BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

VIOLENCIA EJERCIDA A LA MUJER EN LA RELACIÓN DE PAREJA. POLICLÍNICO ROLANDO MONTERREY. ENERO- JUNIO 2009

Mariannys Jiménez Fernández




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CAPÍTULO I. Marco teórico

1.1 Panorámica sobre el fenómeno de la violencia.

Palpamos y sufrimos un mundo donde la violencia se ha convertido en una de las formas más usuales de resolver conflictos entre las personas, desconociendo incluso las consecuencias mediatas e inmediatas que pueden asociarse a ella. Sin olvidarnos que en la actualidad el mundo sigue regido por el sexo masculino, aunque asumen matices diferentes de una sociedad a otra. (Gonzáles, 2008)

Imaginemos que caminamos por nuestro vecindario y de pronto vemos a nuestro vecino pegándole a su mujer. Ella cae al suelo, nuestra primera reacción no se hace esperar: sentimos lástima por ella que físicamente es menos fuerte que él y rechazamos ese acto de cobardía. La segunda reacción: … si le pegó, fue por algo malo que hizo, además debe aprender a respetar a su marido que es quien manda en la casa. Esta es una escena que se ha repetido y sigue repitiéndose constantemente en todos los contextos sociales a través de la historia de la humanidad. Es un problema social que afecta hoy a millones de seres humanos, cuyas principales víctimas suelen ser las mujeres y los niños. La violencia a pesar de no constituir una enfermedad en el sentido tradicional de su comprensión, donde el elemento etiológico biológico desempeña como regla un papel fundamental, en sentido social, constituye un problema de salud y un importante factor de riesgo psicosocial, dada la magnitud del daño, invalidez y muerte provocada, con consecuencias múltiples y diversificadas en el nivel social, psicológico y biológico. (Gonzáles, 2008)

Vivimos en un mundo que aunque ha tratado de aparentar lo contrario, las sociedades están organizadas a partir de estructuras que violentan a los individuos. Esta violencia ha estado históricamente en todos los lugares de la vida pública; en la esfera laboral, con trabajos que muchas veces resultan enajenantes; en las ciudades llenas de consumos y esquizofrenias; en los campos marcados por la soledad y el atraso socioeconómico y cultural; en las escuelas, cunas de diferencias raciales, de clase y género. No es de sorprender que este fenómeno sea un modelo aprendido de diferentes formas por los individuos y se refleje en su vida privada. La más común entre las caras de estos maltratos es la violencia de pareja, siendo esta una forma de someter al otro a las propias exigencias y control: ¨Se trata de una conducta o palabras despectivas, que denigran las opiniones, los valores, los actos de la mujer y atentan contra su integridad psicológica y física; insultos, golpes, observaciones hirientes, críticas permanentes a sus pensamientos o a sus actos; el agresor se comporta como alguien que lo sabe todo, que dice lo que todo el mundo tiene que hacer , que intenta hacer pasar a su mujer por loca, chantajea: utilizando los sentimientos, los hijos, amenazas de represalias, de muerte, de suicidio, de violación, de abandono, de quedarse con la de custodia de los hijos, etc.”.(Gonzáles, 2008)

El maltrato resulta un errado mecanismo de solución de conflictos para muchas personas en tanto permiten una salida rápida en lo que no se precia siempre las consecuencias negativas (sobre todo si se ha hecho frecuente la aceptación por otros de estas conductas) y que además posibilitan el ataque justificado como respuesta a agresiones anteriores. Precisamente estos argumentos, unidos a la oportunidad de exteriorización de emociones que ofrece porque, son las que perpetúan la propia violencia y la hacen cada vez más habitual en nuestro comportamiento. Diversos estudios demuestran que no solo es un fenómeno inherente al subdesarrollo o a costumbres religiosas o tribales, como a veces ciertas naciones poderosas han querido hacer ver. Paradójicamente, aún así constituye imposible dejar de reaccionar de manera violenta ante una situación específica sobre todo en el caso de los hombres; ¿Cómo se explica esto? ¿Por qué actúan así? El problema es realmente complejo y sus raíces se remontan a los inicios de la sociedad patriarcal. Los rasgos patriarcales de la sociedad no solo son ideológicos, existen también en las organizaciones mismas de la sociedad y

de la familia, en su expresión más directa. Al separar las funciones económicas, políticas de la familia, el papel de la mujer se redujo tanto en actividades como en las posibilidades de vincularse a la sociedad. De esta manera quedó cumpliendo las tareas de reproducción y cuidado de los seres humanos, es decir soportando todo el peso del trabajo doméstico. (Gonzáles, 2008)

Los hombres, por su parte, se apropiaron de las labores públicas: la política, la economía, la construcción de todo lo concerniente a los espacios colectivos. Esto le concedió el derecho de gobernabilidad sobre el mundo y sometimiento de las mujeres. Nacía así el poder masculino, asociado a los hombres heterosexuales, rudos, y machistas. Estos derechos ¨divinos¨ otorgados por la naturaleza, sirvieron y aún sirven, para subordinar a las mujeres a lo femenino, considerándolas estereotipadamente débiles, inferiores, incapaces. De esta forma los hombres combinaron su auto concebidos poderes sociales con su fuerza física, superiores biológicamente a las mujeres, para esclavizarlas a su antojo. Como es lógico las primeras manifestaciones de violencia no se hicieron esperar. Este fue y ha sido, por mucho tiempo, un mecanismo de control y de temor utilizado por los hombres para someter a las mujeres.

Las principales manifestaciones de violencia son las que ejercen:

*Los hombres adultos sobre otros hombres adultos.

*Los hombres adultos sobre los ancianos, niños y mujeres.

Precisamente, siendo esta última la que más ha predominado y la más preocupante.

La investigación epidemiológica acerca del problema ha demostrado que existen dos variables que resultan decisivas a la hora de establecer la distribución del poder y, por lo tanto, determina la dirección que adopta la conducta violenta y quiénes son las víctimas más frecuentes a las que se les ocasiona el daño. Las dos variables citadas son “género y edad”. Por lo tanto, como referimos, los grupos de riesgos para la violencia en contextos privados son las mujeres y los niños, definidos culturalmente como los sectores de menos poder. Es por eso que la violencia es entendida como un “Emergente de las relaciones de poder dentro de una familia”. (Gonzáles, 2008)


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