NUEVO PARADIGMA DE LA DROGA EN CABO VERDE

Jorge da Costa Sousa Fernandes Semedo

Iniciación de una Relación Interdisciplinaria del Derecho y la Sociología a partir del Estudio de la Toxico Dependencia

 En el campo de las drogodependencias suelen plantearse partiendo de una serie de tipologías, a través de las cuales se intentan distinguir las implicaciones sociales y personales de la variedad de sustancias agrupadas bajo el término droga. Estas tipologías configuran los análisis del problema y subyacen a los programas de actuación al respecto.

En general, la interacción en el seno de esos grupos se  va conformando como una especie de subcultura desviada,  que pudiera constituir uno de los elementos claves de la interpretación de la drogadicción y delincuencia en grupos de jóvenes. En muchos países se advierte una tendencia, que ha sido  identificada como la aparición de una «nueva épica delictiva» como un factor de decisiva importancia en la etiología del fenómeno, que es necesario abordar desde premisas estas sociológicas. Las respuestas al por qué estudiar la drogadicción en grupos de jóvenes y  su expresión en la delincuencia se plantea desde una perspectiva integracionista, que tiene una de sus claves fundamentales en el sistema de creencias y valores propios de esos grupos, de las subcultura desviadas que se forman sobre todo en las ciudades.
En determinadas circunstancias y en personas jurídicas hemos advertido una especie de subcultura alrededor de este asunto, como si hubiera surgido una nueva épica de la delincuencia», según la cual delinquir no constituye una actividad marginal, sino natural y, por tanto, legítima. Se trata de un fenómeno de legitimación de los actos de trasgresión de las normas sociales. La Ley y el Aparato de Justicia son considerados por el delincuente habitual como algo ajenos y carentes de contenido. Los representantes de este Aparato (jueces, abogados, policías) sólo son actores que representan sus respectivos papeles más o menos eficazmente. Para el delincuente no existen «buenos y malos», sino simplemente individuos que «se lo montan» de una u otra forma 1
Como se puede advertir, la importancia que adquiere el conocimiento científico de esta problemática para poder encauzar la organización y cambio del orden político y la estructura social, lo cual es una necesidad de los países en vías de desarrollo. De forma creciente, las políticas seguidas por algunos Gobiernos se basan en modelos teóricos que antes parecían inaplicables, o se justifican por referencia a los mismos. La unión de la teoría y la política (un cambio en las prácticas) evidencia el cambio que se está produciendo en la relación entre ciencia y tecnología, la progresiva fusión entre ambas que constituye una tendencia clave en las sociedades modernas2

En esta investigación de carácter sociológico, se justifica la perspectiva integracionista en lo referente al análisis de la drogadicción en jóvenes y la desviación social. Por otra parte, también se justifica el análisis micro sociológico que se combina con otro nivel macro respecto a los costes y beneficios de determinadas políticas o “vacíos” de política en  la lucha contra la droga. La fusión de ambos planos constituye una premisa metodológica de central importancia para la consistencia de la presente investigación  sociológica.
En el contexto caboverdiano, se requiere no sólo definir las causas,  tendencias y contradicciones del fenómeno, sino abordar seriamente la reconceptualización  de los conceptos alrededor del fenómeno y su desmitificación, aclarar los términos para analizar con objetividad y cientificidad este. Justamente la investigación se basa en las premisas del enfoque integracionista: porque la esencia de la cuestión de las drogas y la drogadicción en jóvenes no se percibe correctamente desde la metodología empleada por el análisis tradicional de la desviación, analizando la personalidad del drogadicto y los efectos de las mismas. Esta es una incoherencia de algunas investigaciones sobre este asunto. Por eso es ante «Es necesario analizar también a la sociedad que genera el estereotipo de drogas, que rotula con él a unos sujetos y a otros no, que crea así una percepción de amenaza y que trata de lidiar con ella, definiéndola, bien como un problema moral, bien como una cuestión legal o como una enfermedad; pues la "droga" —siempre entre comillas— es un miedo colectivo que tiene efectos en parte reales, en una gran parte imaginarios » 3
El problema que se pretende investigar desborda el plano individual. En el contexto de la ciudad de Mindelo los toxicómanos jóvenes son mucho más numerosos y en consecuencia las implicaciones sociales cada vez más  numerosas y negativas. Toda política estatal deberá atenerse a un orden de prioridades para acometer estos y otros problemas sociales. En este caso, lo más urgente es la necesidad de actuar y controlar el problema planteado con respecto al crecimiento en algunos de ellos. La prioridad es social.
Es el contexto cultural a que se refiere, en que las drogas se convertirán en el nexo de algunos de los principales problemas sociales durante las ultimas tres décadas (do siglo XX e a primera de siglo XXI). Eso constituye una de las hipótesis centrales en el presente trabajo, cuya finalidad no consiste en suscitar los viejos argumentos a favor de la penalización indiscriminada de los sujetos que consumen drogas, ni dramatizar sus consecuencias a partir de posiciones radicales a posteriori.
En esencia, se trata de analizar el estado de la cuestión a partir de la óptica sociológica, mas con una visión transdisciplinar que permita captar el fenómeno a partir de una mirada más objetiva posible y establecer no solo una reconstrucción teórica metodológica del mismo, sino un  orden de prioridades para abordar en la práctica social el problema por parte de los actores sociales caboverdianos.
 Este análisis se realiza desde una dimensión transdisciplinar que implica una triangulación teórica metodológica de varias disciplinas (Sociología Política, Sociología de la Cultura, Historia, Antropología y Derecho) que nos permitirán  investigar el fenómeno y evaluar la política seguida por algunos autores  alrededor del problema, su evolución e implicaciones negativas en la sociedad caboverdiana como aspectos básicos de dicho estudio

MARCO DE REFERENCIA TEORICO

Esta investigación que se pretende realizar está influida por uno de los dos enfoques prevalecientes en el estudio de la desviación social
El término «desviación», habitualmente empleado por sociólogos, el mismo se  refiere a una conducta divergente de los modelos y roles establecidos en una sociedad. En la medida en que una parte fundamental de la estructura social está integrada por estos últimos, el fenómeno se sitúa en el núcleo central del análisis sociológico. Al aludir a hechos que difieren del conjunto de normas y valores vigentes en una sociedad, plantea la necesidad de una concepción amplia y dinámica de la estructura social, en la que tengan cabida tanto los elementos de orden y consenso como de conflicto y cambio social. En esta perspectiva de desarrollo de los esquemas teóricos convencionales, con las aportaciones de la sociología del conflicto y la tradición weberiana, se inscribe la aproximación a que se hace referencia.
Los que consumen drogas ilegales hacen algo prohibido por las normas de la sociedad en que viven y, por tanto, son desviados. Sin embargo, hay dos formas de acercarse a esos hechos. El enfoque sociológico tradicional considera desviada toda conducta que se aparta del conjunto de normas y valores de una sociedad, sobre los cuales se asume que existe un amplio consenso4  
Ello permite identificar esas conductas, cuyo castigo es una  reafirmación de la sociedad. En consecuencia, ese enfoque se centra en el estudio de las condiciones socioculturales que conducen a la desviación, a través de entrevistas con personas desviadas, el análisis de las fichas policiales y la consulta a los agentes del control social. Se persigue descubrir de qué forma los desviados influyen en los demás y elaborar una teoría que pueda ser aplicada a la corrección y prevención del delito5
El segundo enfoque es el denominado «integracionista». Sus premisas son muy diferentes. El hecho fundamental sobre la desviación radica en que es algo creado por la sociedad.
Ello no implica que sus causas debemos buscarlas en la situación social en que actúa la persona desviada o en los factores que le empujan a actuar. La desviación no es una característica inalienable de la conducta de una persona, sino una consecuencia de la aplicación que otros hacen de unas normas a esa persona, de la respuesta de otros a su conducta, tipificándola de ese modo: «El desviado es la persona a la que se le ha aplicado con éxito esa etiqueta; el comportamiento desviado es aquel que la gente identifica como tal.» Y, al hacerlo, los grupos sociales crean la desviación, estableciendo las normas cuya infracción constituye desviación6 .
Mientras que el primer enfoque se centra en las características sociales del desviado o en las condiciones sociales que motivan sus actos, el segundo se atiene a las definiciones y acciones, tanto del desviado como de las personas que le clasifican así, y en la interacción social entre ambos; de ahí el término sociológico integracionista.
H. Becker ha sido uno de los pilares epistemológicos de esta perspectiva. Su estudio sobre la marginación social ha tenido decisiva influencia en su  desarrollo. El uso de una droga ilegal como la marihuana ilustra la forma en que se consolida el proceso de desviación. La mayor parte de las teorías y estudios hasta entonces realizados en los Estados Unidos sobre este fenómeno —«un número desconocido de personas, probablemente muy considerable, fuma marihuana en los Estados Unidos, a pesar de que es ilegal y está mal visto»— intentan dar respuesta a una pregunta: ¿por qué lo hacen?
Casi todos se basan en la premisa de que la respuesta hay que buscarla en algún rasgo psicológico del consumidor de la droga (fantasía, necesidad de evadirse de los problemas), que le empuja hacia ese tipo de conducta. Para Becker, en esa premisa radica la debilidad de estos enfoques; el uso de la marihuana muestra la forma en que los motivos para apartarse de las normas establecidas se desarrollan durante el proceso de experimentación de esa droga, a través de la experiencia con la actividad desviada.
El comportamiento desviado no es consecuencia de la existencia previa de unos motivos para desviarse, como se pensaba desde la perspectiva citada, sino que el propio comportamiento desviado genera los motivos para apartarse de las normas sociales. Vagos impulsos y deseos —curiosidad, búsqueda de nuevas sensaciones— son transformados en pautas culturales definidas de comportamiento a través de un proceso de interpretación que tiene una dimensión básicamente cultural. Los motivos no derivan tanto de una experiencia física bastante ambigua como de las circunstancias que envuelven al individuo y del significado que el individuo le atribuye a la droga, y que se va desarrollando al aumentar su experiencia de uso. Los motivos no son fisiológicos, ni de herencia cultural, la marihuana es una droga que se diferencia de otras, pero es droga; los motivos de su consumo son de carácter cultural y la pauta de consumo es por lo general asociada a actividades recreativas, se fuma «por placer», por estar a tono con un grupo, por estar  mostrarse parte de ese grupo7 Esta aproximación está sustentada en una revisión bibliográfica de las teorías conductistas, y destaca el papel del aprendizaje en la desviación social. Los individuos interiorizan los valores y pautas desviados a través de la interacción en el seno de grupos sociales que refuerzan las actitudes de juego y trasgresión de las normas establecidas. 8
El discurso contra la penalización del uso y consumo de drogas se basa en tres argumentos: la existencia de una definición social estereotipada del fenómeno, que genera su mitificación, la falacia del derecho estatal a proteger a los individuos contra sí mismos y, por último, los altos costes económicos y sociales de dicha política. Este último argumento se plantea en términos de pura eficacia: la penalización se convierte en un elemento generador de delincuencia; no sólo es ineficaz, sino contraproducente. Ni esto, ni la prevención por si solas van a conducir procesos que tiendan a eliminar la delincuencia asociada al tráfico de droga, sino que genera nuevos tipos delictivos.
Ello es debido a dos clases de factores. Desde el punto de vista individual, resulta muy difícil, sino imposible, curar a quien no quiere ser curado.
Una de las premisas del método sociológico es que las causas de los hechos sociales hay que buscarlas en hechos sociales anteriores, no en sus consecuencias, ni en las funciones que cumplen, ni en el papel del organismo en su explicación 9
En la presente investigación, advertir diferentes tipos de drogas en función de sus efectos biológicos puede ser útil pero sólo para conocer mejor el problema que generan; esa distinción no es la clave de su significado social. La adicción a la droga es un proceso social que se desarrolló no sólo en la relación del individuo con ella, sino principalmente a través de la interacción del adicto con otros que también lo son. En el seno de estos grupos de jóvenes marginados se desarrollan los motivos que refuerzan la adicción y cristalizan en normas sociales compartidas por sus miembros. Un proceso semejante al que tiene lugar en el campo de la delincuencia común, y que algún que otro autor analiza como consecuencia de una política de represión, aunque sus orígenes son más profundos.
Desde el punto de vista social, el discurso contra la penalización destaca sus negativos resultados. En primer lugar, la progresiva asimilación entre consumidores de drogas y delincuentes, como consecuencia del igual trato, que se otorga a unos u otros. La calificación legal del toxicómano funciona socialmente como un estigma que produce una degradación del status de la persona, que queda así etiquetada. Desde entonces, esta persona se ve a sí misma y es vista por los demás a través del filtro deformante de ese estigma de «drogadicto».
La necesidad de diferenciar entre los grupos sociales afectados por el problema de la droga es un supuesto básico para todo análisis científico-social; la sociología se plantea el estudio de los hechos sociales en términos de grupos, ése es su principal objeto de estudio. En este caso, es preciso distinguir los diferentes grupos que viven en distintas situaciones culturales para abordar el problema con eficacia y evitar estigmatizar a grupos sociales indiscriminadamente, aplicándoles el calificativo de «drogadictos». Hay que estudiarlos diferenciadamente.

Para este empeño resulta necesario mirar sobre las teorías sociológicas y sus enfoques, ejercicio que permitirá definir a partir del objeto a investigar a su vez por las posibilidades de reconocer autores y sus fuentes teóricas como puntos de partida, precisando ideas para argumentar la contradicción científica que justifica la investigación.


A partir de cuales enfoques o tendencias sociológicas se realiza la investigación exploratoria?
Es preciso seleccionar las teorías sociológicas vinculadas al objeto de la investigación, sus exponentes e los pensadores que a partir de sus concepciones se aproximan al objeto: toxico dependencia / droga / jóvenes (teorías generales y particulares)
Esto permite  formular las bases teóricas de una concepción sociológica acerca del fenómeno toxico dependencia, tales como conceptos, categorías y principios que serán abordadas en su contenido.
Ireneu GOMES,  en su libro Sicopatología,10 expresa que la personalidad constituye un todo sistémico que lleva al autor a emprender estudios sobre el desarrollo humano en el decurso que va desde la infancia en que se verifica con mayor acuciosidad el proceso evolutivo del individuo, con frecuentes crisis y la confusión de identidad, por lo que está más permeable a las nuevas experiencias, siendo más vulnerable la adquisición de nuevos vicios al consumo del tabaco, de las bebidas alcohólicas, estupefacientes y otros como medio de autoafirmación.


Relevancia del estudio
Podemos afirmar  que se trata de una materia sin suficientes antecedentes de investigación en nuestro país.
Estudiar el fenómeno científicamente, contribuirá para su pleno dominio como también a la resolución de los problemas causados en los individuos, en la sociedad general y entre los jóvenes en particular.
Hacer un estudio micro social a nivel de la isla de San Vicente, por sus características económicas, territoriales, sociales, históricas y culturales, entre otras, nos permitirá a posteriori, procurar soluciones para el problema en el área objeto del este estudio.

Siendo el país caracterizado por la discontinuidad territorial, fuera regido como un todo político administrativo, a partir de San Vicente, es posible promover una serie de medidas que puedan ser generalizadas, teniendo en atención el comportamiento del fenómeno en otros espacios geográficos.
A tales efectos se torna necesario conocer un poco la historia de Cabo Verde en la generalidad y de la isla de San Vicente en la especialidad, sobre todo, de su ciudad de Mindelo, de modo que pueda justificase el por que de su selección.
La isla de San Vicente, parte integrare del Archipiélago de Cabo Verde, posee un área geográfica de  227 Km., con una población residente de 51.257 según o INE.
Fue descubierta en 1462 por Diogo Alfonso, permaneciendo deshabitada de forma efectiva por cerca de trescientos anos, más, para contener los sucesivos asaltos de piratas y corsarios ingleses e holandeses que aportaban constantemente  de la isla para abastecerse de agua y descansar la tripulación, en 1742, fue ordenada la construcción del Fortín por Regia.
En 1781 Portugal mandó oficialmente a  poblar la isla. A partir del 11 de Junio de 1838, por intermedio del Ministerio de la Colonia se crea el  poblado de Mindelo, ya con la intención de más tarde mandar erigir la ciudad.
Además de lo anterior, durante el periodo de 1850 hasta abril de 1858 se produce una franca  y notoria evolución del gobierno central por Decreto Regio de 29 de Abril de 1858, en que se manda a erigir en forma de aprobación la categoría de Villa.
Sao Vicente nunca fue una isla con muchos esclavos, ni por su territorio pasaba la famosa venta de esclavos para abastecimiento de los navíos guerreros que demandaban estos puertos. La mano de obra era reclutada entre las personas oriundas de Santo Antao y Santo  Nicolau, según la Portaría Regia de 1 de Marzo de 1857, que instituyó  la abolición de la esclavitud en San  Vicente (primera isla del archipiélago en ser agraciada con la ley), haya tenido apenas derecho porque de facto, ya en esta altura, en ella no había esclavos.
Al momento de la abolición solo existían en la isla 32 esclavos, siendo 18 hombres y 14 mujeres,  que hacían labores domesticas, caseras y otros trabajadores que preferían quedarse con los antiguos dueños con  quien tenían francas relaciones de amistad.
La evolución de los núcleos poblacionales de la isla de San Vicente y su avance socio económico, apoyado por una estructura política funcional, llevó al gobierno central a reconocer que estaban reunidas todas las condiciones necesarias para la creación de una ciudad con cierta autonomía, así, siendo por Decreto Regio de 14 de Abril de 1879 la Villa Mindelo fue llevada a categoría de ciudad, con derecho a las armas, y  con una división administrativa que también coincidía con la división eclesiástica, con la creación de la freguesia de Nuestra Señora de la Luz que abarcaba todo el consejo, que a su vez se dividía en aldeas y  localidades.  Decentemente la freguesia fue dividida en dos.
Es muy difícil cuantificar la población de la isla de San Vicente con una cierta estabilidad, por ser una isla extremadamente cosmopolita con una fuerte emigración y migración, y,  la agravante de tener épocas bajas que en el aspecto turístico internacional, y nacional, tiene como factor dinamizante las fiestas y festivales periódicos, específicamente el Festival de Bahía de las Gatas que moviliza muchas personas nacionales y extranjeros sin contar el flujo de aquellas que diariamente hacen el trayecto San Vicente, Santo Antao/ San Vicente, agregándose a ello, personas que viven en una isla y trabajan en otra.


1 E. LARAÑA, «La delincuencia en España durante los últimos años. Evolución y factores », Revista de Juventud, núm. 8, diciembre 1982, pp. 57-58.).

2 D. BELL, k.o. Cid., 1976, pp. 39-44

3  E. LAMO, k.o. Cid., pp. 5 y 8.

4 E. LARAN A, «Cambio social», en Tratado de Sociología, S. del Campo, Taurus, Madrid, 1985; R. DAHRENDORF, Las clases y su conflicto en la sociedad industrial, Rialp, Madrid. 1972. Pág. 45.

5 E. RUBINGTON y M. WEINBERG, Deviance: the Interactionist Perspectiva, MacMillan Publishing Co., Nueva York, 1978. Pág. 65.

6 H. BECKER, Outsiáers, Estudies in the Sociology of Deviance, The Free Press, Nueva York, 1963, pp. 8-9

7 H. BECKER, op. cit., pp. 40 y ss

8 E. SCHUR, Crimen Without Victims, Prentice Hall, 1965.

9 E. DURKHEIM, Las reglas del método sociológico, Akal, Madrid, 1978. Pág. 40

10  IBNL,2007. Pág. 63

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