PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

3.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

Esta investigación nace principalmente de dos vertientes. Primero, de la preocupación presente en el autor por el bajo rendimiento académico que obtienen los estudiantes en la enseñanza preuniversitaria en general, y en las asignaturas de física en particular. Segundo, de la vocación docente, y como tal, de intentar acercar dos mundos que persiguen la misma finalidad, pero que están en universos paralelos, como son la enseñanza y la investigación en didáctica.

Básicamente, con este trabajo tratamos de dar  un pequeño paso sobre el gran problema que es solucionar, de la forma más natural posible, los conflictos internos que tienen los alumnos a la hora de estudiar física. Para ello, hay que intentar hacerlo a través de herramientas diferentes de las que habitualmente se están empleando dentro de las aulas o utilizar las mismas de distinta forma para poder sacarle más partido al alto potencial que sabemos que tienen, pero que desconocemos cómo utilizar.

Recordando un poco lo que hemos tratado en la fundamentación teórica (concepciones erróneas, ideas alternativas, ilustraciones, dibujos, prensa, cómics…), podemos intuir cual va a ser el camino a seguir en el presente trabajo.

Esencialmente, se trata de analizar cómo las imágenes (diagramas, ilustraciones, dibujos, fotos, esquemas…) que ven nuestros aprendices, pueden contribuir en apoyar ideas alternativas importantes impidiendo de esta manera que los estudiantes puedan evolucionar científicamente, haciendo que, en lugar de entender las leyes físicas de una forma fluida, tengan que luchar duras batallas internas con sus conocimientos previos.

Lo que nos recuerda trabajos anteriores realizados en otros ámbitos de ciencias o relacionados con los errores conceptuales, como son los de:

- Jiménez-Aleixandre (1994), que indica que en 17 libros de biología de la enseñanza secundaria, ninguno discute las ideas alternativas de los alumnos, ni las explica en actividades que permitan confrontar estas ideas con las teorías aceptadas.

- Perales de Eulate (1999), que analiza el contenido y los errores conceptuales presentes en los libros de ciencias.

- Caldeira (2005), donde sugiere que los libros de texto deberían incluir actividades con situaciones que pudiesen ser exploradas por el profesor y sus alumnos, de manera que se pusiesen de manifiesto y se desmontasen las concepciones alternativas y se promoviese la evolución conceptual.

 

Sin embargo, en todos ellos quedan prácticamente al margen las ilustraciones correspondientes al texto escrito. Así pues, podemos decir que nuestro problema a resolver es: ¿qué grado de presencia tienen las ideas alternativas, sobre distintos conceptos científicos básicos, en las imágenes de todo tipo presentes en los distintos medios?

 

Al revisar diversas clasificaciones (Bernad, 1976; Duchastel, 1981; Levin et al., 1987; Feschotte y Moles, 1991;  Guillespie, 1993) de las finalidades que tienen las ilustraciones en los libros de texto se extrae que todos ellos tienen en común las siguientes funciones:

1. Decorar los libros, es decir, hacerlos más atractivos para despertar el interés de los lectores.

 

1. Describir situaciones o fenómenos basándose en la capacidad humana de procesar la información visual (Larkin y Simon, 1987; Feschotte y Moles, 1991) y su ventaja frente a los textos escritos en la estimulación de modelos mentales (Stone y Golk, 1981; Duchastel, 1981).

1. Explicar las situaciones descritas, es decir, las ilustraciones no sólo muestran el mundo, sino que lo transforman con la intención de evidenciar relaciones o ideas no evidentes por sí mismas, a fin de facilitar su comprensión por parte del lector.

 

Sin embargo, ninguna de estas finalidades, es la que nos planteamos en este trabajo. Lo que nosotros pretendemos es ir más allá y explorar la posibilidad de utilizar didácticamente los errores conceptuales que hay en las ilustraciones para cuestionar determinadas ideas alternativas que tienen los estudiantes. De esta forma, también estamos respondiendo, en parte,  a la pregunta planteada por Mottet (1996) en la investigación  que presentó en la revista  Aster (núm. 22, 1996): ¿en qué condiciones las imágenes podrían convertirse en fuentes de aprendizaje? Además, también pretendemos averiguar si en las imágenes de los libros de texto, se ha producido o no alguna mejora al pasar del B.U.P. y C.O.U. antiguos a la E.S.O. y Bachillerato actuales y si en los nuevos planes de estudio disminuye el número de errores conceptuales presentes en ilustraciones incluidas en los libros de texto.

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