BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FORMACIÓN POR COMPETENCIAS DEL DOCENTE DE CATEGORÍA SUPERIOR DE LA UNIVERSIDAD DE CIENFUEGOS PARA LA GESTIÓN DE PROYECTOS DE INTERNACIONALIZACIÓN

Dayni D. Díaz Mederos



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Capítulo I: Marco teórico conceptual de la temática objeto de investigación

En el presente capitulo, a partir de supuestos teóricos, se abordan aspectos relacionados con los conceptos existentes en la bibliografía revisada referidos al enfoque basado en competencias, conceptos y clasificaciones de las mismas, los elementos que conforman la gestión de proyectos y las especificidades de los proyectos internacionales en la ES, así como los elementos esenciales que sustentan la elaboración de un Programa de Formación por competencias para este fin. Se finaliza el capítulo arribando a conclusiones parciales sobre el estudio documental.

1.1 El Enfoque Basado en Competencias

1.1.1 Análisis Conceptual.

Los paradigmas que tienen una incidencia directa en el campo de la Dirección Estratégica en la gestión moderna, utilizan el Enfoque Basado en las Competencias (EBC). Según (Trischler, W. E., 2003), se define como: “La forma de gestión, la integración de los individuos en las organizaciones, el desempeño del trabajo y su dinamismo, y que por consiguiente inciden directamente en el desarrollo del factor humano y del enfoque estratégico del mismo en la gerencia moderna”.

Este enfoque proporciona una línea de razonamiento adecuada para abordar el diagnóstico del ambiente interno de la organización, ya que explica las diferencias existentes entre los resultados en la pertinencia y calidad de las organizaciones. El mismo permite, por consiguiente, hacer visible el estado actual de conocimientos, habilidades y modos de actuación de las organizaciones y, a su vez, identificar las posibles ventajas en un entorno cada vez más dinámico y complejo.

Es por ello que este enfoque se consolida actualmente como una alternativa atractiva para impulsar la formación, en una dirección que armonice las necesidades de las personas, las instituciones y la sociedad en general. Dibuja un nuevo paradigma en la relación entre los sistemas educativo y técnico-productivo, que como tendencia mundial transita del ámbito empresarial a otros contextos, incluyendo las IES, ya que, permite disminuir la brecha entre lo educativo y lo laboral e incrementa los vínculos entre la titulación y la superación que promueven las estrategias de gestión universitaria.

La formación es un tronco generador de estrategias sociales y de desarrollo y por ello, constituye la mayor inversión de cualquier país. Los sistemas educativos, en su función transformadora, deben por tanto, centrarse en una cultura institucional; donde el aprendizaje continuo de valores, capacidades, destrezas y competencias de sus profesionales, constituyan el nexo vinculante entre la institución y la sociedad. De esta manera, las experiencias en/con el contexto internacional, devienen en herramientas útiles para la construcción de importantes aportaciones en nuestro entorno particular para la construcción de espacios propios que conlleven a un desarrollo superior.

Así, (Martens, 1997) conceptualiza la competencia como: “… la capacidad de un sujeto para realizar una tarea que exige activar una serie de recursos que se manifiestan en su comportamiento”. Este enfoque plasma un balance entre las necesidades de los profesores, de las instituciones y, en general, de la realidad, por lo que para algunos autores (Rojas, 2006; Juanes, 2008), representa un enfoque integrador de capacidades y recursos.

Partiendo de otros análisis, las competencias son consideradas equivalentes al saber (asociado con el conocimiento), al poder hacer y al saber hacer (vinculados a las capacidades), al saber para qué hacerlo, querer saber y hacer, al cual podría agregarse el saber ser (relacionado con los valores). (Guédez, 2002)

Desde esta proyección, constituyen una sumatoria de acciones encaminadas a entender que las competencias no son algo que se aprende de una vez y tiene una eterna duración, sino que constituyen procesos que buscan la excelencia, a partir de avances paulatinos.

Sin embargo, la autora considera que el término no debe constituir solo una asociación a un conjunto de saberes, habilidades, valores y modos de actuación de un individuo u organización, sino un sistema que integre todos estos elementos, respetando sus particularidades. Debemos agregar, que solo puede lograrse esta interrelación e integración, a través de un proceso de continuo progreso y adaptación, durante toda la vida profesional del individuo y de una organización.

Lograr una conceptualización uniforme sobre el término “competencias”, resulta complejo, ya que se ha asumido desde diversas aristas, teniendo en cuenta factores institucionales, psicológicos, pedagógicos, laborales, sociales y otros, por lo cual, diversos autores han ofrecido disímiles clasificaciones de competencias, presentando similitudes y diferencias entre sí. De manera específica, el mayor aporte en este sentido ha versado alrededor de las competencias laborales (engloban las profesionales).

De tal forma, el número de competencias existentes puede ser muy amplio, por lo que para el fin de la presente investigación, la autora tomará en cuenta aquellas concepciones que, desde cualquiera de estas aristas, pero especialmente de la laboral, constituyen un aporte para la formación en la educación superior.

Para el Consejo de Normalización y Certificación de Competencias Laborales (CONOCER), España se entiende como: “Capacidad productiva de un individuo que se define y mide en términos de desempeño en un determinado contexto laboral, y no solamente de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes; estas son necesarias pero no suficientes por sí mismas para un desempeño efectivo”.

En el caso del Instituto Nacional de Empleo (INEM), España: “Las competencias profesionales definen el ejercicio eficaz de las capacidades que permiten el desempeño de una ocupación, respecto a los niveles requeridos en el empleo. Es algo más que el conocimiento técnico que hace referencia al saber y al saber hacer”. En este caso, también se enfatiza en el saber ser.

Por su parte, (Gonczi, Athanasou, 1996) plantean que: “La competencia se concibe como una compleja estructura de atributos necesarios para el desempeño de situaciones específicas”.

En el Reino Unido, el National Council for Vocational Qualifications (NCVQ) adopta la siguiente concepción: “La competencia laboral se identifica en las normas a través de la definición de elementos de competencia (logros laborales que un trabajador es capaz de conseguir), criterios de desempeño (definiciones acerca de la calidad), el campo de aplicación y los conocimientos requeridos”.

El concepto anterior incluye la capacidad de transferir las destrezas a nuevas situaciones dentro del área profesional y, más allá, a profesiones afines. “Esta flexibilidad suele implicar un nivel de destrezas y conocimientos mayor de lo habitual incluso entre los trabajadores con experiencia” (Movement for Social Competences, 1985).

“La persona que es competente puede proporcionar evidencia, es decir, mostrar la posesión individual de un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que le permiten contar con una base para el desempeño eficaz de una función productiva.” (Barrios, 2000).

Los planteamientos anteriores, insertados en el ámbito de la educación superior, proporcionan un enfoque que se centra en la necesidad de satisfacer las expectativas individuales de los recursos humanos en estos centros, así como las del contexto en el cual desarrollarán su actuación como profesionales más específicamente, de manera paulatina y visualizando sus potencialidades.

La autora está de acuerdo, en parte, con algunos elementos desde las diferentes aristas que se ofrecen, pero entiende que debe sustituirse el término conjunto por sistema, y debe tener en cuenta el entorno de los profesionales que se desempeñan en la Educación Superior, por lo que se adscribe a la conceptualización ofrecida por Alpízar (2004) que asume la competencia como: “Un sistema estructural complejo e integrado de conocimientos, capacidades, actitudes, habilidades y destrezas para lograr un desempeño óptimo de un individuo o una organización en un contexto específico”.

Mediante una extensa revisión bibliográfica, se aprecia que el concepto de Competencia Laboral, viene marcando la orientación de las iniciativas y procesos de cambios estratégicos, que durante la última década están poniendo en marcha distintos países. En tal sentido, Juanes (2008) plantea que estas iniciativas y procesos de cambio giran en torno a cuatro ejes de actuación: “el acercamiento entre el mundo laboral y la educación/formación; la adecuación de los trabajadores a los cambios en la tecnología y en la organización social de la producción y el trabajo; la renovación de las entidades de educación/formación, de los equipos docentes/instructores, y de la propia oferta educativa/formativa; así como, de las modalidades de adquisición y reconocimiento de las calificaciones.” La autora está de acuerdo, pero considera que, en la actualidad, las IES deben enfocarse, además, hacia un quinto eje de actuación: El aprovechamiento de las oportunidades que ofrecen los diversos programas de internacionalización.

Lo anterior se evidencia de forma más explícita en las clasificaciones de las competencias que ofrecen varios autores.


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