BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

VERACRUZ. POBREZA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

Hilario Barcelata Chávez


 

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4. Economía municipal, finanzas públicas y bienestar

Otro de los aspectos sobresalientes para entender el atraso económico y la desigualdad municipal en Veracruz es la política financiera pública y la relación que ésta guarda con el crecimiento económico y los rezagos sociales y la forma en que su interacción se convierte en factores de desigualdad e injusticia social. Lo cual es, –por cierto- uno de los aspectos muy escasamente estudiados en el estado.

Para realizar este análisis he agrupado a los municipios veracruzanos por el estrato de bienestar al que pertenecen, lo que permite correlacionar, el bienestar social con las variables económicas y financieras.

Los estratos de bienestar son resultado de un ordenamiento jerárquico elaborado por INEGI, a partir de identificar la situación en que se encuentran los 210 municipios del estado en relación a un conjunto de 36 variables sociales. Los estratos van del uno al siete, en donde el uno es el de menor bienestar y el siete el de mayor bienestar. Para fines de este análisis mencionaré sólo las variables que me parecen más significas, como elementos para identificar cada estrato.

En primer lugar destaca el hecho más impresionante por la desigualdad que se manifiesta en términos de capacidad productiva, bienestar social y criterios de la política financiera.

En un extremo, el más bajo de todos, se encuentran 92 municipios, (el 44% del total) ubicados en el estrato uno y dos. Estos contienen el 22% del total de la población del estado, y apenas contribuyen con el 9% del PIB municipal, con un pobrísimo PIB per cápita de 10,600 pesos anuales; es decir, su población sobrevive con 880 pesos al mes en promedio. Estos municipios, pese a su precariedad evidente y quizá por ello mismo, apenas obtienen el 10% del total de los ingresos municipales y tan sólo el 13% de las participaciones federales, con un ingreso municipal per cápita de 344 pesos por persona.

En el otro extremo se encuentran 17 municipios (el 8% del total) ubicados en el estrato de bienestar más alto (el estrato siete) En ellos se concentra el 31% de la población del estado y contribuyen con el 51% del PIB estatal, mostrando un PIB per cápita de 42,421 pesos anuales (3,500 pesos al mes). Estos municipios son altamente favorecidos por la política financiera ya que captan el 53% de los ingresos municipales totales y reciben el 48% del total de las participaciones federales a los municipios.

La desigualdad, la inequidad, el desequilibrio y la injusticia es contundente e innegable. Pero veamos más a detalle la situación.

En un análisis más amplio, destaca la cantidad tan grande de municipios que se concentran en los estratos del uno al cuatro, con los cuales he formado un grupo que se puede considerar con el menor bienestar social, dado que tienen los más bajos indicadores sociales y en particular, en todos los casos, sus valores se encuentran muy por debajo de la media estatal y la nacional.

En total se trata de 152 municipios en esta situación, que representan el 72% del total. Como característica esencial, estos municipios son muy pobres. En conjunto apenas contribuyen con el 23% del total del PIB estatal y su PIB per cápita en promedio es de 15,172 pesos anuales (menos de 1,300 pesos al mes). El caso es muy grave, porque en estos municipios se localiza el 44% de la población total del estado, lo cual significa que una muy alta proporción de los veracruzanos sufren un muy bajo nivel de bienestar. Otra característica esencial de estos municipios es que son eminentemente rurales, pues más del 70% de su población vive en localidades de tipo rural.

Destacan en ellos un amplio y profundo rezago social evidenciado por los siguientes valores en variables sociales: En promedio el 30% de su población de 15 años y más es analfabeta, siendo que la media estatal es del 14.9% y la nacional de 9.5%. Su escolaridad promedio es apenas de 4 años de estudios contra 6.4 de la media estatal y 7.5 de la nacional. Apenas el 21% de su población tienen estudios superiores a la primaria, muy lejos de la media estatal que es del 42%.

El 57% de las viviendas de estos municipios tienen pisos de tierra mientras que en la media estatal es de 26% y la nacional de apenas 13%. El 69% de las viviendas no tienen drenaje, el 45.% no tienen agua entubada y el 24% no tienen electricidad, siendo que los valores promedio para el estado son de 32%, 28% y 11% respectivamente. Es decir, la distancia es enorme.

El 76% de las viviendas usan carbón o leña para cocinar, el 78% no tienen refrigerador y el 49% no tienen televisor. En cambio el promedio estatal para estas variables es de 33% para la primera; para la segunda (sin refrigerador) el 47% y para la tercera (sin televisor) 23% En materia de salud, la población de estos municipios no goza de adecuada asistencia ya que el 90% de sus habitantes no son derechohabientes de ningún sistema de salud pública. En cambio a nivel estatal, el promedio es del 68%.

A pesar de requerirse una estrategia financiera para acabar con estos rezagos sociales que profundizan la desigualdad y la injusticia en el estado, la propia pobreza de los municipios y su incapacidad para recaudar recursos, aunado a las decisiones financieras que vienen del gobierno estatal, parecen profundizar el malestar social y la desigualdad estos municipios.

En conjunto, estos 152 municipios apenas obtienen el 25% del total de los ingresos municipales propios (constituidos primordialmente por impuestos, derechos y participaciones federales) con un ingreso público promedio per cápita de 486 pesos por persona. De igual modo, el reparto de las participaciones federales no les nada es favorable, ya que a pesar de representar casi las tres cuartas partes de los municipios en el estado y concentrar el 44% de la población total, apenas reciben el 30% del total de esos recursos. Esto representa una política financiera que bajo ningún supuesto podrá resolver el problema de la miseria, toda vez que no resuelve la falta de recursos necesarios para crear una dinámica que permita revertir la tendencia al atraso económico y social.

En el otro extremo he agrupado los municipios de los estratos cinco al siete. En este grupo tenemos 58 municipios que representan el 25% del total. En ellos se concentra el 56% de la población total de estado. En estos estratos se agrupan los municipios más productivos ya que, en conjunto, contribuyen con el 77% del PIB estatal, y agrupan, también, los más ricos, ya que su PIB per cápita promedio es de 32,272 pesos anuales (2,700 pesos al mes).

La política financiera les favorece sustancialmente ya que obtienen el 75% del total de los ingresos municipales propios, con un ingreso per cápita de 552 pesos por persona (superior al del grupo de municipios pobres). De igual modo les favorece ampliamente el reparto de participaciones federales, ya que les corresponde el 70% del total, lo que evidencia una política financiera bastante injusta, gracias a la cual, los indicadores sociales del bienestar son mucho mejores que el otro grupo. De hecho sus valores se ubican por encima de la media estatal, aunque –cabe decirlo- en ningún caso superan la media nacional, lo cual habla de una situación de rezago comparado con el resto del país, incluso en aquellos municipios veracruzanos que se encuentran en mejor situación.

Estos municipios tienen un índice de analfabetismo del 12% mejor a la media estatal del 14.9%; su escolaridad promedio es de 7 años y el porcentaje de su población con estudios superiores a la primaria es de 46%. En ambos indicadores, también mejor que la media estatal. En cuanto a las condiciones de la vivienda, su situación refleja un nivel de bienestar bastante aceptable ya que sólo el 18% de las viviendas tiene pisos de tierra; apenas el 23% no tiene drenaje; el 24% no tiene agua entubada y sólo el 7.3% no tiene electricidad. De igual modo, apenas el 22% usa leña o carbón para cocinar, el 40% no tiene refrigerador y el 16% no tienen televisión. Es decir, en su mayoría la población goza de medios adecuados para la satisfacción de sus necesidades consideradas como básicas. Finalmente el 61% de su población es no derechohabiente de los servicios de salud, cifra que parece bastante elevada, aunque es inferior al 90% del otro grupo de municipios e inferior a la media estatal que es de 68%.

Por último vale la pena destacar que, metodológicamente, al presentar la información en promedios, se corre el riesgo de perder un poco en la descripción exacta de los fenómenos económicos y sociales, y a ocultar un poco la gravedad de la problemática social, pues no se dice nada acerca de la dispersión de los datos, particularmente entre los municipios de peor situación y la media de cada grupo. Sin embargo, ese análisis por cuestiones de espacio es difícil presentarlo aquí, pero, por otro lado, considero que el esbozo general que he hecho aquí es suficientemente amplio como diagnóstico de la situación que guardan nuestros municipios el día de hoy y del enorme reto que representa para Veracruz el impulso al desarrollo económico.


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