BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

VERACRUZ. POBREZA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

Hilario Barcelata Chávez


 

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9. Conclusiones

La incapacidad que enfrentan algunas entidades federativas, para mantener un ritmo de crecimiento sostenido, junto con otras que si avanzan de manera firme, evidencia una grave realidad económica: la profunda desigualdad regional, que no se explica, necesariamente, por la desigual dotación de recursos naturales, sino que tiene que ver, más bien, con la forma particular en la que se ha ido transformando la estructura económica de cada uno de los estados. Esto nos lleva al reconocimiento de dos Méxicos: el que crece y el que se estanca; el rico y el pobre; el norte y el sur, el moderno y el caduco.

De este modo, dentro de la estructura económica regional del país, se pueden identificar, por un lado, estados de baja productividad -como Veracruz y todos los del sur del país, por lo menos- que se distinguen por el predominio en ellos de actividades productivas tradicionales, dominadas por formas de organización tradicional y orientadas a la producción de bienes tradicionales; por ejemplo: predominio de actividades agrícolas, en donde la mayor parte de los productores son de subsistencia y se dedican a la producción de maíz, frijol, azúcar, café y con escaso o nulo uso de tecnologías modernas. Productos estos que están poco o nulamente integrados a los círculos comerciales regionales, nacionales o internacionales, porque han dejado de responder a la lógica actual de los mercados.

Son estados donde la mayor parte de la población ocupada se encuentra en sectores de baja productividad y la industria no se ha desarrollado, sino en zonas muy específicas, pero sin generar impactos de integración hacia el resto del estado, ya sea porque no puede generar cadenas productivas con otras empresas, (dada la baja productividad y escasa modernización y diversificación del resto del estado) ya sea porque el sector primario del estado no genera materias primas para la industria regional o alimentos para las zonas urbanas industrializadas.

Son estados en donde el sector servicios se va volviendo predominante, pero esto no es reflejo del desarrollo, por el contrario, evidencia la incapacidad de los sectores productivos (agricultura e industria de baja productividad y lento crecimiento) para absorber la fuerza de trabajo que se refugia en actividades de muy baja productividad, porque se encuentran primordialmente en la economía informal o se trata de micro y pequeña empresas (comerciales primordialmente)

Son, además, estados con bajo equipamiento de infraestructura y escasa formación de capital humano.

Por otro lado, encontramos estados con gran desarrollo de la industria, en donde esta es la actividad primordial, empleando a parte importante de la población ocupada y en donde las actividades agropecuarias, las desempeñan primordialmente empresas que producen para el mercado nacional e internacional, con un gran equipamiento tecnológico y cuyos productos no son de tipo tradicional y son utilizados como materias primas para la industria nacional o son alimentos con gran demanda en las zonas urbanas. Estos estados tienen un amplio equipamiento de infraestructura y han formado capital humano.

Esta desigualdad regional se explica por la forma distinta en que se han ido transformando los estados económicamente, en la medida que han podido propiciar un “quiebre estructural” y fortalecer su sector industrial y de servicios.

Los estados que crecen y se desarrollan han abandonado el “modelo primario exportador” de principios del siglo pasado y fueron creando sus bases industriales durante todo el siglo pasado, por lo que al darse el proceso de apertura comercial, lograron captar mercado para sus productos y espacios para la inversión extranjera, ya que desarrollaron sectores modernos. Es decir, se transformaron durante la etapa de industrialización del país, y su crecimiento se basa un “modelo de desarrollo” nuevo, dejando atrás, incluso, el de sustitución de importaciones que dependía del proteccionismo comercial.

Los estados que no crecen ni se desarrollan, no aprovecharon la oportunidad que abrió el proceso de industrialización sustitutiva para dejar atrás el “modelo primario exportador” Por el contrario, dada su dotación de recursos naturales -como es el caso de Veracruz, rico en petróleo y productos agropecuarios- reforzaron el predominio de estas actividades primarias, manteniéndolas como el eje de su crecimiento económico, incluso sin propiciar su modernización. Mientras la dinámica de la economía nacional estuvo sustentada por el “modelo de industrialización sustitutiva”, el proteccionismo comercial, también protegió a estas actividades primarias de la competencia y permitió a estos estados mantener su crecimiento.

Pero la apertura comercial los encontró con una estructura económica tradicional, obsoleta, poco diversificada, sin modernizarse, incapaz de recibir inversión extranjera o de aprovechar los espacios internacionales que se abrieron para nuevos productos primarios.

El reto de hoy es propiciar el quiebre estructural desde un modelo obsoleto de desarrollo que es el “primario exportador” a uno que aproveche las nuevas oportunidades que abre la transformación del país y del mundo.

De otro modo, el incremento del gasto público, el incremento de la inversión y todas las políticas de fomento que se implementen, serán incapaces de impulsar el desarrollo regional, porque sólo estarán reforzando esas estructuras obsoletas.

Es necesario pensar el crecimiento económico regional, desde una nueva perspectiva, hay que volver a las Teorías del Desarrollo Económico, antes que sea demasiado tarde.


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