EL SISTEMA MONETARIO-FINANCIERO INTERNACIONAL COMO OBSTÁCULO PARA EL DESARROLLO

Jhon Freddy Caicedo Caicedo

CAPITULO I: ECONOMIA INTERNACIONAL: PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LA EVOLUCIÓN DEL SISTEMA MONETARIO INTERNACIONAL

Enfoque histórico general

El propio desarrollo histórico de la humanidad favoreció consecuentemente al surgimiento del dinero y de las relaciones monetarias mercantiles, las que luego se extendieron imprimiéndole cada vez mayor importancia al intercambio mercantil de los excedentes, dando como fruto el desarrollo espontáneo de las formas del valor, revelado en diversas etapas del desarrollo de la producción mercantil.
Desde el momento en que la producción necesaria rebasó sus límites y apareció el excedente, el mercado se instituye como medio de trueque, los grupos que efectuaban o se especializaban en funciones como la agricultura, la pesca, y la cerámica, se vieron en la necesidad de intercambiar el producto de sus actividades por otras de las que no podían proveerse por diferentes razones.
Todas las sociedades que precedieron al capitalismo, desde la primera forma de organización económica de la sociedad, pasando por la sociedad esclavista y luego la feudal, fueron en cierto modo organismos cerrados no en su totalidad, pero mayormente se basaban en sociedades relativamente autárquicas. En tales sociedades existió la división natural del trabajo; pero los bienes que se producían eran especialmente para el consumo directo de las comunidades productoras, cuyos miembros se distribuían según normas que variaban según el tipo de organización social.
Con el surgimiento del capital, el excedente fue adquiriendo mayor importancia a la hora de intercambiar los productos del trabajo, creando la necesidad de repetir continuamente una parte del proceso de producción global con destino al intercambio, pasándose a convertir “el cambio”1 en un proceso sistemático de reproducción; esta condición se hizo indispensable para favorecer así mismo el incremento oportuno de la producción y por consiguiente la especialización en diferentes áreas de la producción, aventajando la especialización de los hombres en diferentes áreas, favoreciendo así los vínculos y nexos entre diversas comunidades.
En El Capital, Carlos Marx nos plantea claramente su tesis “el intercambio de mercancía comienza allí donde termina la comunidad, allí donde esta entra en contacto con otras comunidades […] Y, tan pronto las cosas adquieren carácter de mercancía en las relaciones de la comunidad con el exterior, este carácter se adhiere a ellas también de rechazo en la vida interior de la comunidad.” 2
Es decir, “la producción capitalista es inseparable del comercio exterior […] una reproducción normal anual a base de una escala dada, lleva aparejado el supuesto de que el comercio exterior sólo remplaza artículos (artikel: mercancías) autóctonos por artículos de otra forma útil y natural.”3
Por ello los nexos económicos entre diferentes comunidades, hizo sublime la lógica del intercambio aprovechando como dijera David Ricardo “las ventajas comparativas” de aquellas comunidades o grupos sociales que producían bienes de uso o de consumo de forma inconmensurable, que por razones habituales o naturales les era más factible producir, dando lugar así al surgimiento del comercio internacional.
Con el comienzo de las cruzadas entre el siglo XI y XIII aproximadamente,  se empezó a observar un impulso creciente en el comercio. En “defensa de la fe católica […] “el saqueo interno y externo, fue el medio más importante para la acumulación primitiva de capitales que, desde la Edad Media4 , hizo posible la aparición de una nueva etapa histórica”5   Esta etapa aceleró a escala mundial el periodo de los descubrimientos y colonizaciones, extendiéndose el comercio a escala cada vez mayor.
La creación del mercado mundial y el desarrollo del capital, permitió establecer las bases  para el surgimiento de la pujante Revolución Industrial del siglo XVIII, la cual provocó importantes cambios en la mecanización de la producción y de los sistemas industriales, contribuyendo al crecimiento de poblaciones, ciudades, rutas y de medios de transportes que facilitasen el intercambio y la ampliación del comercio; esto permitió relacionar a regiones con un nivel de desarrollo asimétrico, en la cual los procesos productivos se alargaron, necesitando cada vez mayores aportaciones de capital.
La clase dominante de Europa, valiéndose del sistema de explotación colonial, logró extraer grandes riquezas provenientes de Asia, África, y América, poniendo de esta forma los yacimientos de oro y plata al servicio del comercio, y a la vez acelerando aún más el proceso de acumulación del capital, favoreciendo a la vez el desarrollo de la Europa Occidental. Ese progreso y perfeccionamiento de la producción sobre la base de la técnica-material, condicionó la separación multilateral de la producción social en cada uno de los distintos países por separado, surgiendo así diversas divisiones industriales independientes que produjeron nuevos tipos de materias primas, instrumentos de trabajo, así como artículos de consumo personal. Tal especialización, amplió la división del trabajo a escala internacional entre las zonas de un mismo país y entre países, lo que se reflejó en el desarrollo del comercio exterior.
El súbito crecimiento del comercio exterior, la creación del mercado mundial, la profundización de la división internacional del trabajo, y el connotado desarrollo de las fuerzas productivas, permitió destacar el advenimiento subsiguiente del modo de producción capitalista, con el desarrollo alcanzado por el capitalismo hasta ese momento (finales del siglo XVIII y comienzo del XIX aproximadamente), se comenzó a observar un papel cada vez mayor de las operaciones crediticias en las actividades comerciales. Ya para la segunda mitad del siglo XIX el termino de “Bolsa”6era conocido y renombrado dándole mayor auge al crédito comercial y extraordinaria importancia al estímulo de los bancos. Ya Carlos Marx lo señalaba con anterioridad “el crédito- sostuvo- acelera el desarrollo material de las fuerzas productivas y la instauración del mercado mundial, sienta las bases de la nueva forma de producción.”7 Más adelante prosigue “a medida que se desarrolla la productividad del trabajo, y por lo tanto la producción en gran escala: 1) los mercados se extienden y se alejan de los centros de producción; 2) los créditos tienen que prolongarse, y 3) el elemento especulativo tiende necesariamente a dominar cada vez más las transacciones comerciales. El desarrollo del proceso de producción hace que se extienda el crédito y el crédito se traduce en la extensión de  las operaciones industriales y mercantiles”8
El crédito mercantil fue el móvil a la hora de garantizar el financiamiento a la industria, condicionando la necesidad del surgimiento de transacciones monetarias internacionales (TMI) capaces de garantizar el financiamiento del movimiento de bienes y servicios que se intercambian entre las diferentes economías.
Por tanto donde verdaderamente se establecen, desarrollan y se internacionalizan las relaciones monetarias es después de la Revolución Industrial, lo cual da lugar a un sistema monometalista que funcionaba bajo los principios del patrón-oro. Este fue reconocido de manera legal en la conferencia de París en 1867, donde por acuerdo intergubernamental se oficializó el oro como único metal con funciones de dinero mundial, que convirtió el patrón oro en el regulador espontáneo de la producción, de la balanza de pagos, de los vínculos comerciales externos, así como de los pagos internacionales9 . “Resulta importante recordar que el dinero mundial se utiliza en las transacciones comerciales internacionales, desde un inicio las relaciones monetarias externas, se diferencian sustancialmente de los patrones monetarios nacionales. Las razones para que así ocurriera se debió a que:
1). Las operaciones internacionales se harían muy complejas a cuenta de las numerosas monedas nacionales y con ellas de patrones de precio diferentes.
2). En los sistemas monetarios nacionales la circulación monetaria existía a través de los signos monetarios, los cuales poseen fuerza legal solo en los marcos de cada país. La culminación de la formación de los mercados nacionales, hizo que culminara la formación de los sistemas monetarios nacionales; más aun, el proceso de internacionalización de la vida económica condicionó y propició la aparición del dinero mundial.”10


1 Según Kotler Phillip el intercambio es “... el acto de obtener un producto deseado de otra persona, ofreciéndole algo a cambio” Citado en el libro“Dirección de Marketing. Análisis, Planificación, Gestión y Control.” y Carlos Max plantea en el capital que “… a fuerza de repetirse constantemente, se convierte en un proceso social con carácter regular. Así, con el correr del tiempo, a lo menos una parte de los productos del trabajo es hecha deliberadamente para el intercambio” más adelante continua “Las mercancías tienen primero que realizarse como valores antes que puedan realizarse como valores de uso.” Citado del capital Tomo I. volumen 1 Ediciones Argentina.
 

2 Carlos Marx: El Capital, Tomo I, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1980, p.54

3 V.I. Lenin: Sobre el problema de los mercados, Fundación Editorial el perro y la rana, Caracas, 2010, p. 192. 

4 Edad media, término utilizado para referirse a un periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio romano de Occidente, dicho periodo transcurrió desde el siglo V, hasta el siglo XV aproximadamente.

5 Eduardo Galeano: “Las venas abiertas de América Latina”, Fondo Editorial Casa de Las Américas, 2009, pp. 59-63.

6 Este término surge de los mercados en los que se negociaban valores la cual existían desde la antigüedad. En Atenas existía lo que se conocía como emporion y en Roma existía el collegium mercatorum en el que los comerciantes se reunían de modo sistemático a una hora determinada. Los actuales mercados de valores provienen de las ciudades comerciales italianas y holandesas del siglo XIII. El primer mercado de valores moderno fue el de la ciudad holandesa de Amberes, creado en el año 1531. Durante el siglo XVI empezaron a multiplicarse en toda Europa: en Toulouse (1549), o Londres (1571); más tarde se crearon las de Ámsterdam, Hamburgo y París. En Barcelona existía un precedente desde el siglo XIII, pero la Bolsa de Madrid no se creó, sino hasta el siglo XVII y XVIII aproximadamente. La Bolsa de Buenos Aires, la de México, Brasil y la de Venezuela fueron creadas a fines de siglo XIX.

7 Carlos Marx: El Capital, Tomo III, Editorial de Ciencias Sociales, La habana, 1973, p, 419.

8 Ibídem, p, 452.

9 Colectivo de autores: Economía Internacional, Tomo I, Editorial Félix Varela, La Habana, 2004. p385

10 Roberto Muñoz Gonzales: Curso General de Economía y Políticas Económicas Internacionales, http\\ intranet.fce.uclv.edu.cu, Santa Clara, Cuba, 2007, pp. 63-64.

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