EL OCASO DEL NEOLIBERALISMO EN MÉXICO (SÍNTOMAS, SUPERVIVENCIAS Y RENACIMIENTOS)

Jorge Isauro Rionda Ramírez

PRIMERA PARTE: LIBERALISMO Y MODERNIDAD EN MÉXICO

ANTECEDENTES DEL LIBERALISMO EN MÉXICO

La historia de los movimientos sociales en México viene hilado con la historia de la evolución de la estructura económica internacional. Especialmente con la evolución del capitalismo, desde sus inicios mercantilistas en el siglo XVI, donde queda claro que la formación social mexicana necesariamente es patente de una de tantas expresiones en que se va desarrollando la acumulación capitalista.

En dicha centuria la sociedad que se tiene en el periodo colonial reproduce en cierta forma la sociedad estamental europea. Difícilmente puede decirse que en América se reproducen las relaciones feudales europeas, pero no obstante guardan muchas similitudes con las relaciones serviles que le caracterizan y que en el nuevo continente viene a darse como relaciones de servidumbre y sumisas.

El orden colonial es similar al orden cristiano católico feudal que se vive en la península ibérica en el siglo XVI. Muchas de las instituciones existentes son reproducidas en América Latina, no obstante adecuadas a las realidades y cosmovisión de los pueblos indígenas. El mestizaje por otra parte, tiempo después dará su propio carácter al tipo de relaciones industriales que sostienen la colonia, como parte de una sociedad regida por estamentos y castas sociales.

El reparto de la tierra entre mercedes reales y cementeras indígenas es el tema importante para explicar durante la vida colonial los movimientos sociales que le caracterizan. El surgimiento de ciertos capitales mineros como comerciales, aviados por intereses de capitalización, dan dando forma a nuevas relaciones industriales que lentamente se alejan de ser de tipo estamental para irse asimilando a una abierta relación salarial, de corte capitalista.

La lógica de acumulación del capital mercantil y minero suponen la necesaria liberación de la mano de obra cautiva de relaciones agrarias serviles, subordinadas a la Iglesia Católica como a los señores Hacendados. A su vez, se tiene una burocracia urbana criolla y peninsular que mantienen intereses liados al capital que incipiente, no obstante, inicia su penetración en la vida económica colonial como parte de la formación de capitales autónomos, que también acunan aspiraciones tanto liberales como libertarias.

La sociedad de los mestizos pronto impone su lógica de insurgencia y rebeldía a un orden colonial que lo subestima y discrimina, y donde su papel se ve violentamente incrustado en un orden donde no tiene cabida. El mestizo en un inicio en la sociedad colonial es considerado un bastardo y no goza de reconocimiento ni legitimidad en la República de españoles, como en la República de indígenas. Con tiempo, el predominio de los mestizos impone la presencia de grupos beligerantes y rebeldes al orden, quienes ven en la libertad de la mano de obra, la oportunidad de participar como trabajadores en la economía novohispana.

El arribo del pensamiento liberal en América latina como en la Nueva España trae la aparejado los anhelos libertarios de los hispanoamericanos. El recrudecimiento de la expoliación fiscal que inician los Borbones, a finales del siglo XVIII e inicios de XIX recienten los capitales autónomos tanto de mercaderes como de hacendados, así como de la burocracia criolla. El resentimiento se patenta en una creciente inconformidad que termina con sublevarse contra el orden colonial y se inicia una revolución que bien es llamada de Independencia, pero que a su término llevará a contiendas diversas entre los grupos sociales de la nación independiente por la definición del destino elegible para la nación. Guerras de inclusión y exclusión, unos por el viejo orden, otros por un nuevo orden de corte liberal, así como grupos con intereses contrapuestos se verán enfrentados en una abierta ingobernabilidad que caracteriza el siglo XIX. Sin dejar de lado los intereses extranjeros patentes en la historia de México en las constantes intromisiones de los extranjeros en el país, todavía a inicios del siglo XX.

El decreto de comercio libre que establecieron las reformas borbónicas estrecha en suma el comercio exterior de la Nueva España y los excedentes productivos encuentran un comercio interno muy restringido (Villoro, 1976). Este decreto hace que grandes capitales comerciales se canalicen al avío de la minería, que para entonces es una actividad de lo más lucrativa, especialmente donde la densidad del mineral es alta en plata y oro, como lo es Guanajuato y Zacatecas. La proletarización se da en varias industrias del país como la textil o bien algunas actividades manufactureras, pero sobre todo en la minería. No obstante los importantes capitales captados por este sector, la riqueza generada es concentrada en las manos de los inversionistas y ya no beneficio a la clase trabajadora, la cual pronto se ve empobrecida en extremo. Esto es quizá una de las razones por las cuales el mayor resentimiento social se observa entre los mineros.

Estas reformas agravan la situación de los jornaleros, especialmente mineros. (Di Tella, 1972). El ascenso industrial urbano causa el aumento de lumpen proletarios en las ciudades, en su gran mayoría mestizos desposeídos que no encuentran acomodo en la sociedad estamental virreinal, que los discrimina y les recluye a actividades poco remunerativas y de bajo prestigio social.

Por otra parte, en las regiones mineras se sustituye el jornal por el salario y esto conlleva al empobrecimiento de los mineros. Los minerales de Guanajuato y Zacatecas necesariamente son quienes más resienten la precarización del empleo minero al sujetarse al trabajador a la forma de pagos basada en un salario, mientras que antes se beneficia del mineral que saca de la mina, ahora independientemente de su productividad respecto a la extracción de mineral, su remuneración es un cuota fija, y desde luego menor.

En las ciudades abundan los gañanes, mestizos que se encuentran en lo más bajo de la sociedad novohispana y que engrosan el ejército industrial de reserva y el lumpa proletariado. El rompimiento de esquemas serviles putativos basados en el cautiverio de las Haciendas agrícolas, ganaderas y mineras por las nuevas fórmulas de proletarización de un capitalismo incipiente, junto con la explosión poblacional que se vive del siglo XVII al XVIII de forma sostenida, son la razón por la cual el empobrecimiento de la masa de trabajadores es inminente.

Las clases peligrosas entonces no son propiamente los indígenas, sino los mestizos como carne de cañón, los criollos y clérigos como clases intelectuales y líderes del movimiento de independencia, conspiradores con intereses entendidos.

La inconformidad se generaliza y profundiza entre los mestizos, y las nuevas responsabilidades y cargas fiscales aplicadas a los criollos, como la pérdida de canonjías otorgadas a ciertas clases aristócratas novohispanas por los Habsburgo, mismas que reciente fuertemente la Iglesia católica principalmente, son el principal causal que promoverá las aspiraciones independentistas como libertarias en la Virreinato de la Nueva España a fines del siglo XVIII e inicios del XIX.

En los primeros tiempos independientes se tiene viva la polémica entre los que considera que el laissez faire el mejor camino al desarrollo, y quienes creen que el proteccionismo y una mayor participación del Estado es lo conveniente (Hale, 1972). El librecambismo y el bilateralismo son las dos corrientes en que se fundamentan los proyectos del desarrollo económico.

En materia liberal, existen dos vertientes importantes, la doctrinaria de José María Luis Mora y la pragmática de Lucas Alamán y Estevan de Antuñano. Parten de tesis liberales con fuerte fundamento fisiocrático puesto que consideran que la economía nacional es básicamente primaria.

Álvaro Flórez Estrada es un pensador español liberal que, entre otros autores, inspira a los liberales latinoamericanos y sus ideas abundan en el proyecto económico liberal en el México independiente (Breña, 2006; 28 – 44).

El liberalismo en sí tiene mayor éxito en las ex colonias españolas que en la propia España, puesto que las sociedades coloniales ante el yugo del colonialismo enarbolan las ideas libertarias de la época, por otra parte, las logias masónicas, especialmente las infiltradas desde Inglaterra y Norte América, son las principales promotoras del pensamiento liberal, como sustento doctrinario del capitalismo industrial al que se aspira, imitando las economías de Inglaterra y de los Estados Unidos de América.

Las reformas borbónicas de 1774 y 1778 abren la posibilidad del libre comercio con otras potencias extranjeras como lo son Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, lo que en 1821 con la consumación de la Independencia abre los puertos nacionales al libre comercio. Asimismo, es otra de las razones por las cuales la Iglesia Católica se reciente con este tipo de nuevas relaciones internacionales, puesto que no solo ve la infiltración de la ideología liberal, sino la peligrosa influencia del protestantismo.

En 1833 el liberalismo abiertamente se expresa contra toda fórmula de monopolización, identificando como principal monopolio a la propia Iglesia Católica. Se le conoce como liberalismo doctrinario puesto que solo inspira las ideas liberales, como fundamento dogmático y de convicción política pero no se llega a la implementación del liberalismo en la economía. Mismo que se vuelve pragmático ante las propuestas reales y efectivas de Lucas Alamán y Estevan de Antuñano.

Lucas Alamán desde inicios del periodo independiente de la década de los 20 propone políticas liberales en materia de rescatar el sector minero de la economía, como fundamento del sistema financiero nacional que debe establecerse bajo una moneda que gozara con la liquidez que la plata y el oro le concede al ser acuñadas de dichos minerales. El Colegio de Minería finalmente desea crear el profesional con capacidad técnica de volver a levantar este sector e incentivar la minería como fundamental para una economía monetaria cuyo fundamento son los metales preciosos. Para ello se invitan a las compañías inglesas como la United Mexican Mining Association para explotar las minas del país, lo que se logra con relativo éxito.

La industrialización del país propuesta por Lucas Alamán se basa en la creación de un armamento arancelario que proteja la producción manufactures del país, en el tiempo que es necesario para que esta llegue a ser más barata que la extranjeros y para entonces abrirse al comercio internacional. Los doctrinarios no comprenden esta política y la tachan de bilateralista y conservadora. Pero el fundamento de Lucas Alamán son la tesis de John Stuart Mill, liberal inglés del siglo XVIII quien sostiene que una economía con atraso económico, de inicio debe mantener una política proteccionista de su industria con la finalidad de generar monopolios, quienes con su alto nivel de capitalización pueden financiar la invención e innovación necesaria para adquirir ventajas en la producción de mercancías comparativamente a otras naciones. Logrado esto entonces lo propio es abrirse al comercio internacional.

Estevan de Antuñano es considerado el padre de la empresa nacional, más que un visionario de políticas económicas, es un promotor del fomento industrial, pugna por el proteccionismo y sostuvo que las empresas mexicanas deben procurar crecer de manera competitiva ante el temor de que nuestra nación terminara por ser un apéndice colonial de las potencias extranjeras.

La invasión norteamericana de 1848 fortalece de gran manera el liberalismo en México, con la apertura comercial de los puertos nacionales, y quita el armamento arancelario de la política proteccionista que si de inicio procura la industrialización del país, para la década de los 40 se parece cada vez más a las políticas borbónicas de un mercantilismo moderado.

Estevan de Antuñano a su vez procura la modernización de la industria mexicana al adoptar recetas para la mejor de la productividad obtenidas de ingleses y norteamericanos propios de la revolución de la administración científica que para mediados de la centuria arriban en la búsqueda de mejorar la organización de la producción.

La idea de que el capitalismo es un orden natural de inspiración divina se sostiene como parte del cuerpo del pensamiento liberal y es el fundamento de concebir al ciudadano como un individuo libre y con ello, el tema de la justicia se deja a la condición del libre albedrío de las personas en decidir (libremente) su destino.

El periodo independiente observa graves problemas en materia de su estabilización económica como del mantenimiento del orden y la paz social. Los nuevos regímenes de gobierno no obtiene la representación política necesaria para legitimarse como fórmula de gobierno. La escasez de recursos financieros causa una gran inestabilidad económica y profundas crisis. Continuamente hay intromisiones en los asuntos nacionales de las potencias europeas como del vecino del norte (Florescano y Lanzagorta, 1976).

El sector pilar de la economía virreinal que es el minero, que cae abruptamente a efecto de la guerra de independencia, lo que rompe los circuitos productivos existentes entre la minería, el comercio y la producción agropecuaria, especialmente en el Bajío que expresa una gran descomposición social. Por momentos los intercambios se dan en especie o trueque ante la ausencia de una moneda nacional que contara con la liquidez nacional. Los minerales en peso y ley sustituyen en gran medida al dinero bien como medallas o bien en alhaja o bien en lingote.

La sobre especialización productiva de las regiones es en gran medida la razón de su vulnerabilidad puesto que los intercambios en especie se ven muy limitados, mientras que las regiones con mayor diversidad productiva experimentan en menor medida la crisis de liquidez.

El contrabando de productos ingleses como norteamericanos viene a afectar profundamente a la industria local, lo que profundiza la crisis para muchas factorías productivas y causa la salida de minerales que para entonces son la base de la liquidez de un sistema financiero que le iba a requerir en cuanto se formaliza. La escasez consecuente de reservas en oro y plata explican la devaluación del dinero y la consecuente crisis inflacionaria.

El endeudamiento con el exterior son salidas inmediatas que las administraciones independientes procuran para establecer un sistema financiero nacional que cuente con la liquidez necesaria para reactivar el comercio y la producción, como estabilice la economía.

En lo social, se tiene una sociedad en conflicto entre dos clases sociales: los liberales que representan abogados, pequeños propietarios, comerciantes de provincia, clase media urbana; y la clase conservadora liderada por el clero, los terratenientes y grandes comerciantes. De 1821 a 1857 la contienda entre estos dos frentes políticos explicarla inestabilidad política que tipifica este periodo.

Amabas corrientes ideológicas, sin embargo, coinciden en el papel que se le debe conferir al Estado como un Estado no interventor, regido bajo la norma del laissez faire. Esto es, los conservadores como los liberales coinciden respecto su concepción del Estado como objeto económico, no obstante, las diferencias radican entre mantener una sociedad estamental de privilegios para clérigos, ricos comerciantes y hacendados, y una sociedad democrática donde se extinguen todo tipo de privilegios.

A su vez, ambos grupos procuran sostener un gobierno regido por criollos, aunque después de 1857 los masones liberales incorporan en la vida política los intereses de indígenas y mestizos sobre los de los criollos, puesto que evidentemente, el grupo mayoritario es la de los mestizos y los indígenas, mientras que los criollos son una muy pequeña minoría de la sociedad y pronto tiende a extinguirse en una sociedad aplastantemente compuesta por mestizos.

Crece el latifundio laico a costa del latifundio clerical, especialmente durante la Reforma juarista. Lo cual fortalece a los hacendados agrícolas y ganaderos del país a costa de la enajenación no solo de las propiedades agrarias de la Iglesia católica, sino de las tierras comunales indígenas.

Se enajena en gran medida la propiedad indígena o cementera a costa de la expansión que desde tiempos coloniales se vive como una realidad de despojo de los indígenas. El periodo independiente en nada mejora la calidad de vida y los derechos civiles de los indígenas, todo lo contrario, los agrava ante el desprecio de criollos y mestizos que los condenan y recluyen a la más bajo nivel de la escala social del México independiente.

México, sin embargo tiene potencialidades reales en el comercio internacional puesto que existe en su momento una alta demanda de productos tales como el café, el tabaco, el azúcar, el algodón y el henequén, que se producen en gran escala en zonas como Veracruz, Chiapas, Yucatán y algunas zonas del norte de la nación.

Mientras prospera el latifundio laico en el campo, en las ciudades las viejas clases de comerciantes criollos y españoles son desplazados por ingleses, franceses y norteamericanos. La industria nacional se ve frustrada por la presencia de productos industriales de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, lo que estrecha el nacimiento de una industria nacional urbana. No se debe dejar en esto al lado la fayuca, que extrema esta situación.

De corte infraestructural, otro de los problemas del país es la carencia de una industria de bienes de capital. Las herramientas en gran medida son productos importados por lo que la dependencia tecnológica tiene sus orígenes al permitir la presencia de bienes industriales y herramientas procedentes del exterior lo que restringe el desarrollo de un aparato productivo nacional. O bien, lo condiciona.

Las razones de la independencia de México obedecen en gran medida a los intereses que tiene la Iglesia Católica que ve como un peligro la institucionalización del liberalismo en España mediante la Constitución de Cádiz.

Las reformas y reestructuración económica que imponen los Borbones en la Nueva España, son abiertamente liberales, abren a la nación en lo económico, y en lo social, a nuevas relaciones internacionales con naciones protestantes (Inglaterra y Estados Unidos de América, principalmente). Por lo que teme la influencia y penetración no solo del pensamiento liberal jacobino, sino del propio protestantismo.

Roma se protege y es recelosa de sus propiedades y privilegios coloniales. Ante este nuevo peligro, promueve la independencia del país para garantizar que las posibles reformas liberales no acaben por dañar sus intereses en la Nueva España.

La guerra de independencia adquiere su fuerza con base la Iglesia católica, pero también por la infiltración de intereses extranjeros, puesto que el liberalismo, que es infundido por Inglaterra y Estados Unidos en las colonias españolas en América, pretende acabar con el control monopólico unilateralista que España mantiene en sus colonias. Así como abrir dichas regiones a su comercio, como que finalmente terminen por ser parte de un área económica bajo su control.

En la fase independiente, estos intereses que se conjugan para culminar con la independencia de la nación mexicana, terminan por enfrentarse como bandos enemigos cuyos proyectos de nación son antagónicos e inconciliables.

La actual conformación institucional de la nación mexicana trata de conciliar lo inconciliable, de que convivan los intereses por un orden estamental basado en privilegios, con los de un orden liberal y democrático. De ahí devienen los actuales problemas del país pues este presenta una inconsistencia institucional y con ello, el proyecto de nación continuamente se ve truncado por la lucha de ambos raíces por preservarse en el desarrollo de una nación que arriba al capitalismo con un lastre de conservadurismos insalvables pero persistentes.

Conservadores a favor de preservar sus canonjías, dadas bajo una sociedad estamental, amparadas bajo la Iglesia Católica. Liberales jacobinos a favor de la desaparición de la nobleza y en directa contraposición con el Clero tratan de inventar el capitalismo en México, muy al estilo inglés y norteamericano. Y la aparición paralelo con la implementación del esquema liberal de Lerdo de Tejada y Benito Juárez del proletariado industrial, con su bagaje ideológico social demócrata, dan por sentado la controversia entre conservadores, liberales y la incipiente social democracia a fines del siglo XIX.

El fundamento del reparto de las tierras comunales a favor de los hacendados y los latifundistas, iniciado con la Reforma liberal, en la búsqueda de ensayar el capitalismo en México, llevan a la revolución mexicana que bien tiene su base campesino – agrarista (Zapata y Villa), se mueve a la par con interese burgueses y urbanos (maderismo), se contradice con el oportunismo contra revolucionario de Huerta y se salva por la iniciativa de los constituyentes que rescatan el proyecto liberal en la Constitución de 1917, y dan asiento a los intereses de los grupos sociales que inician la revolución en 1910.

El nuevo orden económico no es tarea fácil, pues las fracciones revolucionarias fueron exitosas para acabar con el viejo régimen, pero ineficaz para lograr implementar el esquema capitalista moderno en el país.

La democracia es un anhelo inviable para la nación dado en enorme grado de analfabetismo que prevalece en la nación. La ignorancia ignominiosa deja de lado el anhelo pequeño burgués por implementar la democracia en México. El nuevo régimen debe por otra parte lograr la unidad nacional combatiendo a los caudillos locales y militares.

Movimientos post revolucionarios en la búsqueda del poder como el delahuertista o bien el cristero indican que la revolución mexicana no logra de forma exitosa establecer un proyecto consistente de nación, menos aún de desarrollo. De una dictadura porfirista plutocrática, se pasa a una nueva dictadura de militares posrevolucionarios, quienes logran la pacificación del país bajo fórmulas de abierto fascismo patentes en el periodo de Calles y el maximato. La conciliación de intereses entre grupos antagónicos como el nuevo grupo en el poder y la Iglesia católica, llevan a la formulación de un nuevo orden bajo la lógica de un Estado conciliador y benefactor inaugurado por Lázaro Cárdenas, quien logra bajo fórmulas de corporativismo y partidismo conciliar las distintas fuerzas políticas para presentarse como un proyecto de gobierno.

El modernismo en el país se da bajo un pacto social basado en el corporativismo activo que logra disciplinar el PNR, posteriormente PRI, y bajo este orden mantiene por 71 años el poder bajo una paz social que permite al menos de 1940 a 1970 crecer de forma sostenida la economía nacional.

El desgaste del régimen ante la pérdida de legitimidad de un discurso agrarista en una sociedad que cada vez se ve más distante de ser agraria, y se acerca a una realidad urbana e industrial, donde el proletariado hace a un lado al campesino y por ello, el discurso anteriormente agrario ahora pasa a ser de demagógico populismo. Los años 70 dan muestra de la descomposición de régimen nacido de la revolución mexicana e implican al invención de uno nuevo, más urbano, industrial y moderno, donde la clase media sede su poder político heredado de la revolución mexicana, a la burguesía nacional, de fundamento ideológico ultra derechista.

La historia de los movimientos sociales en el país, revela que se transita de una a otra fórmula de fascismo: de dictaduras coloniales, a dictaduras liberales, de sátrapas clericales a nuevos déspotas militares, de dictaduras de clase a dictaduras de partido, así entonces a la nueva dictadura plutocrática que recientemente gobierna al país. No obstante, el anhelo demócrata sigue siendo un proyecto y anhelo distante en la historia de la nación mexicana.

La Revolución francesa y las posteriores guerras napoleónicas a fines del siglo XVIII son elementos incidentales de la contienda por la hegemonía capitalista entre Francia e Inglaterra. Sus efectos se dejan sentir en el nuevo continente causando la independencia, primero de las 13 colonias inglesas (1776) y segundo la independencia de las colonias de España y Portugal (a inicios del siglo XIX). Francia pierde poder financiero ante Inglaterra que se erige como líder del capitalismo financiero a una escala mundial.

En 1792 (Meyer, septiembre 2008; 42), se dan los primeros visos del hundimiento del sistema colonial ibérico. El convenio de las casas reales de España y Francia por los nexos consanguíneos de las familias Borbones, lía a España con Francia en su guerra contra Inglaterra. Las potencias católicas defienden su supremacía económica y política ante el fortalecimiento cada día mayor de las potencias protestantes encabezadas por Inglaterra.

Durante la guerra de los 7 años, en 1762, los ingleses vencen a España quitándoles sus colonias de Cuba y Manila. En 1795 cae Santo Domingo en manos de los ingleses lo que obliga a España a buscar una alianza con Francia (1796) para enfrentar a su enemigo común. Francia ya como una República y bajo el gobierno de Napoleón Bonaparte. El tratado de San Ildefonso celebrado durante el Gobierno de Carlos IV mediante su brazo derecho Manuel Godoy (Villalpando y Rosas, 2007; 104 – 105), en el mismo año amarra a España a las vicisitudes de las guerras napoleónicas por doce años hasta 1808 (Meyer, septiembre 2008; 42).

La guerra de Portugal con España y Francia obliga en 1801 a ceder la Guayana a los franceses (Fernández, septiembre 2008; 50), que es otra parte del territorio colonial de América que queda libre de control peninsular, que aporta fuerza y antecedente a las aspiraciones de independencia de las colonias latinoamericanas.

Recientemente se le ha dado a los sucesos de 1808 entre estas tres naciones europeas la importancia que merecen como precedente que detona las ulteriores guerras independentistas en Latinoamérica. Importante es señalar que Lucas Alamán ya indica que dicho antecedente es uno de los causales del inicio en el desmantelamiento de la colonia española en América (Ávila, septiembre 2008; 56). Al respecto existen estudios históricos de autores serios quienes de forma incisiva marcan la importancia de vincular estos sucesos como una de las razones principales que causan los levantamientos libertarios en la región (Villoro, 1953; Guedea 1964;. Guerra, 1992; Palti, 2007, Meyer, septiembre 2008; Fernández, septiembre 2008) .

La sujeción de España a Francia causa que España pierda control y comunicación con sus colonias en América, lo que debilita aún más su hegemonía. La redacción de la Constitución de Cádiz en 1812 de corte liberal y la inminente influencia de la misma en las legislaciones institucionales y órdenes virreinales de las colonias españolas incomoda, preocupa e inconforma entre varios como son los criollos, especialmente a la Iglesia católica.

En 1805 en la batalla naval de Trafalgar Inglaterra pone fin al poderío naval de España como de Francia (Fernández, septiembre 2008; 50). Napoleón Bonaparte trata de reconquistar el mar mediante un boicot comercial a las islas británicas (1806). Boicot que los ingleses superan gracias a relocalizar su comercio en las Américas, ahora tan distantes del control español. La penetración de los intereses ingleses en las colonias españolas fortalece y fomenta las aspiraciones de libertad de los latinoamericanos, especialmente del grupo criollo.

De la batalla de Trafalgar, Carlos IV ordena a Manuel Godoy devolver a Francia la provincia americana de Luisiana, cedida a España en 1762, a pesar de la estricta prohibición, señalada por los reyes a los monarcas, de enajenar la mínima fracción del territorio de la monarquía … (Villalpando y Rosas, 2005; 105).

Por otra parte, para reponerse de los gastos originados en la lucha contra Inglaterra y seguir apoyando a Francia, Carlos IV autorizó a Godoy a obtener dinero a costa de los súbditos americanos: ordenó la expropiación de los créditos que los americanos tenían con el único banquero de aquel tiempo –la Iglesia- y exigió el pago inmediato, llevando a la mayoría a la quiebra … (Villalpando y Rosas, 2005; 105).

Esta es una de las principales razones de la inconformidad creciente de los criollos americanos respecto a la regiduría de los Borbones. La enajenación de sus bienes para liquidar sus adeudos pactados con la Iglesia Católica les lleva ala banca rota y causa que la economía colonial avíe los gastos de la guerra contra Inglaterra. De hecho esta es la raíz del descontento más que la degradación del régimen monárquico, o por os agravios infligidos, o la invasión napoleónica a España y la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo Fernando VII.

En 1807 España y Francia invaden Portugal, la corte se éste reino se desplaza a Brasil un día ante de la entrada de las fuerzas napoleónicas a Lisboa (Meyer, septiembre 2008; 42 y Fernández, septiembre 2008; 47 y 50) y Brasil se independiza de su metrópoli de manera inmediata, sin guerra alguna, manteniendo su unidad territorial. Precedente importante que junto con la independencia de las 13 colonias inglesas y la liberación de Cuba y Manila por lo ingleses será otro componente importante para fortalecer las aspiraciones latinoamericanas independentistas.

La presencias creciente desde fines de1807 de fuerzas francesas en territorio español y de forma concomitante la penetración del liberalismo mediante las logias de la masonería yorkina, llegan hasta niveles de la alta aristocracia. Carlos IV desea desamortización de los bienes de la Iglesia entre otras reformas de corte liberal, su hijo Fernando defiende los intereses del viejo orden. La división entre padre e hijo debilitan la monarquía española, situación que aprovecha Napoleón para internar más tropas francesas en España y presionar a la familia real Borbona para icen velas a la Nueva España. No logra nada con ello pero sí logra dividir a la familia real para que Fernando regrese la Corona a su padre Carlos IV y éste abdique ante Napoleón. Ambos entregan a Napoleón Bonaparte su reino quien pone como monarca a su hermano José (pepe botellas). De 1808 a 1914 se rompe toca comunicación con las colonias americanas, situación que favorece los anhelos independentistas (Fernández, septiembre 2008; 53).

La subordinación de España a Francia y la imposición de Napoleón Bonaparte al poner a su hermano José Bonaparte en el trono de España causan indignación y descontento en todas las colonias de la metrópoli.

Las colonias hispanas no admiten ni el reconocimiento del nuevo rey, ni subordinarse a su gobierno por lo que esgrimen ser leales a Fernando VII y a Carlos IV, como a los Borbones y recurren a las doctrinas neoecolásticas para defender la capacidad de los gobiernos para guardar en depósito la soberanía del legítimo señor, cuando este se viera incapacitado para ejercerla… (Portillo Valdés, 2006 citado por Ävila, septiembre 2008; 56).

José de Iturrigaray y Aróstegui, virrey de la Nueva España del 04 de enero de 1803 al 15 de septiembre de 1808, organiza juntas de gobierno que pretenden dar el resguardo del virreinato a su gobierno con la legitimidad de las doctrinas neoecolásticas. Las reformas de los Borbones dotan a su hacienda de ingresos anuales de hasta 20 millones de pesos anuales. De la Nueva España se mantienen en gran medida las finanzas virreinales de Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, las Filipinas y la propia España. Resulta la principal joya de la Corona española.

La ausencia de fiscalización de la metrópoli deja al virrey Iturrigaray con las “manos libres”, por lo que la abundancia en la recaudación derivada de las reformas borbónicas y la falta de fiscalización de la metrópoli derivan en una corrupción generalizada. José Bonaparte, nuevo rey de España le manda investigar. Es por ello que Iturrigaray ve con buenos ojos la iniciativa de los criollos en el Ayuntamiento de la ciudad de México de buscar la soberanía de la colonia ante la falta de un rey legítimo.

Pero también los hay entre los criollos quienes ven en el ejemplo histórico de Inglaterra y los Estados Unidos de América el ejemplo y camino a seguir para forjar una nación con un proyecto de nación capitalista pujante y creciente. Son lo liberales yorkinos que desde la creación de la logia en 1824 por el primer ministro de los Estados Unidos en México, Joel Roberts Poinsett (Wikipedia 3), promueven reformas de corte liberal que más allá de las propuestas por las Cortes de Cádiz en 1811 – 1812, desean seguir la ética liberal de la línea americana, misma que se refleja enfáticamente en la constitución mexicana de 1857. Son los demócratas que ven a los Hombres como iguales y pugnan por un estado de derecho democrático.

Si bien los Habsburgo tratan a los pobladores de los territorios que están bajo su corona como provinciales españoles, y con ello dan ciertas canonjías a criollos como a distintos ricos del territorio (mineros y comerciantes), a quienes otorgaron representaciones reales de corregiduría tales como son los virreinatos, con la administración de Borbones esto cambia radicalmente para darles un trato de colonias y exacerbar la explotación de sus moradores, especialmente aquellos que detentan tierras, minas, ganado, comercio, dinero y administración pública.

Desde la injerencia de José de Gálvez en tierras novohispanas a mediados del siglo XVIII, los agentes económicos locales se ven empobrecidos y acicateados por las reformas fiscales promovidas por éste. El resentimiento no viene en sí del pueblo, el cual ya desde inicios de la sujeción peninsular se muestra renuente ante el nuevo orden económico, sino de las clases que las reformas borbónicas vienen a perjudicar: ricos mercaderes, banqueros, mineros, hacendados, ganaderos, arrieros, y miembros de la administración virreinal que no fuesen peninsulares. Son propiamente los criollos quienes se ven lastimados por las reformas promovidas por José de Gálvez.

En la metrópoli Carlos III, ante la independencia de las 13 colonias inglesas en Norteamérica en 1776, admite que es difícil sostener su control en los territorios a ultramar, siendo que las clases ilustres en dichos lugares cada vez son más influidos por el pensamiento de la Ilustración francesa derivados de la revolución de esta misma nación (1789). Que la independencia de otras naciones Caribeñas y la presión de Inglaterra y Holanda mediante la piratería son causa de que se acunen en el territorio provincial aspiraciones independentistas y de autonomía.

Cita Galeana (2009; 27) que:

“En el ayuntamiento de la ciudad de México se encontraban dos hombres muy valiosos, Francisco Primo de Verdad y Francisco Azcárate. Ellos plantearon lo que está en la Ley de partida de Alfonso el Sabio, en Francisco Suárez, y también en los autores franceses, que al faltar el rey, la soberanía regresa al pueblo, que debe gobernarse. De la misma idea era le mercedario Melchor de Talamantes y otros más. Los síndicos se pusieron de acuerdo para que Iturrigaray gestionara la independencia, pero los peninsulares actuaron con rapidez y los aprendieron….”

Son las guerras napoleónicas en Europa, y en especial la intervención francesa en 1808 en España (tratado de Fontainebleu), como territorio intermedio entre Francia y Portugal (la guerra de Napoleón Bonaparte va contra el reino de Portugal, leal a Inglaterra), las que en gran medida causan una coyuntura favorable para que los anhelos de autonomía e independencia crezcan en los territorios españoles en América.

Temeroso Carlos III, quien tardíamente se da cuenta de su error al permitirles el paso a las tropas francesas que iban contra Portugal, claudica ante su hijo Fernando VII, quien se subleva y encabeza el motín de Aranjuez contra su padre, y quien finalmente queda cautivo de Napoleón Bonaparte, que impone como rey de España a su hermano José Bonaparte (pepe Botellas), así como en 1812 impone la constitución de Cádiz, muy de acuerdo a la respectiva francesa, de corte abiertamente liberal y jacobino.

La regencia de José Bonaparte distancia aún más a la metrópoli de sus colonias, las cuales, ante el silencio y aparente abandono de la metrópoli de sus provincias, gestan gobiernos autónomos ante la ausencia del rey.

España por otra parte, viene a contribuir financieramente a las guerras napoleónicas y por lo cual aumentan las contribuciones en los reinos americanos. Si bien las reformas borbónicas crean la plataforma de expoliación fiscal necesaria para sacar más recursos de los territorios de América, la sujeción de Francia sobre España, incrementa la expoliación colonial. Las aspiraciones de autonomía en su seno también acunan intereses pro independentistas.

No se debe dejar de lado que los borbones, especialmente bajo el reinado de Carlos III en España inician la secularización del Estado, donde la Iglesia católica se sujeta a la dirección del Estado, cuestión que de antemano ya es bastante incómodo para Roma y sus parroquianos.

Secularización que continuará con José Bonaparte y que la patente más sensible es la constitución de Cádiz de 1812. El rey impuesto José Bonaparte, gobernará con la constitución, situación que al regreso de Fernando VII a la corona crea una situación conflictiva pues éste trata de gobernar proscribiendo la constitución, más una rebelión popular le obligará finalmente a obedecerla (1821).

En América ya en los colegios jesuitas se alecciona a las clases pudientes bajo tesis de inspiración liberal, y son estos quienes promueven anhelos de independencia en la Nueva España, lo cual les cuesta su expulsión en 1767 (como de todos los reinos de España). El Virrey De La Croix declara que los habitantes de la Nueva España han nacido para callar y obedecer (según cita Francisco Javier Clavijero en Historia antigua de México). Los jesuitas son rebeldes a las regidurías de los Borbones dado su abierta inclinación de secularización, lo que lesiona los intereses de la Iglesia católica en la metrópoli como en cualquiera de sus provincias.

Carlos III emprende las reformas con el propósito de fortalecer su imperio, mismas que restan libertades a los americanos. Cambia la geografía política de las regiones y provincias de cada virreinato como de las capitanías mayores, dándoles categorías de Intendencias, con la finalidad de incrementar la recaudación y el control de las actividades industriales a nivel local. Desde ese mismo momento se pierde la calidad de virreinato para tratarse al territorio novohispano como colonia.

El territorio novohispano por otra parte no tiene una situación socio económica estable. Continuamente hay sequías y hambrunas, epidemias y guerras intestinas.

El resentimiento criollo, como de la Iglesia católica ante la regiduría borbónica se patenta en abiertas aspiraciones, primero de autonomía ante la ausencia del rey, para culminar en deseos de independencia. Cuestión que se refuerza ante la independencia de las 13 colonias inglesas de Norteamérica y la formación de los Estados Unidos de América en 1776.

Pensadores como Juan de Mariana (Universidad de Salamanca), Adam Smith, John Locke, John Stuart Mill, David Hume, propios del liberalismo despertado siglos antes por la revolución conservadora alemana encabezada por Lutero, así como los respectivos de la Ilustración francesa como son Rousseau, Voltaire y Montesquieu, conforman una línea de pensamiento que comulga con los anhelos libertarios como separatistas de los americanos de todo orbe.

Se afirma por otra parte que durante el tiempo de la sujeción española a Francia, los agentes de Napoleón por su parte promovieron por todas partes la insurrección al grito de “Viva la religión y muera el mal gobierno”.

Otro evento importante que alienta los anhelos independentistas es la independencia de Haití en 1804. Afirma Galeana (2009; 25) que “…la invasión napoleónica a España desencadenó el proceso independentista en toda la América hispana….”

Algunos movimientos beligerantes en América, como lo es el del español Xavier Mina, tratan de lograr apoyos desde las provincias para respaldar a la metrópoli para lograr la liberación de Fernando VII ante su cautiverio impuesto por Napoleón. No obstante, poco respaldo se logra, las huestes insurgentes se mueven por los intereses de los criollos no por rescatar al rey de España, sino para quitarse su sujeción.

El dilema de los dos liberalismos (el sinarca o de la línea europea y el demócrata o de la línea americana), causa que la constitución de 1824, muy similar a la de Cádiz de 1812 y 1821, sea altamente inconsistente y es hasta la invasión norteamericana de 1847 – 1848 cuando se impone el liberalismo americano que bajo la tutela estadounidense lleva a la creación de la constitución política de 1857, como pone en la primer línea del histrionismo político a políticos de la altura de Melchor Ocampo y Benito Juárez (Wikipedia 4).

Tal como lo sostiene Héctor Aguilar Camín (2008; 21. Wikipedia 5), “…la nación mexicana es el resultado de dos guerras, … Primero, la guerra perdida con Estados Unidos en 1847 – 1848, que define la frontera norte del país. Segundo, la guerra ganada de 1863 – 1867 contra el Imperio de Maximiliano, que define la forma política republicana para la nueva nación…”

Es a efecto de ambas contiendas que se logra esgrimir como baluarte el ideal liberal democrático y la nación pone como fundamento de desarrollo un orden económico basado en esta ética, íntima a la línea americana. Son entonces los masones yorkinos quienes desde la segunda mitad de la décimo novena centuria hasta 1910 quienes emprenden y llevan la rienda del desarrollo del país.

No se sabe realmente en qué año llega la masonería a México. Al parecer a fines del siglo XVIII aparecen algunos connatos de hermandades de este tipo, de la cual destaca la logia Arquitectura Moral, de corte católico pero con fuerte influencia del pensamiento francmasónico, que deriva de la fraternidad francesa Gran Oriente de Francia (fundada en París en 1773 de corte liberal o adogmática).

Esta rama es importante puesto que es previa a la del rito escocés en el país que se afirma funda el último virrey de la Nueva España, Juan O’donojú. Asimismo a la del rito de York o yorkino fundada por Joel Roberts Poinsett, primer enviado especial en México desde 1822 a 1823 y primer ministro estadounidense en México en 1825.

Tanto los masones del rito escocés como del rito yorkino juegan un papel destacado en los tiempos independientes puesto que los dos bandos políticos que se enfrentan tratando de imponer su visión del México independiente son precisamente el compuesto por estas fraternidades. Los primeros como fomentistas y conservadores (Lucas Alamán y Estevan de Antuñano), y los segundos como reformistas y liberales, cuyo precepto de desarrollo era el históricamente seguido por Inglaterra y Estados Unidos de América.

No obstante son los masones pioneros, los de la Arquitectura Moral, a quienes se les puede dar el crédito de la movilización social por la independencia de la nación mexicana.

En las siguientes líneas se presenta una cronología interesante al respecto de estos antecedentes, mismo que son bajados del portal microcosmos.com de la Internet, cuya fuente se cita al final del presente artículo.

Fechas:

1806.- Se funda en México la Logia Arquitectura Moral, en la calle de las “Ratas”, hoy de Bolivar. En esta casa vivía el Regidor del Ayuntamiento, Don Manuel Luyando y fue en esta misma Logia donde se iniciaron a los Libertadores: Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Galeana, Aldama, Abasolo y otros patriotas más.

1810.- Abate Columnas la Logia Arquitectura Moral, por denuncia del servil espía Cabo Franco, al Gobierno y a la Iglesia.

1815.- Se funda en la Ciudad de Veracruz las Logias Obreros del Silencio y Les Amí Reuní, dependientes de la Gran Logia de Nueva Orleáns. Hasta la fecha esa Gran Logia las nombra en sus anuarios, aunque hace muchos años que no existen.

1824.- Felix fernández, Alias Guadalupe Victoria, junto con otros Masones del Rito York, fundan la Gran Logia Nacional de México, con las Logias Yorkinas Libertad No. 1, Federación No. 2, e Independencia No. 3.

1825.- Los Masones Escoceses consideran que ha habido una invasión territorial por los Yorkinos y se inicia una pugna entre ambos Ritos y como consecuencia de esto y para evitar una pugna entre hermanos, se unen nueve Hermanos del Rito York con cuatro Hermanos del Rito Escocés y crean el Rito Nacional Mexicano; aunque ya las Grandes Potencias Masónicas del Mundo reconocían Ritualmente en México al Escocés.

1850.- Llega de Colombia el Hermano Abad del Oro y platicando con los Hermanos dispersos de la extinta logia Hospitaliene de Deux Mondes, funda con otros Hermanos en la Capital la Logia Unión Fraternal No. 20 con Carta Patente de Colombia.

1859.- El Abogado y Juez, emigrado de Francia Santiago Foulhouze, se establece en Nueva Orleáns y crea el Supremo Consejo de Louisiana. Pero esto es irregular porque el Hermano había sido expulsado de la Orden por el Gran Oriente de Francia, el cual lo tachó de su libro de oro el 4 de febrero de 1858. Además ya había un Supremo Consejo para los Estados Unidos de Norteamérica en la Ciudad de Charleston, y según la Gran Constitución, solo puede haber un Supremo Consejo en cada País. En mayo Foulhouze organizó en Nueva Orleáns el Supremo Consejo de Grandes Inspectores Generales del Grado 33 del Rito Escocés para la Jurisdicción de los Estados Unidos Mexicanos, nombrando como primer Soberano Gran Comendador al Ilustre y Poderoso Hermano General Don Ignacio Conmonfort. Este Supremo Consejo para México se establece provisionalmente en Nueva Orleáns y acuerdan el 10 de mayo de 1859 que el Ilustre Hermano Doctor en Leyes Vicente Leocadio Castro, se traslade a México a establecer Logias Simbólicas bajo el Gobierno de ese Supremo Consejo. Cumpliendo con lo anterior el Hermano Vicente L. Castro llega a Veracruz Puerto y otorga Grados de Aprendices, Compañeros y Maestros a los siguientes 10 Hermanos como Dignatarios de una futura Logia:

Ven.•. Maest.•. José María Mena M.•. M.•.

Prim.•. Vig.•. Manuel Agustín Romo M.•. M.•.

Seg.•. Vig.•. Albino Carballo Ortega M.•. M.•.

Orad.•. Esteban Morales M.•. M.•.

Tro.•. Manuel Rodríguez M.•. M.•.

M.•. C.•. Carlos Rilchie M.•. M.•.

Exp.•. Ramón Valdez Hernández M.•. M.•.

Hosp.•. Ignacio Barrios A.•. A.•.

G.•. T.•. ? A.•. A.•.

(No se puede leer el nombre por mancha negra en la compulsa)

El 18 de mayo estos Hermanos acuerdan que la Logia se llame Fraternidad No 1 y el 24 de junio de 1859 recibe su Carta Patente que la constituye en la primera Logia Simbólica bajo los auspicios del Supremo Consejo de la República Mexicana

1860.- Del 17 de febrero hasta el 27 de abril suspenden trabajos Fraternidad No. 1 para combatir a las tropas reaccionarias del General Miramón que había sitiado al Puerto. El 27 de abril al reactivarse los trabajos se conoce la irregularidad del Hermano Foulhouze, y del Supremo Consejo de México y de la Logia Fraternidad No. 1. Ante esto la Logia Fraternidad se dirige al Hermano Vicente L. Castro para que haga lo necesario para obtener la regularización de la Logia Fraternidad y del Supremo Consejo. Para resolver esto el Hermano Vicente A. Castro, Médico e hijo del Hermano Vicente L. Castro, hace los trámites correspondientes ante Charleston y logra en breve tiempo que este Supremo Consejo Regular, nombre al Ilustre Hermano Carlos Laffent de Lodebat con plenos poderes, para que se instale en Veracruz y regularice a la Logia Fraternidad No. 1 y al Supremo Consejo. Y esto se realiza el 21 de diciembre de 1860. Es necesario decir que todos los costos de viáticos, pago de derechos y demás que tuvieron que hacer los Hermanos Carlos Laffent y Vincente A. Castro, los pagó la Logia Fraternidad No 1 de su tesoro.

1865.- El Gran Oriente de Colombia funda en la Capital del País la Gran Logia Valle de México al crear las Logias Unión Fraternal No. 1, Emulos de Hiram No. 2 y Eintracht No. 3. Pero todo es irregular porque ya había un Gobierno Masónico Regular en el País que es el Supremo Consejo establecido en Veracruz. En Diciembre 27 de 1865 el Hermano Manuel B. Cunha Reis, funda otro Supremo Consejo para el Imperio Mexicano, siendo Soberano Gran Comendador el Hermano Santiago C. Loores, pero esto también es irregular por existir ya el de Veracruz.

1868 En julio 11 se celebra en México D. F. Un tratado entre los Hermanos Nicolás Pizarro en representación del Soberano Gran Comendador Santiago C Loores del Supremo Consejo Irregular y el Ilustre Hermano Francisco de P. Gochicoa en representación del Supremo Consejo del Rito Nacional Mexicano, también irregular, y forman un nuevo Supremo Consejo de es Irregular.

1869.- El 5 de enero la respetable Logia Fraternidad No. 1 se fracciona en las repetables Logias Esperanza No. 12 y Xicotencalt No. 13 que reciben sus Cartas Patentes del Supremo Consejo único Regular del País es esa misma fecha. Y en aplicación del Artículo 107 de la Constitución Masónica, que dice: ”Que siempre que hubiere tres o más logias Simbólicas en un mismo Oriente, se formará con ellas una Gran Logia de Estado. NOTA: Entiéndase por Estado un País.

Por lo mismo el 23 de marzo de 1869 el Supremo Consejo envía al Venerable Hermano Ignacio Pombo para que instale en Veracruz-Puerto, la primer Gran Logia Simbólica Regular del País; integradas por las Logias anteriores, que ahora toman los nombres de Fraternidad No. 1, Esperanza No. 2 antes 12 y Xicotencalt 3 antes 13. Les pueden conservar sus antiguas Cartas Patentes originales del Supremo Consejo o adquirir nuevas de la Gran Logia recién formada. NOTA: Solo la Logia Esperanza No. 2 conserva su Carta original. En mayo 12 se forma en Xalapa, Ver. La Logia Concordia No. 17 bajo los auspicios del Supremo Consejo, que pasa a la Gran Logia del Estado como Concordia No. 1. En octubre 7 se establece en Veracruz-Puerto la Logia Simbólica Obreros del Templo No. 25, mima que abate Columnas en abril de 1875. En diciembre 15 se constituye en Alvarado la Respetable Logia Simbólica Estrella de Sotavento

1871.- En abril 14 el Supremo Consejo comunica a la Gran Logia de Veracruz, que la Gran logia de Louisiana pretendía otorgar Carta de Dispensa a una Logia en territorio Veracruzano, para que esta Gran Logia evite esta invasión territorial.

1879.- En septiembre 17 se forma en Tuxpam la Respetable Logia Simbólica Hijos del Silencio No. 66.

1880.- En diciembre se establece en Acayucan la Respetable Logia Simbólica Virtud No. 75.

1881.- En enero 12 se organiza en Orizaba la Respetable Logia Simbólica Progreso 28.

En junio 12 se constituye en Córdoba la Respetable Logia Simbólica Citlaltepec No. 79.

1882.- en marzo 12 el Supremo Consejo conoce que Veracruz-Puerto trabajan bajo la Bóveda Celeste las Logias Lumen y Obreros del Templo, mismas que han solicitado a la Gran Logia de Colón e Isla de Cuba ponerse bajo su jurisdicción para obtener sus Cartas Patentes y se expide el Balaustre XXII donde se reclama la Invasión Territorial. Marzo 26 reciben sus Cartas Patentes las logias Lumen y Obreros del Templo.

Abril 25 el Supremo Consejo expide su Balaustre XXX renunciando a su poder sobre el territorio Nacional en el Simbolismo y pide se forme una Gran Logia Central para toda la Republica.

Abril 28, la Logia Probidad del Distrito Federal protesta por el Balaustre XXX y cita a convenio de Logias para reglamentar el Simbolismo.

Mayo 15, la Gran Logia Primera y Regular establecida en Veracruz protesta por el Balaustre XXX por que considera que esta en contra de sus derechos territoriales.

1883.- Las Logias Lumen y Obreros del Templo, Crean la Logia Arco Iris, y ya con esas tres Logias bajo los auspicios de la Gran Logia de Colón e Isla de Cuba forman el 28 de enero la Gran Logia Simbólica Independiente …

Al respecto del desarrollo capitalista en México, los principales hallazgos obtenidos de la labor investigadora de estos autores son: la actual conformación institucional de la nación mexicana trata de conciliar lo inconciliable, de que convivan los intereses por un orden estamental basado en privilegios, con los de un orden liberal y democrático. De ahí devienen los actuales problemas del país pues este presenta una inconsistencia institucional y con ello, el proyecto de nación continuamente se ve truncado por la lucha de ambos raíces por preservarse en el desarrollo de una nación que arriba al capitalismo con un lastre de conservadurismos insalvables pero persistentes. Las reformas liberales de la última mitad del siglo XIX miopes del efecto social de la implantación de la propiedad privada como de la proletarización, inician reformas que no son viables, o bien lo son de forma traumática, para una sociedad que tiene un fuerte lastre atávico de instituciones estamentales.

El régimen post revolucionario enfrenta problemas de tipo estructural relativos a la organización social. La existencia de caudillos, la presencia y pertenencia a extranjeros de sectores industriales claves para el desarrollo autónomo e independiente nacionales son un lastre que debe abatirse. La implementación de un solo partido como un único planteamiento de oferta política, como proyecto de nación, parte del corporativismo estatal, la impostura partidista y la postura ciega a un desarrollo endógeno y autónomo cuyo sustento o baluarte es la revolución mexicana.

Durante el virreinato, existen actividades locales de alta prosperidad de donde destacan las primarias tales como la agricultura, la ganadería y la minería en el medio rural, mientras que en las ciudades prosperan las actividades manufactureras de tipo artesanal. Las haciendas agrícolas, ganaderas y mineras de hecho son el fundamento principal de la economía colonial en la región latinoamericana. Crean un circuito económico cerrado de autoconsumo, no obstante la expoliación de la plusvalía minera por parte de la Corona española.

La organización del territorio obedece por tanto a la lógica de acumulación basado en el desarrollo de las actividades primarias, de tipo campesino, rural y artesanal. La prominencia de las economías españolas de carácter ampliado subordina desde un inicio a las economías indígenas, que con su depresión económica presenta un avío a las economías de los españoles al trasladar plusvalía, mediante términos de intercambio comercial desproporcionados e injustos.

El encasillamiento que crean las haciendas rurales de la mano de obra a través de un sistema de deudas heredables, el ascenso artesanal industrial urbano que se vive (que pide la liberalización de mano de obra), genera fuerzas a favor del liberalismo y la libertad, no solo de la independencia de España, sino de la libre movilidad de la mano de obra trabajadora. El peonaje se vuelve una rémora ante la creciente proletarización urbana, y el salario urbano es una instancia más legítima y remunerativa que el pago por servidumbre en las Haciendas basado en el sistema de raya.

En 1880 el régimen de producción rígido viene a imponerse ante el anterior régimen de producción artesanal, con ello, se sucede el inicio de una fuerte retracción del comercio mundial ante el surgimiento de fórmulas desleales en el comercio internacional, tales como el dumping, que inician los monopolios, especialmente alemanes. El armamento arancelario y contingentario no se hace esperar y la consecuencia es la caída del comercio exterior de la nación mexicana. Esta situación trata de remediarse en el país con la adopción del patrón peso oro, a cambio del sistema de cambios basado en la plata.

No obstante, desde el inicio del porfirismo y aún la crisis del régimen de producción artesanal ante la prominencia del régimen de producción rígido, el crecimiento del comercio exterior se da de forma sostenida con tasas del 6% anual, con la excepción de los años de 1883, 1890 y 1904 donde el comercio no crece.

México desde la colonia española trae instituciones de corte abiertamente feudal, especialmente aquellas que domina la Iglesia católica. El servilismo de peones campesinos e indígenas en las haciendas, como el servilismo obrero en los primeros talleres de corte artesanal urbano, son bases de esta sociedad organizada en estamentos. Estamentos concesionados por la Corona española por medio de las autoridades virreinales, como por el propio clero. La sociedad de castas es propia de una sociedad que se rige por estamentos sociales.

Se trata de una economía urbana manufacturera donde la industria es incipiente pero inicia el ascenso de talleres y telares pequeños, con escalas productivas que no rebasan el autoconsumo. El régimen de producción artesanal tiene dos fases, la primera implementada con base al esquema europeo (basada en economías domésticas de autoconsumo con esquemas de producción simple y sobre todo de tipo rural). La segunda correspondiente al finales del siglo XVIII e inicios del XIX, de tipo ampliado y con una lógica de acumulación, destinada al mercado aunque sea de un mercado local, de tipo industrial urbano incipiente.

Consumada la independencia de México, la inestabilidad económica y política del país es patente. Los primeros años independientes se dan entre las pugnas de quienes aspiran a la independencia de España, pero sin perder sus canonjías, como lo es el Clero y la aristocracia virreinal, conocido como el grupo conservador, y quienes aspiran a una independencia al estilo liberal y capitalista, bajo la enmienda democrática. Este último grupo conocido como el liberal. Los primeros que son el origen del actual bando político demócrata cristiano y los segundos que en algún momento tienden a la social democracia (Rosenzweig, 1965; 405 – 454).

El desarrollo del régimen de producción artesanal urbano se da principalmente en la ciudad de México, Puebla, Guadalajara, Morelia y el Bajío. En la aparición de este régimen de 1770 a 1800 se crean fuerzas desestabilizadoras entre la economía artesanal doméstico rurales y las ampliadas, urbano semi industriales. Se tienen fuerzas tendientes a la divergencia entre lo rural y lo urbano. La desigualdad social crece y se marca la diferencia de clases entre poseedores y trabajadores.

En los primeros tiempos independientes (siglo XIX), dos vertientes ideológicas se enfrentan entre los mexicanos respecto al anhelo de la nación que se desea construir: la de los reformistas y la de los fomentistas, también llamados liberales y conservadores (Romero, 2005; 14). De ambas posturas también se tienen dos grupos políticos, la de los masones yorkinos (Lorenzo de Zavala, José María Luis Mora y Valentín Gómez Farías, principalmente), quines desean una sociedad basada en el fundamento de un orden natural de inspiración divina que parte de la libertad y la democracia. Son quienes desean reformas a la regulación estatal para promover el ascenso al capitalismo bajo al tutela del Estado. Y la de los masones del rito escocés (cuyos dos principales exponentes son Lucas Alamán y Estevan de Antuñano), también conocidos como los cangrejos (son aliados de la Iglesia Católica y su postura es inconsistente dentro de la filosofía liberal, sus propuestas consisten en dar un paso hacia delante y un ciento hacia atrás). Estos últimos parten de la organización como principal objeto del desarrollo capitalista liberal, y pretenden el fortalecimiento de la industria nacional desde un enfoque que ahora se puede calificar como estructuralista (solo que dejan de lado las reformas del Estado).

Dentro del grupo conservador destaca la figura de Lucas Ignacio José Joaquín Pedro de Alcántara Juan Bautista Francisco de Paula Alamán y Escalada (Wikipedia). Guanajuatense de nacimiento (18 de octubre de 1792). El principal fundamento de su pensamiento económico constituye la prosperidad pública mediante la educación (a la que él nombra como Ilustración), el fomento agrícola, industrial y comercial. Su preocupación dentro de las necesidades inmediatas de la nueva nación independiente es el fomento a la industria. Funda una compañía minera, la primera ferretería en el México independientes, el Banco del Avío, dos fábricas de hilado y tejido, el museo de antigüedades e historia natural y el Archivo General de la Nación. Dentro de su vida política destaca haber sido ministro de relaciones exteriores con el Presidente Anastasio Bustamante y con Santa Anna en su último periodo. Obtuve en España distinciones cortesanas como el de ser el apoderado de un descendiente de Hernán Cortés, el Duque de Terranova y Monteleone, quien entre sus posesiones en México estaba el Hospital de Jesús.

Su formación católica deja en su pensamiento una fuerte tendencia al metalismo. Por ello, piensa que la minería, como en tiempos coloniales, debe ser el sector directriz de la economía, no solo por su relevancia y trascendencia económica, sino por que dota de los insumos necesarios de la monetización en oro, plata y cobre. Las reservas del Banco del Avío deben provenir más que de otras fuentes fiscales, de las reservas minerales del país (sobre todo las reservas en oro y plata). El fortalecimiento de este sector representa el sustento de la mediación transaccional de la economía, y el fundamento financiero que puede promover la industria nacional. La política de fomento como la organización económica patrimonialista son dos pilares que causan el progreso a la nación. Finalmente, ante la implantación de la Ley de prohibición de importaciones textiles, el Banco del Avío obtuvo sus capitales iniciales de los aranceles a las importaciones en este ramo.

Su orientación católica (fuerte), le sesga para no promover reformas contra el orden heredado de tiempos coloniales, especialmente aquellas tocantes a la propiedad del suelo (especialmente de la Iglesia católica). Asimismo, trata de vincular los capitales del clero como uno de los posibles fondos disponibles para el fomento dentro del Banco de Avío (algo así como lo hace actualmente el Banco del Vaticano que es la cartera financiera de Roma).

En el México independiente realmente no existe un partido uniforme liberal, sino una serie de propuestas eclécticas de tendencia aparentemente liberales. Afirma Brading (1980) que para 1840 no existe tampoco formalmente un partido conservador. Lucas Alamán es póstumo en cuanto sus propuestas puesto que se adelanta a lo que se hará hasta fines de la décimo novena centuria bajo el régimen porfirista. Lucas Alamán funda el partido conservador hasta 1849.

La actitud más radical como liberal y masón de Lucas Alamán es, igual que lo hace José María Luis Mora, sostener que la existencia del diezmo, como institución financiera de la Iglesia católica establecida desde inicios del periodo colonial, obstaculiza la acumulación de capital y el desarrollo capitalista. La Iglesia católica que recaba en especie (mayoritariamente) dicho gravamen, para convertirlo en dinero se ve en la necesidad de rematarlo a precios muy bajos, lo que hace que los precios durante la colonia sean muy bajos por la presencia del producto clerical tan bajo lo que no permite la presencia de precios monopólicos y alzados, y con ello frustra la fuente de la acumulación capitalista (mecanismo parecido hacía la CONASUPO en el periodo endogensita del siglo XX). La Iglesia católica de aquel tiempo ve en el diezmo un instrumento cuya labor cristiana parte de imponer un mecanismo al mercado que evita la avaricia y la generación de riqueza desmedida (no tocante a la propia). Los masones tanto del rito yorkino como escosez ven un freno al desarrollo en éste.

Lucas Alamán por otra parte también toca la cuestión tecnológica en el desarrollo de la nación al afirmar que la falta de competitividad de los textiles nacionales con respecto a las prendas confeccionadas en el extranjero, por efecto del grave rezago tecnológico existente en las factorías nacionales. No obstante, este personaje resulta controvertido al ser un liberal en cuanto objetividad económica, pero bastante conservador en cuanto la configuración social del país, la cual en ningún momento cuestiona.

La masonería en México llega a través de liberales españoles que se introducen a la nación a fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX. Originalmente son del rito escocés, más, en el periodo independiente, bajo influencia del embajador estadounidense en México Joel R. Poinsett, se organiza la logia yorkina, con una marcada tendencia anticlerical, y anti hispanista, siendo su origen anglosajón. Misma que promueve la anexión de nuestra nación a la Unión Americana. En concordancia de la Doctrina de James Monroe (1823), residente de Estados Unidos de América, y del Destino Manifiesto norteamericano (Delgado de Cantú, 2004; 138). La idea es evitar que las ex colonias americanas de España vuelvan a caer en dominio de alguna otra potencia europea (América para los americanos), y con ello apuntalar la hegemonía norteamericana en la región.

“En el lado opuesto, la logia escocesa defendía los intereses de los antiguos grupos de propietarios y comerciantes que, junto con las altas jerarquías eclesiásticas y militares, habían impulsado la independencia en 1821, y estaban ahora a favor de una reorganización política centralista que les permitiera restaurar su antiguo poder…” (Delgado de Cantú, 2004; 138)

Lucas Alamán, nombrado en el Gobierno de Guadalupe Victoria (1824 – 1829; Villalpando y Rosas, 2007;133), Ministro del Interior y Asuntos Exteriores, pactó el primer empréstito con el exterior del país. Propiamente con Inglaterra.(32 millones de pesos, de aquellos pesos que equivalían a un dólar según indica Jan Bazan (1991) en Historia de América Latina. Vol. 6. Leslie berthell. Cambridge University Press - Crítica España. P. 110.). Ante el temor del expansionismo norteamericano la nación desde un inicio procuró apoyo de potencias europeas como Inglaterra y Francia, y no con los estadounidenses cuyo interés en imbuirse en los problemas nacionales era latente. Por otra parte, Lucas Alamán logra el reconocimiento del gobierno inglés a México como gobierno independiente. (Siendo un masón del rito escocez Lucas Alamán ante todo prevé librar a México de las presiones anexionistas de los vecinos del norte).

Lucas Alamán es víctima del complot de Joel R. Poinsett lo que lo obliga a renunciar a su cargo. Guadalupe Victoria trata desde su inicio de gobierno de tener un gabinete equilibrado entre los dos grupos políticos correspondientes a ambas logias. La insurrección del General Nicolás Bravo procura destituir al presidente Guadalupe Victoria para poder dar el poder total a los masones escoceses. No obstante fracasa la insurrección, logran expulsar del país a embajador Joel R. Poinsett (1829), por tratarse de un cristiano protestante, como considerársele una influencia nociva al catolicismo mexicano.

Con el gobierno de Anastasio Bustamante (1837 -1839; Villalpando y Rosas, 2007; 136). Lucas Alamán regresa al Ministerio del Interior y de Asuntos exteriores. Destaca su preocupación, aún dentro de gobierno centralista, por el control de los estados. La idea es frenar la expansión del liberalismo anglosajón lideradas por la logia yorkina. Medidas que disgustan a los masones yorkinos, por lo cual se levanta en armas Vicente Guerrero, quien ya había sido presidente constitucional en 1829, el cual es derrotado y ejecutado en 1831 (1837 -1839; Villalpando y Rosas, 2007; 134).

Lucas Alamán, por otra parte, al crear el Banco del Avío, trata de promover la industria textil canalizando apoyos financieros al fortalecimiento y consolidación de la industria textil de telas baratas basadas en los insumos del algodón, lana y lino. Por ello, Alamán ve unido el fortalecimiento de esta industria al necesario fomento de la agricultura, especialmente la proveedora de insumos textiles.

Lucas Alamán prevé, por otra parte, la posible pérdida del territorio de Texas. Para ello promueve dentro del Congreso una Ley de colonización y la prohibición de que entre más extranjeros a poblar dicho territorio (1839). Dicha medida llega demasiado tarde. Para aquel momento el territorio de Texas cuenta con 24 mil 700 habitantes, de los cuales solo3 mil 400 son mexicanos. Este territorio entonces era administrado por el estado de Coahuila (Delgado de Cantú, 2004; 144).

En el periodo de la Presidencia interina de Mariano Paredes y Arrillaga (1845 – 1846; Villalpando y Rosas, 2007; 145). Lucas Alamán y otros seguidores importantes, como lo era el mismo presidente interino (rescatando el Plan de Iguala que erige a Iturbide emperador), procuran reinstaurar un gobierno monárquico, sueño que se esfuma ante la invasión norteamericana. ¡Irónico resulta que un presidente republicano promueva la creación de una monarquía! En agosto de 1846, año en que Estados Unidos de América le declara la guerra a México, se restaura la República Federal y la constitución de 1824.

Con lo anterior se tiene un semblante muy abreviado de la destacada labor de un guanajuatense cuya distinción en la historia de México lo marca su importante labor en los inicios del capitalismo en México. Su muerte se da en la ciudad de México el 02 de junio de 1853.

Uno de los móviles que tienen quienes promueven la lucha por la independencia de México, es el temor de la Iglesia Católica ante la imposición a España por Francia de la constitución de Cádiz (1821, de abierto corte liberal), que se patenta en el respaldo que ésta da a los insurgentes por consumar la independencia y su deseo de perpetuar el orden estamental definido desde inicios de la colonia. Por otra parte, la disrupción entre ésta institución con respecto a los liberales quienes tienen su propio proyecto de nación basado en la libertad, la democracia y la promoción del capitalismo, cuya ética es jacobina. Se tata del liberalismo burgués.

Son muchos los problemas que enfrenta la nación mexicana, en su periodo independiente, para poder implementar el esquema liberal capitalista, dado el lastre atávico de instituciones heredadas por la vigencia de tres siglos de colonialismo, mismo que cuesta luchas internas, disrupciones generalizadas, en la procuración de definir cuál debe ser el proyecto de desarrollo nacional.

Para ello se observa la sociedad porfirista que sostiene la paz social bajo convenios con las clases hegemónicas, donde se conceden libertades, derechos, propiedades y riqueza a los grupos hegemónicos de la nación. Mientras que de forma concomitante, la pobreza, la injusticia, la inconformidad y la humillación del pueblo adquieren dimensiones insostenibles. La bonanza de los ricos crece, mientras el despojo, el abuso, la injusticia y la explotación someten al pueblo y le llevan a la ignominia.

El régimen de regulación keynesiano (o social demócrata), otorga una mayor participación al Estado en la economía a nivel de la empresa y del mercado. En el aspecto social ve por el bienestar de la familia, aspecto que viene en conflicto con los intereses de organizaciones empresariales, sindicales, corporativas como incluso con la Iglesia católica.

Desde su inicio, las economías coloniales en Hispanoamérica, respaldan los intereses de la metrópoli en su desarrollo, por tanto lo que prospera en las colonias, es necesariamente aquello que fomenta, protege y respalda el desarrollo de las industriales de España. Por ello, la economía colonial, centralista, de tipo primario extractivo exportador (de bimetálico), se desenvuelve trunca, parcial y desarticuladamente en razón de no atentar contra los intereses de la metrópoli hispana.

Los anhelos independentistas a nivel popular en Hispanoamérica, y en especial en Nueva España, son efecto de las reformas borbónicas que extreman las regulaciones, especialmente tributarias en prejuicio de los criollos. Pero sobre todo, implementan nuevas instituciones de corte liberal, que atentan contra el orden estamental - virreinal, y los intereses de la Iglesia católica.

La Iglesia católica es finalmente quien da el golpe que termina con la sujeción de la Nueva España con su metrópoli, puesto que en 1821 en España, bajo la sujeción francesa impuesta por Napoleón III, se impone la constitución de Cádiz, de abierto sesgo ideológico liberal y jacobino. Por ello, el clero promueve mediante Agustín de Iturbide la independencia de la nación mexicana, y la procuración de un Imperio que restaure el orden estamental, donde se ratifiquen los títulos de nobleza a sus leales, como se les nieguen, como castigo, a quienes atenten contra sus intereses.

La herencia colonial de México, condiciona su ulterior desarrollo como nación independiente. De tal manera que en la búsqueda de implementar un proyecto de nación, se enfrentan intereses entre los grupos que durante el virreinato son dominantes, y aquellos que son sujetos a expoliación. Unos de corte conservador, renuentes al cambio liberal, y otros en pro de implementar el capitalismo a la usanza inglesa o estadounidense. Donde la democracia implica en derecho, un trato de igualdad, sin distingo alguno.

Las razones de la independencia de México obedecen en gran medida a los intereses que tiene la Iglesia Católica que ve como un peligro la institucionalización del liberalismo en España mediante la Constitución de Cádiz. Las reformas y reestructuración económica que imponen los Borbones en la Nueva España, son abiertamente liberales, abren a la nación en lo económico, y en lo social, a nuevas relaciones internacionales con naciones protestantes (Inglaterra y Estados Unidos de América, principalmente). Por lo que teme la influencia y penetración no solo del pensamiento liberal jacobino, sino del propio protestantismo.

Roma se protege y es recelosa de sus propiedades y privilegios coloniales. Ante este nuevo peligro, promueve la independencia del país para garantizar que las posibles reformas liberales no acaben por dañar sus intereses en la Nueva España.

La guerra de independencia adquiere su fuerza con base la Iglesia católica, pero también por la infiltración de intereses extranjeros, puesto que el liberalismo, infundido por Inglaterra y Estados Unidos en las colonias españolas en América, pretende acabar con el control monopólico unilateralista que España mantiene. Así como abrir dichas regiones a su comercio, y que finalmente terminen por ser parte de un área económica bajo su control.

En la fase independiente, estos intereses que se conjugan para culminar con la independencia de la nación mexicana, terminan por enfrentarse como bandos enemigos cuyos proyectos de nación son antagónicos e inconciliables.

La actual conformación institucional de la nación mexicana trata de conciliar lo inconciliable, de que convivan los intereses por un orden estamental basado en privilegios, con los de un orden liberal y democrático. De ahí devienen los actuales problemas del país pues este presenta una inconsistencia institucional y con ello, el proyecto de nación continuamente se ve truncado por la lucha de ambas raíces por preservarse en el desarrollo de una nación que arriba al capitalismo con un lastre de conservadurismos insalvables pero persistentes.

La herencia que México arrastra de instituciones estamentales, es un lastre que distrae la consolidación de un esquema de corte capitalista. Los intereses de los grupos que ven peligrar sus intereses y propiedades ante la instauración de un orden institucional de corte liberal, se patentan en constantes disrupciones entre los grupos hegemónicos. La nación sangra con guerras fratricidas y se desgasta su economía ante una esquizofrenia tanto institucional, como de regímenes de gobierno, donde las sucesiones entre liberales y conservadores, dan administraciones públicas pobres, corruptas e ilegítimas.

La intervención estadounidense en la nación obliga a que finalmente, en 1857, se cuente con una constitución política donde sus principales artículos son de corte liberal. Texto cuya redacción integral presenta graves inconsistencias y requiere reformas que reafirmen las instituciones liberales de la nación. Mismas que son iniciadas posteriormente por Benito Juárez.

El liberalismo adquiere su solidez económica en el tiempo de Porfirio Díaz, quien logra la conformidad de la Iglesia católica, inmolándose como su fiel sirviente, dejándole la instrucción privada como su privilegio, cuya colegiatura es fuente de ingresos muy ricos, como la ventaja de educar las nuevas generaciones e ideologías de los mexicanos, como otorgando a la alta burguesía nacional canonjías civiles sobre una constitución que existe de jure, mas no de facto. El fascismo toma matizaciones civiles despóticas.

El periodo de Porfirio Díaz sienta una paz social bajo un pacto entre las fracciones hegemónicas del país. A la Iglesia le concede la instrucción del pueblo, especialmente de las clases pudientes de la nación, como el respeto de sus propiedades, entre otros intereses. El estado es laico en cuanto no toma injerencia alguna respecto al ámbito del clero. A los ricos da privilegios civiles elitistas y clasistas, donde las canonjías de esta clase consisten en un trato preferencial e incondicional, concesiones fiscales y concesiones económicas como políticas. A los liberales ofrece instituciones liberales, libre comercio y apertura económica, como un régimen regulatorio empresarial favorable y de fomento.

No obstante, Díaz deja de lado el tema de la propiedad comunal que desde tiempos de la reforma con Sebastián Lerdo de Tejada y Benito Juárez quedan en manos de terratenientes latifundistas. El efecto de este despojo es el aumento de la pobreza, y de la injusticia social.

Mientras Porfirio Díaz realiza obras de infraestructura en toda la nación, mucha de ella va a favor de los privilegios de las clases hegemónicas y no de las clases populares. Bellos teatros, plazas, jardines, mercados, escuelas, estaciones, presas, entre otros inmuebles, se levantan ante el anhelo de los burgueses de embellecer a la nación con palacios románticos de corte art novo. Mientras tanto, la pobreza se recrudece y la injusticia social adquiere dimensiones inadmisibles. El resentimiento el mucho, los humillados también, y la pompa y vanidad de los ricos grotesca y majadera ante las clases populares que se sumen en la peor de las miserias. Está encubándose en el seno de la sociedad porfiriana la inconformidad del pueblo. Se escuchan voces sediciosas y el clamor popular ahora vela por el rescate de la nación de una plutocracia que consume la riqueza de la nación.

El ascenso urbano durante la colonia viene a establecer durante el periodo independiente el carácter que toma la distribución espacial de la población y la migración, dada la nueva orientación económica que se procura establecer por los gobiernos independentistas. Así también, las ciudades comienzan a crecer como efecto inminente de las guerras intestinas que son cauce de la propia guerra de Independencia, los enfrentamientos guerrilleros entre grupos de liberales y conservadores, la intervención norteamericana y la ulterior francesa, la propia guerra de Reforma, como las principales de la centuria. Las personas ven en las ciudades el resguardo cívico y la oportunidad económica (ante la crisis que se sucede en el campo por efecto de tales contiendas), para aspirar a mejorar su condición de vida.

El encasillamiento que crean las haciendas rurales de la mano de obra a través de un sistema de deudas heredables, el ascenso artesanal industrial urbano que se vive (que pide la liberalización de mano de obra), genera fuerzas a favor del liberalismo y la libertad, no solo de la independencia de España, sino de la libre movilidad de la mano de obra trabajadora. El peonaje se vuelve una rémora ante la creciente proletarización urbana, y el salario urbano es una instancia más legítima y remunerativa que el pago por servidumbre en las Haciendas basado en el sistema de raya.

Este periodo se caracteriza por que existe una extensión de los obrajes y talleres textiles, con lo que se implementan una serie de políticas que procuran el fomento de este tipo de actividades manufactureras con la finalidad de impulsar el desarrollo nacional autónomo, que es en su momento la aspiración que persigue el modelo económico liberal de ese momento. Se concibe a una nación como desarrollada según sea el grado de independencia y autonomía que esta tenga respecto a otras naciones. La autosuficiencia es el propósito fundamental para el esquema económico implementado.

En México, la pobreza extrema, el acaparamiento de tierras, el encasillamiento de trabajadores y jornaleros agrícolas, la falta de un ejército industrial de reserva suficiente como proletariado urbano, persistencia de instituciones estamentales y de trabajo que no permiten la liberalización de la mano de obra, la falta de industrias consolidadas y capitales de avío significativo, la alta incertidumbre y abruptos conflictos sociales, la carencia de un programa nacional de desarrollo que mantiene una continuidad, entre otros aspectos, entorpecen el programa liberal del desarrollo del país, y sobre todo la aspiración a ser una sociedad democrática.

El esquema liberal es básico. Todo se fundamente en el comercio exterior. El crecimiento de la industria nacional debe complementar con la demanda externa sus expectativas de desarrollo. La ventaja absoluta de Adam Smith y la comparativa de David Ricardo son los pilares de esta visión, así como otros conceptos económicos del liberalismo inglés derivados de autores como Jan Bautiste Say y John Stuart Mill (De la Peña, 1975; 157 – 230).

La idea de que el capitalismo es un orden natural de inspiración divina se sostiene como parte del cuerpo del pensamiento liberal y es el fundamento para concebir al ciudadano como un individuo libre y con ello, el tema de la justicia se deja a la condición del libre albedrío de las personas en decidir (libremente) su destino.

Conservadores como liberales entran en pugna por definir un programa de Gobierno acorde al proyecto de nación que ambos bandos tienen conforme su orientación ideológica.

Ambas corrientes ideológicas, sin embargo, coincide en el papel que se le debe conferir al estado como un estado no interventor, regido bajo la norma del laissez faire. Esto es, los conservadores como los liberales coinciden respecto su concepción del Estado como objeto económico, no obstante, las diferencias radican entre mantener una sociedad estamental de privilegios para clérigos, ricos comerciantes y hacendados, y una sociedad democrática donde se extinguiera todo tipo de privilegio.

Lo interesante del Estado liberal mexicano es que en las instituciones la tesis del laissez faire se mantienen, fundamento de la economía y del desarrollo nacional, pero en lo político la oligarquía se muestra reacia a aceptar la democracia y mantiene su poder en distintas fórmulas de fascismo dictatorial. El liberalismo económico se conjuga con el despotismo oligárquico, curiosamente, se conjugan para hacer una mancuerna que mantiene el poder en el país, no obstante ser de carácter excluyente (Leal, 1975; 7 -59).

Es la clase media urbana la que inspira el liberalismo ya no de corte económico del orden del laissez faire, sino de corte político en la procuración de la democracia. Es ahí donde encuentra acomodo el movimiento maderista: la procuración del sufragio efectivo y la no reelección, eslogan de abierto enfrentamiento contra la dictadura de Porfirio Díaz. Como parte de ello en 1903 se funda el Club Redención y el Periódico Excélsior. La libertad política es el nuevo emblema del liberalismo, ya no económico sino político.

Con este tipo de corporativismo patronal se puede afirmar que nace la derecha en México, donde Lucas Alamán es otro de las personas sobresalientes como fomentista de la economía, creador del Banco del Avío y promotor del renacimiento minero en el país durante el periodo independiente.

En México la derecha surge de los grupos liberales del siglo XVIII. Grupos que por otra parte, se forman por dos principales influencias: una llegada desde la propia metrópoli española en el siglo XVIII (Breña, 2006; 28 – 44); otra originaria de Inglaterra y los Estados Unidos de América, principalmente por la intromisión en el país de las logias masónicas.

El interés principal que procuran a quienes se identifica como la derecha, es establecer las bases institucionales de corte liberal, que son fundamento para la organización social del trabajo y la producción de tipo capitalista. De un capitalismo que en su momento es prominentemente industrial y librecambista.

La derecha entonces, desde su inicio es un movimiento que parte del pensamiento burgués originario, en parte, de la revolución francesa en 1789, sin menospreciar que en el continente americano la revolución de la independencia de las 13 colonias inglesas para formar los Estados Unidos de América, en 1776 (Huberman, 1989; 95 – 118), es un componente importante que nutre las aspiraciones libertarias de los pueblos de Iberoamérica.

Más allá de la ilustración del siglo XVIII, en América del norte el pensamiento de la economía institucional de fines del siglo XIX e inicios del XX dan fundamento a la idea de comprender al capitalismo como una forma natural de organización del trabajo y la producción. Muy ad hoc al positivismo décimonónico, el capitalismo por tanto es visto como la economía natural, como el orden de Dios.

El institucionalismo norteamericano, propio del capitalismo industrial, en cuanto ética individual, parte del positivismo propio del siglo XIX puesto que se contagia de un exacerbado naturalismo, influencia del pensamiento de Charles Darwin donde la selección natural (eugenesia) es el marco de referencia para explicar el desenvolvimiento tanto social, como a un nivel individual (individualismo metodológico). En este último la psicología es interés de comprender la conducta racional (y en cuanto racional, económica), de las personas, cuya conducta esta condicionada por su biología.

“… la economía institucional es una corriente de pensamiento heterodoxa, que rechaza las hipótesis de racionalidad y equilibrio estable y que tiene unos fundamentos teóricos diferentes. Surge en los Estados Unidos finalizando el siglo XIX e iniciando el XX, bajo la influencia de las teorías psicológicas desarrolladas por William James y William McDougall, y la filosofía pragmatista desarrollada por Charles Sanders Peirce, John Dewey y el mismo William James.” (Loaiza, 2007; 38)

El liberalismo inglés, basado principalmente en el pensamiento de William Petty, John Locke y Adam Smith (este último de origen escocés), ve en el capitalismo un sistema que debe partir de la propiedad privada como un derecho natural, y seguir las leyes del mercado (mano invisible, Dios atrás de todo). Esto es, el capitalismo es un orden natural de inspiración divina.

En este orden natural, lo que hace el Hombre no es mejor de lo hecho por Dios por lo que el eslogan del liberalismo es “Laissez faire, laissez passer”, donde implícitamente se sostiene que Ne pas engoudir lóuvrage de Dieu. El trabajo desde luego es la fuente natural de la riqueza, como la forma de tomar posesión de la tierra (influencia del pensamiento reformista iconoclasta del origen germano).

El liberalismo inglés por su parte también sostiene que la libertad es un derecho inalienable del Hombre. Los Hombres libres, en cuanto racionales, morales y libres, son los artífices de su destino. Por tanto, la justicia radica en la libertad puesto que cada quien tiene lo que se merece (siempre y cuando el Hombre sea libre de elegir). Contrario, restringir la libertad de los Hombres es imponerles un destino distinto al que ellos hubieran elegido, y por eso injusto.

El pensamiento liberal sostiene que la justicia deviene de la libertad. Una sociedad de hombres libres es una sociedad natural, lo mismo que una economía natural. El capitalismo, se fundamento por tanto en la condición natural de los hombres: la libertad. La libertad como un juicio de la condición de los individuos. Pero la democracia como la procuración de la igualdad que debe existir entre los Hombres libres para que sus decisiones pesen lo mismo que la de los demás, y en sociedad democrática, la colectividad obedezca al interés de las mayorías.

Con base al institucionalismo norteamericano y al liberalismo inglés, las logias masónicas en América, formulan un pensamiento laico, no obstante creyente, secular, contra toda forma de impostura despótica, bien emane de los reyes o de obispos, o cualquier otra forma de gobierno no democrático.

La sujeción del continente americano a las potencias europeas, su condición colonial y su subordinación a los intereses de los reinos europeos, son vistos por los grupos liberales como fórmulas de degeneración social y mal gobierno. El sustento de las leyes derivadas de gobernantes sátrapas es un atentado contra la libertad de los Hombres y su Derecho natural. Por ello, es normal que el liberal termine por ser un abierto jacobino y beligerante ante las formas de control fascistas.

En México, como en toda América, la influencia del pensamiento liberal inspira al establecimiento de una sociedad (como una economía) natural, acorde a la ética de Dios, en la forma en que éste organiza a los Hombres, en su condición de Hombres libres, y su conducta racional regida por las fuerzas del mercado, a las que consideran perfectas. El capitalismo visto como un orden natural y perfecto. Por ello, la derecha se origina del pensamiento liberal, que ve en este sistema el debido orden de las cosas. La derecha está por tanto a favor del sistema capitalista, la empresa y la iniciativa privada. Considera al Estado como un elemento que entorpece y distorsiona las fuerzas del mercado, por lo que consideran que los males económicos y sociales derivan de un excesivo intervencionismo estatal.

El arribo del pensamiento liberal en América latina como en la Nueva España trae la aparejado los anhelos libertarios de los hispanoamericanos. El recrudecimiento de la expoliación fiscal que inician los Borbones, a finales del siglo XVIII e inicios de XIX recienten los capitales autónomos tanto de mercaderes como de hacendados, así como de la burocracia criolla. El resentimiento se patenta en una creciente inconformidad que termina con sublevarse contra el orden colonial y se inicia una revolución que bien es llamada de Independencia, pero que a su término llevará a contiendas diversas entre los grupos sociales de la nación independiente por la definición del destino elegible para la nación. Guerras de inclusión y exclusión, unos por el viejo orden, otros por un nuevo orden de corte liberal, así como grupos con intereses contrapuestos se verán enfrentados en una abierta ingobernabilidad que caracteriza el siglo XIX. Sin dejar de lado los intereses extranjeros patentes en la historia de México en las constantes intromisiones de los extranjeros en el país, todavía a inicios del siglo XX.

Conservadores a favor de preservar sus canonjías, dadas bajo una sociedad estamental, amparadas bajo la Iglesia Católica. Liberales jacobinos a favor de la desaparición de la nobleza y en directa contraposición con el Clero tratan de inventar el capitalismo en México, muy al estilo inglés y norteamericano. Y la aparición paralelo con la implementación del esquema liberal de Lerdo de Tejada y Benito Juárez del proletariado industrial, con su bagaje ideológico social demócrata, dan por sentado la controversia entre conservadores, liberales y la incipiente social democracia a fines del siglo XIX.

El fundamento del reparto de las tierras comunales a favor de los hacendados y los latifundistas, iniciado con la Reforma liberal, en la búsqueda de ensayar el capitalismo en México, llevan a la revolución mexicana que bien tiene su base campesino – agrarista (Zapata y Villa), se mueve a la par con interese burgueses y urbanos (maderismo), se contradice con el oportunismo contra revolucionario de Huerta y se salva por la iniciativa de los constituyentes que rescatan el proyecto liberal en la Constitución de 1917, y dan asiento a los intereses de los grupos sociales que inician la revolución en 1910.

La democracia es un anhelo inviable para la nación dado en enorme grado de analfabetismo que prevalece en la nación. La ignorancia ignominiosa deja de lado el anhelo pequeño burgués por implementar la democracia en México. El nuevo régimen debe por otra parte lograr la unidad nacional combatiendo a los caudillos locales y militares.

Movimientos post revolucionarios en la búsqueda del poder como el delahuertista o bien el cristero indican que la revolución mexicana no logra de forma exitosa establecer un proyecto consistente de nación, menos aún de desarrollo. De una dictadura porfirista plutocrática, se pasa a una nueva dictadura de militares posrevolucionarios, quienes logran la pacificación del país bajo fórmulas de abierto fascismo patentes en el periodo de Calles y el maximato. La conciliación de intereses entre grupos antagónicos como el nuevo grupo en el poder y la Iglesia católica, llevan a la formulación de un nuevo orden bajo la lógica de un Estado conciliador y benefactor inaugurado por Lázaro Cárdenas, quien logra bajo fórmulas de corporativismo y partidismo conciliar las distintas fuerzas políticas para presentarse como un proyecto de gobierno.

La historia de los movimientos sociales en el país, revela que se transita de una a otra fórmula de fascismo: de dictaduras coloniales, a dictaduras liberales, de sátrapas clericales a nuevos déspotas militares, de dictaduras de clase a dictaduras de partido, así entonces a la nueva dictadura plutocrática que recientemente gobierna al país. No obstante, el anhelo demócrata sigue siendo un proyecto y anhelo distante en la historia de la nación mexicana.

Es bien sabido que la masonería en México es un pilar muy importante en el desarrollo económico, especialmente desde el siglo XIX. El liberalismo arriba a la nación tutelado por las logias masónicas, desde inicios de dicha centuria.

El proyecto liberal mexicano se cuece desde tiempos de Benito Juárez en adelante, no sin encontrar continuos tropiezos al atentar contra las bases de una sociedad que hereda costumbres conservadores propias del orden estamental. Asimismo, organizar a la sociedad mexicana no es tarea fácil, no solo por que existían básicamente dos anhelos de nación distintos y contrarios, la de los conservadores y la de los liberales, sino que la nación vivía regionalismos de fragmentación y desarticulación que parten de intereses locales liderados por caudillos, cuyas razones de movilización y disrupción son muy particulares y distintos.

Incluso, la enajenación de tierras baldías, comunales como terrenos rústicos, muchos de ellos propiedad de la Iglesia católica (al menos el 50%), y otras más de pueblos indígenas, para soportar en un régimen de propiedad privada el despegue del capitalismo en el país, es causa principal del resentimiento campesino en el sur del país por el empobrecimiento y la enorme desigualdad que se gesta entre campesinos indígenas desposeídos, y hacendados terratenientes latifundistas, cuyas riquezas crecen agigantadamente de 1880 a 1910.

Si en la Reforma promovida por Benito Juárez se hubiera concebido el cambio de propiedad sin afectar a los campesinos indígenas y repartiendo entre los mismos los enajenados a la Iglesia católica, y no dándoseles a los Hacendados, muy posiblemente el ascenso al capitalismo nacional hubiera sido por un camino menos tortuoso para la sociedad mexicana. Pero en la historia los “hubiera” no existen.

Los prejuicios positivistas de concebir al capitalismo como un orden natural de inspiración divina (el orden de Dios), son parte del fundamento filosófico del pensamiento liberal. El exacerbado naturalismo propio del positivismo, son inspiración de tesis evolucionistas tales como la eugenesia social o darwinismo social. Donde el tema racial es un juicio importante para explicar el éxito o atraso de las naciones.

Se afirma que las logias masonas en su seno guardan creencias racistas y de exclusión social puesto que sus miembros deben ser caucásicos y de clase alta, con un alto nivel de instrucción. Afirmación que se cuestiona cuando se vela que el mismo Benito Juárez era de origen indígena y humilde. Al parecer, la hermandad en un país de mestizos no hereda los prejuicios de las logias europeas. Lo que si es bien sabido es que un pilar fundamental para ingresar a la logia es el ser liberal en estricto sentido.

La razón o fundamento que pretenden los masones desde el siglo XVIII en Europa, es la de crear una moral contrapeso del sistema de creencias atávicas al feudalismo, propiamente el cristianismo católico, como de su orden social (la sociedad estamental por una sociedad democrática). Cambiar los juicios de secularización e igualdad entre los hombres frente al absolutismo feudal.

La masonería fortalece y alienta los intereses burgueses contra la aristocracia, al paralelo que excluye y margina a los trabajadores y sus organizaciones. Pronto enfrentan una grave contradicción puesto que el sustento de la democracia es la totalidad del pueblo, quien no se manifiesta ni liberal ni demócrata cuando éste se sume en la ignorancia y la ignominia. Por ello, los masones ven la necesidad de tomar las riendas de la educación laica, democrática y gratuita para ilustrar al pueblo y que con ello, este cause la formulación de una sociedad democrática y justa (Urías, 2007; 171).

La masonería pronto gesta la llamada derecha mexicana, cuyo pensamiento liberal y democrático legitima el orden capitalista burgués, en sociedades donde la educación entre líneas debe ser garante del propio sistema, y crear la ética y valores propios que legitimen el régimen de explotación.

Chocan directamente con la Iglesia Católica quien es la principal institución de las sociedades estamentales despóticas, como la responsable de la educación y moralización del pueblo trabajador. La secularización es por ello, una labor educativa que la masonería procura para debilitar el servilismo que la sociedad da al Clero.

En el Artículo tercero de la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos queda velado el interés por arrebatarle a la Iglesia la batuta de la educación de los mexicanos, y los ministerios de educación de entonces que forma la actual SEP, enarbolan el proyecto liberal de gestar una sociedad libre y democrática, donde el poder lo ostenta la burguesía.

El sinarquismo, como respuesta de los grupos conservadores del país, adeptos y seguidores de la Iglesia Católica, ven como sacrílego el pensamiento liberal que atenta contra hasta entonces la intocable investidura eclesiástica. Movimiento contestatario que se encona en 1926 a efecto de la guerra cristera en el país. Paralelo, pronto los movimientos socialdemócratas fortalecidos por la revolución mexicana y las organizaciones obreras, así como del corporativismo estatal post revolucionario, obligan a los masones a acotar su pensamiento liberal por simpatizar con razones propias de los trabajadores, sus intereses y sus organizaciones sindicales.

Ahora que está en boga hablar del neoliberalismo, conviene rescatar algunos renglones de la historia de México que son antecedentes muy importantes para comprender los antecedentes de esta corriente de pensamiento económico, que abunda en la administración pública actual y sus sesgos éticos de actuación.

El arribo del pensamiento liberal a América latina como en la Nueva España trae la aparejado los anhelos libertarios de los hispanoamericanos. El recrudecimiento de la expoliación fiscal que inician los Borbones, a finales del siglo XVIII e inicios de XIX recienten los capitales autónomos tanto de mercaderes como de hacendados, así como de la burocracia criolla.

En la historia de México, las guerras de inclusión y exclusión, unos por el viejo orden, otros por un nuevo orden de corte liberal, así como grupos con intereses contrapuestos se ven enfrentados en una abierta ingobernabilidad que caracteriza el siglo XIX. Sin dejar de lado los intereses extranjeros patentes en la historia de México en las constantes intromisiones de los extranjeros en el país, todavía a inicios del siglo XX.

El resentimiento se patenta en una creciente inconformidad que termina con sublevarse contra el orden colonial y se inicia una revolución que bien es llamada de Independencia, pero que a su término lleva a contiendas diversas entre los grupos sociales de la nación independiente por la definición del destino elegible para la nación.

El siglo XIX es un periodo de luchas de descomposición-consolidación (inclusión - exclusión). De confrontación de intereses conservadores del orden Europeo contra liberales que pugnan por imitar la formación social estadounidense. En esto es importante ver la penetración de logias masónicas en grupos de población mestiza y de clases medias intelectuales que llegan a influir sustancialmente en el pensamiento de muchos políticos del país.

Entre las reformas borbónicas realizadas en las colonias españolas se tiene la supresión de los privilegios que España concede a Inglaterra mediante el tratado de Utrecht, cuestión que incomoda a esta última por lo que el interés de promover el pensamiento liberal y propiamente librecambista es uno de sus principales recursos para pugnar, desde dentro de las colonias, por la apertura comercial contra el control fiscal, primero español y posteriormente de Francia, mediante los controles de los Borbones.

Norte América promueve su influencia en Latinoamérica a través de respaldar la formulación de las logias masónicas de corte liberal (Yorkinas), así como también aparece la logia europea (escocesa). Esto es importante puesto que el liberalismo en las colonias americanas, en mucho penetra las ideologías por influencia de los masones.

Es el siglo XIX uno de reordenamiento, de descomposición de viejas costumbres y de la implementación de nuevas prácticas económicas. El orden internacional en la región de América del Norte incluía a la nación en su proyecto. La actitud anexionista estadounidense es evidente aún en la actualidad.

Conservadores a favor de preservar sus canonjías, dadas bajo una sociedad estamental, amparadas bajo la Iglesia Católica. Liberales jacobinos a favor de la desaparición de la nobleza y en directa contraposición con el Clero tratan de inventar el capitalismo en México, muy al estilo inglés y norteamericano. Y la aparición paralelo con la implementación del esquema liberal de Lerdo de Tejada y Benito Juárez del proletariado industrial, con su bagaje ideológico social demócrata, dan por sentado la controversia entre conservadores, liberales y la incipiente social democracia a fines del siglo XIX.

Es obvio que el liberalismo que proviene de la pastoral cristiana luterana y calvinismo encuentra como principal rival a vencer a la Iglesia Católica, lo que explica la lucha constante que los liberales sostienen durante la siguiente centuria con la Iglesia romana. La razón es que Norte América vía logias masónicas influye las clases políticas latinoamericanas inspirando los movimientos independentistas tanto de España como de Portugal, así como de Roma.

Las guerras de independencia en la región son promovidas bajo inspiración liberal, que se encunan principalmente en las logias masónicas, las cuales promueven desde la clase criolla las aspiraciones tanto independentistas como libertarias en Latinoamérica. El ideal como economía ex colonial independiente es la nación norteamericana que sirve de marco de referencia y guía para trazar el camino del desarrollo económico independiente.

Conservadores y liberales no son más que los gestores en la historia que representan la preservación de un viejo orden impuesto por el viejo continente durante el periodo colonial, con respecto a la búsqueda yanqui de establecer su hegemonía en la Nación mexicana. Europa pierde la guerra, no obstante la intervención estadounidense en el país tiene su corriente de resistencia que protege a los mexicanos de las abiertas aspiraciones yanquis de anexarse el territorio mexicano para integrarse al proyecto que inspira la doctrina Monroe (1824).

Los liberales ven como principal problema de la nación el acaparamiento de tierras agrícolas por parte de la Iglesia, que para mediados del siglo XIX controla más de la mitad de las tierras arables del país (Bazant, 1976).

El proyecto liberal finalmente se impone desde el periodo juarista pero es a partir del último cuarto del siglo XIX que su implementación comienza a generar problemas entre el rompimiento del orden heredado de la colonia, casi feudal, y el esquema capitalista naciente bajo el ideal liberal.

La revolución mexicana es efecto inminente de las reformas liberales que se dan desde mediados del siglo XIX en México, donde la enajenación de tierras comunales fortalece el latifundismo y viene a empobrecer al campesino, como a su vez, libera grandes contingentes de mano de obra del campo, que migra a la ciudades por lo que el salario real observa una caída de su poder de compra. Aunado esto al efecto inflacionario que tiene el abandono del patrón de cambio plata por el patrón de cambios oro. En esta misma centuria los pueblos indígenas pierden el beneficio que la Corona Española les concede en el periodo colonial en controlar sus tierras (cementeras indígenas), distinto a las mercedes reales donde la Corona presta en usufructo las tierras para su cultivo a españoles y criollos. Las tierras comunales desaparecen y la colonización de tierras baldías en el porfirismo viene en perjuicio de la propiedad indígena.

El proyecto de nación liberal implementado desde tiempos de Benito Juárez, con las leyes de reforma, vino a agudizar los problemas existentes en materia de tenencia de la tierra. Situación de despojo y fortalecimiento del latifundio que viene 50 años después a desencadenar la revolución mexicana, revolución fundamentalmente agraria, sin dejar de lado el interés urbano y pequeño burgués por procurar una vida política democrática.

Durante la colonia la lógica de acumulación del capital mercantil y minero supone la necesaria liberación de la mano de obra cautiva de relaciones agrarias serviles, subordinadas a la Iglesia Católica como a los señores Hacendados. A su vez, se tiene una burocracia urbana criolla y peninsular que mantienen intereses liados al capital que incipiente, no obstante, inicia su penetración en la vida económica colonial como parte de la formación de capitales autónomos, que también acunan aspiraciones tanto liberales como libertarias.

El liberalismo en sí tiene mayor éxito en las ex colonias españolas que en la propia España, puesto que las sociedades coloniales ante el yugo del colonialismo enarbolan las ideas libertarias de la época, por otra parte, las logias masónicas, especialmente las infiltradas desde Inglaterra y Norte América, son las principales promotoras del pensamiento liberal, como sustento doctrinario del capitalismo industrial al que se aspira, imitando las economías de Inglaterra y de los Estados Unidos de América.

Una vez consumada la independencia de México respecto a España, en 1833 el liberalismo abiertamente se expresa contra toda fórmula de monopolización, identificando como principal monopolio a la propia Iglesia Católica. Se le conoce como liberalismo doctrinario puesto que solo inspira las ideas liberales, como fundamento dogmático y de convicción política pero no se llega a la implementación del liberalismo en la economía. Mismo que se vuelve pragmático ante las propuestas reales y efectivas de Lucas Alamán y Estevan de Antuñano.

Norte América promueve su influencia en Latinoamérica a través de respaldar la formulación de las logias masónicas de corte liberal (Yorkinas), así como también aparece la logia europea (escocesa). Esto es importante puesto que el liberalismo en las colonias americanas, en mucho penetra las ideologías por influencia de los masones.

La razón es que Norte América vía logias masónicas influye las clases políticas latinoamericanas inspirando los movimientos independentistas tanto de España como de Portugal, así como de Roma.

Las logias masónicas son una estrategia para penetrar e influir a los intelectuales iberoamericanos, para con ello promover el liberalismo económico como fundamento del desarrollo nacionalista e independiente del siglo XVII y en adelante.

El liberalismo, de inspiración anglosajona, luterana y calvinista, a través de las posiciones que las logias masónicas adquieren en materia política, atacan directamente los intereses de la Iglesia católica. Aparte, imitan el modelo norteamericano, y bajo influencia de estos, desean un reparto agrario en similitud de los ranchos agrícolas estadounidenses.

La constitución conservadora de 1824 queda atrás ante la de 1857 de abierto liberalismo frangmasónico. El alto nivel de analfabetismo y la falta de compromiso político de la población no dan el fundamento necesario para aspirar a una sociedad democrática. Por ello, las elecciones y comicios no son en su momento una realidad viable para una nación que previamente, requiere la concientización política necesaria. La consecuente entonces es el inevitable surgimiento del régimen dictatorial de Porfirio Díaz.

Conservadores y liberales pugnan por el control del país. Ambos grupos procuran sostener un gobierno regido por criollos, aunque después de 1857 los masones liberales incorporan en la vida política los intereses de indígenas y mestizos sobre los de los criollos, puesto que evidentemente, el grupo mayoritario es la de los mestizos y los indígenas, mientras que los criollos son una muy pequeña minoría de la sociedad y pronto tiende a extinguirse en una sociedad aplastantemente compuesta por mestizos.

El periodo juarista establece las instituciones sociales y económicas necesarias para poder iniciar el proyecto de una economía capitalista. Entran en conflicto con la principal institución feudal existente en el país: la iglesia católica. Y no solo es una disrupción de tipo ideológico, sino económico, político y social. La Iglesia acapara más del 50% de las tierras arables del país, controla conciencias y sustenta relaciones industriales basadas en el servilismo, con un fuerte carácter putativo del patrón respecto a sus trabajadores. La rivalidad entre ambos se mantendrá por el resto de la historia del país.

Nótese cómo el liberalismo decimonónico como la social democracia de inicios del siglo XX tiene un fuerte sesgo anticlerical, lo que es base para comprender la ausencia de la Iglesia Católica como protagónica de la revolución mexicana, que más allá del zapatismo, no encuentra acomodo alguno en los ideales de la contienda revolucionaria. Sus interese se hacen patentes hasta 1926 con la guerra cristera.

Estos liberales post revolucionarios ven a la Iglesia Católica como una fórmula de oscurantismo y causa del atraso y la ignorancia del pueblo. Institución que promueve las sociedades estamentales, la Iglesia católica es la principal instancia a derrumbar en favor de la democracia. Instauradora de un mundo de mansedumbre, servidumbre, de la superchería y la sinrazón, educadora de la resignación. Por ello, las iniciativas de conformar un nuevo Estado post revolucionario moderno van de nueva cuenta contra la existencia de la Iglesia católica.

Pero la Iglesia católica no se mantiene pasiva. Formula y organiza a sus adeptos para posteriormente enfrentarlos contra el Estado laico mexicano post revolucionario en 1926 - 1928 en la llamada guerra cristera.

En 1938 Gómez Morín formula un partido de oposición a la dictadura jacobina establecida por el entonces partido oficial, cuya plataforma política los es el partido de acción nacional, donde se crea una alianza cívica entre la Iglesia católica, la burguesía provinciana y algunos grupos con intereses locales de corte social de provincia. Se trata de una nueva clase política que rescata el pensamiento sinarquista que aspira a reestablecer la sociedad de estamentos que organiza la sociedad mexicana durante la Colonia, con canonjías a las familias y la Iglesia como principal institución de este orden.

La nueva clase política que presenta el PAN se compone de una burguesía provinciana incipiente, y por tanto, en gran medida ignorante y servil al Clero. No se trata de la burguesía liberal del centro del país, sino de una burguesía ultra conservadora de provincia, que ven la realidad a través de las gafas puestas por la Iglesia católica, retrógrada a la ciencia, al arte, y al libre pensamiento, como al libre sentimiento.

Con Porfirio Díaz, el Estado incorpora y controla a las logias masónicas gracias a la Gran Dieta Simbólica de los Estados Unidos Mexicanos, encabezada por Díaz. No obstante surgen otras logias fuera de este control, muchas de ellas subversivas a la dictadura de éste, y en la procuración del aliciente democrático, tal como lo es Francisco I, Madero y sus seguidores.

Desde luego, el pensamiento masónico tuvo una gran influencia en la vertiente ideológica revolucionaria, la cual deja de mella en artículos tan fundamentales como el 3º, 27º y 123 Artículo constitucional.

De 1872 a 1911 el pensamiento liberal se funde con intereses de asociación, especialmente en la provincia mexicana y alienta sentimientos contra el despotismo, más aún desde 1880 contra la dictadura. La burguesía provinciana se confabula contra el régimen mediante la formación de logias locales.

Irónicamente las logias controladas por el Estado mediante la Gran Dieta Simbólica, se enfrenta contra las logias no alineadas de provincia, así se ven enfrentados Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Victoriano Huerta y otros tantos personajes en la contienda revolucionaria. En 1817 muchos de los constitucionalistas son masones. Presidentes post revolucionarios también pertenecen a esta cofradía tales como Álvaro Obregón, Plutarco Elíaz Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas. Incluso en tiempos muy posteriores como es el caso de Ernesto Zedillo Ponce de León.

Dos componentes simbólicos de la masonería de conjugan para crear los emblemas de la revolución mexicana, en tiempos post revolucionarios: el esoterismo y el exoterismo. El esoterismo enarbola el arte y las corrientes ideológicas que deben seguirse en la búsqueda de legitimar el nuevo régimen, y donde se fijó un pretérito a la desigualdad y la injusticia, donde implícitamente se erige y admite lo nuevo y moderno como efecto del sacrificio revolucionario y como condición históricamente consecuente, mejor y superior a la prevaleciente antes de 1910. El misticismo es el indigenismo, el campesinismo y el nacionalismo exacerbado, mítico, y folclórico.

En lo exotérico, el régimen se proyecta ante el pueblo como fundamento del orden, la paz, la igualdad y la justicia. Se crea una cultura revolucionaria, y el arte es el instrumento de la manipulación ético y estética de la memoria histórica en la mitificación y fetichización de la revolución mexicana, y el carácter modernizador y “democrático” de los gobiernos post revolucionarios, donde la intencionalidad no es propiamente la legitimación sino el corporativismo, la identidad y la imagen.

Así con ello, se tiene que aún la ruptura entre las logias alineadas a la dictadura, y las logias que procuran el anhelo democrático, en la fase post revolucionaria vuelven a volverse un cuerpo consistente, como instrumento de control, asociación y comunión ideológica, donde la derecha mexicana obtiene un bastión importante que le da fuerza.

Por otra parte, el efecto de la revolución mexicana en la masonería es la adopción de nuevas corrientes ideológicas donde la ortodoxia liberal queda en el pasado. La intensión es lograr la síntesis entre el liberalismo y la ideología social demócrata (que no es necesariamente socialista), y cuyo resultado, primeramente ecléctico, es una falacia ideológica revolucionaria, donde la revolución se institucionaliza (contradicción) en la procuración de lograr un partido político fuerte. Más adelante logrará recomponer la ideología social demócrata en la procuración de los derechos de libertad laboral y no en materia de justicia en el reparto económico, así, la social democracia en México, pronto se aleja de la social democracia europea, más de corte socialista que en la procuración de derechos y prestaciones laborales.

Con ello, el movimiento obrero nacional, desideologizado, procura patentar y ganar prestaciones y derechos laborales en términos de libertad laboral y salario, en sí, de la formalización e institucionalización de la proletarización en México y la formulación de sindicatos, como fórmulas de control corporativista del Estado, y clientelismo político.

Es por ello quien dice que la izquierda en México realmente no encuentra su acomodo en la socialdemocracia del país. Por otra parte, la educación socialista posterior, confunde la ideología auténticamente socialista, con una cultura laborista pro capitalista.

No obstante, la heterodoxia ideológica lograra hacia dentro de las logias una apertura y tolerancia que deja de lado los apasionamientos políticos y los fanatismos por una cultura democrática basada en la libertad de pensamiento y la democracia. Por ello es que los masones, fundadores de la derecha mexicana no llegan a las expresiones de radicalización como lo hacen los ulteriores grupos de ultraderecha. Incluso se puede sostener que los masones coquetean con ideologías de centro izquierda y centro derecha, moderadas y poco beligerantes.

La organización masónica emerge como una nueva moral política en la procuración de la secularización de la vida social y pública del país, así como en la procuración de una espiritualidad del pueblo mexicano más diversa. Las logias finalmente fueron casas de entrenamiento donde se prepara a las nuevas clases políticas del país y se adoctrina con base a las tesis del liberalismo clásico, casas de contratación, pronto ocupan los principales puestos públicos del país donde el baluarte es la laicidad espiritual, le secularización, el amor al trabajo y el espíritu empresarial.

Mediante los ritos masónicos surge la sacralización del poder político y la legitimación del mismo mediante la promoción donde el simbolismo masónico establece las jerarquías del poder en el Estado mexicano moderno.

Se trata de una ingeniería social que trata de forjar una sociedad cuya ideología y ética se rija bajo los baluartes liberales, propios y propicios para el capitalismo industrial, y necesarios para dar las bases valorales de una sociedad católica que no ve con buenos ojos la avaricia, el trabajo, el lucro, entre otras prácticas que son fundamento del sistema de acumulación excedentaria.

La masonería por otra parte no admite la mediocridad, el servilismo, la sumisión, la obediencia, ni la falta de convicciones. Por ello, rechaza de entre sus miembros a miserables, analfabetas y personas con bajo nivel de instrucción y capacidad laboral. Admite a las clases medias, integrada por empresarios, profesionistas, políticos, cuyo rol social es destacable ante el resto de la población sumisa, que solo reproduce el sistema y es incapaz de reinventarlo.

La naturaleza de la masonería es doble: excluyente con las personas que considera no están en posibilidad de transformar la sociedad, tal como son miserables, indígenas, extranjeros, mujeres y menores de edad, así como poblaciones que son sujetas de “perversiones” que consideran fuera del orden natural, tal como homosexuales, lisiados y minusválidos. O vicios considerados degenerativos tal como el alcoholismo y los narcodependientes. Son por otra parte incluyentes de clases que son ilustres, destacados empresarios e intelectuales, reconociéndoles como la población que tiene en sus manos la capacidad de transformar a la sociedad.

La educación es el tema central de su atención en el gobierno, no se olvide que finalmente el pensamiento liberal como el positivista tienen por raíz la cosmovisión idealista desde Kant hasta Hegel. Sostienen que el hombre es conciente, inteligente, moral, sabio y libre de elegir, por lo que es el artífice de su propio destino. Por ello no cuestionan la desigualdad social como una expresión de injusticia, sino que la ven como parte de un orden natural donde cada quien, al ser libre y saber lo que le conviene o no, es responsable de su situación. Para los masones, como para los liberales, los humildes como los ricos son responsables de situación. No hay injusticia alguna.

La diferencia estriba entre humildes y ricos en su base valoral. Por ello, la educación es el medio de forjar conciencias, por lo que le designan un papel central en la tarea de gobierno. Los regímenes post revolucionarios, liderados por los masones, dan a la educación un peso fundamental en materia del papel del Estado. Distinto a la visión liberal, el Estado según los masones debe procurar la debida orientación valoral de la sociedad, por lo que adquiere un papel de educador.

La formación de un masón lleva básicamente una dualidad inseparable, la formación del Hombre en cuanto su formación teológica como ontológica, de libre pensamiento y en procuración de la igualdad; y la formación cívica, donde el respeto al orden, a las instituciones, como la forja de las mismas, son misión del hombre como ente social.

Las voluntades polacas entonces obedecen a esta visión de la civilización bajo el orden natural, donde los hombres deben adquirir conciencia y ética de lo natural, viendo a lo natural como una práctica despreciable, enferma, degenerativa y reprobable. Esa es la nueva moral de la masonería. En ello la cuestión simbólica es esencial, de donde parte el fundamento esotérico de su cosmovisión y la relación ético-religioso y teológico de su filosofía.

La esotería de los masones es efecto de la libertad de pensamiento que sustentan donde se admite que el ser humano, aún desconoce mucho de la obra de Dios, y admite que existen áreas de ignorancia que deben ser consideradas como tierra virgen de nuevo conocimiento. Exploran la astrología, la numerología, incluso la magia y la brujería son materia de su interés.

Propagan su ideología mediante la exotería organizando conferencias, reuniones abiertas, conferencias y todo tipo de evento social que logre ir posicionando sus valores como los legítimos, propios y adecuados a la sociedad moderna liberal. No importa la filiación ideológica sino la convicción que es un pilar importante dentro de su formación. Bien se trate de liberales, socialistas, anarquistas, sinarquistas, religiones distintas, paganismos, laicismos, ateos y agnósticos, como panteístas.

Esoterismo formativo como exoterismo educador, son ante todo posturas de concientización y secularización. Búsquedas de implantar la nueva moral más de corte iconoclasta que católica, las logias protestantes siguen la línea yorkina y las católicas la escocesa. Nuevas logias surgen llamadas indígenas que tratan de incorporar cosmovisiones locales a la visión occidental del masón y su orden, no obstante, las logias finalmente pretenden el poder como medio para la concientización, donde la finalidad es procurar el orden natural establecido por el arquitecto universal. Coadyuvar con la obra de Dios.

El inicio de la secularización de las instituciones del país, iniciada por los masones va por la parte exotérica de su doctrina, donde las revistas masónicas mexicanas plantean ideales de una sociedad, más que liberal en el sentido económico, relativas a temas de cultura e ideología. Arriban con la revolución del pensamiento antropológico donde la transformación racial de la población, propiamente étnico, donde el interés central estriba en forjar una nueva sociedad de hombres libre pensadores, moralmente regenerada, físicamente superior a las generaciones anteriores y con valores cívicos, urbanos y de civilidad que fundan una nueva ciudadanía (Revista Ariel Monterrey, 1933, 15 de mayo; 1).

Hay implícitamente un compromiso de la masonería con la liberación del pueblo de toda forma de fanatismo, creencias y costumbres fuera del orden natural (ética) y de adicciones degenerativas, así como de relaciones serviles y de sumisión. La liberalización del pueblo donde el fundamento principal es la reorganización de la vida pública, tan pregonada por Plutarco Elías Calles en sus discursos, sobre las bases de una depuración progresiva pero radical de nuestras costumbres y prácticas políticas (Manjarrez, 1931 diciembre; 45, citado por Urías, 2007; 176 – 177),

En esta nueva corriente relativa a la revolución antropológica sustentan la existencia de leyes evolutivas, lo que es el marco teórico que usan para explicar el atraso de los indígenas en el país. Entre líneas desde luego se deja ver el pensamiento de Herbert Spencer, el darwinismo social y la eugenesia social. Por ello, el indígena es considerado por los masones como inferior, lo que explica que no puede ingresar a la hermandad, así como los menesterosos.

El rival inmediato que enfrentan en su tarea de secularización de la vida pública y política del país, mediante la exotería masónica que debe inscribirse en los programas de educación pública del país, es necesariamente la Iglesia católica, tradicional educadora de las principales clases socio económicas del país, quien ya ha podido establecer una conciencia ciudadana donde las fundamentaciones ético católicas rigen la vida social de los mexicanos.

Consideran la obra de esta Iglesia como un engaño a la conciencia del Hombre y su enajenación a una relación servil del pueblo a la misma, mediante el fanatismo,el dogma y la promoción de la ignorancia. Por ello, la redención espiritual del Hombre libre debe partir de la lucha contra toda forma de fanatismo, servidumbre e ignorancia o engaño religioso. De donde nazca la moral laica donde el nuevo compuesto valoral sea el propio del pensamiento iconoclasta protestante, tal como el amor al trabajo, la educación e instrucción científica, la procuración de la verdad objetiva, o los buenos hábitos tales como el ahorro y la disciplina. A esto se le nombra la propuesta masónica con base a la eugenesia social de una modernizadora regeneración social. Surge por ello la Sociedad Eugénica Mexicana, organización compuesta por la hermandad.

El fundador de la Sociedad Eugénica Mexicana es el Dr. Alfredo Saavedra. Mediante esta organización se establece un abierto vínculo entre la masonería y los eugenesistas. La organización de la sociedad moderna mexicana debe partir de un orden donde el corporativismo es el medio por el cual el Estado puede descansar en fórmulas sindicales y cooperativas que parten de una visión positivista del método y el sistema.

Asimismo, los eugenesistas ven una especialización y división social del trabajo con base, principalmente, al género. Las mujeres deben formar hogares perfectos y funcionales, integrados y armoniosos, donde la moral es la guía de la convivencia.

La masonería, casada con una ideología eugenista, inicia de 1920 a 1945 un programa de ingeniería social acorde a sus prejuicios exotéricos neopositivistas, eugenesitas, racistas y machistas.

El proyecto de construcción social de los masones en México propone una sociedad cuya ética es propia del pensamiento protestante liberal. El cientismo y el liberalismo, así como la noción del método y el sistema, rigen la disciplina de su pensamiento neopositivista, donde heredan prejuicios de raza, género, condición social e intolerancia de credo implícitos en su protagonismo como fundadores de la derecha en el país.

La pretendida secularización y su abierta beligerancia contra la Iglesia católica les enfrentará como fuerza política no solo en 1926, con la guerra cristera en el occidente de México, sino posteriormente a partir de los años 60 donde alianzas cívicas y otras fraternidades cuyo pensamiento es el estamental católico, con las mismas estrategias les hacen frente (MURO, Yunques, y tantas más).

Cofradías que contrariamente procuran la evangelización de las instituciones, como de la vida pública y social de la nación, y con un pensamiento atávico al siglo XVI, oscurantista, dogmático, fanático, acientista, teológico religioso e intolerante. Donde los prejuicios de los masones se reproducen con otras expresiones o fundamentaciones. Intolerantes a los homosexuales, machistas, cerrados a la verdad y a la ciencia, tradicionalistas y fervientes de las “buenas costumbres”, todos ellos de doble moral, como de moral torcida, castradores de la sexualidad humana, donde la caridad suple a la justicia y la bondad es el fundamento de al convivencia humana. Mojigatos, racistas, pro capitalistas, fundan la ultraderecha del país, donde evidentemente las inconsistencias de su pensamiento son graves y profundas.

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