BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FORMACIÓN POR COMPETENCIAS DEL DOCENTE DE CATEGORÍA SUPERIOR DE LA UNIVERSIDAD DE CIENFUEGOS PARA LA GESTIÓN DE PROYECTOS DE INTERNACIONALIZACIÓN

Dayni D. Díaz Mederos



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1.2. La Gestión de Proyectos Internacionales y su importancia para el desarrollo científico técnico en las Instituciones de Educación Superior.

En este epígrafe, se hace referencia a las diferentes concepciones de proyecto, así como a sus clasificaciones e importancia para mejorar los problemas presentes en nuestra realidad y su impacto en el desarrollo científico y tecnológico de las IES. Se exponen los fundamentos y características de la elaboración de proyectos, haciendo énfasis en las particularidades de estos cuando se dedican a la cooperación internacional de las instituciones universitarias. Se hacen referencias generales, aplicables a cualquier tipo de proyecto en dependencia de su clasificación.

1.2.1. Conceptos y clasificaciones de proyectos: Aspectos generales.

Una de las representaciones generales sobre el concepto de proyecto más citadas, es la de Cleland y King (1990): “Un proyecto es un esfuerzo complejo para alcanzar un objetivo específico, respetando unos plazos y un presupuesto, que, típicamente, supera fronteras organizativas, es único y en general no repetitivo en la organización”. El autor denomina “organización” a la institución que presenta el proyecto.

El aporte de esta definición consiste, en que deja claro, que los proyectos se diferencian de las operaciones corrientes de una organización.

Para otro experto, un proyecto es: “La concreción de objetivos visualizados de cara al futuro para resolver situaciones que enfrentan los entornos en que se desenvuelven o desempeñan, que permitan un salto cualitativo en la situación real bajo estudio para alcanzar un estadío superior (Virgil, 2001)”.

La noción anterior deviene en una reflexión interesante, pero no lo enmarca en el contexto de la cooperación internacional, donde esta palabra ha en¬contrado una de sus más acabadas acepciones, al considerar el proyecto de cooperación internacional, como un método sistémico de búsqueda de alternativas, sobre todo en la comunidad universitaria.

Por su parte, (Quintero, 2008) lo entiende como: “una herramienta donde se combinan metas, objetivos deseados por personas para insertarse en el mundo desarrollado buscando un respaldo científico y logístico y que tiene una duración determinada”.

La autora entiende que al considerarlo una herramienta aislada, no se constituye con un enfoque sistémico y no tiene en cuenta los beneficios que el proyecto como sistema, representa para el contexto donde se desarrolla, el cual constituye un suprasistema.

En los conceptos anteriores de proyecto, se toman en cuenta aspectos generales e importantes de estos, pero dado el hecho de que la presente investigación se centra en su dimensión internacional, se considera oportuno abordar el referido contexto de manera específica. Así entonces, otra concepción que no debe obviarse, por lo que aportan sus elementos, es la emitida por Fundora y Rodríguez (2009) que entiende el proyecto internacional como: “Acción cooperada y coordinada entre el donante y el receptor de la cooperación, planificada en un tiempo determinado, con un presupuesto dado y con la participación de los propios beneficiarios de esa cooperación”.

La autora considera que referirse a los involucrados en un proyecto internacional como donantes y beneficiarios, no toma en cuenta otros beneficios (intangibles) que pueden obtenerse de ambas partes (Intercambio científico, cultural, impacto social y otros).

Por su parte, Ameneiros, J; Oten, L y Trujillo, M. (2010) plantean que: “Un proyecto internacional es una acción cooperativa y colectiva llevada a efecto por profesionales que provienen de culturas diversas y que precisa de competencias tanto profesionales como interculturales. No se trata de sumar conocimientos, sino de mostrar comportamiento holístico y autorregulado”.

Este concepto implica que los miembros de un equipo de proyecto internacional se enfrentan a este tipo de tareas trayendo consigo el equipaje intelectual que han conformado por la enseñanza y la vida, con conocimientos, cultura y tradiciones, que son la esencia de la misión de las universidades y que por tanto, la autora comparte totalmente.

En la gestión de proyectos internacionales, las diferencias entre sus participantes son inevitables, incluso inicialmente pueden comportarse como barreras que deben superarse en virtud del enriquecimiento mutuo, de las propias culturas y tradiciones. Para ello, respeto y comprensión serían palabras fundamentales a tener en cuenta.

De igual manera, resulta valioso mencionar que cualquier intervención de este tipo tiene las siguientes características: recursos materiales, humanos y financieros, objetivos, resultados, acción, tiempo y gestión.

En el año 2000 el Project Management Institute (PMI) definió La Gestión de Proyectos como: “Arte de dirigir y coordinar los recursos humanos y materiales a lo largo del ciclo de vida del proyecto mediante el uso y la aplicación de conocimientos, aptitudes, herramientas y técnicas a las actividades del proyecto, para conseguir los objetivos prefijados de alcance, costo, plazo y calidad encaminados a satisfacer las necesidades y expectativas de una organización.”

La anterior definición, tiene el mérito de hacer énfasis en las responsabilidades y obligaciones que tienen las partes involucradas, cuando se desarrolla un proyecto.

Uno de los primeros pasos en la historia de la gestión de proyectos fue otorgarles una clasificación, aspecto que se ha abordado desde varias aristas, tanto a nivel internacional como en el contexto cubano (Heredia, 1997; Virgil, 2001, Polainos, 2006; Fundora y Coppola, 2009 y otros).

Existe un consenso en la bibliografía en cuanto a que, cuando un problema se relaciona con el marco de financiamiento de una agencia internacional cualquiera, entonces es un proyecto de cooperación internacional. Cuando esa cooperación se realiza en el marco de una intención de contribuir al desarrollo económico de un país, una región, una comunidad, es Cooperación al Desarrollo.

A pesar de la diversidad de clasificaciones, las mismas resultan útiles en la comprensión de esta actividad, y por eso, se hará referencia a algunas de ellas por la contribución que ofrecen a la gestión de proyectos internacionales en la comunidad universitaria, entre ellas se pueden apreciar la existencia de:

Proyectos sociales: Tienen como objetivo principal, mejorar la capacidad de acción y reacción de los individuos y comunidades participantes. Ganan relevancia en la medida en que se reconozca que el cambio continuo y la heterogeneidad, son características inherentes al contexto de cualquier comunidad.

Proyectos productivos: Tienen como fin instalar y operar una capacidad transformadora de insumos con el fin de producir bienes con destino a atender necesidades de consumo. Dependen de la existencia de una demanda real en el mercado con la suficiente capacidad de comprar para permitir una rentabilidad mínima al capital comprometido por los inversionistas del mismo.

Proyectos de infraestructura: Tienen como propósito fundamental crear condiciones promotoras del desarrollo económico. El producto del proyecto sirve de instrumento para que las comunidades desencadenen actividades productivas que mejoren sus ingresos y condiciones de vida. Tienen como fin responder a las necesidades y aspiraciones de la comunidad. Son un complemento que suma beneficios para el logro de un propósito más amplio, el cual debe estar centrado en el desarrollo humano.

Proyectos educativos: Cualquier tipo de proyecto puede y debe tener un carácter educativo. Capacitan e instruyen a quienes participan en el análisis e interpretación de las diferentes variables que intervienen en la solución de los problemas abordados.

Proyectos de investigación científica: En correspondencia con el carácter de la investigación: a).-Persiguen obtener nuevos conocimientos o el desarrollo del sistema de conocimientos acumulados (investigaciones básicas o fundamentales); b).-Materializan resultados obtenidos en proyectos de investigaciones básicas (investigación aplicadas); c).-Utilizan resultados de las investigaciones aplicadas, para la creación de modelos experimentales, técnicas y tecnologías (Estudios).

Luego de este análisis, queda claro que los proyectos de cooperación internacional, marcan el paso en la gestión del financiamiento (UNESCO, 2009), pero para el caso de las IES y ante los retos y oportunidades que enfrenta hoy la Internacionalización de la Educación Superior (INES), en tal sentido la autora considera pertinente añadir la clasificación de:

Proyectos de Internacionalización del Desarrollo Científico-Técnico (PIDCT): “Una acción internacional para cooperar y colaborar en el campo de la ciencia y la técnica, para la obtención o el fortalecimiento de nuevos conocimientos en un área del saber o varias, que permite la obtención de éstos a través de la integración de los profesionales involucrados”.

La nueva clasificación implica un trabajo en equipo que busque impactar los procesos sustantivos universitarios para alcanzar estándares cualitativamente superiores, contribuir a la formación de formadores para que lleven a sus comunidades los conocimientos, habilidades, competencias y otros elementos importantes aprendidos en el proyecto.

Para este fin, es conveniente considerar la siguiente premisa: “No es suficiente proporcionar a las personas cantidades mínimas de bienes y servicios, además de esto es fundamental propiciar en ellos el desarrollo de esas competencias para que puedan usarlas en función de metas y aspiraciones tanto individuales como de la organización.” (Fundora y Rodríguez, 2009).

En esencia, se trata de que a través de la formulación y ejecución de estos proyectos, no se continúe replicando la intervención externa a la comunidad en forma constante y perenne, sino que sean sustentables y duraderas en el tiempo. En lo posible, se trata de orientar las acciones hacia el desarrollo de competencias para la autogestión y para que se apoderen de los conocimientos en forma individual, de grupos o de comunidades participantes. Por eso, es preciso comprender la tenencia o el acceso a los recursos como medios y no como fines en sí mismos. La idea del desarrollo social es la creación de capacidades en la sociedad y la formación en tal sentido, de los colectivos comunitarios en las universidades. Se trata de planificar, ejecutar, evaluar y controlar estos proyectos como parte de una estrategia de Gestión de Internacionalización, para un desarrollo integrado hacia dentro de la institución. (Fig. 1 del Anexo 1)

Lo anterior también puede aplicarse en el Ciclo de Gestión de Proyectos (CGP), herramienta esencial para la eficiencia de los PIDCT, ya que este ciclo permite cumplir un conjunto de fases, desde la organización de la información para elaborar el proyecto, hasta la evaluación de los resultados y su impacto en los beneficiarios y, como ciclo, todo vuelve a comenzar de nuevo, pero en un nivel superior, o sea, en una espiral de desarrollo. Ese logro no puede alcanzarse en un tiempo infinito y con recursos infinitos, por lo que deben tenerse en cuenta las limitaciones que esto impone y su realización en unas condiciones geográficas, económicas, sociales y culturales determinadas, por lo que el contexto global deberá ser considerado al elaborarse.

“Este Ciclo de Gestión de Proyectos ha sido establecido como resultado de la práctica de muchas instituciones y personas. Instituciones como la Comisión Europea lo adoptó en 1992” (Fundora y Rodríguez, 2009). Su adopción se debió al éxito que había demostrado su uso práctico en diferentes acciones por compañías productivas, organismos internacionales y otras instituciones. En el año 2001 se hicieron importantes modificaciones a los esquemas empleados en la preparación de proyectos y esas modificaciones se mantienen vigentes en la actualidad.

Existe un consenso en la bibliografía revisada que plantea que el CGP aúna los principios de gestión y de ayuda, con las herramientas y técnicas analíticas y los aplica en el proceso estructurado de toma de decisiones del ciclo para fomentar que:

• Los proyectos se conformen y contribuyan a los objetivos generales más amplios que se hayan propuesto, y que se definirán por la agencia financiadora a la que se presente el proyecto, o a las instituciones globales que apoyan el proyecto (gobierno, empresa privada, agencia financiadora).

• Qué los proyectos sean pertinentes respecto a la estrategia convenida en el equipo y con la institución que financia y a los problemas reales de los grupos metas/ beneficiarios.

• Qué los proyectos sean factibles.

En la práctica, la duración y la importancia de cada fase del ciclo varían según los proyectos. No obstante, la metodología permanece igual para todos y la misma consta de varias fases a las que debe dársele un estricto cumplimiento. En ellas, se deben hacer coincidir la lógica de la planificación, la organización y las necesidades de los beneficiarios del proyecto. En esta etapa se realiza trabajo de gestión, búsqueda de apoyos e influencias en las instituciones a las que se pretende presentar el proyecto y se trabaja en forma colectiva para realizar las modificaciones que se acuerden con los financistas. Se pretende que ese proceso de negociación sea en un intervalo de tiempo mínimo. Por ello se requiere que, antes de presentar el proyecto a la parte financiadora, se haya estudiado profundamente la información que se tenga de la misma, sus intereses y los proyectos recientes que estén desarrollando, para valorar las posibilidades que se tienen en la negociación.

Al final de la negociación, se produce la aprobación del financiamiento, que conlleva a concluir con las etapas definitorias y el comienzo de la ejecución. Ese es el momento más importante, porque se ha materializado la idea que se concibe, se pondrán en tensión las capacidades organizativas, movilizativas y persuasivas, para alcanzar los objetivos propuestos, minimizando las dificultades que surjan en el proceso de ejecución del proyecto.


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