 
                
  Los intentos por lograr una  moneda única no son tan nuevos como se imagina, en América Latina y otras  regiones del mundo se emprendieron antes otros proyectos de integración  comercial y financiera. 
  Durante la crisis de los años treinta, frente a la  extrema dificultad para obtener divisas, Hjalmar  Schacht, entonces ministro de economía y finanzas de Alemania,  presentó un sistema pionero de comercio compensado que posibilitara a los  países incrementar sus intercambios, sin la necesidad de utilizar solamente la  moneda de referencia internacional. 
  Sin embargo el primer sistema monetario regional fue creado  en Europa, en 1950, la Unión Europea de Pagos (UEP), un convenio de créditos  recíprocos fundamental en la construcción de la Unión Europea.1  
  Por tal razón, la  experiencia más desarrollada hasta ahora se ha realizado en Europa, donde los  sucesivos gobiernos tardaron varias décadas en recorrer el camino que los  condujo finalmente a la puesta en circulación del euro, como moneda única en  una amplia zona de estados intracomunitario. Además el ejemplo europeo no  significó el único; África con la denominada Comunidad Económica y Monetaria de  África Central, la cual fue creada para garantizar una estrecha cooperación  entre estos, promover las iniciativas nacionales para la eliminación de la  trabas al comercio intracomunitario, complementándose con otras regiones de  África Occidental, posee este mecanismo. También se cuenta  en la historia con la experiencia de la  antigua ex –URSS y el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) con la  participación de los países socialista de Europa Oriental y Mongolia.  Posteriormente adheridos Cuba y Vietnam con la creación de una unidad de cuenta  común denominada rublo transferible y  como soporte institucional de este sistema se constituyó el Banco Internacional  de Colaboración Económica (BICE) encargado de ejecutar los pagos entre los  países miembros.
  En lo que se refiere a  América Latina, ha habido varios intentos para lograr distintos tipos de  acuerdo sobre el uso de monedas comunes en las transacciones comerciales de la  región. En Centroamérica, de 1961 a 1993 funcionó la Cámara de Compensación  Centroamericana (CCCA), que tenía como objetivo promover el uso de las monedas  centroamericanas en las transacciones comerciales y financieras entre los  países del istmo, mediante la composición y el crédito reciproco a través de  sus bancos centrales. Con ese propósito se creó una unidad de cuenta denominada  Peso Centroamericano (PC). 
Hasta 1980 la (CCA) permitió  liquidar las operaciones compensadas sin tener que recurrir al uso de divisas  para realizar los pagos entre los países centroamericanos. Sin embargo la  crisis económica y política que afectó esta región a finales de los años  setentas y durante la década de los ochentas, trajo como consecuencia  modificaciones en las políticas cambiarias de los países miembros de la CCCA  sobre la valuación de los tipos de cambio y acumulación de saldos que no se  liquidaban. Todo esto generó una gran desconfianza en este mecanismo, dando  paso a la realización del comercio en forma privada mediante pagos en dólares  con lo cual la CCCA perdió vigencia y fue finalmente disuelta en 1993.
  En la región funciona  actualmente el llamado Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos (CPCR) dentro  del marco de la Asociación Latinoamérica de Integración (ALADI) suscrito en  1982, al cual pertenecen 12 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia,  Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y  Venezuela y el último miembro en ingresar en la asociación fue Cuba, en 1999  pero no pertenece en ese mecanismo), y cuenta con un mecanismo de compensación  multilateral y un sistema de garantías. 
  El Banco Central de Reserva  del Perú actúa como agente del sistema y efectúa la compensación multilateral,  pero la Reserva Federal de Nueva York es el corresponsal común a través de la  cual se liquidan los saldos a acreedores y deudores, lo que refuerza el papel  hegemónico de la moneda de Estados Unidos en la región; de manera que no podría  aseverarse que este es un mecanismo que coadyuve a una integración netamente  latinoamericana.” 2 
  El Convenio de Pagos  y Créditos Recíprocos (CPCR)  del ALADI, se planteó como principal objetivo la subutilización de dólar  estadounidense en el comercio intra-regional para canalizar el  ahorro de reservas en dicha divisa y que pudieran ser utilizadas eficientemente  en el desarrollo del aparato productivo de la región. “Evidentemente ese  mecanismo no le convenía para nada a Estados Unidos, que veían la acelerada  pérdida del poder de señoreaje del dólar. La reacción estadounidense se dio de  forma clara y contundente en el llamado Acuerdo de Basilea, en 1988. El Fondo  Monetario Internacional (FMI), organismo controlado por el gobierno  estadounidense, pasó a desestimular el Convenio. En Brasil, el gobierno de  Fernando Henrique Cardoso fue uno de los primeros en restringir su utilización.  No tardó mucho para que Argentina y otros países hicieran lo mismo. Sin las  principales economías de la región, el mecanismo perdió fuerza y prácticamente  desapareció: en el año 2003, solamente el 1,5% de las importaciones  intra-regionales fueron realizadas a través del Convenio ALADI. […] En 2003, el  presidente Lula da Silva, de Brasil,  retiró las restricciones al Convenio ALADI. 
  A partir del año  2004, Venezuela intensificó como ningún otro país la utilización de ese  instrumento. Desde entonces se ha notado una reactivación del mecanismo: en  2008, representó casi un 9,0% de las importaciones intra-regionales. Pese a la  mejora, el Convenio sigue totalmente subutilizado, además de no contemplar casi  ningún país de América Central y del Caribe.” 3 
  En lo que se refiere al  Caribe, seis países independientes (Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San  Cristóbal y Nieves, Santa Lucia, San Vicente y las Granadinas) y dos  territorios de Reino Unido que se encuentran en el Mar Caribe (Anguila y  Montserrat), utilizan el dólar del Caribe del Este –  emitido por el Banco Central del Caribe Oriental que opera desde San Cristóbal  y Nieves – cuyo tipo de cambio está vinculado con el  dólar de Estados Unidos. Estos países constituyen una unión monetaria desde  1983, denominada Unión Monetaria del Caribe Oriental (UMCO).4  
  Asimismo en esencia, se  proyecta actualmente bajo características distintas la reciente iniciativa del  Sistema de pagos en Monedas Locales, (SML), entre Argentina y Brasil, para  fijar bandas de fluctuación entre el real y el peso argentino en su comercio  bilateral y como paso previo hacia una negociación con Uruguay y Paraguay,  donde se discute la factibilidad de una moneda única para las operaciones del  MERCOSUR renunciando al dólar; no obstante el bloque mantiene una relación  indirecta con la moneda estadounidense, buscan paulatinamente ir avanzando  hacia una progresiva desdolarización de sus intercambios comerciales. Por otra  parte cabe destacarse que el  SUCRE tiene como base y antecedente histórico fundamental, la inspiración  última en el Plan Keynes,5  presentado por el economista inglés en la conferencia de Bretton Woods como  alternativa al Plan White, representativo de los intereses de EEUU y que fue el  finalmente aprobado y puesto a funcionar. El “Plan Keynes” consistía en la creación de una Unión internacional  de Compensaciones, cuya sigla en ingles es “International Clearing Union” (ICU) – con  funciones similares a la de un Banco Central Mundial que emitiera una moneda  universal denominada “Bancor”6  para ser utilizada como  unidad de cuenta en transacciones internacionales (no como moneda física),  también preveía la creación de un fondo monetario internacional encargado de gestionar el  Sistema y con la creación de un doble fondo financiero, constituido con  aportaciones de todos los países miembros. El objetivo de ese fondo7  sería doble: 
  El  Sistema Unitario de Compensación Regional, cuyo acrónimo es SUCRE,  de un lado constituye expresión de la voluntad política de los países miembros del  ALBA en aunar esfuerzos en pro de avanzar en la construcción de un nuevo orden  financiero y económico internacional, en el que prevalezcan los principios de  cooperación, solidaridad, complementariedad, respeto a la soberanía y a las  políticas de inclusión social. Pero el SUCRE en su esencia económico-financiero  es la constitución de un sistema de pagos internacionales que se basa en  la utilización de una moneda virtual, que cumple el papel de unidad de cuenta  común para el registro de las operaciones canalizadas y las correspondientes liquidaciones  de los pagos resultantes entre los bancos centrales de los países  participantes. Asimismo, la utilización de esta moneda virtual generaría liquidez  a partir de su esencia fiduciaria, lo cual amplía la capacidad de importación  de los países participantes por sobre sus posibilidades limitadas a sus  tenencias de dólares, convirtiéndose así en una herramienta básica para  promover el incremento del comercio recíproco. Es  decir es un mecanismo de nuevo tipo y de relacionamiento comercial y financiero  internacional que solo puede darse en condiciones de un modelo de cooperación e  integración tipo ALBA.
  La iniciativa para esta propuesta de integración orientada a fortalecer los  lazos comerciales entre los países miembros del ALBA-TCP, surgió en la ciudad  de Caracas, el día 26 de noviembre de 2008, durante la III Cumbre  Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno del ALBA-TCP. Y el Acuerdo  Marco para la creación del SUCRE, fue aprobado por unanimidad por los Estados  que conforman el ALBA-TCP, el 16 de abril de 2009, en la VII Cumbre del ALBA,  realizada en Cumaná, dando  extensión meses después durante los días 16 y 17  de octubre de 2009 en la ciudad  de Cochabamba con la culminación de la  firma del Tratado Constitutivo del SUCRE. Sin  embargo verdaderamente el SUCRE nace  el 27 de enero de 2010  después de la fase experimental  de implementación del sistema y la entrada en vigencia del Tratado Constitutivo  del mismo, cuando se instaura el Consejo Monetario Regional (CMR). Realizándose  el primer directorio del (CMR) y la emisión primaria de 152 millones de sucres.  El 3 de febrero de 2010 se materializa el sistema con la realización de la primera  operación comercial encauzada a través del SUCRE con la exportación de arroz de  Venezuela a Cuba, y de esta forma la conformación  de una moneda regional en América Latina pasó de ser una idea a convertirse en  realidad. 
  El  SUCRE como novedoso mecanismo de integración, nace en un contexto económico marcado  por severas crisis económicas y financieras que afecta no solo la estructura de  la periferia sino, también a los principales centros del poder económico  mundial. 
  El rápido avance y la capacidad de respuesta dentro  de los acuerdos tipo ALBA en materia financiera, ha enfatizado la necesidad de  luchar contra la pobreza y la exclusión social,  reducir las asimetrías y desarrollar nuestros aparatos productivos; de tal  manera que garantice los intereses de los pueblos latinoamericanos; también surge por necesidad lograr una nueva arquitectura financiera  regional que sirva para mitigar los efectos de futuras crisis financieras. 
  Genuinamente  el SUCRE, nace para reivindicar la antigua moneda ecuatoriana, que  dolarizó su economía en el 2000, producto de las políticas neoliberales, y a  la vez, rinde tributo al legado histórico que en materia de independencia y  gesta libertaria defendió en vida el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de  Sucre.  Otra de las capacidades del SUCRE se manifiesta en  promover la necesidad de inserción de los países miembros y a la región en la  economía global, a través de la redefinición de sus relaciones comerciales hacia  una dinámica que privilegie el intercambio Sur-Sur, desarticulándose de su  papel histórico como economías extractivas y exportadoras de materias primas y  poniéndonos a la vez en una ventaja de mayor poder de negociación frente a bloques  extra-regionales como es el caso de la Unión Europea.
  El esquema de integración ALBA pretende  con el SUCRE reducir los requerimientos artificiales de obtención de dólares en  el comercio intra-regional y en los mercados financieros, centrándose en  “lograr el desacoplamiento progresivo del dólar estadounidense” y estimular la  integración económica como mecanismo para mitigar o prevenir las crisis  financieras, así como los ataques especulativos, típicos en épocas de  desregulación ilimitada y amplia liberalización. 
  De igual forma, se propone la reducción  de las vulnerabilidades externas de las economías y propiciar el intercambio  comercial como sustento de la unidad monetaria. 
  Así, el SUCRE surgiría menos vinculada a  dinámicas propias de la economía especulativa (caso Bonos de la deuda para el  Banco del Sur) y más relacionada con el sector de la economía real o  productiva.”8 La  importancia geopolítica que significa  en si la utilización del SUCRE en Latinoamérica presupone que “la  integración es un requisito previo para la independencia.”9  Tanto política como económicamente. 
        El SUCRE cuenta con un órgano principal, que es    el Consejo Monetario Regional (CMR), y 3 componentes neutrales: 
a).- Consejo Monetario Regional 
        El SUCRE    operara bajo el control y supervisión de un órgano superior, el Consejo    Monetario Regional. El CMR tendrá como máximo órgano de dirección y decisión    un directorio ejecutivo, integrado por un representante de cada país con    rango de director. También deberá proponer formas y mecanismos de articulación    de las políticas macroeconómicas (sin interferir en las políticas nacionales    de inclusión social) entre los países miembros. Mediante esta función del    CMR, se pretende dotar a los Estados miembros del ALBA de un foro común en el    que puedan analizarse estrategias que le permitan enfrentar de consuno los    grandes riesgos inherentes al actual sistema financiero internacional. El CMR    deberá mantener estrecha coordinación con los bancos centrales, ministerios    de finanzas, ministerio de economía y demás organismos competentes de los    países miembros. Le corresponderá también al CMR, recomendar estrategias para    expandir el comercio y reducir las actuales asimetrías económicas entre los    países miembros.10  
        b).- Unidad de cuenta (sucre)
        La unidad de cuentas “sucre” funcionará como    “medio de pago entre los Bancos Centrales exclusivamente”, como paso inicial    hacia la concreción de una moneda regional que cumpla como un medio de pago y    reserva de valor. La cantidad de monedas locales contenidas en la canasta, será    calculada sobre la base del peso porcentual de la moneda en el área    (considerando el Producto Interno Bruto y la participación comercial intra y    extra regional del país) y el tipo de cambio con respecto al “sucre” y la    moneda ancla (dólares o euros). El sistema de pagos operará en períodos de    seis meses, para el cual cada país recibirá una asignación de sucres que los    Bancos Centrales tendrán en la CCC y serán respaldados por las monedas locales    de cada uno de los países miembros del sistema. 
        c).- Cámara Central de    Compensación 
        Los sistemas de pagos    internacionales requieren de una cámara central de compensación para    concentrar los registros de las operaciones de compensación y liquidación    realizadas. En el caso del SUCRE, particularmente, su Cámara Central de    Compensación, CCC, asienta su operación en el establecimiento de una    asignación inicial de moneda nominal “sucres” emitida y distribuida entre los    países participantes a efectos de proporcionarles de liquidez para la    realización de su comercio recíproco.
        La regla de determinación del    monto inicial asignado de moneda nominal de los países se ha establecido    sobre la base de la proporción del comercio recíproco proyectado para el    período inicial de operaciones del SUCRE. Estás asignaciones están respaldadas    en una contraparte en moneda local registrada por los bancos centrales en    equivalencia a las asignaciones recibidas.
        Conforme se van canalizando    operaciones a través del SUCRE, cada banco central cobra a importadores o    liquida a exportadores, en su respectiva moneda local, al tiempo que entre    los bancos centrales se liquidan en su equivalente moneda nominal a través de    sus cuentas en la CCC. Cada seis meses los bancos centrales deberán restituir    su asignación en moneda nominal liquidando en divisas las diferencias en    relación a su asignación recibida. En caso de los países deficitarios netos    en el comercio, sus bancos centrales dispondrán de un valor inferior en su    posición en “sucres” respecto a la asignación recibida a inicios del semestre    por lo que deberán entregar a través de la CCC su equivalente en divisas a    efectos de que sea restituido dicho valor inicial de “sucres”. Al contrario,    en el caso de los superavitarios netos en el comercio, sus bancos centrales    dispondrán de un valor superior en su posición en “sucres” respecto a la    asignación recibida a inicios del semestre, por lo que deberán recibir a    través de la CCC su equivalente en divisas a cambio de entregar el excedente    de unidades de cuenta o “sucres”.
        Del mismo modo, se han previsto    mecanismos para que los países participantes en el Sistema manejen su    liquidez en “sucres”. Estos mecanismos incluyen posibilidades de    financiamiento y recirculación de excedentes, de modo que problemas de    liquidez no afecten la dinámica del Sistema y se creen incentivos para la    ampliación del comercio entre estos países.
        d).- Fondo de Reservas y    Convergencia Comercial 
        El    funcionamiento del SUCRE resulta fundamental en la estabilidad de la moneda    virtual “sucre”, y para ello se ha creado el Fondo de Reservas y Convergencia    Comercial, FRCC. EL FRCC operará en dos direcciones esenciales. Por una parte    debe coadyuvar al financiamiento de la Cámara Central de Compensación de    Pagos (CCC), financiando sobre bases de mutuo acuerdo a los países miembros    que incurran en déficits temporales en el transcurso normal de ejecución de    las operaciones que se encaucen a través de la CCC. Por otra, el FRCC será    también una fuente de financiación para estimular el desarrollo económico de    los países con saldos deficitarios crónicos en su intercambio comercial con    los demás miembros, y muy en particular para proveer facilidades crediticias    que sirvan para generar excedentes exportables, contribuyendo así al    equilibrio sostenible del intercambio comercial entre las naciones miembros    del ALBA.
        De esa manera    se estará cumpliendo uno de los fines estratégicos, del ALBA que consiste    precisamente en reconocer y tomar medidas para eliminar así asimetrías    económicas entre las naciones que la integran    
  Desde el punto de vista operacional,  tratando de simplificar al máximo la explicación antes de ejecutar una  exportación por el país X al país Y, los comerciantes de ambos países (el  exportador y el importador) deberán verificar que se trate de una operación que  puede ser encauzada a través del SUCRE, según los acuerdos intergubernamentales  vigentes y en caso de positivo, tendrán que realizar las notificaciones a sus  bancos centrales a través de sus respectivos bancos comerciales. 
  Una vez que se realice la exportación en  el momento pactado para ejecutar el pago, la CCC acredita la cuenta en sucres  del banco central del país exportador, este liquida una cantidad equivalente en  su moneda nacional al banco comercial cuyo cliente realizó la exportación, utilizando  para este propósito la tasa de cambio fijada por el CMR y el banco comercial  ejecuta igual operación de ese cliente, de igual manera el proceso es inverso  para el importador. (Anexo 14)
  La CCC operará sobre la base de un  sistema denominado «liquidación bruta en tiempo real», cuyo principio básico es  que todas las operaciones de cobros y pagos se ejecutan individualmente y  coincidentemente en el tiempo – en este caso a través de las cuentas que  abrieron en la CCC todos los bancos centrales de las naciones participantes en  este sistema –. O sea, que la CCC debitará igual suma en sucre al banco central  del país importador, el cual hará la conversión correspondiente a su moneda  nacional y le debitará el monto resultante al banco comercial cuyo cliente  actuó como importador. Finalmente, este último recibe el débito pertinente en  su cuenta con el banco comercial, expresado en su moneda nacional. 
  Como podrá apreciarse dentro de este  sistema, el exportador y el importador pagan y cobran respectivamente en su  propia moneda, mientras que las operaciones de los bancos centrales con la CCC  se registran en sucres a partir de las asignaciones de esa unidad en cuenta que  cada cual recibió originalmente.    
  Además surgen cuestionamientos sobre la posibilidad de que  el sistema se convierta en una suerte de “by pass” 11para obtener divisas. Es por ello que se están estudiando mecanismos para  prolongar el período de transacciones por más de seis meses y entrever escenarios  para financiar déficits y restablecer los saldos de sucres entre un período y  otro (el llamado “tramo B”). 
  En este “tramo B”, los países deficitarios tendrán  cinco días hábiles para solicitar un sobregiro a la CCC, realizar una  exportación a otro país de la zona y reponer los sucres al país superavitario o  llevar a cabo una “triangulación”, que consiste en el pago vía exportación a un  país fuera de la zona SUCRE. También se podrá utilizar las llamadas ventas a  futuro como mecanismo de pago anticipado de exportaciones. De esta forma, se  mantendría el proceso de intercambio en sucres incluso más allá del período  semestral. 
  La intención de la CCC es liquidar progresivamente  en moneda local y divisas por medio de la titularización “de proyectos de  inversión productiva en los países deficitarios y/o a través de inversiones a  largo plazo en el FRCC”12  
 
  En este apartado no se  trata de hacer un recuento sobre los procesos de integración latinoamericanos y  sus mecanismos ya existentes. Cabe destacarse que el esquema político de  integración ALBA no pertenece a un nuevo regionalismo latinoamericano surgido  ya, en los años 80, sino se trata de una integración de nuevo tipo con nuevas  aristas. 
  En Latinoamérica  la intensión de crear una  moneda regional no es vista con malos ojos, “el proceso de integración es bien  visto, pero no constituye un valor en sí mismo.”13  
  Muchos analistas opinan que la creación de una moneda única en el  bloque ALBA no es factible para la integración ni muchos menos en América  Latina y el Caribe, dado a que ninguna de las moneda de la región funciona como  moneda vehículo, es decir, ninguna es aceptada en el  resto del mundo como unidad de cambio, así como ocurrió en la Unión  Europea donde estaban integrados los países con “monedas fuertes” como fue el caso  del marco alemán y el franco francés que servían de monedas vehículo. Sin embargo hay otras opiniones; de acuerdo con Ugarteche en Sudamérica el comercio intra…no emerge con vitalidad entre  otras cosas porque la inestabilidad cambiaria crea incertidumbres que no  existen cuando se utiliza una unidad de referencia estable. Por eso… la unión  monetaria entre Argentina y Brasil”14  servirá  para evaluar estas ventajas ó desventajas de su implementación como instrumento  para incentivar el comercio intrazonal, dicha integración presupone minimizar el  riesgo cambiario, fomentar las exportaciones  de las empresas medianas y pequeñas, disminuir la utilización de divisas en el  intercambio bilateral, reducir los costos administrativos y financieros que  implican los trámites para la obtención de divisas y contribuir a la  integración de los mercados de ambos países. 
  Ugarteche15  no está en desacuerdo con esta iniciativa, pero plantea que para Sudamérica la  unidad de cuentas es más flexible que la unión monetaria, ya que esta última  implicaría un sistema de cambio fijo entre las monedas y la posterior fusión de  las mismas”; obligando necesariamente a coordinar políticas monetarias y  fiscales para dar mayor estabilidad al sistema, los  riesgos de la unión monetaria significaría en términos económicos la reducción  del margen de maniobra de los Estados nacionales “para impulsar cambios  estructurales o absorber problemas económicos” y, por tanto, tal unión podría  implicar desmejoras en las estructuras laborales y otros pilares del desarrollo  económico y social. 
  En este sentido los distintos elementos  que constituyen directamente al sistema de pagos SUCRE, en primera instancia no  tienen que ser necesariamente obligaciones para la creación de una moneda única  que empujaría a poner en operación los mencionados criterios de convergencia 16de  las principales variables macroeconómicas de sus países miembros como ocurrió  con el euro, no se esperan estas expectativas con el sistema SUCRE, por lo menos  en el corto y mediano plazo; se trata simplemente de un sistema de pagos17  multilateral que incentive el comercio  intraregional, reduciendo progresivamente sus asimetrías a través de la  inversión en proyectos conjuntos y la aplicación de mecanismos que lo faciliten.  No obstante crear las bases para, en el futuro, trabajar en la creación de una  moneda común en el ALBA lo que sería deseable, pero esto constituiría una  perspectiva para el largo plazo. 
  De tal forma, el SUCRE no se  trata simplemente de un mecanismo técnico de simplificación de las  transacciones comerciales intrarregionales, sino que presenta ventajas  económicas y políticas de gran importancia para los que la impulsan.
  Sin  embargo a pesar del avance, aun existen autores que ponen en dudas la capacidad  productiva y comercial que pueda tener el SUCRE en el marco de los países del  ALBA (ver Anexo). Sin embargo hay que tener presente, que no se trata de  sostener una moneda como el caso europeo, es importante señalar que la  creación del SUCRE y la intensificación del comercio intra-regional van de la  mano con un cambio radical del sistema de financiamiento externo de los países  que se integren a la iniciativa. En la medida en que dichos países mantengan  altos niveles de endeudamiento externo denominados en dólares, estos seguirán  requiriendo ingresos por exportaciones denominados en dicha moneda para cubrir  el servicio de la deuda. Dicho de otra forma, mientras que exista la necesidad  de pagar una deuda externa denominada en dólares, los países de la región  estarán atados al dólar y a la inserción productiva y comercial que la  pertenencia a esta esfera de influencia implica. Por eso se sostiene que cualquier instrumento o entidad  financiera que surja hoy con propósitos reales de desarrollo, debe responder desde  su creación verdaderamente a los intereses del desarrollo económico y social de  sus respectivos pueblos y contribuir a fortalecer la integración regional.18  
  El  sistema SUCRE deberá responder al desafío institucional de satisfacer  estándares de credibilidad, así como los principios de eficiencia y  transparencia que caracteriza a esta iniciativa de integración de nuevo tipo. Por  ello para fortalecer el SUCRE sería necesario y oportuno la expansión del  SUCRE, hacia otros espacios extra-regionales que puedan ampliar su capacidad financiera  de articulación. Se trata de acuerdos con otras alternativas monetarias como el  Khaleeji19  o  los acuerdos de intercambio con monedas del sureste asiático, en el marco de la  ASEAN + 3 (Asociación de Países del Sureste Asiático más China, Corea del Sur y  Japón). 
  También  sería oportuna la articulación con el rublo y el yuan de Rusia y China  respectivamente, ya que varios países del ALBA tomando como ejemplo a Venezuela,  mantienen fondo binacionales de financiamientos en divisas y monedas locales, y  de este mismo modo mantiene relaciones monetarias con países como Irán y  Colombia. 
  Además  el SUCRE está abierto a la participación de todos  aquellos países que conciban las relaciones económicas internacionales   sobre la base de los principios de cooperación, solidaridad, complementariedad  y respeto a la soberanía de los pueblos. 
  Aún  está por verse también cuál será la capacidad de articulación del SUCRE y sus  órganos funcionales con otras instituciones financieras de la región, incluyendo  al Banco del Sur (creado pero aun no definido) y otras instituciones  financieras tradicionales.
  El  análisis crítico de éstas y otras organizaciones de la integración  latinoamericana y caribeña, serían posibles referencias para la propuesta que  avanzan los países del ALBA en el marco del SUCRE. No obstante, la intención es  trascender la perspectiva liberal que ha estancado a muchas de éstas, así como  dar dinamismo a la integración desde una perspectiva integral que incorpore lo  político y lo social como prioridad, logrando así las bases subjetivas de una integración  regional de nuevo tipo con miras a la reconstitución de un entramado  institucional financiero anteriormente perdido.
1 http://www.elciudadano.cl/2010/02/19/el-sucre-la-moneda-para-la-integracion-regional-ya-tuvo-su-primera-transaccion/
2 Francisco Soberón Valdés: Finanzas Internacionales y Crisis Global, Editorial JOSÉ MARTÍ, La Habana, 2009, pp. 103-105
3 http://www.elciudadano.cl/2010/02/19/el-sucre-la-moneda-para-la-integracion-regional-ya-tuvo-su-primera-transaccion/
4 Francisco Soberón Valdés: Finanzas Internacionales y Crisis Global, Editorial JOSÉ MARTÍ, La Habana, 2009, pp. 103-105
5 Entrevista realizada a Guillermo Gil (16-02-11), Gerente y experto en temas comerciales y monetarios del Banco Central de Cuba (BCC).
6  El bancor fue una unidad monetaria internacional  propuesta por John Maynard Keynes -como líder de la delegación británica y presidente del Banco Mundial- a las negociaciones que  establecieron los Acuerdos de Bretton Woods, sin embargo, esa propuesta no fue implementada 
      Inicialmente el valor del bancor  seria establecido en relación a 30 mercancías básicas una de las cuales sería el oro. El propósito de la propuesta era estabilizar el precio  promedio de las mercancías básicas con el del valor del medio internacional de  intercambios y acumulación de riqueza (o moneda de reserva).
7 Keynes proponía la idea de un fondo porque consideraba como esencial: un mecanismo de estabilidad interna que evitaría la acumulación de saldos deudores o acreedores de cada país integrante de la Cámara de Compensación. Esto obligaría a los miembros con excedentes superiores a un cierto monto fijado de antemano a utilizarlos a favor de la demanda global, con varios propósitos: aumentar sus importaciones provenientes de países deficitarios, financiar a estos últimos para sus proyectos de producción y de desarrollo o directamente a la ayuda internacional. Este mecanismo sería combinado con sanciones en los casos en los excedentes fueran improductivos.
8 Antulio Rosales: Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad Central de Venezuela. www.rls.org.br/.../Banco_del_Sur_y_Sucre Antulio_Rosales_.pdf.
9 Entrevista al intelectual estadounidense Noam Chomsky (31-12-2010) sobre el socialismo hoy, el cambio de América Latina y sus relaciones con Estados Unidos "La integración de Latinoamérica es el requisito previo para la independencia real", Fuente: http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1727
10  Banco  Central del Ecuador (BCE): Resumen de  los elementos técnicos de la configuración del Sistema Unitario de Compensación  Regional SUCRE fuente; http://www.bce.fin.ec/documentos/ServiciosBCentral/SUCRE/sucDoc08.pdf 
      Documento  elaborado por la Comisión Técnica Presidencial NAFR – Banco del Sur y revisado  por las instituciones que participaron en reuniones para elaborar el plan de  difusión del SUCRE.
11 De acuerdo a la página de wikipedia By pass del Inglés se refiere, en general, a una ruta alternativa a otra normal, es decir aplicado en economía seria la ruta adecuada para obtener divisas
12 Antulio Rosales: Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad Central de Venezuela. www.rls.org.br/.../Banco_del_Sur_y_Sucre Antulio_Rosales_.pdf.
13 Osvaldo, Martínez: La integración en América Latina: de la retórica a la realidad, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008.
14 Oscar, Ugarteche: “La Unidad monetaria sudamericana (UMS): Una Segunda Aproximación”, www.obela.org/.../LA%2BUNIDAD%2BMONETARIA%2BSUDAMERICANA.doc, (2008)
15 El autor plantea una unidad monetaria que contemple en la canasta las monedas de diez países de América del Sur, y no una unión monetaria entre dos países como proponen Arestis y de Paula, considerando que Es muy pronto en la dinámica de integración sudamericana para proponer las convergencias de las políticas económicas el autor plantea que la diferencia es que en la unidad monetaria se construye una canasta referencial, como el DEG o el ECU, y luego los componentes dentro de la canasta pueden variar. En cambio, en la unión monetaria se establece un tipo de cambio fijo y luego se fusionan las monedas convirtiéndose en los hechos las dos economías en una sola que tiene una sola política monetaria. Esto es el Euro, por el ejemplo.
16Para alcanzar la UEM se establecieron los criterios de convergencia económica sobre tipos de cambios, tasas de inflación, tasas de interés, déficit y deudas púbicas. Dichos criterios se convirtieron en los fundamentos de las políticas de ajuste de tipo neoliberal, para los países del espacio comunitario. El cumplimiento de estos criterios monetarios y fiscales se convirtió en la prioridad para los gobiernos comunitarios los cambios estructurales que deben llevarse a cabo en las economías nacionales
17 Guillermo Gil (16-02-11), Gerente y experto en temas comerciales y monetarios del Banco Central de Cuba (BCC).
18 Gladys Hernández -investigadora del Centro de Investigación de la Economía Mundial de Cuba (CIEM)\ http://www.ciem.cu.
19 Khaleeji es la propuesta de creación de una moneda única que como el Euro quiere sustituir a las monedas locales de los países árabes Arabia Saudita,Kuwait, Bahrein, Qatar y los Emiratos Árabes son los propulsores de la iniciativa.
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