POLITICAS DE DESARROLLO INDUSTRIAL EN LA ARGENTINA 1940 – 2001. Desde la Sustitución a la Apertura

Federico Luis Vaccarezza
Federico_vaccarezza@hotmail.com

La distribución sectorial de la IED

Al analizar la IED entre 1992-2000 por destino sectorial, nos encontramos con la siguiente distribución:

La IED en la industria manufacturera se desagrega de la siguiente manera: alimentos, bebida y tabaco el 31%; la industria química, del caucho y plástico absorbió el 29%  y por último el complejo automotor y de transporte el 18%.

La década de los noventa no fue en un todo homogénea en la recepción de inversiones, sino que fueron distintas oleadas en inversiones sectoriales. Lógicamente, las empresas privatizadas de servicios públicos en los comienzos de la década fueron las principales receptoras. Promediando la década, la industria manufacturera cobro la relevancia central del proceso, ya que las empresas de servicios públicos estaban casi por completo adquiridas, y por último la tercera ola liberalizadora recayó sobre el sector bancario y de servicios financieros.

Pero más allá de estas observaciones sectoriales, el sector energético y petrolero tuvo durante toda la década inversiones extranjeras, principalmente empujado por la desregulación y la venta del patrimonio estatal. En el año 1998 el sector energético consolido su liderazgo con la adquisición total de YPF por parte de la petrolera española Repsol. Esta empresa había sido la fuente de divisas del proceso industrializador durante el periodo de vigencia de la sustitución de importaciones.

Al analizar la distribución sectorial  en términos de inversión extranjera se configura una estructura similar a la de los flujos de IED.  Por otra parte existen dos casos que particularmente difieren del resto.

  1. Por una parte, la industria manufacturera tiene una participación de 11 puntos mayor en el stock de IED respecto de la inversión directa en la década de 1990. Esto es una clara muestra de que las actividades manufactureras tradicionalmente fueron áreas destacadas de la IED en el país, como así también que dichas actividades vienen perdiendo dinamismo desde mediados de los años setentas.
  2. El segundo caso es el de la industria petrolera en el que se entiende el peso de la IED por la limitación lógica que tradicionalmente habían tenido los inversores extranjeros en el país para participar en estos negocios. Desde ya, si nos guiamos por las publicaciones oficiales, petróleo, minería y los servicios públicos privatizados alcanzarían en conjunto el 62% del total de la IED entre 1992-2000. Estas proyecciones nos permiten adherirnos a las hipótesis que afirman que los sectores que sufrían históricas restricciones al capital extranjero en el país han sido los que mayores inversiones han recibido, en clara superioridad sobre el sector productor de manufacturas industriales, pero estimo que no por menoscabo o detrimento del sector manufacturero ya que este en mayor medida (si bien con alzas y bajas de los flujos inversores de por medio), no ceso en la recepción de fondos externos.

La IED y la procedencia geográfica del capital inversor

Uno de los fenómenos característicos de la IED en cuanto al origen de los capitales durante la década de los noventa, fue el rol que desempeño la inversión española  en el país. La IED proveniente de las empresas multinacionales españolas abarca el 40%  del total de los flujos de IED en el periodo 1992-2000.
 
El segundo lugar en el origen de las inversiones está ocupado por la inversión norteamericana con el 25% de los capitales.

El tercer lugar fue ocupado por Francia, con una participación interesante pero con una proporción del 7% de los flujos de inversión directa del periodo.

Una observación es importante, a pesar de que los norteamericanos se constituyen  tradicionalmente como el país inversor más importante para el país, pierde participación en el stock de IED, pasando del 35% en 1992 al 31% en el año 2000.

La magnitud de la inversión española en el país no tenía antecedente en la historia de las relaciones comerciales y económicas entre ambos países. En 1992 España tenía el 6% del stock de IED en el país, en el 2000 ya tenía el 28%. Esto puede explicar el carácter de que las inversiones extranjeras originadas en Europa incrementen su liderazgo en los años noventa por encima del resto de las otras áreas del mundo.

Las tres motivaciones principales que impulsaron a las empresas extranjeras a invertir en el país, las podemos enunciar de la siguiente manera:

  1. Participación del abastecimiento del mercado interno: Esta situación se verifica en las inversiones extranjeras con el propósito de adquirir empresas de servicios públicos y otros flujos de IED destinados al comercio, hotelería, sistema financiero, etc. El excelente desempeño del consumo interno en el país en los años noventa es el principal factor que explica el interés de las empresas transnacionales por instalarse en la Argentina. Es importante tener en cuenta que para algunos bienes transables, a diferencia de lo sucedido en la oleada de inversiones que arribo al país entre los años 50 y 70 en plena etapa de Sustitución de Importaciones y como efecto de la creación del MERCOSUR, las dimensiones del mercado interno es la del mercado ampliado, tanto en materia de consumo como de integración productiva.
  2. Estrategias de expansión de las empresas multinacionales: Los factores intra - corporativos en el proceso de expansión global tienen carácter de relevancia sobre todo en materia productiva; industrial; y específicamente en el sector de la producción automotriz; alimentos y bebidas.
  3. Los recursos naturales: fueron uno de los principales factores de atracción importante para las inversiones en algunos sectores específicos, a saber la producción agropecuaria, el sector petrolero, minería, y la industria petroquímica.

La industria manufacturera

A lo largo de la década de 1990, es visible el aumento del capital extranjero en la industria de manufacturas. Más allá de que, este sector de la economía había sido elegido tradicionalmente por los inversores a lo largo de las décadas de 1960; 1970 y 1980 como destino de la IED por la presencia y crecimiento de las empresas manufactureras de capital extranjero,  la década de 1990 marca la llegada de diversas empresas que no producían manufacturas en el país y vio incrementarse la presencia de la IED en la que ya producían.

Si bien, más adelante analizaremos el efecto de esta llagada masiva de la IED en la economía argentina con más profundidad es importante tener en cuenta que en el año 1994 habían 69 empresas de capital extranjero entre las primeras 200 empresas industriales del país, la incorporación de empresas de capital extranjero al núcleo de las 200 industriales más dinámicas del país se incrementó en forma constante, pasando de 87 en 1995, 103 en 1996, 117 en 1997 y 129 en 1998. En 1994, las ventas de las empresas de capital extranjero concentraban el 43,4% del total de las primeras 200, pero en 1998 el componente extranjero tenia predominancia llegando al 69,2%.

Nótese asimismo que en la composición sectorial de las ventas de las empresas transnacionales en 1998, los 8 primeros rubros concentran a su vez el 76,7%, lo que implica una alta especialización y sesgo de la IED en estos segmentos de la economía

Por otra parte, cuando se comparan las ventas de las principales empresas industriales de capital extranjero que forman la cúpula de las  primeras 200 industrias del país con el valor bruto de la producción industrial, la misma marca una participación del 36,9% en el año 1998, lo que claramente que ya hacia fines del siglo veinte, las empresas conformadas por capital extranjero acumulaban casi el 37% de la producción industrial total del país con una ininterrumpida tendencia al alza.

Nótese en el grafico siguiente la tendencia sostenida de participación del capital extranjero que entre las 200 primeras empresas industriales del país. En 1994 porcentualmente la propiedad extranjera  poseía el 34,5% y ya en 1998 se había elevado la participación al 64,5%, casi duplicando la participación en menos de 4 años:

Por otra parte en la industria manufacturera, la nota de redefinición del patrón productivo sectorial fue seguida por una importante reestructuración en nivel microeconómico que, en tér­minos generales, combinó:

  1. Apertura de la función de produc­ción y oferta: tanto por la incorpo­ración de insumos y componentes importados, como por la amplia­ción de la gama de productos fina­les)
  2. Racionalización y achica­miento de los planteles de perso­nal: en algunos casos sacrifican­do capacidades estratégicas para el desarrollo a largo plazo de la empresa.
  3. Intensificación de los procesos de trabajo: Los pro­cesos más significativos de cam­bio tecnológico (impulsados por la apertura comercial y los cuantio­sos flujos de IED ingresados en los sectores más dinámicos) se asentaron sobre la renovación acelerada de la tecnología de pro­ducto, el énfasis en la adopción de tecnología incorporada y en la implementación de procesos de cambio organizacional.
  4. La modernización del aparato productivo fue acompañada de fuertes heterogeneidades inter e intra-sectoriales: aun cuando se generaron efectivamente bolso­nes y nichos productivos próximos al estado del arte internacional, el segmento de pequeñas y medianas empre­sas resultó relativamente más afectado.
  5. Se profundizó el proce­so de centralización del capital y concentración de mercados en la gran mayoría de los sectores pro­ductivo: avan­zó fuertemente el grado de trans­nacionalización de la economía, lo que constituyó uno de los rasgos más significativos y específicos del período.

La estrategia de las empresas transnacionales en la Argentina

Las estrategias de las empresas transnacionales en la argentina se dirigió principalmente a la explotación y aprovechamiento de:

  1. De los recursos naturales: Minería; petróleo y gas
  2. Del mercado interno: Industria manufacturera, alimentos, bebidas y tabaco, y servicios públicos.

Pero al adentrarnos en el análisis de la IED orientada a la industria manufacturera, hay que aclarar que esta fue dependiente de la evolución del mercado interno y se canalizó hacia los sectores en los que existían previamente ventajas de costo, amplia disponibilidad de las materia primas (tal es el caso de la industria alimentaria y la industria petroquímica), o fueron impulsadas con regulaciones especiales como es el caso de la industria automotor.

La apertura comercial y el nuevo conjunto de reglas e incentivos redefinieron la estrategia adoptada por las empresas extranjeras que operaban en el país. Principalmente, el conjunto de estímulos impulso en las empresas extranjeras las siguientes medidas:

  1. Racionalización de los niveles y estructuras de personal
  2. Reestructuración masiva de las estructuras administrativas y comerciales
  3. Adopción de modernas técnicas de administración  y manejo del proceso productivo
  4. Incorporación de nuevas estrategias de comercialización y distribución.

Es válido afirmar que el incremento de la productividad del trabajo a nivel de empresas obtenido entre los años 1990 - 1994 se explica básicamente por:

  1. Fuerte reactivación del consumo interno.
  2. Capacidad ociosa existente en a nivel plantas.
  3. Incidencia de las medidas anteriormente mencionadas en todas las áreas de las firmas.

Uno de los ejes en la reorganización de las firmas fue la incorporación de las “tecnologías blandas” y del concepto de capacitación de personal.

Las modificaciones tanto a niveles firmas como a niveles sectoriales de la economía, permitió a las empresas una mejor integración y complementación de las firmas multinacionales a niveles regionales aprovechando mucho más rápido el proceso de liberalización comercial, por otro lado las empresas multinacionales lograron más rápidamente la adaptación de las estrategias productivas y de distribución en el especio integrado del MERCOSUR, especialmente aquellas que no se apoyaban en la ventaja de la aprovechamiento de sectores extractivos de recursos naturales.

Es importante resaltar que la función de escala fue esencial para determinar la velocidad de adquisición de las ventajas de las firmas, tanto a niveles sectoriales como de las firmas. En este caso es donde se sintió mayoritariamente la ausencia de una política industrial de carácter activo en las medianas empresas nacionales a fin de incorporarlas a las cadenas de producción y valor de las empresas extranjeras.

Las firmas locales hicieron el camino de la especialización a un ritmo más lento, aprovechando como base principal la saturación de las capacidades instaladas, lo que demuestra la visión de aprovechamiento ciclos de corto plazo característicos de la región.

Por otra parte, los proyectos de las empresas multinacionales fueron diseñados previamente a escala MERCOSUR, y por lo tanto adquirieron un esquema basado en la especialización y complementación productiva entre las filiales.

Cuando nos adentramos en el análisis de las inversiones “greenfield” y de proyectos de ampliaciones de planta productiva, es importante resaltar que estos inicialmente ya demostraban un alto nivel de capacidad ociosa. Este fenómeno, sumado a que los proyectos de especialización productiva impulso a que las exportaciones, particularmente a Brasil crecieran exponencialmente desde forma muy temprana, mucho más en la fase de reactivación del consumo interno que siguió a la implementación de los planes de estabilización de 1995. Específicamente en la adquisición de firmas locales analizado en general, es mayor el valor efectivo de compra de las firmas lo que está influenciado más por los niveles de facturación que por el valor de los activos productivos existentes, ya que de otra forma hubiera sido menor.

Pero, igualmente el nivel de respaldo de las empresas multinacionales y su capacidad de financiarse a tasas internacionales les facilito a las filiales locales un tránsito menos brusco en los periodos de recesión, y por otra parte se beneficiaron de las ganancias de mercado derivadas de los procesos de concentración productiva.

El Comportamiento Macroeconómico

El comportamiento macroeconómico de la década de los noventa estuvo determinado por el tipo de política económica implementada. El Estado busco no intervenir en la economía dejando a la actividad privada la iniciativa. La moneda estuvo regida por un patrón de cambio fijo a paridad 1 pesos = 1 Dólar estadounidense, desde 1990 durante toda la década. Un tipo de cambio tan alto pudo contener la inflación de manera efectiva, pero desalentó la competitividad exportadora, sobre todo del sector PYME.
Por otro lado, se necesitaba de constantes ingresos de divisas provenientes del endeudamiento público, como con los organismos internacionales para mantener esta paridad, lo que incremento la deuda en 86.352 millones de dólares, llegando a los 144.000 millones de dólares a fines del 2001 (véase cuadro 31).  Por otro lado, el PBI acumulado llego al 36% en el periodo 1990-2001, en el cuadro siguiente se presentan algunos de los más importantes indicadores.

Finalmente, cuando la relación Deuda/PBI se convirtió en una carga, relación se deterioró con los organismos de crédito internacional,  y la salida de capitales comenzó a ser masiva (ver el cuadro 31) se forzó la salida del régimen de convertibilidad a través de la devaluación y la pesificación. Una vez más, en la historia de la economía argentina la variable de ajuste volvía a ser el tipo de cambio.  

En el comercio exterior, notamos que los bienes de capital y las piezas repuestos tuvieron una calar primacía, contrariamente a la creencia popular de que la importación no contribuyo al crecimiento.

Por otro lado, el MERCOSUR se convirtió en principal origen de las importaciones de nuestra economía y se analiza más delante de forma pormenorizada. Como hemos visto previamente y no podía ser de otra manera las empresas norteamericanas y europeas radicadas fueron las movilizadoras de la inversión privada, fueron también quienes dinamizaron las importaciones como se puede apreciar en el cuadro siguiente:

La política comercial argentina: Organización Mundial del Comercio

La Organización Mundial del Comercio (OMC) y los Acuerdos que forman parte del sistema instituido a través de esa organización fueron adoptados por el país luego de las negociaciones de la Ronda Uruguay, y puestos en vigencia el 1° de enero de 1995. Los Acuerdos de la Ronda Uruguay plasmaron en cierto modo un modelo de integración basado fundamentalmente en la apertura al comercio internacional.

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