DISCURSOS, REPRESENTACIONES Y DEBATES SOBRE CUESTIONES AGRARIAS EN LA PRENSA ARGENTINA. LA “REFORMA AGRARIA” EN LA NACIÓN, LA OPINIÓN , ANALES Y LA TIERRA – 1973

Marina Poggi
marinapoggicarter@gmail.com

3.2. Construcción significativa acerca de la propiedad de la tierra en la prensa corporativa. Anales y La Tierra: Región histórica y región discursiva

La conceptualización del espacio que se utiliza a partir de la década de 1960 se inscribe en una tendencia de las ciencias sociales a considerar el contexto como un elemento analítico de suma importancia. Tal como ocurre con una región histórica, incorporar el contexto a un análisis permite, además de describir una realidad, explicarla (Girbal-Blacha, 1997) . Entonces, así como los límites regionales se dinamizan, los límites que caracterizan a un discurso determinado pueden advertirse en el modo de significar determinados símbolos.
A partir de la década de 1960, la definición de región toma distancia de la estática noción proveniente de la geografía francesa, para abrir el horizonte y relacionarla con el contexto (Girbal-Blacha, 1997). De esta manera, una región -en términos históricos- comporta determinadas características: “la región como organización territorial y funcional se constituye en una construcción histórica producto de un tipo de organización particular detrás de la cual operan procesos políticos y un tipo específico de desarrollo económico” (Girbal-Blacha, 1997). Así, las concepciones de espacio y de región vuelven más flexibles, apartándose de una definición sólo de orden natural, y acercándose a la idea de “flujos que permiten diseñar un diagnóstico regional, admitir la idea de cambio y aplicar, en consecuencia, políticas correctivas” (Girbal-Blacha, 2006).
Por otra parte, el contexto no se limita al uso espacio temporal del lenguaje, sino que amplia sus márgenes al ámbito social e institucional en que un discurso se desarrolla.  La idea es que la lengua no se presenta ante el sujeto como un código estático, como un puro reflejo de la realidad, sino que las prácticas discursivas son concebidas como redes, en donde un discurso determinado es poseedor de una historia; es decir que un discurso es el producto de una red de discursos, que a la vez continuará tejiendo redes, con un potencial transformador de dichas prácticas. El contexto es entonces el elemento que permite abrir un juego retórico donde se propone invertir el trayecto recorrido habitualmente, en el que se utilizan los discursos como herramientas para analizar y comprender los debates por los cuales una región queda conformada como tal, utilizando la idea de región a modo de instrumento para caracterizar a un discurso, conformando así la noción de región discursiva como elemento para este análisis, y caracterizando como tal a los diversos discursos ofrecidos por cada publicación corporativa estudiada.
Entonces, así como territorialmente se conforman regiones que no solo contemplan la geografía para delimitarlas, para conformar una región discursiva cada sujeto tiene a su disposición un amplio abanico de elementos que configura a la hora de elaborar un discurso. Esa combinación se realiza de forma discriminatoria: se elige siempre uno entre varios, y esta elección es subjetiva, intencional,  tiene que ver con el contexto en el que se enuncia, con lo que se quiere decir, y de acuerdo al público receptor. En esa discriminación reside la construcción del sentido, ya que se eligen unos códigos y no otros, porque se quiere enunciar una determinada cosa y no otra. De este modo, los límites regionales no son sólo geográficos, sino también discursivos: dentro de un mismo espacio regional pueden advertirse significaciones diversas relacionadas con la construcción significativa de un concepto.En tal caso, esa construcción estará determinada por la interacción con otros sujetos en un espacio-tiempo determinado, en un proceso histórico en que una realidad es negociada.
Como ya se ha mencionado, la tierra es un objeto tangible, en cambio, la percepción sobre su posesión o no-posesión varía. En lo relativo a la SRA y la FAA, las posturas ideológicas en torno al concepto de propiedad de la tierra se encuentran opuestas, y como resultado la postura frente a la posibilidad de una reforma agraria también resulta antagónica, postulándose en contra la primera y a favor la segunda.
Para ejemplificar el análisis de este apartado se han tomado exclusivamente los editoriales publicados durante 1973 en el principal órgano de difusión de cada entidad (Anales y La Tierra). Se consideran los editoriales exclusivamente ya que es allí donde se expresa la línea editorial de cada medio, y por transferencia puede advertirse el pensamiento de cada entidad. El editorial expresa una evaluación de un determinado acontecimiento, siempre ligada a la noticia original, pero tomando cierta distancia de ella, y puede ser un espacio pensado como reflejo de un proceso social.
El debate pre-electoral  iniciado a fines de 1972 y principios de 1973 consideró entre las propuestas económicas una revisión de la política agraria. Las discusiones por la estructura de la propiedad y el tamaño de las explotaciones agropecuarias adquiere importancia en la medida de que las políticas públicas estuvieron orientadas a modificar la estructura de la tenencia de la tierra (Heinz y Reguera, 2006). Es en este contexto de debate político en que fue adquiriendo importancia la problemática agraria, en el que se inscribe la cuestión del acceso a la propiedad y a la tenencia de la tierra, y la elaboración de los discursos que la enuncian.
A mediados de 1973 seis anteproyectos de leyes son sujetos a juicio del Congreso de la Nación Argentina. Dichos proyectos estaban referidos a: la suspensión de desalojos, colonización, fomento agrario, arriendo forzoso, actualización de la ley de arrendamientos y aparcerías rurales (13.246) y concentración de minifundios. Este hecho es registrado por La Tierra con entusiasmo:

como productores agrarios integrantes e integrados a la gran comunidad nacional, otorgamos fundamental importancia al momento que estamos viviendo, referido este al conjunto de seis anteproyectos de leyes, sometidos a la consideración del H. Congreso, que hacen al imperio de la función social de la tierra.

Por su parte, Anales revela frustración ante el mismo evento:

El giro de los acontecimientos más recientes ha disminuido notablemente el caudal de esperanzas que pretendíamos conservar. Severísimos proyectos en materia de leyes impositivas para el agro que llegan a afectar en grado sumo el derecho de propiedad y la garantía constitucional de la equidad están al borde de la sanción legislativa.

Sin embargo, el discurso no puede ser comprendido sólo por la forma de nombrar un acontecimiento de manera positiva o negativa, sino que debe ser puesto  en relación con el proceso de construcción de ese discurso. En términos de Voloshinov, “la comunicación discursiva jamás puede ser comprendida y explicada fuera del vínculo con una situación concreta” (Voloshinov, 1996), y a la situación concreta debe ser sumada la historia de cada discurso. Es decir que la explicación de la manera de significar el acontecimiento no se explica por el acontecimiento mismo, sino por la posición histórica de cada entidad: mientras que la SRA defiende la propiedad y la acumulación de tierras, siendo que la propiedad de la tierra se constituye como elemento de poder, la FAA tiende a una función cooperativa de la tierra, aunque pueda advertirse en sus discursos que el fin concreto perseguido en cuanto a la tierra es posibilitar el acceso a la propiedad. Al respecto, vale aclarar que la FAA en sus inicios defendía, en líneas generales, reglamentar las condiciones de arrendamiento para mejorar las condiciones de los colonos; con el transcurso del tiempo, sus reclamos fueron tendiendo a favorecer las condiciones para el acceso a la propiedad de la tierra.
En el editorial del 2 de agosto de 1973 es la misma entidad quien declara que

la Federación Agraria Argentina nunca ha creído en el arrendamiento como un sistema ,

y agrega que

la propiedad, por lo que hace a la seguridad en las inversiones como fruto de la estabilidad […] deberá ser fruto de las circunstancias permanentes.

Por su parte, la SRA en el editorial de la edición de noviembre/diciembre de 1973, insiste en su preocupación argumentando que:

los gruesos nubarrones de la reforma impositiva en manos del Congreso, impiden al hombre de campo respirar una atmósfera de seguridad que le permita trazar planes de alcance por lo menos mediano, en su empresa rural.

De este modo, puede observarse la función del editorial como reflejo de un proceso, en donde un discurso de una determinada entidad retoma a otro anterior de la misma entidad, a la vez que responde a otro discurso ajeno, construyendo así una red  que los pone en relación:

Es del modo señalado que las regiones discursivas estarán delimitadas por el significado de las palabras. Mientras que, ante una misma medida legislativa, la FAA argumenta la seguridad en la estabilidad que ella provoca, la SRA percibe el hecho como un impedimento para la seguridad en la estabilidad. En consecuencia, el mismo código es utilizado en el caso de La Tierra con una valoración positiva, y en el caso de Anales con una valoración negativa.
Cada uno de los discursos mencionados tienen una historia, y cada uno de ellos es el resultado de la historia de sus antepasados discursivos y de las redes construidas. A la vez, son poseedores de un potencial transformador de los nuevos discursos, los cuales vendrán a contestarlos, a retomarlos, o simplemente los tendrán en cuenta. Así, todo discurso está pensado en relación a dar respuesta  a otro anterior, y a la vez se anticipa a discursos posteriores. Esto es la idea de dialogicidad propuesta por Voloshinov (2009 [1929]) en donde, en una situación de interacción social, todo discurso estaría orientado a otro. Entonces, la construcción significativa de un concepto determinado está dada por el contexto histórico social, en una determinada época y para un grupo social determinado.
La consulta de las fuentes arroja en el discurso de los Anales que la propiedad de la tierra es concebida como una mercancía con todas sus cualidades: puede comprarse, venderse, heredarse o alquilarse; y como tal su posesión y acumulación dan poder a su dueño. En el caso de La Tierra,la propiedad de la tierra también se concibe como una mercancía, pero la diferencia en la concepción radica en la no-posesión.
La importancia del par propio / ajeno en cuanto a la propiedad de la tierra se establece en la posibilidad o imposibilidad del sujeto en cuanto a dominar, pertenecer y permanecer.
Cabe destacar que las dos entidades estudiadas están a favor de la propiedad privada de la tierra, y la diversidad reside en que unos la tienen y otros no: los extremos del debate varían entre la posesión y la necesidad.
Es así que se plantea la posibilidad de que, para instituciones diferentes, la percepción de su entorno se conforme en lo que en este estudio se ha definido como una región diferenciada por límites discursivos. El discurso impone fronteras, las cuales pueden ser encontradas en el significado y en la percepción de las palabras para los diferentes grupos sociales, aunque habiten e interactúen en el mismo territorio geográfico.

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