EL OCASO DEL NEOLIBERALISMO EN MÉXICO (SÍNTOMAS, SUPERVIVENCIAS Y RENACIMIENTOS)

Jorge Isauro Rionda Ramírez

SUPRA BURGUESÍA EN MÉXICO

Una tendencia inercial en el capitalismo es la concentración y centralización del capital durante el proceso de acumulación. Ya afirmado por Carlos Marx desde su publicación del Manifiesto Comunista (1848), sigue siendo una de sus tantas tesis hasta ahora incuestionables.

El capitalismo en su fase imperialista tiene dos expresiones sustantivas:

1. El predominio del régimen de producción flexible (emergente desde 1930).

2. La implementación de un Estado basado en la ética de administración pública neo liberal.

México es una expresión palpable de lo anterior, solo que se debe acotar que el capitalismo en el país tiene un carácter periférico, incipiente y dependiente. Su economía enclenque por excesivo endeudamiento y una alta concentración del capital de 16 magnates que controlan al menos las 30 principales firmas empresariales del país, resulta un bastión de la expoliación y la imposición imperialista liderada tanto por los Estados Unidos de América, como por Inglaterra y la Comunidad Europea.

La pérdida de hegemonía, independencia y auto determinación es evidente desde la celebración en 1848 de los tratados Guadalupe – Hidalgo. La sujeción económica del país a los intereses norteamericanos es una patente en toda la historia económica nacional desde entonces.

La cuestión se agudiza desde el ocaso de la modernidad iniciada en 1971 – 1973 a escala de la región latinoamericana, pero en especial a partir de 1976 fecha en que se dan dos sucesos importantes en el país:

1. Descubrimos importantes yacimientos petroleros en nuestro territorio (destaca Cantarell (el segundo complejo petrolero más importante del mundo después del de Ghawar de Arabia Saudita).

2. Tenemos petróleo pero no dinero para crear la infraestructura extractiva necesaria para su extracción y exportación. Inicia la caravana de endeudamiento externo.

Conforme crece la dependencia financiera al exterior paulatina y sistemáticamente se pierde auto determinación y cada día, organismos internacionales supuestamente multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, van a direccionar el plan de desarrollo del país.

La situación se extrema durante el periodo de la administración del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari (1988 - 1994), y en especial a partir del 1º. De enero de 1994 con el inicio de Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos de América y Canadá, como socios comerciales de México.

El neoliberalismo, como fórmula de regulación económica a favor de los intereses de la supra burguesía, tanto nacional como extranjera, se implementa en la nación desde 1982, con el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado. Adquiriendo expresiones y matizaciones diversas desde dicha administración a la actualidad.

Si bien de 1982 a 1988 el neoliberalismo acepta las imposturas hechas desde el Consenso de Washington, de 1988 a 1944 se adhiere la economía nacional a la norteamericana. De 1994 a 2000 se crean las alianzas de la supra burguesía nacional (arropada con el patrimonio nacional que se desmantela al Estado mexicano y se les remata mediante las privatizaciones), con la extranjera, especialmente estadounidense. Del 2000 al 2006 culmina el desmantelamiento del Estado de bienestar de origen socialdemócrata (creado desde 1934) y se yergue un nuevo Estado al servicio de esta supra buerguesía. De 2006 a la actualidad se implementa a su vez un Estado represor militarizado (Estado garrote), el cual persigue contener a la población de su inminente sublevación ante la gradual pérdida de sus garantías sociales como individuales, como a la generalización del fascismo de una plutonomía en manos de la plutocracia ultra burguesa… por no llamarle ultraderechista. Esta es la llamada posmodernidad periférica de un desarrollo donde quienes pierden es precisamente la población trabajadora del país.

El método de la economía política da a la historia el papel fundamental para comprender las relaciones que se desprenden del reparto económico y las clases sociales (surgidas de este mismo reparto). La lucha de clases necesariamente explica el protagonismo de los actores de la historia ante sus antagonismos concretos. Por ello, el estudio de la historia de los movimientos sociales en México debe seguir las líneas que marca la economía política como fundamento metodológico de interpretación de los hechos como la comprensión de sus causales (Marx, 1857; 57 - 66).

Con base al enfoque del materialismo histórico Hobsbawm hace una interesante interpretación de varios manuscritos marxistas como son los Grundrisse, que son algunas monografías escritas de varios periodos históricos, apuntes desordenados que sirven como apuntes para su propio estudio y esclarecimiento de la historia de la humanidad, más no son redactados para presentarse como publicaciones científicas (Hobsbawm, 1982; 5 – 47).

De estos trabajos Carlos Marx deduce las leyes de la emancipación del Hombre respecto a la naturaleza. El hombre como un animal , donde la base objetiva de la evolución social y económica de su sociedad, tratando de arrebatarle a la naturaleza las bases de su existencia más animal, de su práctica cotidiana, transformando la naturaleza para hacerse de ella, con base a sus necesidades más básicas.

Con estos trabajos, Marx ilustra el proceso de desenvolvimiento de la humanidad en un progreso incesante y constante en el mejoramiento de técnicas que mejoren la producción de sus satisfactores objetivos.

De estos trabajos se parte a comprender de las leyes del materialismo histórico, base fundamental de la metodología marxista con base a la dialéctica materialista de la comprensión de la historia como una lucha de clases.

Este es el fundamento metodológico del presente estudio en tratar de comprender los movimientos sociales tras la lógica marxista de la lucha de clases, donde los conflictos se dirimen en razón de la forma en que se concilian bajo la beligerancia de las clases sociales los movimientos sociales de México. En este sentido, tanto México como América Latina encuentran su comprensión histórica en un orden mundial de división y especialización del trabajo.

Hasta aquí se puede afirmar que dentro del modo de producción capitalista, tal como lo sustenta Carlos Marx, resulta de una síntesis concreta de múltiples determinaciones, que permiten explicar tanto las generalidades como las particularidades de una formación económica . Donde se tienen que la teoría de los modos de producción se inscribe en la lucha de clases y que su explicación parte de la comprensión de las contradicciones inherentes a la base económica de la sociedad. Con ello se concluye que el secreto del desarrollo capitalista en México, como en Latinoamérica, es aparentemente un mecanismo de intercambio desigual con el mercado mundial, donde es fundamental comprender la lógica de la súper explotación de la mano de obra, la supresión de un modo de producción por otro y los movimientos sociales que engendra (Bartra, 1975; 5 – 12).

México, junto con América latina, juega un papel importante en la transición europea de la plusvalía absoluta a la plusvalía relativa. Para ello, mientras en Europa una forma de explotación (plusvalía absoluta), transita a otra (plusvalía relativa), en América latina se conjugan dando inicio a lo que Ruy Mauro Marini bautiza como la súper explotación, en su conocido libro “Dialéctica de la Dependencia” (editorial ERA, México).

Europa, como América del norte, se desarrolla gracias a la succión que hacen vía comercio desigual de las naciones subdesarrolladas, tales como México. Esto es vital para comprender el desarrollo de la economía mexicana desde tiempos coloniales, pero en especial del siglo XIX a la actualidad.

En el desarrollo del presente trabajo, especialmente para el periodo de 1850 en adelante, es importante que la formación social mexicana resulta de la síntesis de los modos de producción, a los que se llaman regímenes de producción y que se identifican básicamente tres: régimen de producción artesanal, régimen de producción rígida y régimen de producción flexible. Su yuxtaposición histórica explica en gran medida la lógica de los movimientos sociales del país.

En la comprensión de la historia de los movimientos sociales en México, el tema de las expresiones históricas del fascismo en el país, es un tema de especial interés para identificar los móviles de las clases hegemónicas y los intereses que protegen. Por tanto, es importante procurar una teoría de la dictadura que aporte al análisis cuál es el papel que la dictadura de partido en México juega ante la sociedad, las facciones en el poder, y los intereses, de qué clase, que protege.

Resulta interesante el fundamento que da Stanley Moore como bases para una teoría de la dictadura. Da un manual que establece los siguientes puntos para poder establecer un régimen fascista (Moore, 1976; 18 – 60):

1. La conformación de un Estado soberano con su respectiva pugna interna (lucha de clases).

2. El ascenso al poder de una clase dominante se da a la tarea de transmitir a los explotados los nuevos valores y sistemas de relaciones económicas. Solo hace falta hacerlo legal (constitución).

3. Este nuevo sistema de dominio puede en determinado momento ser puesto a prueba por las clases subordinadas (nueva gesta revolucionaria), empleando para ello el uso de la fuerza si es necesario. Con el único fin de consolidarse y perpetuarse el mayor lapso de tiempo posible.

4. Se rescata el proceso si es que la clase oprimida subyuga a la dominante.

Esta teoría explica en gran medida cómo los distintos movimientos sociales desenvocan finalmente en expresiones dictatoriales. Ejemplos que plagan la historia mexicana.

La dictadura de partido, propiamente el Partido Institucional Revolucionario, como un régimen de Estado con fuerte formación social demócrata, que la correspondiente al régimen de regulación keynesiano, propio de la modernidad, ve a partir de 1970 (hay quien piensa que a partir de 1968), el ocaso de su legitimidad en el poder. Por tanto, en la búsqueda de adquirir nueva legitimidad el discurso político se vuelva de social demócrata (a favor de los intereses de la clase trabajadora), a un populismo carente de sustento social (por tanto demagógica), donde la propuesta pasa a la promesa política.

El Estado a partir del régimen de Luis Echeverría Álvarez se vuelve más represivo e intolerante. Hay levantamientos campesinos como urbanos y la economía internacional inicia una recesión que la lleva a la crisis en 1971 – 1973, la que en México se deja sentir en 1976. Las instituciones de la revolución mexicana, y especialmente del modernismo fordista, como de la regulación keynesiana muestran un problema institucional creciente, la corrupción gana terreno y inicia la crisis de Estado que es propiamente una crisis de conducción. El Estado mexicano pierde capacidad de controlar a la sociedad y se vale de la represión social en la búsqueda de mayor control.

Es durante el periodo de Luis Echeverría Álvarez que los mecanismos de control político muestran signos de agotamiento. Las razones de la inconformidad, concomitantes a la crisis del fordismo ante el surgimiento del nuevo régimen de producción flexible, son por efecto de la caída de las exportaciones, aumento en el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, aumento en el déficit primario del sector público, disminución de las tasas de crecimiento de la producción agrícola, como deterioro de los precios de garantía tanto al productor como al consumidor (Labastida, 1977; 199 – 227).

La estrategia del gobierno para abatir esto se les conoce como desarrollo estabilizador el cual consiste en concentrar recursos en los sectores que se considera tiene la capacidad de formar ahorros como capitales de inversión, así como dar ventajas fiscales a la industria nacional para tratar de fortalecerles ante la crisis. A su vez, se procura atraer IED como créditos del exterior. La deuda externa aumenta a 20 mil millones de dólares para 1976.

Con todo, la paz social se cuestiona ante el fortalecimiento de la insurgencia obrera y campesina en el país, se incrementa el temor de la burguesía industrial ante posibles conatos de violencia, como de la posibilidad de perder las canonjías que el gobierno les otorga.

El ascenso industrial y urbano de México experimentado de 1930 a 1970 causa que la dependencia tecnológica, comercial y financiera crezca de forma significativa hacia los Estados Unidos de Norteamérica. Para 1970 más del 70% de las exportaciones del país se dirigen a la Unión Americana, y a su vez más del 70% de las importaciones provienen de esta misma nación.

La necesidad de dotar al país de una infraestructura petrolera suficiente para promover la explotación de grandes yacimientos de este mineral hace que el endeudamiento exterior adquiera dimensiones antes no sospechadas. Las presiones financieras del exterior dejan su mella en muchas de las decisiones internas de la política del gobierno. Paulatinamente las recomendaciones endogenistas venidas de la CEPAL son abandonadas por las respectivas venidas del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Reserva Federal estadounidense.

El nuevo discurso populista persigue dos objetivos: encerrar los conflictos en el terreno ideológico, y canalizarlo a través de los partidos. Para ello se confiere la calidad de elector a los ciudadanos mayores de 18 años, como disminuir el requisito de edad mínima para ser diputado a 21 años como a 30 años para ser senador (Segovia, 1974; 51 – 67).

En la búsqueda del pluralismo político y no de la democracia, se dan las reformas a la Ley Federal Electoral de 1963 en 1973. Otorga representatividad a los partidos políticos, como el control de las campañas. La intensión desde luego es debilitar la oposición con la creación de partidos esquiroles de tal forma que si el PRI pierde peligrosamente su mayoría absoluta, no obstante, se sustenta su perpetuación en el poder mediante la mayoría relativa.

Los movimientos de oposición política empiezan a surgir precisamente en el norte del país, en entidades tales como Sinaloa, Nuevo León y Tamaulipas. En el centro y occidente esta Puebla y Jalisco. Hidalgo, Oaxaca y Tabasco también se presentan como regiones electorales con fuerte oposición al PRI, entre otras entidades que cada día manifiestan un mayor descontento con el partido oficial.

Surge el Partido de Acción Nacional como principal fuerza opositora, partido cuya simpatía es principalmente urbana puesto que las 35 ciudades más importantes del país observan crecer la fuerza de este partido.

El partido de acción nacional se crea en 1938 cuyo líder el Manuel Gómez Morín. Se promueve desde la provincia mexicana cuyo resentimiento ante el exacerbado centralismo priísta desea rescatar los erarios que la recaudación fiscal no le retribuye mediante servicios públicos, pues entonces, de cada peso recaudado en la provincia, solo se le regresan 5 centavos.

Asimismo, este centralismo resta facultad como eficiencia a las organizaciones privadas, como públicas, de la provincia. El panismo no procura una sociedad más democrática, sino que procura el federalismo, especialmente el federalismo fiscal (de inicio).

Las reformas de 1985 al artículo 115 constitucional, donde se le confiere al municipio, democrático estableciendo un cabildo (Ayuntamiento) al presidente municipal, cuya formación y representación es proporcional a los votos captados en los comicios locales. Así también se le otorga más capacidad de recaudación, decisión, acción y gestión. Con ello, se le transfiere un papel más activo para la promoción de las iniciativas locales, como un clima administrativo público propio para respaldar de manera más hospitalaria la localización de la inversión foránea.

Esta reforma respalda y fortalece el federalismo y la democratización de la gestión pública. Se abandonan las políticas sectoriales y se admite una nueva planeación regional.

Las reformas al 115 constitucional son acordes a las reformas necesarias, y previas, a la apertura económica a la inversión extranjera. Por tanto, es parte de las reformas post modernas propias de la regulación neoliberal y correspondientes al régimen de producción flexible.

El panismo de origen es un partido nacionalista, promovido principalmente por intereses locales de grupos empresariales como políticos de provincia. A partir de la muerte de MAQUIO, y con bajo el liderazgo Fernández de Ceballos, deja su legítimo interés federalismo para pasar a ser el partido que Carlos Salinas de Gortari (1988 – 1994), requiere para reorganizar la sociedad mexicana en una nueva fórmula de control social de corte más flexible.

Las reformas postfordistas se suscitan durante la década de los años 80, y la reestructuración económica inducida por el nuevo régimen de regulación neoliberal, culminan en la toma de poder de la ultraderecha (alianza cívica entre la burguesía nacional, la Iglesia católica y los Estados Unidos de América), en el año 2000 con el arribo del PAN al poder federal. No con esto se desea decir que se arriba a la democracia, como lo sostienen los panistas, sino que se ingresa a una nueva fórmula de control dictatorial: la plutocracia.

Dada la comprensión de la evolución histórica de los modos de producción, como parte de la formación económica capitalista, y la tesis de que el Estado finalmente es una forma de regulación y control que obedece a los intereses de la reproducción capitalista, estableciendo un orden institucional garante de la acumulación, el trabajo concluye que la historia de los movimientos sociales en México, como de las formas históricamente específicas que toma el Estado, es una manera de revisar las metamorfosis fascistas que el Estado expresa.

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