LA EDUCACIÓN DE LA SEXUALIDAD: UNA MIRADA DESDE UNA PERSPECTIVA ACTUAL A LAS NECESIDADES DE LOS/LAS ADOLESCENTES Y JÓVENES.

Alexey Megna Alicio

1.3- La educación de la sexualidad en los adolescentes y jóvenes.


El embarazo en la adolescencia en muchachas jóvenes, tiene riesgos muchos mayores de complicaciones para su salud y la del hijo. La anemia y el parto prematuro son mucho más frecuentes en las madres adolescentes; el parto puede ser más prolongado e incluso complicarse, por la posible estrechez de la pelvis en esa edad.
Estas complicaciones obstétricas están casi siempre relacionadas con la inmadurez biológica de la joven, que todavía no ha completado el crecimiento y desarrollo de los órganos del sistema reproductor.
La adolescencia tardía como se le conoce a esta etapa donde los estudiantes transitan por el preuniversitario, se caracteriza por realizar varios cambios corporales, psicológicos y de la conducta sexual. Los cambios corporales en su mayoría han ocurrido al iniciarse esta etapa de la adolescencia.
En esta edad existe una mayor toma de conciencia y adaptación de la figura corporal. En cuanto a la psicología está estrechamente relacionada con establecimiento de nuevas necesidades, motivos y sentimientos ligados a los vínculos intersexuales y a la sexualidad (deseo, atracción, enamoramiento, necesidades de expresión sexual) una mayor instrumentación de valores propios y de auto dependencia.
En esta etapa existe un mayor incremento de la estabilidad de sus relaciones de pareja. En relación con la conducta sexual, se continúa desarrollando la actividad sexual solitaria. La actividad heterosexual es aceptada por el grupo. En su mayoría, los muchachos y muchachas acceden a las conductas sexuales coitales siendo más jóvenes y con mayor frecuencia. También en esta etapa se conforma un cuadro científico más estable y profundo acerca del mundo de los demás y de sí mismo y se alcanzan mayores intereses cognoscitivos, así como elevados niveles de autoconciencia y autovaloración.
En Tesis y Resoluciones del Primer Congreso del PCC "Sobre la Formación de la niñez y la juventud", 1975, se plantea: "En las relaciones entre el hombre y la mujer repercutirán favorablemente una adecuada educación sexual, que comience en el hogar y que se fortalezca científicamente en la escuela, incluyendo en los planes de estudio contenido sobre la educación sexual. Las organizaciones juveniles deben inducir a las relaciones normales, sanas y fraternales entre muchachas y muchachos, estimular el desarrollo armonioso de las jóvenes parejas y contribuir al establecimiento de relaciones de cooperación mutua en los deberes sociales, en el hogar y en la educación de los hijos".
Las instituciones escolares, y en particular los preuniversitarios, concretan su influencia formativa sobre la sexualidad mediante la inducción de los grupos de coetáneos por todos en el sistema de actividades docentes que desarrollan. Para ellos cuentan con las condiciones necesarias, incluyendo profesionales capacitados para desempeñar esta labor educativa organizada en departamentos y claustrillos.
La educación de la sexualidad no puede verse aislada de la formación integral que reciben los alumnos. Estas instituciones inciden sobre la educación sexual de los jóvenes desde las clases o en las actividades extradocentes, las cuales van a predominar en este trabajo. Se asume como actividad extradocente la dada por Maggie Olivares Díaz (2005), en su trabajo de diploma. En la misma se plantea que actividad extradocente es la que se realiza fuera del horario docente dirigida, planificada y controlada desde el currículo para que el alumno se apropie de nuevos conocimientos, desde la indagación y que interpreten contenidos esenciales para su actuar.
Numerosos autores han definido a la educación de la sexualidad. Tal es así, que respecto a la educación de la sexualidad o educación sexual (término más empleado), existen diferentes concepciones, que aunque todas tienen un alto valor, no es posible apreciar en sus definiciones, de forma integral  la unidad entre lo biológico, lo psicológico y lo social, entre lo social y lo individual, entre lo cognitivo y lo afectivo y la relación entre la libertad y responsabilidad en una misma concepción. Por lo general está presente una u otra, lo que afecta la visión educativa integral que esta esfera de la personalidad necesita.
En este sentido René Behar de Huino en 1992, en un evento en Argentina planteó: “La educación sexual se inscribe en el marco de la educación permanente en un concepto integral del hombre en el que lo biológico, lo afectivo y lo social interactúan simbióticamente”.
Una muestra del análisis anterior, se encuentra en conceptualizaciones como la siguiente, en la que se expresa claramente la intención social de ver la educación sexual como un proceso de capacitación, de preparación para la vida, pero no explica cómo lograrlo, ni bajo que requerimientos.
“Proceso de preparación de nuevas generaciones para el amor, el matrimonio y la familia” (GNTES, 1988)
“Proceso de preparación de nuevas generaciones para el  encuentro con el otro sexo y la propia sexualidad, en correspondencia con los intereses y exigencias del individuo y la sociedad socialista” (Castellanos, 1988).
Otras definiciones abordan con mayor énfasis la educación de la sexualidad desde una perspectiva individual, como por ejemplo:
“Proceso educativo permanente que permite educar la sexualidad de manera que el individuo pueda vivirla positivamente, con responsabilidad y de manera plena” (Durán, 1990)
Independientemente que esta tesis asuma una conceptualización determinada, en ella no dejan de reconocerse el valor de otras definiciones, que denotan acercamiento y correspondencia con el criterio de integralidad asumida, tales son los casos de:
“Es parte de la educación general que incorpora los conocimientos bio-psicosociales de la sexualidad, como parte de la formación integral del educando. Su objetivo básico es lograr la identificación e integración sexual del individuo y capacitarlo para que se cree sus propios valores y actitudes que le permitan realizarse y vivir su sexualidad de una manera sana y positiva, consciente y responsable de su cultura, su época y sociedad” (Equipo multidisciplinario del ENES, Santo Domingo, 1976).
“Es parte orgánica, inalienable de la preparación del ser humano para la vida del aprender a ser mediante la cual cada individuo aprende a ser sexuado, a construir de forma personalizada su masculinidad y femineidad y apropiarse creativamente de valores, conocimientos y habilidades, así como de recursos personológico eficiente, en las relaciones interpersonales con vista a vivir su sexualidad de modo autodeterminadas y enriquecedor de sí mismo y de su contexto, y de formarse en el ejercicios de sus derechos sexuales” (Torres, M. A. y A. B. López, 2004.)                         
“Educación sexual en nuestra sociedad entendemos por preparar a las nuevas generaciones para el amor, el matrimonio y la familia”. (MónicaKrausse, 1988).
“Sexualidad es un fenómeno multifacético integrado de forma armónica en el marco de la responsabilidad del individuo, y constituye una importante manifestación de esta”. (Cirelda Carvajal Rodríguez,  y otros, 2000).
Desde la óptica a la cual se hace referencia anteriormente, se asume trabajar con el concepto dado por Rolando Portela (1997), en el material "Hacia una sexualidad responsable y feliz", donde planteó: que es un proceso activo que potencia el individuo para el encuentro pleno y responsable con el otro sexo y con la propia sexualidad, en correspondencia con las necesidades de su contexto social, garantizando el protagonismo y la capacidad de elegir los límites con los cuales se relaciona.
De la anterior afirmación se infiere su carácter activo, y de una orientación de desarrollo de la personalidad hacia la responsabilidad que tiene un individuo en sus dimensiones individuales, por pareja, la familia y la sociedad.
Desde esta perspectiva la educación de la sexualidad de los estudiantes de los preuniversitarios adquiere una relevancia y complejidad particular, ya que se trata de prepararlos para la promoción de la sexualidad responsable que requieren sus futuras profesiones.
El elemento arriba señalado obliga necesariamente al análisis de los fundamentos pedagógicos de la educación de la sexualidad, teniendo como idea esencial a la preparación de los bachilleres desde las primeras etapas del preuniversitario.
La preparación para la vida, teniendo en cuenta su contexto, implica asegurar la futura profesión a la que aspiran los educandos de los preuniversitarios. Asumiendo esta posición, se realizará el análisis de la caracterización de los principios que sustentan la educación de la sexualidad que propuso R. Portela (1997), en el material para los profesores del preuniversitario "Hacia una sexualidad responsable y feliz"
Principios de la educación de la sexualidad.

  1. Carácter socializador y personificado.
  2. Carácter humanista y participativo.
  3. Desarrollo y preparación activa.
  4. Carácter alternativo.
  5. Vinculación con la vida.
  6. Unidad de lo afectivo, lo cognitivo y lo conductual.
  7. Carácter permanente y sistemático.
  8. Libertad y responsabilidad.
  9. Confianza y empatía.

10  Veracidad y claridad.
11  Placer.
Carácter socializador y personificado.
Se refiere al carácter integral entre lo social y lo individual que debe considerarse el proceso de desarrollo de la personalidad. De este modo, la riqueza del mundo y la cultura, sus modelos, códigos y valores llegan a los niños y las niñas desde pequeños, pero no son asumidos de manera mecánica, sino reconstruidos subjetivamente en correspondencia con sus necesidades, hasta que se convierte en parte de su individualidad.
Carácter humanista y participativo.
Toma al individuo como parte del proceso, conocer y respetar sus necesidades y potencialidades. Promover el diálogo, la información cabal, la implicación y el compromiso, el desarrollo de la confianza y la participación activa, son fundamentos esenciales donde el niño y la niña, el adolescente y la adolescente, son el verdadero sujeto de su educación, con plenas posibilidades para ser consciente y responsable en su camino.
Desarrollo y preparación activa.
La educación de la sexualidad, como proceso desarrollador; debe tener en cuenta tanto las particularidades de esta en las distintas etapas, como aquellas individuales inherentes a cada personalidad. También debe tener en cuenta las características de los grupos humanos en los cuales se integra, incluyendo lo que es propio de cada región o comunidad, y las correspondientes exigencias sociales representadas en los distintos modelos de la sexualidad culturalmente determinados.
Carácter alternativo.
Debe partir de un modelo general y flexible del hombre y la mujer y formas de su sexualidad.
Vinculación con la vida.
Si la educación de la sexualidad se concibe como parte de la vida, debe como en sus formas de influencias y métodos. El vínculo con la vida exige relacionarse orgánicamente con la vida misma, tanto en su alcance y contenido, integrar, en el proceso educativo con la escuela, a todos los factores sociales que se interrelacionan en la actividad humana como la familia y la comunidad.
Unidad de lo afectivo, lo cognitivo, lo conductual.
La educación sexual no puede verse aislada como un simple proceso donde se transmiten grandes volúmenes de conocimientos, ya que la información, cuando no se vincula con lo afectivo y se expresa en el comportamiento se presenta como una carga muerta y formal ajena a la personalidad sin la participación en la regulación de las actividades. Por eso este trabajo persigue, con la aplicación de las actividades estimular a los estudiantes para que tomen conciencia sobre lo que implica una sexualidad responsable.
Carácter permanente y sistemático.
Las influencias que participan en la configuración de cada personalidad sexuada comienzan a organizarse desde el nacimiento del niño o la niña y actúan sistemáticamente toda la vida, a partir de la infancia hasta la tercera edad.
Libertad,  responsabilidad.
El proceso de la educación de la sexualidad debe brindar a cada ser humano la posibilidad de elegir conscientemente las particularidades para vivir su sexualidad en correspondencia con las necesidades sociales, y conciencia de la trascendencia de sus actos.

Confianza y empatía.
Las influencias educativas sexuales solamente sobre la psiquis y la conducta del niño o la niña, o del joven y la joven. Esto contribuye a que el educador o la educadora se conviertan en un modelo a seguir por ellos.
Veracidad y claridad.
El conjunto de conocimientos, representaciones y valores que se transmiten a los educandos deben ser siempre objetivas, veraces, ajustándose fiel a la realidad de manera que rompan mitos y tabúes. Tanto el contenido como el lenguaje que se empleen deben adecuarse a sus posibilidades según el nivel de desarrollo alcanzado por ellos, utilizando siempre los términos más claros, precisos y asequibles. Todas las palabras y términos empleados en la realización de las actividades están en nivel propicio para que sean asimilados por los estudiantes.
Placer.
Es una vía fundamental de placer y felicidad, de enriquecimiento de la persona y su pareja, que repercute en la calidad de vida y en la de aquella que les rodea. Este es el sentido que debemos darle a la sexualidad del ser humano en toda circunstancia.

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