2.2 Fundamentación teórica del tipo de solución

Para darle solución al problema detectado se partió del concepto de actividad ofrecido por el destacado psicólogo Alexei N. Leontiev cuando señaló: “La actividad es una unidad molar no aditiva de la vida del sujeto corporal y material. En un sentido más estrecho, es decir, a nivel psicológico, esta unidad de la vida se ve mediada por el reflejo psíquico, cuya función real consiste en que este orienta al sujeto en el momento de los objetos. En otras palabras, la actividad no es una reacción, así como tampoco un conjunto de reacciones, sino que es un sistema que posee una estructura, pasos internos, conversiones y desarrollo” (11). En correspondencia con esta tesis la eminente psicóloga N. Talízima plantea con acierto que:” La actividad psíquica se forma no simplemente en el proceso de la actividad práctica, sino de la actividad práctica” (12), criterio con el que coincide este autor porque el desarrollo de la actividad propicia una generalización de conocimientos, se hace uso del discurso oral como ente fundamental de la comunicación, y se produce un imprescindible y necesario desarrollo interior. Es decir que la actividad genera una práctica y dicha práctica el criterio de una verdad que es en sí misma la práctica sistemática, y en grupo, del discurso oral, sin menospreciar otras habilidades lingüísticas. Es bueno saber que la actividad es una condición para la formación y desarrollo del grupo. Es cierto que la actividad y la comunicación, en este caso, el discurso oral, son dos categorías que se dan en una unidad dialéctica y que esa actividad bien organizada propicia un desarrollo adecuado, propicio, efectivo de la comunicación en el grupo, que debe estar enmarcada en un clima abierto, franco, democrático, sin dogmatismos ni imposiciones para que tenga los resultados esperados.

Como toda actividad que se realice, esta debe estar en concordancia con las reales posibilidades que tengan los alumnos, desde los conocimientos lingüísticos hasta el dominio de los objetivos instructivos y formativos. Todo ello conforma costumbres, las que indudablemente tienen una gran significación para la formación de rasgos de carácter, disciplina, organización, orden, hábitos de estudio y conocimientos. Para que el alumno tenga un aprendizaje desarrollador, tanto en el discurso oral como en su formación general integral, debe tener independencia y ella se alcanza, como bien decía A.S. Makarenko, con la organización de su vida y de su actividad.

No olvidar que una de las funciones fundamentales de todo PGI es convertir el objeto de la educación en sujeto de la educación, es decir, tratar que los alumnos adquieran conocimientos, pero, a la vez, que estos conocimientos los eduquen a sí mismos, y todo ello se logra con las actividades de trabajo en grupo potenciando un discurso oral que se hace tan impostergable como necesario.

Las actividades seleccionadas sirven para desarrollar el discurso oral con el apoyo del trabajo en grupo. El carácter motivador y consciente de la actividad humana es fundamental para desarrollar, en la personalidad del alumno, su actividad intelectual. El alumno ejecuta a través del discurso oral, pero a su vez, y con el apoyo del trabajo en grupo, controla y valora esa actividad, y por tanto hay un desarrollo cognoscitivo en él. Hay una actividad de proyección hacia el futuro.

Para que exista un mejor discurso oral el alumno tiene que estar motivado, en primer lugar con la integración del grupo, para que se socialice. La personalidad del alumno se forma y desarrolla en el transcurso de ese proceso de socialización que es el grupo, pero también mediante la asimilación, por él, de la cultura material y espiritual creada. Este proceso tiene lugar como una gradual interiorización de lo externo, lo social, y su transformación en interno, individual, y todo ello se produce en las condiciones que propicia la comunicación, el discurso oral, en las actividades que realiza. Para el alumno esta es una etapa importante en su desarrollo, pues se autoafirma, emite valoraciones, opiniones, se crece.

Es una solución viable la de desarrollar el discurso oral, con el apoyo de actividades de trabajo en grupo. La lengua viva del aula, ágil y sincera, vigorosa y clara ha de ser la que prime, la que sustente, la que genere, la que de fe de la belleza expresiva, de la grandeza interior del alumno para poder relacionar, de manera dinámica, el pensamiento con la palabra.

Dentro de las formas del discurso oral que deben trabajarse en el aula están:

 Las respuestas de los alumnos que deben ser profundas y abarcadoras.

 El resumen.

 El comentario.

 La narración.

 La descripción.

 La conversación.

 La exposición libre.

 El debate.

El orden no determina, puede ser arbitrario, sin embargo el debate debe primar al final de todas las actividades de trabajo en grupo. Con respecto a las respuestas de los alumnos no es aconsejable que los mismos repitan parte de la pregunta, sin embargo el alumno debe aprender a preguntar para conducir al interlocutor por el camino de sus propias convicciones.

Existen otras formas del discurso oral que resultan sugerentes y motivadoras como actividades simpáticas que de inmediato conquistan el interés y la preferencia del grupo, la entrevista organizada e improvisada, también resulta agradable la preferencia por algún gusto o preferencia personal o grupal.

Lo que importa realmente es que el alumno adquiera destreza en el idioma, en la lengua oral, que se entregue con entusiasmo a esa práctica maravillosa en sus distintas formas, ello ayudará a su formación en la vida cotidiana, lo convertirá en un ser más útil porque tendrá un vehículo de expresión y comunicación que lo tomará como herramienta del pensamiento y la palabra.