MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO II

MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO II

Eduardo Meza Ramos (CV)

Factores que motivan la deserción escolar en la zona sur del estado de Chihuahua, un análisis descriptivo y probabilístico

Javier Martínez Morales
Amilcar Orlian Fernández Domínguez

Resumen
La deserción escolar, en el sur del estado de Chihuahua, puede ser causada por múltiples factores, que de no ser estudiados o analizados, difícilmente se podrán entablar políticas educativas para su control. En el estado de Chihuahua, para el ciclo escolar de 2007/2008 a 2008/2009, en el nivel secundaria, la tasa de deserción alcanzó el 6.6%, mientras para el ciclo 2003/2004 – 2007/2008 el abandono, dentro de una generación, alcanzó un 22.1%. Con este tipo de datos surge la importancia de estudiar qué factores generaron la deserción escolar de los adolescentes entre 12 y 15 años de edad para el ciclo escolar 2006/2007 - 2007/2008 de los municipios de Hidalgo del Parral, Matamoros, Jiménez, Valle de Allende, San Francisco del Oro y Santa Bárbara, todos ellos pertenecientes a la zona sur del estado de Chihuahua, y al mismo tiempo analizar cuál de estos factores tiene un mayor efecto sobre la probabilidad de deserción escolar, ocupando, para este fin, un modelo logit bivariado.
Palabras clave: Deserción escolar, ciclo secundario, modelo logit.

Introducción
La educación es uno de los activos que cualquier individuo o sociedad debe tener como tal, ya que no solo permite un crecimiento de bienestar individual sino también social. La educación se caracteriza por ser un mecanismo primordial para que los ciudadanos de una nación o país tengan niveles de desarrollo más elevados. Sin embargo, ésta puede ser truncada o abandonada en su totalidad por diversos factores económicos, sociales y hasta culturales.
La deserción escolar es el reflejo de este truncamiento o abandono escolar por parte de las niñas/niños y adolescentes a quienes no se les brindan oportunidades en una primera instancia para evitarlo. La deserción escolar implica no solo costos privados sino también costos sociales. En el nivel de secundaria, se profundiza más este abandono escolar. De acuerdo con el sistema educativo mexicano, durante el periodo de los ciclos escolares
2007/2008 y 2008/2009, la tasa de deserción fue de 6.8% a nivel nacional, mientas que si se considera el porcentaje de abandono dentro de una generación, está se incrementa al 20%. En el estado de Chihuahua, las cifras no son muy diferentes, para el ciclo escolar de 2007/2008 a 2008/2009, la tasa de deserción alcanzó el 6.6%, mientras que el abandono de una generación fue del 22.1% durante el ciclo escolar 2003/2004 – 2007/2008, (Panorama Educativo de México, 2009).
La situación de la deserción escolar se agrava cuando hay ausencia de conocimiento, por parte de las autoridades, sobre los factores que motivaron a hacerlo. Las causas de deserción se pueden englobar en razones económicas que implican la ausencia de recursos monetarios para hacer frente a los costos por asistir a la escuela y por ende se abandona para buscar empleo; falta de establecimientos como escuelas dentro de la comunidad, caminos de acceso u otros; problemas familiares; falta de interés y problemas de desempeño escolar, (Panorama Social de América Latina 2001; Espíndola, León, 2002; Elías y Molina, 2005; Moreira 2007, Abril, Román, Cubillas y Moreno, 2008).
Para el estado de Chihuahua, específicamente en la zona sur del estado, no hay trabajos que estudien los factores que conllevan a la deserción escolar a nivel de secundaria y por ende no se puede estimar cuál de estos factores tiene mayor inferencia para la probabilidad de deserción. Por tanto, este documento tiene el objetivo de estudiar los factores que generan la deserción escolar de los alumnos de nivel secundaria durante el ciclo escolar
2006/2007 al 2007/2008 y a partir de estos factores, determinar que probabilidad existe de desertar en las y los alumnos. Para llevar a cabo esto, el artículo se divide en esta introducción, en la sección 2 se analiza la literatura relevante que hace énfasis sobre la definición de deserción escolar y las metodologías aplicadas para medir su probabilidad, en la sección 3 se presentan los resultados descriptivos de la encuesta aplicada y se emplea el análisis econométrico para estimar la probabilidad de deserción a través de un modelo logit bivariado, finalmente se presentan las conclusiones de este trabajo.

2. Revisión de la literatura
Dentro de la literatura no existe un conceso claro sobre la definición de la deserción escolar. La explicación de ésta depende del énfasis que se lleve a cabo en cada estudio de análisis. Elías y Molina, (2005) definen la deserción escolar como una fase de distanciamiento de la escuela pero de una forma pausada hasta finalizar el abandono total de niñas/niños y adolescentes. Mientras que Lavado y Gallegos, (2005) y Santos (2009) puntualizan que la deserción escolar son los alumnas/alumnos que dejan de asistir a la escuela en el año actual aun cuando todavía lo hacían en el año anterior inmediato, sin considerar a aquellos que dejaron de asistir por terminar la secundaria o estudiaban el bachillerato, estaban enfermos o tuvieron un accidente o se encontraban asistiendo al servicio militar. Vargas y Zevallos (2009) retoman la definición del Ministerio de Educación del Perú y concluyen que los desertores son los alumnos/alumnas que abandonan las actividades escolares por un año o más, antes de haber concluido el nivel educativo que se encontraban cursando el año anterior, esto aunado a no inscribirse en el ciclo secundario.
La Red de Investigadores Educativos de Chihuahua, en su informe sobre el Diagnóstico del Estado de Chihuahua, publicada en el año 2003, define a la deserción escolar como el índice de la población estudiantil que abandona la escuela durante un mismo ciclo escolar; para los fines del documento se retoma esta definición.
A partir del contexto de deserción, es posible indagar en las metodologías para analizar y comprender cuáles son los factores que incrementan las probabilidades de deserción.3    Bucheli y Casacuberta (2000), estiman dos modelos econométricos, el primero consiste en un probit que mide la probabilidad de deserción escolar bajo la condición de haber aprobado el año anterior. El estudio toma como referencia el año de 1997 y analiza un grupo de jóvenes uruguayos entre 18 a 24 años de edad. Los principales resultados muestran que la probabilidad de deserción se incrementa si se es hombre, al incrementarse la edad, tener menos años educativos, que tenga rezago educativo, que haya un menor ingreso, si el jefe del hogar tiene una menor educación o que el joven provenga de un hogar no nuclear. El segundo modelo se enfatiza en analizar si la deserción conlleva necesariamente al trabajo, los datos señalan que la probabilidad de deserción son mayores a una mayor edad, una menor educación, un menor ingreso, un menor nivel educativo del jefe del hogar o bien, adolescentes sin núcleo familiar. La probabilidad de participación en el mercado laboral aumenta al incrementarse la edad o ser hombre.
Sapelli y Torche (2003) consideran que la deserción escolar de jóvenes chilenos y la participación en el mercado de trabajo están correlacionadas pero no se comportan de la misma manera, ya que los desertores no necesariamente están trabajando y por tanto; se debe estudiar por separado cada fenómeno. Para el análisis, los autores toman como referencia un grupo de jóvenes entre 14 y 17 años de edad de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN). Utilizan un modelo probit bivariado de función de índice con ecuaciones aparentemente no relacionadas (SUR, por sus siglas en inglés). Los principales resultados revelan que la probabilidad de deserción de un joven aumenta al incrementarse los años de edad, ser rezagado, una menor educación de los padres, tener hermanos menores de 5 años, ser hermano mayor, que la mujer sea jefe de familia, vivir solo o en pareja o un menor ingreso per cápita. Mientras que la probabilidad de trabajar aumenta si se incrementa la edad, hay rezago, menor educación del padre, ser el hermano mayor, el número de personas en el hogar, y lo más importante, el ingreso no es relevante en la participación laboral. Concluyen que la toma de decisiones sobre la deserción del joven no debe ser consecuencia por trabajar ya que éste puede quedarse en el hogar y dado que el ingreso es no significativo, entonces el subsidio no es la forma más acertada de combatir la deserción.
La investigación de Melis, Díaz y Palma (2005) exhibe la situación de deserción escolar de jóvenes chilenos entre 14 y 17 años de edad. Toman un modelo probit bivariado y utilizan datos de la encuesta del CASEN del año 2003. Sus resultados revelan que la probabilidad de deserción escolar es más elevada si se es hombre, a una mayor edad, si se es padre o madre, hay atraso escolar, un mayor tamaño de hogar, que se viva en zona rural o que el tipo de rama de actividad a la que se dedica sea comercio o agricultura, mientras que la probabilidad de deserción disminuye si se es jefe de hogar, contrario a lo esperado; por el número de escuelas o un mayor ingreso per cápita.
Lavado y Gallegos (2005) parten del supuesto de que el padre debe tomar la decisión de inscribir o no al hijo a la escuela bajo un esquema de costo-beneficio, es decir, si le es redituable o no al padre, un año más de educación para el hijo. La metodología se basa en modelos de duración que miden la probabilidad de riesgo y supervivencia escolar tanto en forma paramétrica como no paramétrica. Los datos son tomados de la Encuesta Nacional de Hogares del 2002 (Cuarto Trimestre) y consideraron a todas y todos los niños peruanos que estuvieron inscritos en algún momento de su vida, al menos en primer grado de primaria. Los resultados paramétricos muestran que la probabilidad de deserción aumenta si el número de alumnos en un grupo crece, si hay rezago educativo, si es niña, si es pobre y vive en zona urbana, si el hogar es encabezado por una mujer y vive en zona urbana, si tiene hermanos en primaria, si vive en zona rural, si viene de un núcleo no familiar y es niño, si son niñas urbanas y sin núcleo familiar; si es esposa del jefe de familia. Pero disminuye si vive en zona rural y la educación del padre aumenta; que viva en zonas urbanas y la educación de la madre aumente, también disminuye si tiene hermanos en secundaria y si el hogar está encabezado por una mujer y vive en zona rural. Dentro de las estimaciones no paramétricas se obtiene que un 19.57% tiene la probabilidad de desertar en primer año de secundaria y esta probabilidad se incrementa a mayor años. En el género si es hombre existe el 18.8% de probabilidad de desertar mientras que en las mujeres 21.5%, si se vive en zona urbana es de 14.4% y en zona rural 35.5%, finalmente si se ubica el adolescente en extrema pobreza la probabilidad de desertar es de 35.6%, pobreza no extrema es de 20.9% y hogares no pobres de 11.1%.
Montero (2007) analiza, al igual que Sapelli y Torche (2003), la deserción escolar y el trabajo como variables relacionadas pero con comportamientos diferentes. Actualiza la base con datos de la CASEN, del año 2003, para jóvenes chilenos entre 14 y 17 años de edad, los resultados que muestra son consistentes con los de Sapelli y Torche y concluye, principalmente, que el ingreso no tiene significancia para participar en el mercado y éste se debe condicionar a través  de un subsidio monetario con base en la asistencia o al rendimiento académico del individuo.
Santos (2009) estudia la deserción escolar siguiendo modelos de duración paramétrica y no paramétrica, usados también por Lavado y Gallegos (2005). Para estimar sus modelos recaba datos de la CASEN, para el año
2006, con una muestra de 62,377 individuos que están entre los 6 y 18 años de edad. Los principales resultados no paramétricos son: La probabilidad de deserción es del 14.9% y a mayor edad aumenta esta probabilidad pero tiene un quiebre en la educación media. La probabilidad de deserción si se es hombre es de 15.1% mientras para la mujer es de 14.7%, si se vive en sector urbano 13.9% y en sector rural 21.7% y es más profundo al finalizar la primaria. Si es de un hogar pobre indigente la probabilidad es de 28.4%, un hogar no pobre indigente 20.3% y de hogares no pobres 13.3%. Si es no indígena la probabilidad es de 14.6% pero si es indígena la probabilidad es del 18.3%. Para los resultados paramétricos, la probabilidad de deserción aumenta si se es hombre y  padre, pero disminuye si vive con los padres o con la madre, disminuye si hay un mayor ingreso per cápita, o bien existe si una mayor escolaridad del padre, pero no hay efectos si se vive en zonas urbanas o se considera el ingreso del trabajo medio o la tasa de desempleo.
Vargas y Zevallos (2009) evalúan la probabilidad de deserción, entre niños de 6 a 19 años de edad, medida por  la interrupción de su acumulación de capital humano dada la ausencia del padre o shocks negativos en la familia en general. Ocupan la Encuesta Nacional de Hogares desde el año 2001 al 2006 para el caso peruano. La metodología a seguir es con funciones no paramétricas usando la estimación por Propensity Score Matching. Los resultados más importantes son, de los que perdieron a su padre, el 20.9% desertaron al siguiente año y 9.2% fue por causa de un shock o enfermedad o accidente del padre. A través de la metodología de Average Treatment Effect los resultados muestran que la probabilidad de deserción en caso de fallecimiento del padre y condicionado por acceso al crédito es de 19.9% pero si no hubo acceso al crédito, 25.2%; si no hubo acceso al sistema de pensiones, 29.9%; si es estudiante hombre; 39.%, si es el desertor el mayor de los hermanos, 33.1%, y 56.6% si está en secundaria y con situación de pobreza. La probabilidad de deserción si el padre cae en desempleo y se condiciona con; no acceso al crédito 15.7%, con acceso al crédito no hay efecto, no se tiene sistema de pensiones 10.3%; madre sin acceso a algún sistema de salud; 8.7%; padre sin acceso al sistema de salud, 9.4%; ser pobre, 17.8%; ser hombre, 12.7%; si el niño está en una centro educativo público, 8%; si está en primaria, 9.1%. Finalmente la probabilidad de deserción si el padre cae en una enfermedad o accidente y se condiciona por; pobreza 13%; si no lo está, no hay efecto; no tener acceso al crédito, 9.4%; si el padre no tiene sistema de pensión, 8.4% y si no lo tiene la madre, 7.4%; si la madre no tiene acceso al sistema de salud, 9.1% y si es el padre, 9.9%; si es mujer y está estudiando, 7.2%, que no sea el mayor, 7.4%, si está en primaria 6.8% y si está en un centro estatal, 9.6%.
Este documento plantea indagar con mayor profundidad el análisis de la deserción escolar para la zona sur del estado de Chihuahua y encontrar resultados consistentes con la literatura.

3. Metodología

3.1 Modelo Teórico
Para analizar la probabilidad de deserción escolar se considera un modelo logit bivariado. La variable dependiente toma los valores de Y = 1 cuando es desertor y Y = 0 cuando no lo es. Para este análisis se puede plantear la siguiente ecuación sobre deserción escolar:

donde el subíndice representa al individuo i = 1,...n y X es un vector de variables explicativas que contiene las diferentes características económicas, sociales y culturales del adolescente tanto del no desertor como del no desertor.

La ecuación 1 también se puede escribir como:

La ecuación 2 se le conoce como la función de distribución logística. Tal como lo plantea Gujarati (2005: 595), es sencillo demostrar que si la variable t se encuentra en un valor de -¥ hasta +¥, entonces la variable P oscilará entre 0 y 1. Dado que el modelo no es lineal ni en el vector X ni en las Betas, entonces no se puede ocupar el procedimiento de mínimos cuadrados ordinarios (MCO), aunque este problema puede resolverse linealizándose.

Si P , la probabilidad de ser desertor esta dada por la ecuación anterior, entonces (1 - P ), es la probabilidad i i de no desertar, esto es:

Que se puede reescribir de la siguiente forma:

Ahora P / (1 - P ) es el coeficiente de probabilidades de desertar. Si se toma el logaritmo natural de la
i                      i
ecuación 4, se puede obtener un resultado importante:

Lo que permite encontrar que no solo el vector de las X es lineal sino también lineal en los parámetros.

3.2 Muestra
Para estimar el modelo anterior se consideró levantar una encuesta para los jóvenes tanto desertores como
no desertores, que oscilaban entre la edad de 12 a 15 años de edad y que eran pertenecientes a los municipios de Hidalgo del Parral, Matamoros, Jiménez, Valle de Allende, San Francisco del Oro y Santa Bárbara. El cálculo del tamaño de la muestra se especifica bajo las siguientes condiciones:
•  Nivel de confianza medido en porcentaje
•  Nivel de error aceptable medido en porcentaje
•  Nivel de variabilidad que se calcula al comprobar hipótesis

Para nuestro análisis, durante el ciclo escolar 2007/2008 se tuvo una población total de N = 6400 alumnos, de los cuales, 907 fueron desertores (D) y 5494 no desertores (ND).
La fórmula para obtener el tamaño de muestra sin ajustar fue:

donde;
Z = Nivel de confianza
E = Margen de error
p (1 – p ) = Varianza

A un nivel de confianza de 95%, un margen de error de 0.05, y varianza máxima de 0.25, los resultados
fueron:

N= 385

El tamaño de muestra sin ajustar es de 385, para ajustarla se siguió con la siguiente fórmula:

Sustituyendo valores:

El tamaño final de muestra es de 364. Después se obtiene un porcentaje para determinar qué tantos individuos pertenecerán a desertores y cuántos a no desertores. Para esto se utiliza una regla de 3:

% de desertores = 907/6400 = 0.14171875
% de no desertores = 5493/6400 = 0.85828125

Por lo tanto
Total de desertores = 364*0.14171875 = 52
Total de No desertores = 364*0.85828125 = 312

Es importante mencionar que la selección de alumnos, tanto desertores como no desertores fue de forma aleatorio y se consideró las 23 escuelas secundarias que hay tanto a nivel federal como estatal de los municipios antes mencionados. La base de datos de todas y todos los alumnos que estuvieron inscritos y no inscritos en el ciclo escolar 2006/2007 y 2007/2008 fueron proporcionas por los servicios educativos del estado de Chihuahua, zona sur. La variable dependiente toma el valor de 1 si son desertores y 0 si no lo son, para las variables independientes se consideraron en los padres: sexo, edad, estado civil, jefe del hogar, tipo de trabajo o profesión, su escolaridad y tipo de ingreso. Para el desertor como no desertor se consideró localidad, edad, sexo, número de hermanos mayores, escolaridad de los hermanos, algún tipo de beca, su estado civil, si quiere seguir estudiando o no, motivos de deserción y finalmente, actividad a la que se dedicaba en el momento de la encuesta.

3.3 Resultados
De acuerdo con los resultados de la encuesta, un 82% de los alumnos que ingresaron a secundaria la terminaron, es decir, 18 de cada 100 alumnos no concluyen la educación secundaria considerada dentro del nivel básico en el sistema educativo mexicano.

Un 65% son hombres y el 35% restante son mujeres. Existe un mayor número de hombres que desisten de sus actividades educativas. Los principales motivos de deserción del alumno son: la falta de interés y problemas familiares, ambos con un 23%, dificultades económicas (19%), bajo rendimiento escolar (15%), después con el 8% la maternidad/paternidad de la persona, un 4% motivos de enfermedad, trabajo y quehacer del hogar, finalmente el transporte escolar no fue motivo de deserción. Dentro de estatus civil, 88% es soltero, 8% es casado y 4% vive en unión libre.
Las actividades que realizaba al momento de la encuesta fueron, el 65% trabajaba, el 27% realizaba alguna otra actividad y el 8% estudiaba algún curso u otro no relacionado con la educación secundaria. Cabe mencionar que ningún desertor encuestado pensaba seguir estudiando o retomar los estudios y ninguno contaba con beca o apoyo económico en el momento de cursar la escuela.
Para conocer si la historia generacional influye en la toma de decisiones de una persona para dejar o no sus estudios, se encuestó a los alumnos sobre su situación familiar. En promedio la mayoría tiene dos hermanos (38%), un 35% tiene un hermano, 19% es hijo único y por último sólo el 8% tiene 3 hermanos. Casi la totalidad de los hermanos de los alumnos desertores se encontraban entre secundaria incompleta y bachillerato incompleto, por lo tanto, los hermanos pueden servir de referencia para conocer la futura situación de los estudiantes.
Además de la escolaridad de los hermanos, la de los padres puede tener una amplia relación con las actividades escolares de los hijos, (Vera, Huesca y Laborín, 2011).     Un 36% de los padres tiene completo el grado de secundaria, (nivel al que llegaron sus hijos), le sigue la secundaria incompleta con un 20%; primaria completa 16% y con 12% bachillerato completo y primaria incompleta. En promedio el nivel de secundaria entre los padres predomina. El empleo de los padres resulto ser, con un 38% ayudantes, peones y similares en el proceso de fabricación industrial, superando ampliamente a los otros sectores. En cuanto al ingreso un 33% gana entre
1245.90 y 3737.7 al mes, el 27% gana apenas los 1245.90 pesos y un 20% entre 3737.7 y 6229.5. En un  77% el padre es el jefe de familia y la madre con un 15% seguido de algún otro con un 8%.
Si bien los resultados de la encuesta muestran datos importantes, se requiere saber que variables influyen sobre la probabilidad de desertar y de alguna manera poder ser evaluados y buscar prontas respuestas, para ello a continuación se muestra el modelo econométrico.
Para el análisis econométrico se consideró el siguiente modelo:

donde des es una variable dummy igual a 1 si el alumno i desertó; spf es una variable dummy del sexo del padre de familia siendo 1 si se trata de una mujer y 0 si es hombre; epf es la edad del padre de familia en años; pcas es una variable dummy igual a 1 si el padre está casado, 0 si es soltero, viudo o divorciado; escolp mide la escolaridad del padre de familia en años; ning3 es una dummy igual a 1 si el ingreso mensual es igual o mayor a
3 salarios mínimos ($3737.7 mensuales); numh corresponde al número de hermanos mayores del alumno i; edad mide la edad del alumno i en años; sexo es una variable dummy igual a 1 si el alumno i es mujer; y ecalum es una variable dummy igual a 1 si el alumno i está casado o en unión libre.
La matriz de correlación (Cuadro 1) muestra que las variables tienen la relación esperada entre las variables independientes y la variable dependiente. Al respecto es interesante ver que se presentan correlaciones positivas entre la deserción y el género del padre de familia (si es mujer el jefe del hogar), el número de hermanos, la edad, género y estado civil del alumno. Entre estas, los mayores coeficientes de correlación son los de deserción y el estado civil del alumno (.2499) y la deserción y la edad del alumno (.2495).
Por su parte, se presentan correlaciones negativas entre la deserción y la edad, escolaridad y el estado civil del padre de familia (si está casado), así como con el nivel de ingreso de la familia (si es igual o mayor a tres salarios mínimos). De estas correlaciones, la mayor corresponde a la deserción y la escolaridad del padre de familia; a esta correlación sigue el de la deserción y el nivel de ingreso de la familia y el estado civil del padre de familia.
La magnitud y efecto de los coeficientes de correlación entre las variables independientes y la dependiente sugieren que la deserción es debida principalmente al estado civil que tiene el alumno y a su edad más que al nivel de ingresos de la familia. Al respecto, es interesante observar que la mayor correlación que se presenta corresponde a la escolaridad del padre de familia y el nivel de ingreso, siendo ésta de .3920. Asimismo, se presenta una correlación relativamente alta entre el número de hermanos y la edad del alumno con la edad del padre de familia, siendo estas .3250 y .2417 respectivamente.

Al correr el modelo mediante el método logit, se obtienen los resultados mostrados en el Cuadro 2. Se aprecia que el modelo en su conjunto es estadísticamente significativo, es decir, que el modelo explica significativamente la variable dependiente. Todas las variables (exceptuando escolp) tienen el signo esperado, aunque de entre todas las variables incluidas sólo cinco resultan significativas al nivel individual.
La variable spf indica que el hecho de que el jefe de familia sea mujer incrementa la probabilidad de deserción, aunque esta variable no es estadísticamente significativa. Por su parte, la variable epf es significativa e indica que a mayor edad del jefe de familia, menor la probabilidad de deserción del alumno. La variable pcas indica que si el jefe de familia está casado, menor la probabilidad de deserción; esta variable no resultó significativa como se esperaba. La variable escolp tiene el signo contrario al esperado aunque no es estadísticamente significativa; cabe mencionar que la correlación entre esta variable y la deserción es negativa conforme a la teoría.
La variable ning3 es significativa e indica que si el alumno vive en un hogar donde el jefe percibe 3 o más salarios mínimos, la probabilidad de deserción disminuye. Esto viene a corroborar parte de la literatura (Bucheli y Casacuberta, 2000; Melis et al., 2005; Santos, 2009). Asimismo la variable numh es significativa e indica que entre mayor el número de hermanos mayores, mayor la probabilidad de deserción. También la variable edad es significativa mostrando que entre mayor sea el alumno mayor la probabilidad de que deserte, este resultado es consistente con trabajos como los de Sapelli y Torres, (2003); Melis et al, (2005) . Por su parte la variable de género indica que la mujer tiene mayor probabilidad de desertar, aunque no es estadísticamente significativa. Por último, la variable ecalum es la variable más significativa y con el coeficiente mayor, indicando que si el alumno está casado o vive en unión libre, aumenta considerablemente la probabilidad de deserción que viene a reafirmar los trabajos de  Sapelli y Torche (2009) y Santos (2009) aunque contrario a lo encontrado por Melis et al (2005).
Considerando el argumento que si un hermano deserta es mayor la probabilidad que haya deserción por parte del alumno, se creó una variable dummy que fuera 1 si alguno o algunos de los hermanos tuvieran la primaria, secundaria o bachillerato incompletos. Al respecto no se encontró evidencia de que el hecho de que un hermano del alumno deserte influ ya en su propia deserción, aunque la correlación sea positiva.
Posteriormente se consideraron distintas variables de percepción de motivos de deserción. De ellas, las variables de problemas económicos y familiares resultaron estadísticamente significativas y positivas en la deserción del alumno.

Efectos marginales
El Cuadro 3 muestra el efecto en la probabilidad de que un alumno deserte por un cambio en cada variable independiente, manteniendo las demás variables constantes en sus valores medios.
Se puede observar que los efectos marginales de las variables epf, numh, edad y ecalum son estadísticamente significativos al 95%; el efecto de las variables ning3 y mpfam son significativos al 90%. Interpretando estos efectos marginales, y recordando que las demás variables permanecen constantes en sus valores medios, se encuentra que si aumenta en una unidad la edad del padre de familia, se espera que la probabilidad de que deserte el hijo disminuya en .01; aunque este coeficiente es significativo, el efecto es muy pequeño.
Asimismo, si la familia donde se encuentra el alumno pasa de percibir dos o menos salarios mínimos a tres o más salarios mínimos, la probabilidad de que deserte el individuo disminuye en .10. Por otra parte, si el número de hermanos aumenta en uno, la probabilidad de que deserte el alumno aumenta aproximadamente en .07. De la misma manera, si la edad del alumno aumenta en un año, la probabilidad de que deserte aumenta en .09.
Por último, los mayores efectos marginales están en función del estado civil del alumno y la percepción de problemas familiares: si el alumno se casa o se constituye en unión libre, la probabilidad de que deserte aumenta en .74; por su parte, si el alumno manifiesta tener problemas familiares, la probabilidad de desertar aumenta en .41

Conclusiones
La definición de deserción escolar no es simple por su naturaleza, sin embargo se puede detallar dependiendo del análisis que se está estudiando. Al mismo tiempo, el hecho de que existan diferentes metodologías para estudiar el fenómeno de la deserción escolar, ninguna de ellas en mejor que otras, más bien  depende de cómo se quiera abordar.
La deserción escolar es un problema que recae no solo en el alumno desertor sino en la responsabilidad de la escuela, las autoridades administrativas y los padres de familia. Los resultados encontrados en la encuesta sobre la zona sur del estado de Chihuahua muestran que la deserción escolar está enfocada a diversos factores. Entre ellos resulto que la edad del alumno es crucial para la deserción, a mayor edad existe mayor deserción, mientras que a mayor ingreso de los padres de familia menor son los alumnos que desertan. Es sorprendente encontrar que ningún desertor recibió algún tipo de beca. Cuando el jefe de familia es mujer, la proporción de desertores es mayor y finalmente a menor educación del padre, mayor es el número de desertores. Los factores que motivaron más la deserción escolar fueron problemas familiares y económicos, en la misma proporción.
Los resultados encontrados en la aplicación del modelo econométrico son consistentes con la literatura, tal es el caso de que un mayor ingreso (encima o igual a tres salarios mínimos) la probabilidad de desertar es menor, mientras que si se tiene un ingreso entre 1 y 2 salarios mínimos, la probabilidad de desertar es mucho mayor. Por otro lado, el mayor número de hermanos conlleva a una mayor probabilidad de desertar, el tener mayores problemas familiares y económicos la probabilidad de deserción tiende a incrementarse, una mayor edad del alumno mayor es la probabilidad de desertar y, finalmente, si el alumno se encuentra casado la probabilidad de desertar es mucho mayor.
Lo más latente de todo lo anterior, es que dentro del estado de Chihuahua, en el nivel de secundaria, la Secretaria de Educación y Cultura no tenga un mecanismo de seguimiento y reincorporación al sistema educativo, y mucho menos, un programa que permita evitar la deserción temprana de los estudiantes.
Algunas de las recomendaciones que se hacen para evitar la deserción escolar son la de generar un mecanismo de seguimiento sobre alumnos desertores y preguntar las causas que lo motivaron a hacerlo, elaborar modelos probabilísticos que permitan plantear políticas educativas para el pronto combate a la deserción y promover estímulos económicos a los alumnos más vulnerables de deserción a través de un subsidio condicionado.

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