APRENDIZAJE EN LA ORGANIZACIÓN: LAS FORMAS DE GENERACIÓN DEL CONOCIMIENTO EN EL CONTEXTO ORGANIZACIONAL. PROYECTO PROMEP-UNACH

Manuel de Jesús Moguel Liévano

2.8. Los saberes organizacionales: actitudes, habilidades y conocimientos.

En otro apartado de la investigación Aprendizaje organizacional: naturaleza, evolución y perspectivas, se propone la idea que los saberes organizacionales están conformados por las actitudes, las habilidades y los conocimientos, los cuales constituyen esferas de aprendizaje en los individuos, que las organizaciones otorgan mayor o menor peso para las actividades de aprendizaje.
Al respecto el grupo de profesionistas de la CF coincide en afirmar que el saber más importante de entre los tres son las actitudes, porque el querer hacer las cosas conllevaría a lo demás, es decir, a los conocimientos y a las habilidades.
La actitud, aseguran, considerada como la capacidad de atención, de absorber con todos los sentidos las cosas, es primordial para aprender. La gente joven normalmente está más interesada en aprender, opinan, mientras la gente adulta tiene que cambiar su forma de pensar, aunque esta no es una empresa fácil.
De alguna manera la actitud es la predisposición de todo individuo para estar motivado y tener el sentido de competencia, además de ser reconocido por su trabajo.
El cambio de actitud proviene de la reflexión, aseveran los entrevistados, cuando se han propuesto hacer o aprender algo, cuando las personas se dan cuenta que no hay otra salida y necesitan estar involucrados y comprometidos.
Para otras personas las actitudes –propiedades internas de los individuos–  se encuentran muy ligadas a las habilidades y en otros casos a los conocimientos, porque aunque quieran hacer las cosas pero no tienen las habilidades o el conocimiento de los procesos, estos pueden dificultarse. Con relación a los problemas de actitud que han enfrentado en sus esfuerzos de aprendizaje, tenemos el siguiente comentario:
“Anteriormente los problemas dentro de la empresa eran de actitud, gente muy negativa, reacia, poco cooperativa y mal orientada para no trabajar bien. Si la persona de alguna forma tiene mala actitud, así posea conocimientos y habilidades, automáticamente es negativa a la institución”.
Para cambiar a las personas hacia una actitud positiva, manifiesta el grupo de entrevistados, han optado el camino del diálogo, para hablar con la gente e insistir para buscar la forma de atender la situación. Al principio las personas no entendían que los querían ayudar, reconoce uno de los entrevistados, y había quienes en el proceso de tratar de cambiar sus actitudes, se convertían en sus enemigos hasta el grado de agredirlos físicamente.
Una parte importante en el proceso de cambio de actitudes, afirman, son las pláticas de relaciones humanas impartidas a los trabajadores con resultados muy satisfactorios, donde van adoptando actitudes positivas. Como afirma uno de los supervisores:
“Nuestro objetivo llegar a remover esa actitud de aprender para que se convierta en algo interno. En el caso de las personas reacias procedo a reunirlos con los proactivos o conversos, para lograr el intercambio de ideas”.
Otro aspecto importante valorado por los profesionistas entrevistados, aunque no al nivel de relevancia de las actitudes, son las habilidades tanto físicas como mentales, para muchas personas ligadas con las primeras y con los conocimientos. Una opinión que asocia juventud, actitud y aprendizaje, establece:
“El conocimiento que adquiere una persona en el trabajo, aparte de tener la habilidad de aprender, consiste en la edad y la actitud; entre más joven es, mayor conocimiento desarrolla”.
Otro comentario destaca la participación de ambas partes en el proceso de enseñanza-aprendizaje en la organización de la siguiente manera:
“Debe haber disponibilidad de ambas partes, tanto de la persona que sabe y debe enseñar, como de la persona que quiere aprender y tenga deseos de hacerlo”.
En relación con la pregunta formulada al grupo de personal técnico de la CF acerca de cual de las esferas de saberes organizacionales consideran de mayor relevancia en sus actividades de aprendizaje en la organización, la mayoría pondera las tres áreas, con una mayor preferencia hacia las actitudes. Como afirma uno de ellos:
“Con la actitud las personas pueden trabajar aunque no se conozca la misión de la organización”.
De acuerdo con los entrevistados, las personas que no aprenden es porque les falta actitud, no tienen iniciativa. Según ellos las actitudes es lo más difícil para aprender. Algunas personas asisten a los cursos de capacitación, afirman, más por la crítica que por aprender, y no salen igual de “concientizados”. 
La actitud, también identificada en este caso como la disponibilidad o voluntad de querer aprender, debe estar en primer lugar, según los funcionarios entrevistados; aunque, reconocen, muchas personas no tienen una buena actitud. En segundo lugar, colocan los conocimientos, y otros las habilidades. En palabras de uno de ellos:
“La habilidad se adquiere por medio de la experiencia a través de los trabajos realizados y el tiempo que uno le dedique”.
Otra persona manifiesta:
“La habilidad es también muy importante, es la forma de manifestar el conocimiento y la actitud. Lo más importante en el aprendizaje es la habilidad, considero, y en segundo lugar el conocimiento”.
El intercambio de habilidades, obtenidas de la experiencia o de la técnica, con los conocimientos que traen los profesionistas de la universidad, sostienen, ayuda al proceso de  aprendizaje en la organización. Aunque es cierto que las personas pueden nacer con ciertas habilidades más desarrolladas, dicen, y aprender mejor las cosas. Depende también de dónde y cómo se han desarrollado. Los conocimientos son los que realmente tienen valor en la organización, opinan otras personas.
Uno de ellos lo pondera así:
“Considero que primero es el conocimiento, después las habilidades y por último las actitudes”.
Otro de los entrevistados asegura no atreverse a decir que una u otra esfera de aprendizaje es más importante. Su recomendación es aprender a manejar y equilibrar muy bien las cosas, buscar el equilibrio del aprendizaje no solo en el trabajo, sino también en el aspecto social, religioso, y lo explica de la siguiente forma:
“En relación con las actitudes, los conocimientos y las habilidades, no puede uno tener en abundancia una de ellas y estar carente de las otras porque perdería la razón o el buen juicio. Si tengo la habilidad para manejar un equipo de cómputo, pero desconozco los paquetes y cómo funcionan, si no tengo el conocimiento no va ser productiva mi habilidad”.
En relación con este tópico, la mayoría de los entrevistados del SM considera que los tres saberes organizacionales, como son conocimientos, habilidades y actitudes, tienen similar importancia en los procesos de aprendizaje de las personas en la organización. Uno de los entrevistados lo expone con las siguientes palabras:
“Para mí las tres son importantes, pero cuando existe un problema de actitud negativa no se puede desarrollar ninguna de las otras dos. El requisito principal para aprender es querer”.
La combinación de las tres esferas de aprendizaje es lo ideal, afirma otra persona. Independientemente de tener actitud, la voluntad y por supuesto las habilidades. Aunque, sostiene, si tiene que elegir ubica en primer lugar las habilidades. En su opinión, los tres elementos o esferas van de la mano; y admite:
“Un trabajador puede tener disposición de hacer las cosas pero no tener las habilidades; y si tiene habilidades, a pesar de que no tenga el conocimiento, puede tener la voluntad de hacer las cosas de una forma o de otra”.
Una amplia mayoría de las personas entrevistadas se pronuncian por la actitud como la esfera de aprendizaje más importante en la organización, también llamada disposición para hacer las cosas, lo consideran como el factor que lleva a los trabajadores a realizar bien su trabajo. Uno de ellos lo explica de la siguiente forma:
“En relación con los conocimientos, las habilidades y las actitudes, considero que la actitud es la más importante para el aprendizaje, es como alcanzar una meta fijada anticipadamente”.
Las actitudes de las personas no son muy favorables para el trabajo y el aprendizaje en la organización, afirman algunos funcionarios, y exigirles se deben establecer reglas y normas de trabajo. Consideran importante tratar de cambiar la actitud de la gente, porque hay mucha gente que nunca conoce la misión, la visión de su organización.
En opinión de otra persona, lo más importante en la gente en la organización es su actitud; hay personas con muchos conocimientos pero apática, sin iniciativa. Los conocimientos hoy día, sostiene, se pueden obtener por diversos medios, inclusive Internet, y todas las personas están en posibilidad de acercarse a una computadora.
Uno de los entrevistados afirma haber establecido ideas para estimular el ánimo entre los trabajadores, porque asegura, quería verlos primero bien en su trabajo. En su opinión, el trabajo era considerado como una carga para muchos y había que cambiarles esa mentalidad con cosas sencillas, como a barrer y limpiar su área de trabajo, llenarles la mente de cosas positivas, y acercarse a cada uno de ellos mostrando preocupación por su situación laboral y familiar. Esto con el fin de buscar cambiar su actitud en la organización.
La actitud, coinciden los entrevistados, en buena medida se encuentra fundamentada en la educación, en las enseñanzas de valores inculcados en la familia, así como de las experiencias personales de cada individuo, lo que orienta su actitud hacia una posición positiva o negativa. En una actitud transparente, una persona comenta:
“Yo he tenido la disponibilidad de querer aprender y la empresa ha tenido la disponibilidad de mandarme a aprender”.
Ciertos trabajadores son muy entusiastas, observan algunos funcionarios entrevistados; “les ha caído el veinte” y le echan ganas al trabajo, pero los demás continúan en un eterno descanso. En su opinión, para las personas positivas los esfuerzos de aprendizaje es ganar experiencia, ganar tiempo, mientras que para las personas negativas representa una pérdida de tiempo. La desintegración familiar prevaleciente en muchos hogares en México, afirman, ocasiona una actitud negativa en las personas, lo cual se refleja en el trabajo. Uno de ellos lo describe así:
“Las personas con cargas emocionales negativas ya lo traen desde la familia, no precisamente de la escuela”.
Otro grupo de funcionarios entrevistados pondera como fundamental para el aprendizaje organizacional al conocimiento, considerándolo trascendente para el crecimiento de una empresa; entre más conocimientos tengan las personas pueden solucionar de mejor manera sus problemas.
Otra persona alineada con la idea del conocimiento declara que se deben analizar los procesos en los que intervienen los trabajadores, debiendo conocer como se ejecuta el proceso sin errores. Si se desconoce el conjunto de actividades que se operan en el trabajo, no se pueden establecer tiempos para su realización.

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