Es importante  entender que ha efectos de mejorar la relación calidad-precio de los bienes y  servicios, la estrategia por Calidad Total debe estar orientada a mejorar el  aspecto humano de la empresa, ya que la Calidad Total es  tarea de todo el personal de la empresa. Este aspecto obliga a prestar atención  a los activos intangibles por su papel relevante en la generación de valor.  Dichos activos, por su propia naturaleza, tienen mayor facilidad para  convertirse en activos estratégicos, ya que el rasgo común de los activos  intangibles y de las capacidades que los movilizan es que son formas de  conocimiento con grados distintos de especialización y complejidad77.
  Aquí radica su  contribución a la construcción de una posición competitiva ventajosa, ya que su  intensidad en conocimiento les otorga una serie de condiciones idóneas para  convertirlos en activos escasos y valiosos y difícilmente imitables por  terceros, lo que facilita la generación de ventajas de diferenciación o costes  y apropiárselas78. 
  La dificultad para  su copia nace de razones legales (protección jurídica), razones físicas  (localización), temporales (prolongado período de tiempo para su acumulación),  informativas (ambigüedad causal o dificultad para identificar el recurso o  capacidad que genera la ventaja) o de indisociabilidad de otras competencias. 
Las empresas  pueden acentuar esta no imitabilidad desarrollando mecanismos de aislamiento79. Su  denominador común o materia prima es la información.
  Frente a los  activos físicos, cuyo uso a través de los servicios productivos que  proporcionan, producen una depreciación de valor, los activos intangibles se  identifican con los servicios productivos proporcionados por el capital  tecnológico, humano y comercial, así como por el efecto sinérgico que crean  conjuntamente y se plasma en la cultura de la empresa. 
Su contenido  básico informativo les configura como bienes que quedan a disposición de la  empresa que los ha acumulado, la cual puede usarlos sin pérdida de valor. 
  En consecuencia, su  aporte a la mejora de la posición competitiva de la empresa radica en que su  disponibilidad permite obtener economías de alcance o gama.
77 Lado, Boyd y Wright (1992); Kogut y  Zander (1992).
  78  Barney (1991); Grant (1991);  Peteraf  (1993).
  79  Lippman y Rumelt (1982)
  Se pone de  manifiesto, entonces, la necesidad de la empresa de orientarse a su interior en  busca de las principales fuentes de ventaja competitiva, concretamente las  variables intangibles (el diseño organizativo, políticas de recursos humanos,  innovación tecnológica, sistemas de planificación y control, etc.). 
  Salas (1993: 339 y  389) sostiene que “la competitividad de una empresa radica en sus factores  internos, y particularmente en la capacidad de sus gestores para desarrollar  habilidades distintivas y para construir alrededor de ellas estrategias y  estructuras organizativas efectivas y eficaces”. 
  Este autor insiste  en que los análisis intraempresariales “en busca de factores internos de  competitividad han destacado los resultados superiores, en términos de  productividad y beneficios, que obtienen las empresas con unas relaciones que  implican un alto grado de participación de los trabajadores en su gestión”.
Si efectuamos una  revisión de las distintas formas que se utilizan en la literatura para medir la  estrategia competitiva de las empresas, vemos que coinciden en destacar la  importancia de ciertas dimensiones, tales como la innovación de producto, la  diferenciación de marketing, el ámbito y el control de costes. Estas  dimensiones se justifican en tanto que las empresas y, concretamente, las de  servicios se enfrentan tanto al reto de mejorar su productividad y avanzar en  la eficiencia de sus procesos como en la mejora de la calidad de sus  prestaciones y adaptarse con rapidez a las crecientes demandas de sus clientes. 
  En el diagnóstico efectuado por el Sistema Argentino de Calidad  Turística (2008), se constata que para el sector de alojamiento los  clientes estarían dispuestos a pagar más por prestaciones de mayor calidad. Hay  que señalar que si el turismo accede a alojamientos incapaces de mantener  cierto nivel de prestación del servicio genera insatisfacciones que repercuten  sobre la totalidad del destino turístico. La insatisfacción generada por algún  componente del sistema turístico origina percepciones negativas que se agregan  a la totalidad del destino. 
En esta nueva  situación, las empresas para obtener de forma simultánea  mejoras de calidad y productividad, tan  necesarias para competir mejor, deberían, teóricamente, adaptar sus estructuras  organizativas y orientarse a la   potenciación de la   microespecialización de sus unidades de negocio a través del  redescubrimiento de sus core competencies80. 
  Con la  microespecialización lo que se pretende es mejorar la calidad de la oferta y  aumentar la eficiencia de los procesos, por lo que los cambios en la  organización del trabajo han de ser contemplados como una dimensión estratégica  clave para potenciar la ventaja competitiva de las empresas. En este sentido,  las empresas obtienen rentas superiores a las normales si el coste de los  recursos necesarios es menor que el valor económico que producen.
  La Teoría  Estratégica de Recursos parte de la definición de la empresa como un conjunto  de recursos y capacidades, estrechamente vinculados al concepto de competencias  vitales81  y del  énfasis sobre los activos intangibles como raíces esenciales de las ventajas  competitivas. Estos recursos y capacidades son la principal fortaleza de la  organización, y deben consecuentemente guiar la elección estratégica. En esta  línea de pensamiento estratégico, un factor crucial es el cuestionamiento del  concepto tradicional de ventaja competitiva, ya que no basta con tenerla,  además, ha de ser sostenible en el tiempo y la empresa ha de apropiarse de las  rentas que genera.
  Según Fernández  (1995), la competitividad de la empresa depende de que ésta sea capaz de  configurar un conjunto único de recursos, difícilmente copiable por los  competidores; recursos movilizados con la ayuda de los sistemas de organización  y gestión que desarrolló, lo que le conferirá una serie de capacidades o  competencias distintivas. La empresa, según esto, deberá desarrollar su propia  combinación de recursos que se explotan conjuntamente, con el ánimo de generar  una renta sostenible a largo plazo que no sea expropiable, al menos no  totalmente, por los propietarios de los recursos.
  Para Barney (1986)  esto sólo lo  consiguen si desarrollan  una ventaja competitiva sostenible creando o explotando imperfecciones en el  mercado de factores estratégicos. 
80 Core Competencies son competencias  clave disponibles en una organización (en conocimientos prácticos, dominio de  procedimientos etc.) que se basan en el nivel de formación, know-how, cultura  del sistema, y que permiten aprovechar mejor los recursos disponibles, escuchar  la voz del cliente, traducir sus expectativas y necesidades a funciones y  exigencias técnicas, organizativas etc., con lo que se posibilita elevar el  cociente de valor, contribuir a elevar los rendimientos y asegurar la vida sana  de la empresa. Estas competencias tienen un carácter relativamente duradero.
  81 Prahalad y Hamel (1990).
  De hecho, los  recursos y capacidades están sujetos a fallos de mercado por lo que no es  posible comercializarlos en mercados perfectos de modo que deben ser desarrollados  internamente, a efecto de diferenciarse a través de sus capacidades  distintivas.
  Capacidades que se  desarrollan en las organizaciones a través de un proceso de transformación, por  el cual recursos estándares son utilizados y combinados dentro del contexto  organizativo, junto a las rutinas organizativas, para producir capacidades.  Éstas se convertirán en esenciales si son difíciles de imitar y valiosas. Dicho  proceso de transformación requiere aprendizaje. El aprendizaje es importante  porque determina el grado de originalidad o especificidad de la capacidad  esencial y porque es una de las causas de su dificultad para imitarla.
Grant (1996) afirma que la emergente Teoría del Conocimiento representa un particular aspecto al considerarlo como el recurso más importante de la empresa. Asimismo, reconoce que el conocimiento es un aspecto central para otras teorías como la del aprendizaje organizativo, lo cual ha incrementado el interés en él, unido a una mayor atención por parte de la empresa y las organizaciones en los activos intangibles. Este autor, presenta las características que reúne el conocimiento como generador de capacidades distintivas: 1) un recurso o capacidad debe ser difícilmente transferido para proporcionar ventajas competitivas sostenibles. Respecto al conocimiento esto es importante no sólo entre empresas, sino también dentro de la empresa; aunque en este último caso se trata de facilitar su transmisión; 2) la eficacia de la transmisión del conocimiento depende de su potencialidad de agregación. La transferencia de conocimiento implica capacidad de recepción o de absorción, que depende de la capacidad del receptor de añadir nuevo conocimiento al existente; 3) exceptuando patentes y copyryghts, el conocimiento no se puede poseer, lo cual desemboca en una ambigüedad en sus derechos de propiedad; 4) la especialización en áreas de conocimiento de los distintos miembros de la organización facilita la adquisición y generación de conocimiento, así como su aprendizaje en mayor medida, y 5) el conocimiento se convierte en el imput básico y principal del origen del valor agregado y de la competitividad de la empresa.
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