BREVE HISTORIA DE LAS IDEAS ECONÓMICAS

Guillermo Luis Luciano

ANTECEDENTES DE LA ECONOMÍA CLÁSICA
Francoise Quesnay

Los economistas, cuyas ideas estamos abordando son individuos fascinantes, con vidas curiosas y personalidades con aristas que de conocerlas nos resultarán inolvidables.
Valga esta pequeña digresión antes de introducirnos en tema para  acreditar lo dicho.
Comenzaremos por una personalidad insigne de la Francia del sigo XVIII: un médico cirujano, el más prestigioso de todos: a sus cuarenta años fue designado Secretario Perpetuo de la Academia de Cirugía, y pasó a ser Cirujano del Rey, se instaló en Versalles por deseo de su otra protectora, nada menos que Jeanne-Antoinette Poisson, marquesa de Pompadour, conocida como Madame de Pompadour, famosa cortesana francesa, la amante más célebre e influyente  de Luis XV,
Además le otorgó título nobiliario, distinciones en las que Quesnay se instalaba cómodamente, al igual que la intrigante vida en palacio, miembro como era de una tradicional familia terrateniente.
Luis XV temía obsesivamente el poder de los riquísimos nobles franceses, y para controlarlos organizó en Versalles la residencia obligada de todos ellos y para entretenerlos era anfitrión de una secuencia interminable de eventos tan fastuosos  como disparatados e inútiles, lo que podría haber sido pintoresco si no hubiese sido financiado con un enorme déficit del Estado, apoyado en impuestos abusivos e impagables aplicados a las clases sociales mas bajas.
Quesnay disfrutaba plenamente esta vida de  intrigas y conspiración aprovechando el tiempo para desarrollar su segunda pasión: desentrañar los misterios del funcionamiento de la sociedad.
Por formación nos legó una lectura de los fenómenos sociales desde la fisiología, comparando el funcionamiento social con el de los organismos vivos: la sangre eran los bienes que circulan por la economía, el cerebro la clase dirigente, y asi hasta el detalle.
Pero su visión no se agotó en esta analogía, sino que a partir de ella creó un instrumento de gran utilidad, cuya potencialidad recién se pudo  desarrollar completamente con el arribo de la cibernética en el siglo XX, la tabla de insumo-producto: Le tableau Economique.
Quesnay advirtió que en la vida económica todos los sectores estaban directa o indirectamente vinculados entre sí y que resolviendo esta gigantesca ecuación se podía prever los cambios en toda la economía producidos por cada una de sus variables individuales.
Doscientos años después, el economista ruso (posteriormente nacionalizado estadounidense) Wassily Leontief desarrolló un modelo muy útil  para estimar los niveles productivos sectoriales y las relaciones intersectoriales, inspirándose en el famoso esquema propuesto por Quesnay en su Tableau Economique. El método imput-output permite una aproximación empírica de las interrelaciones existentes entre los distintos sectores en que puede dividirse una economía.
Quesnay asimismo encarnaba otras paradojas, desde su visión aristocrática de la sociedad sostenía la perspectiva del valor que le permitiría un siglo después a Marx proponer la revolución proletaria, y pretendía dar sostén filosófico al mundo al que él pertenecía, el de los aristócratas terratenientes, afirmando que el único sector que verdaderamente creaba bienes era la agricultura, siendo los otros meros manipuladores y transformadores de materia prima.
Los abusos en la apropiación del excedente social por parte de los nobles franceses que dilapidaban sus enormes fortunas en una vida estéril y dispendiosa mientras que los siervos de sus feudos eran sometidos a una creciente miseria y abusos para sostener los excesos de aquello terminó colapsando la sociedad francesa al provocar las revolución homónima que dio por tierra el universo de relaciones sociales que daban sustento a las ideas de Quesnay.
Como ya hemos visto a lo largo de este análisis, generalmente los conceptos de un período son sucedidos por sus opuestos en el siguiente.
 El caso del pragmatismo brutal y casi primario de los Mercantilistas es sucedido por una doctrina mucho más elaborada que surge en la Francia señorial inspirada en los valores que sostiene su burguesía terrateniente.
Al precepto de los mercantilistas que establece que la riqueza de un pueblo es la acumulación de dinero, oponen uno mucho más elaborado.
Sostienen los Fisiócratas que lo único que verdaderamente generaba riqueza en forma efectiva era la tierra, que multiplicaba naturalmente los frutos, a diferencia del dinero y los metales preciosos que en si eran estériles y no se reproducían por si mismos como las simientes en el campo.
Llaman a las actividades industrial y comercial, y a los trabajadores en ella ocupados la clase estéril porque no reproducen los bienes sino que simplemente los transforman.
Por supuesto que semejante discurso encuentra su andamiaje en los poderosísimos señores feudales franceses, los dueños de las tierras más productivas de Europa, que aceptaban más que gustosos esta doctrina filosófica que los encumbraba en el sitial social de privilegio.
Paradójicamente el principal mentor de esta doctrina no es un terrateniente sino el más famoso cirujano de Francia, Secretario vitalicio de la Academia de Cirugía de Francia y economista por afición.
El secreto de la sociedad bien ordenada estaba, para Quesnay, en que todos trabajaran para los demás pensando que lo hacían para si.
Anticipando las ideas de Smith proponían que las acciones económicas quedaran libradas a la decisión de sus actores sin intervención del estado: laissez faire, laissez passer, la famosa expresión que exhortaba a dejar fluir los eventos económicos sin intervenir en ellos, la apuntaron los fisiócratas en el fortalecimiento de su concepción ideológica.
A esta altura de la descripción de sus ideas es casi redundante decir que tenían una visión de la organización económica centrada en la propiedad privada absoluta.
Quesnay se reía de aquellos que sostenían que todos los hombres tienen derechos sobre las cosas diciendo que era como decir que todos los pájaros tenían derecho sobre todos los insectos.
Adhería a la concepción iusnaturalista de la existencia de un orden natural de ocurrencia de las cosas, que por supuesto, implicaba su escala de valores y sostenía que el derecho positivo debía ajustarse a éstos para que la sociedad se resolviera en armonía.
Probablemente uno de los legados más importantes de Quesnay fue una consecuencia de su concepción acerca del funcionamiento “orgánico” de la sociedad.
Para ejemplificar su idea que la circulación de bienes dentro de la economía se asemejaba a la circulación de la sangre en el cuerpo humano diseñó un esquema al que llamó Le Tableau Economique, una tabla de doble entrada, que mostraba la forma en que se trasladaban de un sector a otro las materias primas y bienes en general, conformando el conjunto de la riqueza.
Esta fantástica idea fue desarrollada en el siglo XX por el economista ruso-norteamericano Wassily Leontief (1906 - 1999), que a través de el esquema de imput-output desarrolló su famosa Tabla de Insumo Producto, que se ha transformado en una herramienta imprescindible del análisis económico moderno.
Una de las primeras consecuencias formidables de la aplicación de este instrumento es la conocida paradoja de Leontief, que le permitió demostrar a través de su análisis de la economía norteamericana con este instrumento, que las exportaciones de Estados Unidos (en 1953) no eran capital intensivas como todos creían, sino por el contrario mano de obra intensiva.
También esta herramienta de análisis, a permitido en nuestro país al Dr. Héctor Sejenovich diseñar una Tabla de Insumo Producto de la Naturaleza, donde por primera vez se ponderan económicamente los activos naturales utilizados hasta ahora gratuitamente por los procesos industriales, con las nefastas consecuencias para el ambiente que la sociedad está rápidamente comenzando a advertir.    
Finalmente, los abusos del Absolutismo en Francia provocaron uno de los estallidos sociales más influyentes de la era moderna: laRevolución Francesa.
Los intelectuales que la pergeñaron, dándole sustento ideológico, propusieron una sociedad con un nuevo paradigma que incluso inscribieron en los símbolos de la nueva nación: Libertad, Fraternidad é Igualdad.
Pero no lograron (otra vez sopa) imponerlo en la organización social: no era el tiempo de programas libertarios, era el momento de la revolución industrial y su paradigma la ganancia.

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