BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ANALISIS Y EVALUACIÒN DE LAS POLITICAS LABORALES Y SOCIALES EN APOYO DE LOS DISCAPACITADOS EN MEXICO

Genaro Sanchez Barajas y alumnos




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III.7.- DISCAPACIDAD Y EDUCACIÓN

La educación en México ha progresado de manera significativa en los últimos 50 años; sin embargo, en el caso de los discapacitados la situación es un tanto diferente, ya que según datos del Censo de Población y Vivienda del 2000, el porcentaje de personas con discapacidad entre 6 y 14 años que asistía a la escuela en el momento de la entrevista era similar al porcentaje de la población sin discapacidad, los cuales oscilaban entre un 60 y 65 % (tabla 6 del anexo estadístico); sin embargo, este porcentaje se ve disminuido de manera significativa en el intervalo de 15 a 19 años, ya que es de apenas el 30% de la población con discapacidad que se encuentra en este intervalo. Por otra parte según la Grafica 17 se ve que en tanto el 90 % de la población general asistió a la escuela cuando fue entrevistada, lo hizo el 60% de la población sin discapacidad.

En lo que se refiere al promedio de escolaridad es interesante mencionar el grado de escolaridad de estos mexicanos; al respecto, el cuadro VII muestra que el promedio de escolaridad de ellos fue 3.8 años, que los hombres tenían un promedio de 4.2 años y las mujeres 3.4, corroborando la inequidad de oportunidades de un sexo con respecto a otro.

También cabe señalar que la diferencia entre los porcentajes de hombres y mujeres con discapacidad que asisten a la escuela es mínima, ya que se observo que en todos los rangos de edades estudiadas los porcentajes son muy similares entre sí, esto último nos hace suponer que las oportunidades de educación para mujeres y hombres discapacitados en México son iguales para los dos grupos; (Grafica 18) no obstante, esto no significa que la educación para los discapacitados sea apropiada, si tomamos en cuenta que el promedio de escolaridad de la población de 15 años y mas con discapacidad es de 3.8, este promedio es realmente bajo y nos hace suponer que si bien las oportunidades existen, no están teniendo el alcance que se esperaría tener en las personas con discapacidad (Grafica 19).

Otro factor interesante del XII censo General de Población y Vivienda 2000, es el porcentaje de personas discapacitadas que no saben leer ni escribir, es decir analfabetas; y es aquí donde se ve una amplia diferencia porcentual, ya que mientras las personas con discapacidad presentan un 32.8%, la población total del país muestra un porcentaje de 9.5%, esto nos sugiere que la población con discapacidad a pesar de tener oportunidades, no siempre puede acceder a ellas, lo cual nos hace pensar que en materia educativa los discapacitados se encuentran en una clara desventaja. (Grafica 20), también es necesario decir que el estado de México presenta el mayor número de discapacitados entre 6 y 14 años que no sabe leer ni escribir (Tabla 4 del anexo estadístico)

III.7.1.- EDUCACIÓN Y DISCRIMINACIÓN

Ahora bien, las personas discapacitadas son susceptibles a no poder encajar en la educación regular, es por ello que existe la educación especial, la cual está dentro un marco legal bien definido en la Ley General de Educación en 1993, cuya transcendencia de esta ley la podemos resumir de la siguiente manera:

“La educación especial está destinada a individuos con discapacidades transitorias o definitivas, así como a aquellos con aptitudes sobresalientes. Atenderá a los educandos de manera adecuada a sus propias condiciones, con equidad social. Tratándose de menores de edad con discapacidades, esta educación propiciará su integración a los planteles de educación básica regular, mediante la aplicación de métodos, técnicas y materiales específicos. Para quienes no logren esa integración, esta educación procurará la satisfacción de necesidades básicas de aprendizaje para la autónoma convivencia social y productiva, para lo cual se elaborarán programas y materiales de apoyo didácticos necesarios. Esta educación incluye orientación a los padres o tutores, así como también a los maestros y personal de escuelas de educación básica regular que integren a alumnos con necesidades especiales de educación”(PRONADIS 2009).

Es por ello que la educación especial es una buena opción para el desarrollo integral de la población con discapacidad, dado que las personas discapacitadas en muchas ocasiones son objeto de discriminación y exclusión en las escuelas regulares, esto confirma con los resultados de la “Primera encuesta de exclusión, intolerancia y violencia en las escuelas de educación media superior.” (Grafica 21)

Sin embargo, se puede observar que en la ley de educación de 1993, en consonancia con el “Acuerdo nacional para la modernización de la educación básica” y con la reforma del artículo 3º constitucional, la educación especial es reorientada a no solo ser la segunda opción o substituto de educación para las personas discapacitadas; sino que estas instituciones deberán ser capaces, en el mejor de los casos, de lograr integrar a esta población a la educación básica regular y ofrecerles las herramientas necesarias para poder desarrollarse de la mejor manera posible en la vida cotidiana; entonces hay algo que no encaja y es digno de analizar ¿porqué se da la exclusión de las personas discapacitadas en la educación media superior? Se hace esta pregunta, porque se supone que las instituciones de educación básica tanto regular como especial tienen la obligación por ley de integrar a estas personas de manera adecuada y sin ser discriminadas en un futuro, el cual puede ser la misma educación media superior; tal vez, esta sea una de las causas de por qué hay un alto índice de deserción escolar de las personas discapacitadas a partir de los 15 años en adelante; la discriminación.

Ahora bien, no es justo solo criticar y decir que las cosas no están bien, también tenemos que reconocer las virtudes y los alcances que la educación especial en México ha logrado; lo anterior lo podemos observar en la grafica 22 y en el cuadro VIII, pero sobre todo en la descripción que el PRONADIS 2009-2012 realiza de las instituciones de educación especial:

“Actualmente la educación especial comprende los siguientes tipos de servicios: Centros de Atención Múltiple (CAM), Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER), Centros de Apoyo para la Educación Preescolar (CAPEP), Unidades de Orientación al Público (UOP) y los Centros de Recursos e Información para la Integración Educativa (CRIE).

Los CAM proporcionan educación inicial y básica (preescolar y primaria), así como formación para el trabajo, a la población escolar con discapacidad y con necesidades educativas especiales. La atención en estos centros es de carácter transitorio, dado que el propósito es integrar a los alumnos a escuelas regulares o al ámbito laboral competitivo. En este tipo de centros se realizan actividades que faciliten a los niños su desarrollo cognitivo, psicomotor, lingüístico y personal. Asimismo, se brinda apoyo psicológico y de orientación educativa a los padres de familia, para involucrarlos en el proceso de enseñanza‐ aprendizaje de sus hijos.

Los CAPEP tienen como objetivo ofrecer respuestas y brindar alternativas psicoeducativas, a alumnos de los jardines de niños que demandan recursos técnicos, humanos y materiales adicionales y/o diferentes, para acceder a los aprendizajes curriculares de la educación preescolar.

Entre 2000 y 2006, la población con discapacidad atendida en servicios de educación especial se incrementó casi 27 por ciento, pasando de 95,702 a 121,345 personas. De manera similar, el número de escuelas de educación especial, centros de atención y unidades de servicio que ofrecen apoyo a la educación regular aumentó de 3,575 a 4,568, lo que representa un crecimiento del 28 por ciento en el periodo (Gráfica 22 y Cuadro VIII).

En 2002 se puso en marcha el Programa Nacional de Fortalecimiento de la Educación Especial y de la Integración Educativa, iniciativa en la que participan diversos sectores: autoridades educativas federales y estatales, profesionales de la educación especial, personal docente y directivo de la educación básica y organizaciones de la sociedad civil, así como investigadores que se ocupan de este campo. Con este programa se clarificó la ruta a seguir para lograr una cultura de integración y la constitución de una sociedad incluyente donde todos los ciudadanos, hombres y mujeres, tengan las mismas oportunidades de acceder a una vida digna.” (PRONADIS 2009-2012).

En la referencia numérica anterior podemos observar, que si bien existe una gama de servicios educativos especiales en la cual las necesidades de las personas con discapacidad son atendidas, estas no son suficientes, se necesita que estas instituciones presenten un crecimiento a lo largo y ancho del país, pero sobre todo se necesita que exista un desarrollo, tal que podría ser el trabajo conjunto con las escuelas de educación regular donde las personas discapacitadas pretenden ser integradas; este trabajo no es fácil, pero necesario.


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