ESTRATEGIA PEDAGÓGICA PARA LA CAPACITACIÓN LABORAL AMBIENTAL DE TRABAJADORES NO DOCENTES DE LA UNIVERSIDAD DE CIENCIAS PEDAGÓGICAS "RAFAEL MARÍA DE MENDIVE"

Juan Carlos Vento Carballea
jcvcarballea@ucp.pr.rimed.cu

CAPÍTULO I. REFERENTES TEÓRICOS DE LOS PROCESOS DE EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN LABORAL AMBIENTAL EN INSTITUCIONES ESCOLARES

1.1 Evolución histórica de la educación ambiental y el tratamiento al ambiente.

Los estudios del pasado ofrecen claves acerca de cómo las anteriores civilizaciones fueron impactadas por la variabilidad natural del sistema de la Tierra y las consecuencias de estos cambios para los recursos básicos. De hecho, podría afirmarse que el éxito o fracaso de las civilizaciones pasadas se debe a una variedad de factores, y en particular, a la organización cultural y social de esos grupos humanos. En palabras de Pardo “… en una perspectiva histórica, el enorme éxito de la especie humana, comparado con el de otros mamíferos, se debe al elevado grado de desarrollo cultural, entendido este como un sistema de conocimientos, comportamientos y utensilios que son transmitidos de unos seres a otros, y que ha supuesto y supone un medio de adaptación de los seres humanos permitiéndoles una comunicación y modificación del entorno.”

La base metodológica para la comprensión de la compleja relación hombre ambiente la ofrece la dialéctica materialista, en tanto permite descubrir las regularidades objetivas en el desarrollo de los procesos multidimensionales que se producen en la interacción naturaleza sociedad en sus diversas relaciones en el decurso de la evolución humana, y entre ellos, los cambios de las formaciones económico sociales, evidencia del desarrollo alcanzado.  

Si en los inicios del surgimiento de la humanidad la relación naturaleza sociedad era más armónica, con cambios no totalmente perceptibles, en la actualidad el desequilibrio es literalmente notable. Esto ha llevado a algunos investigadores a hablar de una nueva época geológica: la Era Antropoceno, para describir la actual era en la que las actividades humanas están influenciando e incluso dominando muchos aspectos del ambiente y su funcionamiento. He aquí las condiciones que han determinado los cambios significativos en la dinámica del ambiente y justifican el nacimiento de una nueva era geológica:

El interés por la problemática ambiental no es reciente. Desde Rousseau (1712-1778) se entendía al ambiente como fuente de conocimientos, al afirmar que el primer mentor es la Naturaleza. La primera evidencia de preocupación y ocupación internacional sobre el ambiente se tiene en 1949, cuando a solicitud de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se desarrolló un estudio internacional que testificaba la preocupación por esta problemática y las implicaciones educativas asociadas.

Sin embargo, no es hasta 1971 que tiene lugar la primera reunión del Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) con la participación de 30 países. El objetivo común fue proporcionar los conocimientos de las ciencias naturales y sociales al uso racional y la conservación de los recursos de la biosfera, en aras de mejorar la relación hombre – medio y predecir las consecuencias futuras de las acciones humanas, intentos que pueden caracterizarse como una educación sobre el medio, antecedente de la educación ambiental.

Resulta de interés, entonces, valorar algunas de las definiciones de ambiente que aparecen en la literatura especializada:

Como estrategia de sistematización, el autor identifica como objetivo, valorar la evolución histórico – lógica que ha tenido la educación ambiental para el desarrollo sostenible, identificando como criterios de valoración los siguientes:

A finales de los años sesenta del siglo pasado se producen algunas tentativas de incorporar, primero, la temática ambiental en la agenda internacional, y después, la educación ambiental al sistema educativo en diversos países (Reino Unido, Países Nórdicos, Francia, entre otros). En 1968, la UNESCO encargó a la Oficina Internacional de Educación, con sede en Ginebra, un estudio comparativo del ambiente en la escuela; estudio que supuso para la UNESCO el comienzo de una campaña para promover la Educación Ambiental.

Los resultados de la sistematización realizada y el estudio histórico vinculado con la evolución de la educación ambiental permitieron al autor reconocer que no puede hablarse de los años 60 como una etapa de considerables adelantos en lo referido a la educación ambiental, solo se producen algunos intentos de incorporarla al quehacer cotidiano de los gobiernos. Para Mc Pherson se trata de la primera etapa en el desarrollo de la educación ambiental, caracterizada por la anteposición del poderío tecnológico a la revolución científico – técnica y al desarrollo sin racionalidad ambiental; una visión limitada del concepto ambiente, referido fundamentalmente al componente biótico; defensa de la utilización racional de los recursos naturales y el cuidado de lo existente; prevalencia de la conservación del ambiente como fuerte componente estético; una cierta tendencia a la trayectoria del movimiento naturalista. Se le conoce como período del conservacionismo.

La Proclama 19 de la Conferencia de Estocolmo refiere lo concerniente a la educación: "Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos y que preste la debida atención al sector de la población menos privilegiado, para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada, y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y el mejoramiento del medio en toda su dimensión humana. Es también esencial que los medios de comunicación de masas eviten contribuir al deterioro del medio humano [subrayado del autor] y difundan, por el contrario, información de carácter educativo sobre la necesidad de protegerlo y mejorarlo, a fin de que el Hombre pueda desarrollarse en todos los aspectos."

El análisis de este principio permite advertir que se entiende una educación ambiental para jóvenes y adultos, que no solo se limita a la escuela, sino que comprende otros espacios donde puede ser desarrollada por otras agencias educativas, como los comunicadores, periodistas y otros. En palabras de Novo, se da un avance de la Educación Formal a la No Formal e Informal y de este modo hay una variedad de agentes educativos a partir de los conocimientos, los campos de acción, las responsabilidades y las posibilidades que tengan en esta área.

Aunque el enfoque de la temática es conservacionista, por el énfasis en la conservación, preservación, protección y mejoramiento del ambiente y los recursos naturales en toda su dimensión, y a pesar que en esta visión algunos investigadores aprecian un sentido de carácter utilitario, que el autor de esta tesis comparte, se trata del comienzo de un largo camino de despertar, educar conciencias e implementar políticas, que hoy se encuentra en un momento crucial y que tuvo en esta conferencia un importante punto de partida.

El concepto de medio humano empleado en la proclama es teóricamente congruente con la visión antropogénica de la naturaleza originada en Descartes y Bacon en el siglo de las luces, a partir de la consideración que el hombre debía dominar la naturaleza, descifrarla y explotarla en su beneficio.

Este autor comparte la opinión de Marcano cuando plantea que: “En Estocolmo básicamente se observa una advertencia sobre los efectos que la acción humana puede tener en el entorno material. Hasta entonces no se plantea un cambio en los estilos de desarrollo o de las relaciones internacionales, sino más bien la corrección de los problemas ambientales que surgen de los estilos de desarrollo actuales o de sus deformaciones tanto ambientales como sociales.”

Como resultado del panorama analizado hasta aquí, las recomendaciones de la Conferencia de Estocolmo y los eventos derivados de esta, la UNESCO y el PNUMA elaboran en 1975 un programa internacional de educación ambiental con el objetivo de promover la capacitación del personal, la investigación, el intercambio de experiencias y el desarrollo de currículos y materiales de educación ambiental. Como paso inicial de ese programa, se efectúa en Belgrado, en el mismo año, un Seminario Internacional sobre Educación Ambiental, de cuyos propósitos, difundidos como Carta de Belgrado, emanaron una serie de principios orientadores, metas y objetivos de la educación ambiental.
 
La meta de la acción ambiental es mejorar las relaciones ecológicas, incluyendo las del hombre con la naturaleza y aquellas entre los hombres; lograr que la población mundial tenga conciencia del ambiente, se interese por los problemas conexos, al tiempo que cuente con los conocimientos, aptitudes, actitudes, motivaciones y deseos necesarios para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales, así como para prevenir los que pudieran aparecer en lo sucesivo. Los objetivos se refieren a la necesidad de desarrollar la conciencia, los conocimientos, las actitudes, las aptitudes, la participación y la capacidad de evaluación para resolver los problemas ambientales.

Resulta una opinión generalizada que aquí "se insta a la humanidad a replantear el concepto de desarrollo y a los individuos en particular a reajustar sus propios esquemas de prioridades, dando cabida en ellos al compromiso con el medio ambiente y con el resto de la población mundial.” En esa propia línea de pensamiento, Young y Mc Eelhone44 estiman que "El taller reconoció que la mayoría de la gente considera que la educación es una fuerza poderosa para producir cambio y desarrollo, y por lo tanto la Educación Ambiental es de importancia primordial en el desarrollo de una ética ambiental que se base en el equilibrio ecológico, la calidad de vida del hombre y las necesidades de las generaciones futuras.”

Dos años después, Naciones Unidas convoca a la Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental (Tbilisi, 1977), que manifiesta la urgencia de articular el ritmo acelerado de la degradación ambiental con la identificación de las causas y naturaleza de los problemas ambientales, así como la implementación de las medidas que debían adoptarse. Se enfatiza en que la población mundial adquiera los conocimientos, habilidades, valores y actitudes relacionados con el cuidado y protección del ambiente. Aquí se declaran los principios de la educación ambiental, por la UNESCO – PNUMA, y según afirma Calvo: "En Tbilisi se crea el Corpus Teórico de la Educación Ambiental, desde su definición hasta la determinación de sus áreas de actuación." Esto manifiesta la relevancia de determinar la dirección, las bases y fundamentos de esta dimensión educativa para el futuro inmediato, donde la escuela es la institución especializada que haría posible la funcionalidad de estos principios.

Es criterio del autor que la época de los años 70 fue de grandes acontecimientos y eventos internacionales que marcan un despertar de la educación ambiental a nivel internacional, con el consecuente incremento del interés por el cuidado y protección del ambiente. Por tanto, se coincide con Mc Pherson que la señala como la segunda etapa, caracterizada por la existencia de vestigios del conservacionismo y concepciones antropocéntricas; aunque se marcan hitos importantes en el trabajo en pro de la protección del ambiente, se resalta el papel de la Ecología, la cual alcanza una concepción más general que permite denominar a la década como del ecologismo. Es el período que marca una mayor conciencia de la necesidad de abordar sistemáticamente la educación ambiental; se inicia un proceso de reflexión y se definen los objetivos, principios y metas.

Cinco años después, en la Cumbre de Río, 1992, el evento sobre cuestiones ambientales de mayor envergadura que se ha dado, se plantea por primera vez a nivel internacional, la necesidad de alcanzar una política ambiental integrada y de desarrollo, que pretende no solo tomar en cuenta a las generaciones presentes, sino también a las futuras.

El Tratado de Educación Ambiental hacia Sociedades Sustentables y de Responsabilidad Global, uno de los 33aprobados en el Foro Global Ciudadano de Río 92, paralelo a la Cumbre de la Tierra, parte de señalar a la educación ambiental como un acto para la transformación social, no neutro sino político, contempla a la educación como un proceso de aprendizaje permanente basado en el respeto a todas las formas de vida. En este Tratado se emiten 16 principios de educación hacia la formación de sociedades sustentables y de responsabilidad global, que establecen la educación como un derecho de todos, basada en un pensamiento crítico e innovador, con una perspectiva holística, dirigida a tratar las causas de las cuestiones globales y la promoción de cambios democráticos.

En el foro gubernamental se crea un espacio para la educación ambiental y con este propósito, en la Agenda 21 se dedica el capítulo 36 al fomento de la educación, capacitación, y la toma de conciencia; establece tres áreas de programas: la reorientación de la educación hacia el desarrollo sostenible, el aumento de la conciencia del público, y el fomento a la capacitación. Para ello se recomienda que en los programas educativos de todos los países se incluya de manera integral y a través de procesos interdisciplinarios la vinculación ambiente – desarrollo, y que la educación ambiental se constituya en un proceso continuo donde las universidades deben jugar un papel preponderante.

El fin de la capacitación es la formación de personas con mayor competencia, para actuar con mayor conocimiento en actividades relacionadas con el ambiente y el desarrollo, de modo que involucre a grupos de población como obreros, profesionales, empleados y funcionarios gubernamentales, entre otros, para lo cual se les deberá impartir conocimientos y habilidades en esta área.

En tal sentido, la Agenda 21 prescribe: “Una prioridad principal es reordenar la educación hacia el desarrollo sostenible, mejorando la capacidad de cada país de aproximar el medio ambiente y el desarrollo en sus programas ambientales, particularmente en el aprendizaje básico. Esto es indispensable para permitir a las personas adaptarse a un mundo cambiante y para desarrollar una conciencia ética consistente en el uso sostenible de los recursos naturales. La educación debiera, en todas las disciplinas, de encarar las dinámicas de desarrollo de los ambientes físico – biológicos, y socioeconómicos y humano, incluyendo el desarrollo espiritual.”

Para el autor, la comprensión de la necesidad de reconocer la relación indisoluble entre desarrollo y ambiente es evidente, así como la imposibilidad de mantener los modelos tradicionales de sobreexplotación del ambiente, de vertimiento de productos de desecho y agentes contaminantes que han contribuido a una degradación cada vez más peligrosa, y la condición insoslayable de revertir esta tendencia con la búsqueda de modelos de desarrollo que incorporen la protección del ambiente.

La identificación de los problemas ambientales considerando como dimensiones el desarrollo y el ambiente es crucial para abordar la sostenibilidad como condición indispensable para la vida en el planeta. En tal sentido, Quirós ofrece una clasificación de los principales problemas ambientales, de los que Cuba no está ajena, por lo que se toman como referente:

En 1997, al calor del movimiento internacional en favor de la protección del ambiente y derivado del Programa Nacional de Medio Ambiente y Desarrollo, se diseña la Estrategia Ambiental Nacional como resultado de la creación del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en 1994, en la que se identifican los principales problemas ambientales en Cuba, estrechamente relacionados con los que Quirós había planteado antes: degradación de los suelos (erosión, mal drenaje, salinidad, acidez, compactación, etc.); deterioro del saneamiento y las condiciones ambientales en asentamientos humanos; contaminación de las aguas terrestres y marinas; deforestación y pérdida de la diversidad biológica.

En armonía con la seria preocupación social y gubernamental por el deterioro del ambiente, se proclama en Cuba la Ley 81/1997 que da carácter jurídico a las acciones relacionadas con la protección y conservación del patrimonio natural y cultural del país. Aquí se define desarrollo sostenible como: “proceso de elevación sostenida y equitativa de la calidad de vida de las personas, mediante el cual se procura el crecimiento económico y el mejoramiento social, en una combinación armónica con la protección del medio ambiente, de modo que se satisfacen las necesidades de las actuales generaciones, sin poner en riego las de las futuras”, definición que se asume en esta tesis por el carácter ético, social y cultural que manifiesta.

Contribuir al desarrollo sostenible desde la educación, significa asumir una perspectiva más crítica, analítica y participativa de todos los actores que en ella intervienen (estudiantes, trabajadores docentes y no docentes), donde el sujeto tenga una posición activa frente al conocimiento y sea capaz de generar cambios en la vida actual, sin comprometer las condiciones de vida de las futuras generaciones.

Esta visión es la que prima en la Conferencia Internacional Medio Ambiente y Sociedad, Educación y Sensibilización del Público para la Sostenibilidad, efectuada en Salónica, Grecia, en 1997, que ratifica todo lo acordado en los eventos anteriormente celebrados, pues considera que los progresos siguen siendo insuficientes y en las recomendaciones finales reitera lo referido a la formación del docente cuando dice: "Se debe poner énfasis en el fortalecimiento y eventual reorientación de los programas de capacitación de maestros y en la identificación e intercambio de prácticas innovadoras."

La década de los 90 es la etapa más importante en el despertar de la preocupación, la toma de conciencia, así como de decisiones internacionales y nacionales a nivel global, en cuanto a la necesidad de la educación ambiental para la salvaguarda de la especie humana. Sin embargo, estos esfuerzos no han sido totalmente coronados, no todos los países más desarrollados, precisamente los que mayor incidencia tienen en la degradación ambiental, han comprendido la necesidad de iniciar acciones decisivas en cuanto a la adopción de políticas y estrategias para la solución de los problemas ambientales. Esto implica la puesta en práctica de acciones políticas, económicas, científicas y educativas, entre otras, que aún en los primeros años del siglo XXI no encuentran armonía en el concierto mundial.

Roque considera que en los años 80 y 90 del siglo XX se desarrolla la tendencia de la protección del ambiente, que se amplía a otros elementos vinculados al impacto humano sobre los recursos naturales, pero desvinculada del desarrollo y todavía sin la atención suficiente a los elementos sociales. Para Mc Pherson esta es la tercera etapa, que se ubica en las décadas de los 80 hasta 2000 y donde se sientan las bases de un movimiento más ambientalista que ecologista, que busca la protección del ambiente sobre la base del desarrollo y se puede denominar del ambientalismo a la sostenibilidad y representa una progresión de la conciencia ambiental. El punto más alto está en la Cumbre de la Tierra donde se emiten importantes declaraciones y se elabora la Agenda 21.

En el nuevo milenio continúa la actividad internacional en torno a la protección del ambiente y la promoción de la educación ambiental. En Johannesburgo, Sudáfrica, tiene lugar en 2002, la Cumbre Mundial Sobre el Desarrollo Sostenible. Allí se reafirman el compromiso y la tarea pendiente de alcanzar un desarrollo sostenible, objetivo propuesto desde una década antes en la Agenda 21. Se ratifican los principios de Río y la imperiosidad de aplicar el Programa 21 (contenido en la Agenda 21). De modo que la educación ambiental mantiene el enfoque de Río, encaminado a comprender y alcanzar un desarrollo sostenible, ahora en el contexto de la globalización.

La sistematización realizada hasta este momento del desarrollo de la educación ambiental ha posibilitado que ante las nuevas exigencias para un desarrollo sostenible, el autor identifique una cuarta etapa que designa como de la educación ambiental para el desarrollo sostenible, en la que tal vez lo más significativo sea la aprobación por la Conferencia General de la UNESCO, de la Década de la Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible, del 1ero de enero de 2005 al 31 de diciembre de 2014. El objetivo primordial del Decenio de la Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible se expuso en la Resolución 59/237 de la Asamblea General de las Naciones Unidas61 en términos de alentar a los gobiernos a considerar incluir medidas para aplicar en el decenio, en los respectivos sistemas y estrategias educacionales, y cuando proceda, en los respectivos planes nacionales de desarrollo. Entre los objetivos del Decenio está fomentar una mayor calidad de la enseñanza en el aprendizaje en el campo de la educación para el desarrollo sostenible.

De los objetivos, metas y acciones de la Estrategia Nacional Ambiental se hace eco la Estrategia Ambiental Territorial 2007 – 2010 de Pinar del Río, en la que se identifican los principales problemas ambientales y se retoman los objetivos específicos de la educación ambiental.

Aunque a nivel internacional han continuado los esfuerzos por concientizar al mundo sobre la necesidad de implementar políticas y prácticas que permitan un desarrollo sostenible, los resultados no siempre han sido consecuentes con este reclamo. El ejemplo más reciente de imposición de políticas imperiales irresponsables lo fue la XV Conferencia sobre el Cambio Climático, Copenhague 2009. Los EE UU, junto a otros países desarrollados, hicieron fracasar un evento que había generado amplias expectativas dada la gravedad de los temas en discusión: “Los países desarrollados tienen una responsabilidad histórica por haber dañado la atmósfera durante los últimos 200 años y si el mundo fuera un banco ya lo habrían salvado”, así reclamaba la opinión pública mundial, y aunque hubo voces dignas que exigieron en nombre de los pueblos, la Conferencia terminó de modo intempestivo y sin acuerdo alguno.

Como se puede inferir de este análisis, el término educación ambiental ha evolucionado junto a la visión del ambiente, desde la década de 1970 del siglo pasado, fundamentalmente. Las primeras definiciones, pertenecientes a las etapas iniciales del desarrollo de la educación ambiental, tenían un carácter más estrecho, dirigido al conservacionismo y al proteccionismo. Más recientemente diversos autores (Leff; Pardo; Martínez; Valdés; Mc Pherson; entre otros) han enfatizado en la inquietud mundial acerca del desarrollo social y las consecuencias para el ambiente, y confieren gran importancia al papel de la educación ambiental para un desarrollo sostenible. 

La definición de educación ambiental que el autor asume en esta investigación es la reelaborada por el CITMA a partir de la Ley del Medio Ambiente 81/97: “La educación ambiental se considera un proceso continuo y permanente, que constituye una dimensión de la educación integral de todos los ciudadanos, orientada a que en el proceso de adquisición de conocimientos, desarrollo de hábitos, habilidades y actitudes y formación de valores, se armonicen las relaciones entre los hombres, y entre estos con el resto de la sociedad y la naturaleza, para con ello propiciar la reorientación de los procesos económicos, sociales y culturales hacia el desarrollo sostenible. Los instrumentos jurídico – normativos y económicos no son suficientes para crear una actitud consecuente con el cuidado y conservación del medio ambiente. Para esto se requiere desarrollar en nuestra población una cultura ambiental, como premisa para lograr los objetivos y metas del desarrollo sostenible.”

En esta concepción de educación ambiental se observa la integralidad del objeto de estudio, la consideración de un proceso educativo continuo y permanente; el desarrollo de los componentes cognitivo, procedimental y axiológico, desde lo social, lo natural y cultural en los contextos socioeconómicos y culturales, en aras de un desarrollo sostenible. Desde esta concepción correspondiente a la cuarta etapa de la educación ambiental y en función de la capacitación de los recursos laborales de las universidades de ciencias pedagógicas, el autor a continuación valora el tratamiento que se le brinda a la educación ambiental en el contexto institucional en el que investiga.

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