BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

NECESIDAD DE UNA REVOLUCIÓN EDUCATIVA EN MÉXICO

Horacio Mercado Vargas y Litzajaya Mercado Vargas




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CAPÍTULO VI. “LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL SIGLO XXI, BASADA EN COMPETENCIAS”

La educación superior del siglo XXI, debe proporcionar los medios para un aprendizaje independiente, sin las limitaciones espacio temporales, y obtener grados y otras credenciales basados en competencias, con credibilidad ante, organizaciones, empleadores y la sociedad en general.

6.1.- Antecedentes

La sociedad de la información, ha generado profundas interrogantes en los diversos planteamientos educativos, por lo tanto, es necesario construir una visión de la realidad y es pertinente comprender el papel de la educación y las escuelas, sus fines en la nueva situación y los procedimientos de enseñar y aprender que son posibles. Es decir, hay que elaborar un nuevo modelo, volver a escribir el discurso acerca de la educación, a la luz de las nuevas condiciones en la sociedad que nos toco vivir.

El tema de las competencias irrumpió, sin pedir permiso en el mundo de la educación. Ha despertado interés en las aulas, en los pasillos de las escuelas. Todo porque proviene de otro universo, el laboral, tradicionalmente distanciado de la academia. Es necesario rastrear sus orígenes por una parte, y por la otra, distinguir la estructura de las competencias laborales y todo su proceso de normalización, de los posibles enfoques que de hecho ha recibido la noción de competencia en los espacios netamente educativos, particularmente de la formación escolar desde hace por lo menos 20 años. Y he aquí que la multiplicidad de concepciones en torno a las competencias las han convertido en una especie de campo minado, donde caben las críticas por el potencial reduccionismo en el que han sumido a los procesos educativos, al punto que se les considera una oportunidad para diseñar currículos integrativos, reflexivos y transdisciplinarios.

Las competencias se han convertido en un posible puente sobre las aguas turbulentas que circundan la compleja relación entre la educación y el cambiante mundo laboral. La competencia es una unidad que permite el encuentro y el diálogo de los elementos descriptos, dado que permite llevar la vida cotidiana al aula y ésta a la realidad habitual.

La competencia es inseparable de la acción pero exige conocimiento; exige aplicación de conocimientos en circunstancias críticas.29

Las competencias articulan saberes de distintos orígenes, se construyen en la práctica social, en procesos dialógicos, y son flexibles, más que productos terminados; quizá sean cartas de navegación o procesos de habilitación.

Chomsky hablaba desde mediados de los sesentas de competencias comunicativas, (En su artículo Aspects de Theory of Syntax, publicado en 1965). Incluso algunas propuestas en el terreno educativo hablaban de competencias desde las décadas de 1970 y 1980. Para Argudín, la competencia vista desde el mundo de la educación: “una convergencia de los comportamientos sociales, afectivos y las habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras, que permiten llevar a cabo un papel, un desempeño, una actividad o una tarea”.30

6.2.- Concepto

El concepto se puede entender desde tres acepciones: la que refiere a la competitividad en cuanto a ser mejor que los demás; la que se relaciona con un ámbito de responsabilidad y la que nos ocupa que se vincula con la capacidad para hacer algo, saber cómo, por qué y para qué se hace, de tal manera que pueda ser transferible. Ser competente es saber hacer y saber actuar entendiendo lo que se hace, comprendiendo cómo se actúa, asumiendo de manera responsable las implicaciones y consecuencias de las acciones realizadas y transformando los contextos a favor del bienestar humano.

Las instituciones educativas que han adoptado el enfoque de competencias proponen sus propias definiciones; por ejemplo, La Facultad de Estudios Superiores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Iztacala, considera que la competencia es: “una construcción social compuesta de aprendizajes significativos en donde se combinan atributos tales como conocimientos, actitudes, valores y habilidades, con las tareas que se tienen que desempeñar en determinadas situaciones”.

Malpica Jiménez destaca dos elementos comunes en toda definición de competencia: el desempeño, como la expresión de los recursos puestos en juego para el desarrollo de una actividad en la que se usa lo que se sabe, y las situaciones en las que dicho desempeño es relevante, pertinente y oportuno.31

Entonces, la competencia es: una interacción reflexiva y funcional de saberes, cognitivos, procedimentales, actitudinales y metacognitivos, enmarcada en principios valorales, que genera evidencias articuladas y potencia actuaciones transferibles a distintos contextos apoyadas en conocimiento situacional, identificados a través de evidencias transformadoras de la realidad.

La UNESCO define competencia como: “el conjunto de comportamientos socioafectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente un desempeño, una función, una actividad o una tarea”.32

Por su parte, ANUIES define la educación basada en competencias de la siguiente manera: “se fundamente en un currículum apoyado en las competencias de manera integral y en la resolución de problemas. Utiliza recursos que simulen la vida real: análisis y resolución de problemas, que aborda de manera integral; trabajo cooperativo o por equipos, favorecido por tutorías”.33


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