BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

VERACRUZ. POBREZA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

Hilario Barcelata Chávez


 

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5. El desempleo. Medida y tendencias

Una de las formas más claras en que se evidencia el desempeño de una economía es a través de la magnitud del desempleo, en la medida que es una variable altamente sensible a los vaivenes de la producción.

La medida tradicional, aunque no la más efectiva, es la Tasa de Desempleo Abierta (TDA) que se define como la proporción de la Población Económicamente Activa (PEA) que no ha trabajado ni una hora a la semana y que ha buscado trabajo. (Es decir una persona se considera empleada si trabaja, al menos, una hora a la semana)

En Veracruz, en los últimos años, esta tasa ha venido mostrando un estancamiento, ya que mientras en 1999 fue del 2.5%, para 2002 alcanzó un valor de 2.4%, es decir, prácticamente no se movió. Y de hecho, para los años intermedios del período, muestra un comportamiento contradictorio, ya que se reduce en los años de contracción económica y sube en los años de expansión. Esto puede deberse al hecho de que durante las épocas en que la economía estatal no crece, algunas personas dejan de buscar empleo y reducen, tanto el número absoluto de desocupados, como el tamaño de la PEA, por lo que la TDA tiende a disminuir. De igual forma, cuando la economía crece, algunas personas reinician su búsqueda de empleo agrandando con ello el tamaño de la PEA y el número de desocupados, por lo que la tasa de desempleo crece.

Refuerza este argumento el comportamiento de la Tasa de Ocupación Parcial y Desocupación (TOPD1) que considera desocupados a aquellos que no tienen un trabajo, más los que sólo trabajan menos de 15 horas a la semana. Es precisamente, en este rango de personas, en donde entrar y salir de la PEA es muy frecuente y muy fácil, por lo que es muy probable que el comportamiento de estas tasas se explique por las razones antes expuestas.

En general se considera que estas tasas no ofrecen una buena medida del desempleo, precisamente porque toman como empleados a los trabajadores informales, con trabajos que abandonan muy fácilmente por el bajo sueldo y el número reducido de horas que le dedican.

También hay que considerar que el valor de estas tasas está influido por el crecimiento permanente de la PEA como resultado del crecimiento natural de la población, porque cada año ingresan más personas a la edad de trabajo. Esto puede hacer que la tasa de desempleo no baje, e incluso puede hacer que suba, aunque se estén generando más puestos de trabajo, lo cual significa que la economía no crece lo suficiente para acomodar a toda la población trabajadora.

Adicionalmente hay que considerar que la TDA presenta el problema de subestimar de manera muy importante el nivel de desempleo, porque cuenta como empleados aquellas personas subempleadas o con empleos informales, que normalmente no tienen prestaciones y está muy mal pagado. Por ello hay que hacer uso de tasas alternativas, como la segunda Tasa de Ocupación Parcial y Desocupación (TOPD2) que es una mejor medida del desempleo, ya que mide la proporción de la PEA desocupada mas los ocupados que trabajan menos de 35 horas a la semana. Es decir, prácticamente elimina el empleo informal.

Por supuesto, se observa que su valor es sumamente alto: del 23.5% para 1998 y aunque muestra una tendencia a la baja a lo largo del período de análisis, ésta es poco considerable, pues apenas se reduce al 20.1 en 2002.

Estos datos parecen definir un escaso efecto del crecimiento económico sobre el nivel de empleo. De hecho el efecto más importante parece ser la mejora en el nivel de ingreso. Al incorporar al análisis la Tasa de Ingreso Inferior al Mínimo (TIID), que mide la proporción de la PEA ocupada con ingresos menores al mínimo, se puede observar que es la tasa que más cambia, ya que se reduce del 18.5% en 1998 al 12.3% en el 2002. Lo cual hay que entenderlo, no como una caída del desempleo, porque las demás tasas no cambiaron, sino como el hecho de que muchas personas que no ganaban bien mejoraron su posición, sin que aumentaran mucho los empleos.

De hecho, esta mejora se corrobora al observar la magnitud trabajadores registrados en el IMSS, misma que se incrementa, precisamente mientras la TIID disminuye y el resto de las tasas permanecen estancadas. Esto significa que unas personas ya empleadas mejoraron su situación en términos de aumentos de sus ingresos y obtención de prestaciones. Pero, eso no impide que más personas se queden sin empleo, por eso el comportamiento -ya descrito- de las otras tasas (la TDA y la TOPD1 y TOPD2).

En conclusión la dinámica económica ha impedido una expansión amplia del empleo. Si acaso, algunos ya ocupados han conseguido mejores empleos, pero el desempleo persiste aunque no parece crecer al ritmo que se contrae la economía estatal porque muchos al no conseguir empleo, han optado por dejar de buscarlo, lo que refleja la incapacidad del sistema económico estatal para emplear a todos aquellos que buscan un empleo.


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