DISCURSOS, REPRESENTACIONES Y DEBATES SOBRE CUESTIONES AGRARIAS EN LA PRENSA ARGENTINA. LA “REFORMA AGRARIA” EN LA NACIÓN, LA OPINIÓN , ANALES Y LA TIERRA – 1973

Marina Poggi
marinapoggicarter@gmail.com

6. Conclusiones

La restauración democrática del gobierno peronista en 1973 se dio en medio de un clima político sumamente convulsionado, en el que la enorme convocatoria política de la figura de Perón no era lo suficientemente acompañada por un programa económico fuerte. Las medidas propuestas encontraban inmediatamente oposición en los diferentes sectores sociales, y las conciliaciones resultaban cada vez más difíciles, llevando cualquier medida al fracaso.
El año 1973 resulta un momento interesante para estudiar el comportamiento y la existencia de la relación entre el campo y la prensa, porque a lo largo de todo el año mencionado se discutieron ideas en torno a modificaciones en la política agraria. En este sentido, el inicio de 1973 fue el escenario de los debates preelectorales y es una de las pocas veces que la cuestión de la reforma agraria forma parte de este tipo de discusiones. Luego, la implementación de la política agraria llevada adelante por el breve gobierno peronista de Héctor Cámpora también ocupará un espacio de interés destacado, y durante ese año continúa una política basada en la justicia social y la redistribución, con el gobierno democrático de Juan Domingo Perón. El principal objetivo de las medidas reformistas para el agro pretendían que la tierra no tuviera solo un fin especulativo, sino un fin productivo, y la legislación debería operar en ese sentido.
Tanto en el imaginario colectivo como en las diferentes fuentes bibliográficas, se asocia al diario La Nación con el sector agrario. Tal vinculación no es casual, ya que en una rápida hojeada por el periódico se destacan por su abundancia las imágenes de venta de ganado en la sección diaria de clasificados, la publicidad, la amplia cobertura de la exposición anual en la Rural, el espacio de utilizado para solicitadas por la SRA y el suplemento de los sábados; estos son algunos de los factores que ayudan a que tal idea se instale en la creencia popular, considerando que la temática agraria no ocupa un lugar tan destacado en ningún otro medio de circulación nacional.
Desde su fundación, La Nación se mostró en defensa del modelo agroexportador, y destacaba el hecho de que la Argentina se convirtiera en el “granero del mundo”. Sin embargo, hacia 1970 el modelo agroexportador ya no era el único, como sucedía un siglo antes, sino que la industrialización y el interés de la política peronista por la industria cobra protagonismo. Sin embargo, el diario mantiene al respecto su postura original, y en sus páginas la cuestión industrial no es cubierta periodísticamente con el mismo interés y énfasis que la cuestión agraria. De todos modos, el discurso agrario que La Naciónproduce y reproduce se posiciona en favor de un sector en particular del agro, y este sector corresponde a una clase alta de terratenientes y ganaderos argentinos. En sus inicios, el diario llevaba bajo el nombre una leyenda que decía “diario de intereses generales”, que en el año estudiado ya no aparece. Efectivamente, hacia 1973 La Naciónya no era un diario de intereses generales, sino más bien de intereses particulares.
Durante 1973, La Nación se hizo eco del proceso de revisión y discusión de la política agraria, en el marco del debate preelectoral en el que este proceso estuvo contenido. La implementación de una reforma agraria, en un sentido amplio, sería en términos de reforma impositiva, e incluiría modificaciones en el sistema de tenencia, ya que el impuesto a la renta normal potencial y a las tierras improductivas operarían en ese sentido. En relación a este debate, el diario utilizó sus columnas para sostener un discurso de oposición a una reforma agraria y a cualquier instrumento que actuara en un sentido reformista, en cuanto a la tenencia latifundista de la tierra. El porcentaje de ventas de La Naciónen 1973, en relación a las seis publicaciones diarias de circulación nacional del período, asciende a un 15%, ocupando entonces el cuarto puesto. Sosteniendo que ese porcentaje de lectores de prensa diaria corresponden a una clase alta argentina con amplias esferas de influencia, el dato no resulta menor, y por el contrario, cobra una dimensión significativa.
La Naciónincorporó en su escena enunciativa la diversidad de voces que aparecieron en torno al debate de la reforma, pero intensificó los argumentos en defensa de la propiedad privada de la tierra y en contra de la implementación de una reforma agraria. Este último discurso opositor era el mismo que mantenían los terratenientes locales vinculados a la Sociedad Rural Argentina, y ello puede comprobarse mediante el hecho de que ambas publicaciones utilizaron principalmente los mismos topoi para construir las argumentaciones: tanto La Nación como Anales utilizan primordialmente los topoi de Desventaja / Inutilidad e Historia. De este modo, uno y otro medio construyen su oposición a las medidas reformistas, y en este aspecto defienden la postura terrateniente, tendiente a la acumulación de tierras con fines especulativos. En cambio, la FAA aparece en pocas oportunidades entre las páginas de La Nación, y estas apariciones tienen que ver con hechos puntuales, los cuales son informados a su público lector mediante noticias, a diferencia de la SRA que además se encuentra presente por medio de solicitadas y abundante publicidad, principalmente durante el período de la exposición anual de Palermo.
Por su parte, el diario La Opinión encarnó para la prensa argentina un nuevo modelo de periodismo. El carácter analítico y las notas firmadas daban cuenta en su inicio de un período de libertad del que gozó el espacio público a principios de la década de 1970, libertad que se extinguió rápidamente en la mitad de la década.
Aunque el estilo periodístico de La Opinión no estuvo pensado para proclamarse a favor o en contra de temas agrarios -sino que fue pensado como medio de “formación” de opiniones para una “inmensa minoría” de jóvenes universitarios, empresarios y clase media en general, quienes concebían al medio como un espacio de reflexión y no de información-, sin embargo se pudo observar en el estudio que el diario sí tomó una posición respecto de los temas agrarios, y esta postura llegó de la mano de la defensa de intereses económicos, asociados a las vinculaciones que el director de la publicación deseaba mantener con el poder. La publicación, del mismo modo que lo hizo La Nación, incorporó a la escena la multiplicidad de voces que conformaron el debate por la reforma agraria, pero se concentró en intensificar los argumentos propuestos por el peronismo gobernante, y utilizó como herramienta principal el topoi  de Ventaja / Utilidad para organizar sus argumentos a favor de la política económica en curso.
Jacobo Timerman, dueño y fundador de La Opinión, le dio preferencia a las cuestiones empresariales del diario por sobre las ideológicas, y procuró mantenerse cerca del poder de turno. Las estrechas relaciones con el Ministro de Economía José Ber Gelbard dejaron su huella en La Opinión, en lo relacionado con el tratamiento de las noticias referidas a la temática agraria. Los argumentos esbozados por el diario para presentar y defender el Impuesto a la Renta Normal Potencial de la Tierra poseen mayores coincidencias argumentativas con la información publicada referente a las propuestas del presidente Héctor Cámpora en el mismo diario. Así, los argumentos expresados por la dirigencia política son apoyados por La Opinión y operan del siguiente modo:

De esta manera, se observa que el diario La Opinión, durante 1973 y en lo relativo a la temática agraria referente a la posibilidad de una reforma agraria, no sólo posee una postura ideológica a favor de una reforma, sino que esta postura es además de apoyo a la política económica oficial.
En La Nación, en cambio, las argumentaciones presentadas a favor de una reforma resultaron atenuadas por su escasa aparición: un total de ocho veces la expresión reforma agraria fue expresada en términos positivos, y en los ocho caso la expresión correspondía a la cita de una voz externa al diario. De este modo, se advierte que la producción de noticias de La Nación se elabora intencionalmente de acuerdo al discurso que se pretende poner en circulación.
Luego, en el transcurso del año, en La Naciónabundaron las ejemplificaciones positivas y negativas respecto de cómo debería ser una reforma agraria, y de que modo no debería llevarse a cabo, asumiendo un papel didáctico de consejero y alerta de las acciones de gobierno. Así, los casos de Alemania y Francia fueron presentados como modelos a seguir, mientras que Italia y Chile se presentaron como experiencias negativas.
Como ya se ha mencionado, los discursos construidos respecto al agro, y particularmente el de la defensa de la concentración de tierras, no aparecían en el suplemento dedicado al campo los sábados. Allí puede encontrarse una sola nota que hace referencia a la reforma agraria, en donde se habla de antirreforma, en contra de la partición natural de tierras que deviene en minifundios improductivos. Luego, las notas en el suplemento se concentran en información dirigida al empresario rural. Específicamente, el suplemento no comporta ninguna diferencia con los otros suplementos publicados de lunes a viernes, y el espacio ocupado en cantidad de páginas también es el mismo. Entonces, la estrategia del diario es incorporar su postura respecto a la temática analizada en el cuerpo principal del diario, como un elemento más que se suma a la línea editorial de la publicación.
Las argumentaciones que resumen la postura de La Nación en defensa de la propiedad de la tierra, y en oposición a medidas reformistas en relación a la tierra, son básicamente:

Además, estos argumentos estaban fundados en que los minifundios provocaban una caída en la producción, y ello generaba dependencia de importaciones en los productos agrarios. En este sentido, la SRA defendía estos mismos argumentos, y en las páginas del diario puede observarse que tales prácticas discursivas constituyen parte de una red intertextual de discursos, que dialogan con otros discursos externos y que son reproducidos incluyendo al contexto, pero intensificando intencionalmente los elementos que se pretenden enfatizar, mientras que otros son borrados o atenuados.
En esta misma dirección, se ha observado que en el repaso por sus cien años de vida, La Nación otorga un espacio destacado a la SRA y deja de lado a otras entidades agrarias que también nacieron y existieron desde entonces. El diario La Naciónse identificó desde sus comienzos como un espacio en donde puedan reflejarse los principios constitucionales. Sin embargo, respecto de la cuestión agraria, la expresión se mantuvo en un estilo tradicional, y respecto a la posibilidad de variaciones en el régimen de tenencia de la tierra, se mostró ideológicamente en una postura conservadora, cercana al pensamiento de la SRA.
En cuanto a la prensa corporativa específicamente, los medios seleccionados poseen la particularidad de emanar de entidades que tienen posturas heterogéneas en cuanto a la aplicación de una reforma agraria.
La SRA, por un lado, se opone completamente a cualquier política agraria que intente modificar el modo de tenencia de la tierra. Anales solo incorpora a la escena enunciativa las voces de la SRA, y se concentra en oponerse a la reforma, pero sin reflejar el debate en sus páginas. Como estrategia discursiva, prefiere evitar cualquier referencia a una reforma agraria en esos términos y simplemente se acerca a la temática por medio de opiniones en oposición a las políticas mencionadas, pero sin aludir explícitamente cuestiones que se relacionen con una reforma. Sus principales argumentaciones descansan en los topoi de Desventaja / Inutilidad, Peligro y Amenaza –para mostrar los aspectos negativos de la implementación de una reforma agraria­ o de cualquier política que altere el modo de tenencia de la tierra- e Historia –para demostrar con ejemplos históricos la desventaja, inutilidad, peligro y amenaza que significaría implementar una reforma al modo de tenencia de la tierra.  
Por su parte, la FAA se propone facilitar a los pequeños y medianos productores agropecuarios el acceso a la propiedad de la tierra. Es de esta manera que promueven la implementación de una reforma agraria, con el objetivo de facilitar el acceso a la tierra. La Tierra se concentra en constituírse como herramienta de lucha es pos de una reforma y, al igual que Anales, incorpora en la escena enunciativa solo la voz de la FAA, y utiliza como herramienta para la construcción de sus argumentaciones los topoi de Ventaja / Utilidad para mostrar los aspectos positivos de la implementación de una reforma o de políticas que alienten la modificación del modo de tenencia de la tierra en Argentina, y el topoi de Peligro y Amenaza para denunciar la postergación de las políticas que significarían una reforma agraria.
La conceptualización del espacio que se utiliza a partir de la década de 1960, se inscribe en una tendencia de las ciencias sociales a considerar el contexto como un elemento analítico de suma importancia. Tal como ocurre con una región histórica, incorporar el contexto a un análisis permite, además de describir una realidad, explicarla . Entonces, así como los límites regionales se dinamizan, los límites que caracterizan a un discurso determinado pueden advertirse en el modo de significar determinados símbolos. El término estabilidad con respecto a la propiedad de la tierra, encierra una tradición ideológica que diferencia al discurso de cada entidad en regiones significativas diversas. De este modo, la elección de una noticia como parte representativa de un proceso ofrece la posibilidad de observar las formas de construcción de redes discursivas, a la vez que permite diferenciar las aquí llamadas “regiones”, en donde los mismos discursos delimitan sus contornos con la carga significativa de las palabras.
En términos de Voloshinov, “la palabra es el territorio común compartido por el hablante y su interlocutor” (Voloshinov, [1929] 1992; 21). De este modo, los términos seleccionado para componer un sentido son el producto de una formación cultural e ideológica y para comprenderse en la interacción los significados deben ser compartidos. Es allí justamente, donde se encuentra la diversidad de significación ante un mismo signo, en donde se marcan las regiones discursivas. Mientras que las fronteras se delimitan para la SRA en un discurso liberal conservador en cuanto a la propiedad de la tierra, la FAA tiende a una postura crítica hacia el latifundio, con una actitud de lucha (Balsa, 2006). En consecuencia, son los sujetos sociales en interacción, en sus prácticas discursivas, quienes definen estas regiones en los discursos y las delimitan en espacios diferenciados, construyendo significativamente la percepción del entorno.
La prensa, como espacio de circulación de la información y de las opiniones, permite entonces reflejar las diversas representaciones que se construyen alrededor de un determinado macrotema. A la vez, la sucesión de noticias evidencia el proceso de construcción de las representaciones y de las redes discursivas en las cuales se desenvuelven, y como determinados discursos son retomados por algunos medios y desechados por otros.

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