revela la presencia de Israel en la historia y su legado universal; llegando hasta nuestros días con una identidad conservada en su dispersión milenaria, solo entendible en la originalidad de valores o principios perpetuados en sus costumbres, su religión, sus creencias y tradiciones, y es que el pueblo de Israel no está desligado nunca de sus costumbres ya que es lo que mantiene y permite una unidad de pensamiento que traspasa el tiempo y el espacio.      

1 Simón Dubnow, 10 de septiembre de 1860–8 de diciembre de 1941, fue un historiador, activista y escritor judío.

2 Torah, ley, La Torah escrita, consta de los cinco libros de Moisés (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio).

3 a.e.c. Término que significa antes de la era común, que se ocupa en lugar de “a. C.” y “d.C.” ya que estos últimos tienen una connotación religiosa y se prefiere usar en esta obra un término neutro.