 
                La comunidad indígena  Warao tiene su origen a partir de tiempos remotos, pruebas arqueológicas  sugieren que este pueblo lleva entre siete mil y ocho mil años en el continente  americano. Mucho antes de la llegada de los europeos, ya los Warao habitaban el  actual estado Delta Amacuro, la tradición oral de estos indígenas registra que  llegaron al Delta desde Trinidad, antes del último período glacial, cuando  estos dos territorios estaban unidos.
  La presencia del pueblo  Warao en las tierras del Orinoco no ha sido exclusiva, pues ha tenido que  convivir con otras etnias originarias, no siempre pacíficamente. Según la  tradición oral Warao, este pueblo ha vivido tranquilamente con los de  ascendencia Arawak. Pero han sido menos afortunadas sus relaciones con aquellos  de filiación Karibe, a quienes hoy todavía temen. Escalante, B. y Moraleda, L.  (1992) en su obra “Narraciones Warao. Origen, cultura historia” señala que  algunos integrantes de este pueblo expresan que “los indios Karibes son muy  peligrosos (…)por eso cuando andamos por el monte y percibimos de repente el  olor de las comidas aliñadas, es señal de que cerca del lugar andas los indios  Karibes. Esto nos asusta, porque les tenemos miedo. Hay que alejarse del lugar  si no queremos morir”. Debido a los ataques de los Karibes, los Warao se vieron  obligados a internarse en los caños, a los que hicieron sus hogares y  en los cuales preservaron su cultura, a pesar  de la inclusión de los europeos que llegaron a colonizar América.  
  Otras referencias  indican que la etnia Warao se originó a partir de grupos humanos provenientes  de los Andes Peruanos, conocidos como la tradición Kotoch o Chavin, quienes se  introdujeron en este territorio. Ellos aportaron a los primeros pobladores  conocimientos de alfarería de la cual se guardan reminiscencias formales y  técnicas de prehispánica y horticultura. Los investigadores señalan que el  nacimiento de esta etnia se fundamenta en dos teorías anteriores sobre el  origen de esta comunidad indígena, la primera corresponde a hallazgos arqueológicos  y a la tradición oral de sus habitantes, y la segunda teoría está sustentada en  el estudio de las técnicas de cultivo y artesanía empleadas por los mismos. 
  Sin embargo, aún cuando  difieren sobre el nacimiento de esta comunidad indígena, todos coinciden en que  el desarrollo y asentamiento de la historia de los Warao está unida al agua,  especialmente a los caños del delta del Orinoco.
  Desde principios de la  época de la colonia, el brazo principal del delta del Orinoco y el Caño Macareo  se convirtieron en los más importantes puntos de entrada de los exploradores  que incursionaban en estas tierras. A partir de entonces surgieron varios  informes españoles, y de otros europeos como los comerciantes neerlandeses, que  documentaron la presencia de los Warao en este territorio. No obstante, el dato  más relevante de los primero contactos de los Warao con los europeos, es el de  su persistente refugio en los caños del Delta y la utilización de ellos para  familiarizarse con el territorio. Las exploraciones en esta parte del  territorio abrieron el paso a los misioneros religiosos que crearían junto a  los Warao nuevas poblaciones y dejarían documentados sus conocimientos sobre  esta cultura. 
  En la actualidad, esta  etnia continúa siendo parte importante de los habitantes de este Estado,  inmersos en su propia cultura y adoptando del continuo cambio ambiental aquello  que le reporte mayor utilidad a su economía. 
  La palabra Warao es una  autodenominación que en la lengua originaria de este pueblo significa “gente de  embarcación” (wa: embarcación, y arao: gente, habitante) este término proviene  de la intrínseca  forma de vida del  Warao, la cual se desarrolla a orillas del Río Orinoco, quienes construyen sus  casas sobre el agua. El Warao es nómada por naturaleza, por ello se transportan  en curiaras (canoas) a través del río para pescar y llegar a tierra firme,  donde puede sembrar y cazar el alimento de cada día. En la cultura Warao no  tener una canoa es símbolo de pobreza, todo Warao tiene su canoa la cual  aprende a utilizar desde la niñez. Con fines didácticos los padres suelen  construir a los pequeños canoas a su medida, de modo que aprendan a  familiarizarse con ella y con su uso.   Generalmente habitan en viviendas denominadas palafitos, construidas  sobre una plataforma de madera y soportada por bases del mismo material, las  mismas se ubican en las riberas de los ríos y caños.
En Venezuela la comunidad Warao habitan los siguientes estados:
También existen comunidades Warao en Guyana y Surinam.
La lengua Warao es un  dialecto aislado, que no presenta rasgos comunes con otras lenguas originarias,  por lo que se denomina como una lengua monolingual, es decir, una lengua que no  proviene de otra y que sus orígenes están basados en sí misma; no es un  producto, ni evolución de ninguna otra lengua conocida actual o extinta, esta  lengua es principalmente hablada en el orden correspondiente Delta Amacuro,  Sucre, Monagas, Guyana y Surinam.
  Entre esta lengua  indígena existen cuatro variantes o dialectos los cuales son conocido entre  la cultura Warao como:
Dichos dialectos se  pueden dividir también geográficamente como Alto Delta (Kokuina, Manamo,  Makareo), Centro (Mariusa, Winikina, Arawabisi), y Bajo Delta (Merejina,  Sakupana, Ibaruma, Arature, Amakuro), en esta última zona hay una subdivisión  del dialecto, ya que las comunidades cercanas al Mar Caribe han sido  directamente influenciadas por Trinidad y Tobago y Guyana.
  Para la representación  gráfica de la lengua Warao se ha establecido el uso de 17 letras:  a-b-d-e-i-j-k-m-n-o-p-r-s-t-u-w-y, en cuanto a la pronunciación, se tiene que  los cinco sonidos vocálicos del Warao son iguales a los del castellano, sin  embargo, algunas variantes regionales demuestran la existencia de sonidos  nasales para las cinco vocales. En la sílaba tónica natural del Warao tiende a  ser la penúltima, lo que le da una musicalidad grave, semejante a la del  español, en muy pocos casos se registra el cambio de sílaba tónica hacia la  última sílaba. La sintaxis clásica del Warao coloca al objeto de la oración  entre el sujeto y el verbo. 
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