BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ACCIONES COMUNITARIAS PARA FAVORECER LA PREPARACIÓN DE LA FAMILIA EN EL DESARROLLO DE LA GIMNASIA CON EL NIÑO DE CUATRO Y CINCO AÑOS EN LAS CONDICIONES DEL HOGAR

Nelson Lorenzo Labrada Aguirre



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1.3.- Particularidades del desarrollo motriz de la niña y el niño de cuatro y cinco años.

Antes de hacer la valoración de las características de las niñas y niños de cuatro y cinco años, hay que tener presente el proceso que sucede desde su nacimiento para una verdadera interpretación por parte de la familia de las cualidades motoras de cada etapa de vida.

La mayor parte de los estudios realizados sobre el desarrollo motor de la niña y el niño han tenido naturaleza descriptiva y han proporcionado información sobre sus características en las diferentes edades. Conocer las particularidades del desarrollo motor de la niña y el niño en cada grupo de edad constituye un importante indicador que facilita tanto a los educadores como a la familia una guía para la acción educativa. Con esta información se puede influir positivamente en el pequeño, promoviendo las condiciones idóneas para su desarrollo.

La etapa preescolar se caracteriza por grandes cambios en el desarrollo motor. Es la etapa de la adquisición de las habilidades motrices básicas: caminar, correr, saltar, escalar, trepar, cuadrupedia, reptación, lanzar y capturar.

La motricidad de la niña y el niño, refleja todos sus movimientos y determina el comportamiento motor, manifestada por medio de las habilidades motrices básicas señaladas anteriormente.

Las observaciones del movimiento humano demuestran que un movimiento surge sobre la base de otro, por ejemplo, el niño corre después de haber caminado. La secuencia que aparece al observar el desarrollo motor en el primer año de vida: giros, gatear, sentarse, pararse con y sin apoyo y comenzar a caminar, refleja que en cada etapa de la vida del niño los movimientos aumentan en cantidad y calidad.

A partir de los doce meses, gracias al dominio de la marcha, los movimientos del niño se desarrollan de una forma más activa e independiente. En la etapa entre los uno y dos años, es donde los niños adquieren las habilidades primarias mediante las cuales los pequeños realmente “iniciarán” el largo camino en la educación del movimiento.

En las edades entre dos y tres años el niño incorpora formas de movimiento más complejas. En este grupo de edad se observa un salto cuantitativo en las acciones motrices, por lo que esta etapa de la vida es llamada de gran “explosión física”.

En las edades de tres, cuatro y cinco años, los niños realizan los movimientos con una mayor orientación espacio – temporal. Se expresan corporalmente realizando diversas y variadas acciones con su cuerpo, tanto de forma individual como combinándolas en pequeños grupos.

En este grupo de edad son capaces de organizar su actividad motriz, construyendo con los objetos y recursos que disponen y posteriormente ejecutan la tarea motriz utilizando estas construcciones, y además, enriquecen sus movimientos por iniciativa propia.

En esta etapa fundamentalmente en los cinco años, los niños dominan todas las acciones motrices fundamentales y debido a esto tratan de realizar cualquier tarea motriz sin considerar sus posibilidades reales.

Comienzan a diferenciar los diferentes tipos de movimientos y demuestran interés por los resultados de sus acciones motrices, observándose un marcado deseo de realizarlas correctamente.

Es importante entonces a partir de estar características generales llegar a lo más especifico en este sentido.

Según estudios realizados (C. González, 1995), el desarrollo motor de la niña y el niño de cuatro y cinco años evoluciona de la siguiente forma:

En la edad de cuatro años ya se desplazan caminando, corriendo y saltando en diferentes direcciones. El desarrollo de la orientación espacial mayormente lo demuestran al lanzar de diferentes formas y hacia diferentes puntos de referencia.

En este grupo, ya comienzan a atrapar con las dos manos, la pelota que le lanzan rodando y también intentos por capturar la pelota que le lanzan a corta distancia ya que lo realizan con ayuda de todo el pecho.

La acción de rodar la pelota se ejecuta con mejor dirección no sólo por el piso, sino también por encima de bancos. Los lanzamientos se realizan con mayor variedad e inician el golpeo de la pelota con un pie.

La carrera la realizan combinadamente: corren y caminan, corren y golpean o lanzan objetos; y también cambian la dirección al bordear objetos colocados en el piso, si estos se encuentran separados unos de otros.

Además de subir y bajar la escalera con mejor coordinación y continuidad en los movimientos, comienzan a realizar la trepa a un plano vertical. Esta trepa, la ejecutan con el cambio de agarre de las manos, sin lograr todavía el desplazamiento de las piernas.

La reptación, se realiza por el piso con movimientos alternos de brazos y piernas pero aun sin buena coordinación y también, por bancos desde donde se sostienen de sus bordes y con una ligera flexión de los brazos, desplazan todo el cuerpo arrastrándose por el mismo.

Ejecutan la cuadrupedia en cuatro puntos de apoyo (pies y manos) por arriba de bancos y muros pero sin un movimiento continuo, por lo que se ejecuta descoordinadamente. Cuando realizan esta acción por las tablas inclinadas, recurren nuevamente al movimiento antecesor de gateo.

Caminan por tablas en el piso, no solo hacia delante, sino también, hacia atrás y por arriba de bancos y muros; al final de estos saltan hacia abajo.

La mayoría de las niñas y niños cuando saltan de esta forma, caen con poca estabilidad y se observan las piernas extendidas en la caída. También saltan del piso a caer sobre un obstáculo a pequeña altura (tapa del cajón sueco infantil) y aunque sin una carrera de impulso, pasan saltando objetos a 25 cm. de altura del piso.

De cuatro a cinco años se manifiesta la carrera con aumento en la fase de vuelo, mejor ritmo y coordinación, manteniéndose la misma una mayor distancia.

La ejecutan además de bordeando objetos, con cambio en la dirección (al frente, atrás, derecha e izquierda) y combinada con otros movimientos como lanzar y golpear.

Utilizan el espacio y se orientan mejor en el mismo, ejecutando todos los desplazamientos, tanto por el piso, en diferentes direcciones y por arriba de obstáculos. En este caso, se destaca el salto abriendo y cerrando las piernas, lateralmente, pasando cuerdas a pequeñas alturas del piso y saltos desde obstáculos a pequeña altura cayendo con semi-flexión de las piernas.

Trepan por la barra vertical haciendo el desplazamiento de brazos y piernas, pero aún, este movimiento es descoordinado.

En este grupo de edad hay grandes avances en el escalamiento con relación al grupo anterior, pues suben la escalera con movimientos alternos de brazos y piernas en un movimiento continuo con buena coordinación.

Reptan por el piso y también por bancos llevando un brazo al frente y la pierna correspondiente de forma alterna, pero sin coordinación, ya que el movimiento se realiza con pausas.

La cuadrupedia la ejecutan en cuatro puntos de apoyo por encima de bancos y tablas, con movimientos continuos de forma coordinada.

Lanzan y capturan objetos combinadamente, pero para la captura, precisan de la ayuda de todo el cuerpo cuando le lanzan la pelota de aire. Ruedan la pelota por bancos y lanzan con las dos manos desde el pecho hacia diferentes lugares, libremente, sin dirigirla a un punto de referencia y combinan la acción de lanzar y golpear objetos con la carrera, como ya se comentó al inicio de esta edad.

Caminan por tablas y vigas o muros estrechos, no sólo hacia delante, sino también, lateralmente demostrando mayor estabilidad corporal. También se desplazan hacia atrás cuando caminan por tablas colocadas en el piso, manifestándose en esta acción motriz una mayor orientación espacial.

Según lo explicado a partir de los cuatro años las acciones motrices gruesas con participación de la fina (manos, dedos y pies) alcanzan mayor desarrollo (coordinación óculo – mano y óculo – pié) al lanzar, golpear, rodar y conducir la pelota, y más tarde en los cinco años en la captura de la pelota.

Como se ha podido apreciar la conducta motriz del niño varía con la edad, siendo cada vez más compleja. La evolución del desarrollo del niño, desde el nacimiento hasta los seis años, refleja una progresión de las estructuras neuromusculares que hacen posible los movimientos del ser humano.

El conocimiento de cómo ocurren los procesos evolutivos del sujeto constituye, además de lo expresado al inicio, un instrumento necesario para evaluar la conducta humana de una forma efectiva.

La caracterización motriz cuya síntesis fue descrita anteriormente, facilitó conocer los logros motores que alcanzan las niñas y niños en cada año de vida especialmente de cuatro y cinco años. Estos logros constituyen indicadores para valorar el desarrollo de la niña y el niño, cuando finaliza cada grupo de edad.

Para el verdadero desenvolvimiento y desarrollo de las características en las niñas y niños de estas edades es necesario el trabajo que debe desempeñar la familia en la formación integral de sus hijos, por lo que el Ministerio de Educación en su política traza estrategias para el total cumplimiento de las acciones de preparación para la cual fue creado el programa de atención educativa “Educa a tu Hijo”.

De manera concreta, la familia a través de la comunicación directa y mediante el juego, logrará mayor espacio en las relaciones interpersonales de la niña y el niño, logrando un mejor vínculo con el mundo que les rodea y con mayor desenvolvimiento para realizar sus acciones.

Influencia de la actividad física en las niñas y niños de cuatro y cinco años.

La actividad física en estas edades, se caracteriza por la realización de acciones motrices variadas, enriquecida por las propias iniciativas de la niña y el niño, también existe mayor nivel de independencia y participación activa en las actividades, se logra una organización de dicha actividad en armonía con la acción del colectivo.

La actividad física estimula las emociones, sentimientos, las relaciones interpersonales y normas de comportamiento, el conocimiento del mundo de los objetos, las relaciones espaciales, la expresión corporal y fundamentalmente el juego.

Contribuye a mantener estable el estado de ánimo, las relaciones con los demás niñas y niños, así como con los adultos, regula la conducta, estimula a sentirse más útiles, a cooperar con los demás, a valorar la calidad de sus propias acciones y la de los demás, a planificar y organizar sus juegos, a expresar imágenes con movimientos corporales, entre otros.

La actividad física sistemática, se considera higiénica y fisiológica, y su influencia va encaminada a actividades profilácticas y posturales, para compensar las posiciones que se adoptan durante el sueño.

También contribuye a formar hábitos de la práctica de actividades físicas motoras, tan importante para su salud física y mental, en el cumplimiento de las diferentes habilidades como lanzar, atrapar, golpear, caminar, correr, saltar, reptar, cuadrupedia, escalar, trepar entre otras, trabajando a través de estas algunas capacidades como la coordinación, orientación, flexibilidad, equilibrio etc.

En estas edades es donde se sientan las bases para un futuro desarrollo deportivo, desarrollándose la actividad en un ambiente lúdico.


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