ESTRUCTURA DEL EMPLEO

María Irma Jarquín Ávila
Eduardo Meza Ramos

CAPITULO II.

Marco teórico

Al mercado de trabajo se le ha descrito de muy diversas maneras, pero hay tres escuelas que han logrado difundir con más fuerza su noción de este mercado, ellas son: la clásica; la perspectiva neoclásica, que establece la Interacción entre oferta y demanda de trabajo, para explicar aspectos como desempleo, inflación de salarios, salario mínimo, y la corriente institucionalista, que es abordada por Piore, a través del mercado dual del trabajo, es decir abordando el mercado de trabajo a partir de los sectores primario y secundario. Pero caracterizándolo tanto por elementos relacionados   con   la   demanda   de   trabajo,   tecnología,   como   por   elementos relacionados con la oferta, subculturas laborales.

En los últimos años la legislación sobre trabajo ha registrado numerosos cambios que han afectado al crecimiento de la masa de desocupados de manera progresiva, se dice que existen 195 millones de desocupados en el mundo, la mitad de ellos jóvenes, González, (2008) que no han sido beneficiados por las transformaciones económicas y tecnológicas de los últimos años.

Respecto a cómo revertir esa situación, se reconoce que no hay una sola y única teoría y que las políticas inspiradas en ellas para hacer frente al desempleo y a la precariedad tienen efectos muy diferentes, tanto a corto como a mediano y largo plazo,  Campos  (2004)  plantea  que  se  dispone  de  una  construcción  teórica sumamente fragmentada del mercado de trabajo, tan dispersa que es difícil asegurar que realmente exista una teoría sobre el mercado de trabajo; ya que desde 1970, Michel Piore, uno de los estudiosos fundamentales de esta temática, argumentaba sobre la necesidad de construir “la teoría contemporánea del mercado de trabajo” Piore, (1970) lo cual sin embargo es un afán que no se ha cumplido.

El enfoque clásico se proponía explicar la sustentabilidad y el desarrollo en el tiempo de la economía basada en la división del trabajo, es decir de las condiciones bajo las cuales cada unidad productiva era capaz de reponer su stock inicial de medios de producción y subsistencia, para continuar la actividad, la distribución del ingreso y su relación con la acumulación y el rol del progreso técnico.

En torno al mercado laboral, planteó Lewis, A. (1963) que los clásicos, desde Smith hasta Marx, argumentaron que con tipos de salario de subsistencia, podía disponerse de una oferta ilimitada de mano de obra. Posteriormente se analizó cómo crece la producción a lo largo del tiempo y explicaron la acumulación del capital, en términos de la distribución de la renta. Los sistemas clásicos determinaban así, de una forma simultánea, la distribución y el crecimiento de la renta, considerando como un subproducto menos importante los precios relativos de los bienes. El interés en los precios y en la distribución de la renta sobrevivió en la era neoclásica, pero la mano de obra dejó de ser ilimitada en cuanto a su oferta y no se esperó ya que el modelo formal del análisis económico explicara la expansión del sistema en el tiempo.

Analizando por sectores económicos, en concordancia con la teoría dual, destaca históricamente la aportación de la agricultura al desarrollo, pero se le ha considerado como de proveedora de “excedentes”, de mano de obra, divisas y ahorro interno, para impulsar el desarrollo industrial. Negando que fuera una fuente de crecimiento del ingreso por sí misma. En cambio las economías nacionales proponen favorecer con subsidios a la industria, mediante la imposición de impuestos de manera implícita o explícita, sobre la agricultura, lo  cual deprimiría  sus perspectivas de  crecimiento, según Furtado, C. (1976) al referirse al caso de México señala que desde 1940, la política agrícola sistemáticamente ha perseguido el objetivo de incrementar los excedentes agrícolas extraídos para favorecer el consumo urbano o la exportación.

El enfoque de un papel limitado de la agricultura en el desarrollo económico no se circunscribió a los economistas latinoamericanos. Se ha usado como la componente central del “modelo de la economía dual” de John Fei y Gustav Ranis, que se podría aprovechar para explicar la demanda de trabajo en Nayarit, por el número de trabajadores y de población que tienen relación con esa actividad fundamental.

En otro orden de ideas, el modelo de Solow, R. (1956) propuso la función de producción agregada como contabilidad de los componentes del crecimiento económico,  que  supone  que  la  producción  agregada  se  obtiene  utilizando  dos factores, capital y trabajo: Y = F(K, N), en donde Y es la producción agregada, K el capital, que representaría las máquinas, plantas, edificios de oficinas y viviendas de la economía y N el número de trabajadores que hay en la economía Blanchard (2004: 233). La función de producción agregada depende del estado de la tecnología, por lo cual un país que tenga una tecnología más avanzada podría producir más con las mismas cantidades de capital y trabajo que una economía que solo tenga tecnología primitiva.

En un sentido más amplio la tecnología no solo contabiliza la cantidad que se produce en una economía, sino que también depende de cómo se gestionen las empresas, la organización y la sofisticación de los mercados y el orden jurídico y del grado en que se vele por el cumplimiento de la legislación, de la situación jurídica entre otros.

Un modelo de este tipo tiene la propiedad conocida de los rendimientos decrecientes, lo cual implica que dado el trabajo, el capital tiene rendimientos decrecientes: los aumentos del capital generan un aumento cada vez menor de la producción a medida que aumenta el nivel de capital, en tanto que dado el capital, el trabajo tiene rendimientos decrecientes, ya que los aumentos del trabajo generan un aumento cada vez menor de la producción a medida que aumenta el nivel de trabajo.

Hacia el año de 1970, Solow formalizó su modelo que influyó para que en el sistema económico predominante se reconociera a la productividad, en el largo plazo, como la fuente esencial del crecimiento económico y consecuentemente del progreso material de la sociedad (Mokyr, 1990). Por ello la discusión teórico-metodológica sobre los factores contribuyentes al incremento de la productividad constituyen un tema decisivo de investigación para la ciencia económica, Castells, M. (2006).

Por  otra  parte,  el  desempleo  involuntario  es  visto  como  un  estado  temporal,  de acuerdo a lo planteado por Mungaray A. y J. Ocegueda. (1999). La experiencia y la capacitación  adquirida  en  el  lugar  de  trabajo,  son  fuente  del  desarrollo  de  la calificación de la mano de obra, factores que contribuyen a elevar la productividad con la cual los ingresos laborales se han incrementado (Mendoza, J. 2002).

En general la función de producción describe que un factor de producción a corto plazo, indica cómo el producto que puede obtenerse se mueve al variar el empleo de trabajo, manteniendo todo lo demás constante. La función de producción a corto plazo indica como varía el PIB real al modificar las horas totales de trabajo manteniendo los otros factores de producción y la tecnología constantes. Por otra parte el producto marginal del trabajo, es decir el aumento del PIB real que resulta de un aumento de una hora del insumo de trabajo, decrece al aumentar el insumo del trabajo.

Pero si se centra la atención en los empleos de las ramas modernos de la economía, Roncaglia, A. (2006) plantea un modelo que describe la riqueza de las naciones por el ingreso  per capita,  más  que  por  el  ingreso  total,  para  ello  identifica  al  producto nacional con Y, a la población con N, a la productividad por trabajador con q, y al número de trabajadores productivos con L, dado que por definición q=Y/L, multiplicando esta identidad por L, y dividiendo entre N obtenemos: Y/N= q L/N. ecuación que indica que la riqueza de las naciones depende de dos elementos: la productividad del trabajo y la parte de trabajadores productivos sobre la población total.

Por otra parte en el modelo de la oferta agregada, Dornbusch, R. et al (1998) señala que  la  teoría  de  la  oferta  agregada  es  una  de  las  áreas  menos  exploradas, entendibles, ajustadas de la macroeconomía y a estas fechas no se comprende totalmente por qué los salarios y los precios tardan en ajustarse, aunque se plantea que tienen algunas ideas razonables. Al parecer el mercado de trabajo se adapta lentamente a las variaciones de la demanda agregada, la tasa de desempleo no se encuentra siempre en el nivel natural y la producción varía cuando varía la demanda agregada. A pesar de ello todos los modelos modernos, por muy distintos que sean sus puntos de partida, tienden a llegar a la conclusión de que a corto plazo la curva de oferta agregada es plana, pero a largo plazo es vertical.

Sin embargo en el análisis del mercado laboral se debe abordar el empleo y el desempleo Keynes J. (1936) afirma que el desempleo puede deberse a una insuficiencia de la demanda y no a un desequilibrio en el mercado de trabajo. Esta insuficiencia  se  puede  producir  porque  la  inversión  planeada,  la  inversión  que quisieran realizar los empresarios, es menor que el ahorro disponible. Éste constituye una salida de dinero del flujo circular de la renta, creada mediante la producción de bienes y servicios y utilizada para comprar esos mismos bienes y servicios. Esta salida de ingresos reduce el nivel de demanda agregada. La inversión real, también llamada formación de capital, que es la que permite producir maquinaria, fábricas o viviendas, tiene el efecto contrario —supone una entrada de dinero en el flujo circular de la renta— por lo que tiende a incrementar la demanda total de bienes y servicios.

El modelo keynesiano subraya la importancia de las variaciones en el nivel de producción y empleo como movimientos equilibradores que permitirían igualar la inversión y el ahorro, determinándose así el nivel de equilibrio de la renta nacional total y de la producción nacional. Pero éste no tiene por qué corresponderse con el punto en que la oferta de trabajo es igual a la demanda.

La  revolución  keynesiana  implica,  en  la  terminología  macroeconómica,  que  el mercado de bienes estaría en una situación de equilibrio de subempleo al no permitir el equilibrio del mercado de trabajo. Por lo tanto, en este último, los empresarios no contratan a los trabajadores que necesitarían para maximizar beneficios si hubiera suficiente demanda en el mercado de bienes, porque al parecer la mano de obra desempleada  representa  una  demanda  potencial  de  bienes  que  no  puede  ser percibida por las empresas.

La demanda de trabajo, es una demanda derivada. Una demanda derivada es una demanda de un factor productivo, que se da por la demanda de bienes y servicios producidos por la participación del factor trabajo. La demanda derivada de trabajo (y de los otros factores demandados por las empresas) está motivada por el objetivo de la empresa, que es la maximización de los beneficios, dicho de otra manera, la empresa  que  maximiza  sus  beneficios:  produce  la  cantidad  en  la  que  el  costo marginal es igual al ingreso marginal. Principio que se mantiene para todas las empresas con independencia de si operan en competencia perfecta, competencia monopólica, oligopolio o monopolio. Brambila (2002) una empresa que maximiza beneficios contrata la cantidad de trabajo que puede elaborar la producción que maximiza los beneficios.

La teoría (microeconómica) supone que tanto empresa como trabajadores son tomadores de precio. Pindyk y Rubenfeld (1999) por lo que bajo el supuesto de competencia perfecta no se pueden cambiar los precios (a la baja la empresa, ni a la alza los trabajadores).

Las fuerzas sociales en ocasiones afectan el salario, pues a veces lo fijan partiendo de que tipo de trabajador esta participando, por cuestión de genero, es decir sí es mujer u hombre, si es mujer, y sí está en edad de procrear1F. También responde aveces a normas familiares y culturales, en la búsqueda de estatus social a veces no importa el salario que se va a recibir.

En lo que se refiere a la demanda de mercado, la demanda de trabajo de mercado, es la  demanda  total  de  todas  las  empresas  y  en  el  análisis  se  debe  observar  la elasticidad de la demanda de trabajo, la cual depende de: a) La intensidad de uso de trabajo en el proceso de producción, b) la elasticidad de la demanda del producto y, c) la posibilidad de sustituir capital con trabajo.

2 Aclarando, que algunas empresas se reusan a la contratación de la mujer, porque la empresa está en la búsqueda de maximizar sus ganancias, optimizando sus recursos, si bien la Constitución politica particularmente el derecho laboral, establece que cuando la mujer está en el período de gestación o lactancia, tendrá un tiempo de 90 días de incapacidad, además de contar con un tiempo de lactancia, días de descanso según la empresa como esos dias no se trabajan, repercuten en la optimización de la producción y como consecuencia de la ganancia.

El análisis de la oferta de trabajo, Parkin, M. y G. Esquivel (2001) parten de que las personas  pueden  asignar  su  tiempo  entre  dos  actividades  generales:  ofrecer  su trabajo y disponer de su tiempo libre, considerando en tiempo libre todas las actividades distintas a ofrecer trabajar (incluyendo el ocio). Pero ¿cuánto trabajo ofrecer? la respuesta se ubica en que dependerá de la tasa salarial. Por el efecto sustitución se sostiene que cuánto más alta sea la tasa salarial ofrecida, al menos dentro de un cierto rango, mayor será la cantidad de trabajo que se ofrece, el cual se va en contra del efecto ingreso, ya que cuanto más alta sea la tasa salarial, mayor serán los ingresos, y por lo consiguiente se reduce el tiempo libre u ocio.

La oferta de mercado, se refleja en una curva de oferta de trabajo del mercado, sumando las curvas de oferta individuales. Recuérdese, que la oferta de mercado, es la sumatoria que cada individuo hace, y que para este caso es la sumatoria individual que cada trabajador ofrece al oferente o empresario que necesita de la fuerza de trabajo para la reproducción del factor capital.

La oferta de trabajo cambia y la han incrementado por: a) el tamaño de la población adulta, el cambio tecnológico y la acumulación de capital en la producción de los hogares. La oferta y la demanda al igual que en otros análisis busca el equilibrio, entre los factores de la producción: el capital representado por los empresarios y el salario que recibirán los trabajadores.

Pero el mercado de trabajo también se puede abordar desde la teoría del capital humano (1993) que plantea que el nivel de educación determina los ingresos de los trabajadores a lo largo del ciclo laboral. Pero también se conciben como el conjunto de empresas que producen un mismo producto o un conjunto de productos relacionados entre sí, Cabral, L. (1997) propone que al abordar el empleo, se debe abordar el desempleo; en la perspectiva de la síntesis neoclásica se reivindica el principio clásico de autorregulación del mercado, pero también la utilidad de la política para  acelerar  el  ajuste  e  inducir  los  niveles  de  crecimiento  deseables.  Sus argumentos, sostienen que la economía tiende de manera natural al equilibrio con pleno empleo.

El estudio de la demanda laboral cobra relevancia porque la apertura comercial de México que se concretizo en el Tratado de Libre Comercio de América el Norte (TLCAN) pactado formalmente en el 2004 y la profundización del proceso de globalización económica, que ha intensificado la participación de fuerza de trabajo más calificada en las actividades productivas. Al respecto existen investigaciones recientes  sobre  los  premios  a  la  educación  en  México,  además  muestran  la vinculación durante los años noventa del grado educativo y los ingresos salariales en la mayoría de los estados del país (Rojas et al, (2000). Las nuevas tecnologías están provocando cambios profundos en los procesos productivos y en la gama de bienes y servicios disponibles.

Particularmente la situación de la economía local de Nayarit, podría explicarse con el modelo clásico modificado, de Lewis y sus seguidores, Ranis y Fei (1961), quienes adoptan el supuesto de oferta ilimitada de mano de obra, soportada en el crecimiento demográfico, las mujeres, el sector de subsistencia y el desempleo tecnológico, descrito por Peralta, E. (2005) para evaluar la carrera entre oferta laboral y empleo formal.

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