BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LA DIMENSIÓN INMATERIAL DEL PAISAJE. UNA PROPUESTA DE DOCUMENTACIÓN, CARACTERIZACIÓN Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL

Juan Martín Dabezies Damboriarena


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ORIGEN DE LOS SIG EN ARQUEOLOGÍA.

What does it do that makes it so attractive for archaeologists? Se preguntan Wheatley y Gillings (2002:16) en su libro “Spatial Technology and Archaeology”. Los SIG han tenido tanto éxito en Arqueología básicamente porque los datos que se manejan en esta disciplina tienen un fuerte componente espacial. Pero esto no significa solamente saber dónde están las cosas de interés arqueológico, sino que se trata de cosas (objetos, estructuras, etc) con una información relevante. Por lo tanto además de saber dónde están las cosas (lo cual se puede expresar con un mapa de distribución), nos interesa manejar la información sobre esas cosas (en términos de SIG, serían los atributos de estos elementos de interés arqueológico). Pero además, estos dos aspectos deben estar integrados, ya que de esa manera adquieren su sentido final en el proceso de interpretación (WHEATLEY; GILLINGS, 2002).

Los primeros usos de SIG en Arqueología fueron en EEUU en la década de 1980, aunque inmediatamente después su uso se extendió a Gran Bretaña y Holanda. La atracción principal de su uso en EEUU (aunque también esto se vio en Canadá) estuvo vinculada a la Gestión de Recursos Culturales (GRC). En concreto los primeros usos estaban orientados a elaborar modelos predictivos que permitiesen determinar con cierto nivel de confianza posibles ubicaciones de sitios arqueológicos a proteger. Este sistema era muy adecuado para la gestión de grandes áreas que estaban dentro de Parques Naturales Protegidos o distintas zonas de protección, que estaban poco exploradas (WHEATLEY; GILLINGS, 2002).

El manejo de SIG en la arqueología académica se remonta a mediados-fines de 1980, también en EEUU, consolidándose en un par de publicaciones y eventos en Santa Bárbara, California. Pero luego de estas reuniones, el fenómeno se extendió rápidamente a Europa y luego de las justificaciones iníciales y de proyectos que incorporaron estas tecnologías en forma sistemática, comenzaron a aparecer ciertas posibilidades de análisis que permitían generar aportes interpretativos muy interesantes, incluso generando impactos a nivel de la propia teoría arqueológica (WHEATLEY; GILLINGS, 2002).

Pero este tema del uso de los SIG en Arqueología, debe ser analizado conjuntamente a los desarrollos teóricos internos de la disciplina arqueológica ya que la utilidad de los SIG ha dependido en gran parte estos de las preguntas planteadas por los arqueólogos.

Como mencionamos líneas arriba, uno de los factores más determinantes en la adopción de SIG en arqueología es la dimensión espacial de los elementos que conforman el registro arqueológico. Pero este “factor espacial” no ha tenido siempre el mismo sentido en la teoría arqueológica, por lo tanto como consecuencia de largas y fructíferas discusiones, un análisis de este aspecto nos permitirá entender ciertos pros, contras, y puntos críticos del manejo de SIG en Arqueología.

Otro factor fundamental en la adopción de los SIG en Arqueología fueron los desarrollos tecnológicos necesarios para que éstos funcionen adecuadamente. Y en lo que refiere a desarrollos tecnológicos no debemos olvidarnos de los avances en los dispositivos de adquisición de datos, los cuales han otorgado un enorme potencial en diversas etapas de trabajo de campo arqueológico (ver 3) (LOCK, 2003).

Figura -Desarrollo del uso de computadoras en arqueología. Relación entre los desarrollos tecnológicos y teóricos. Fuente: Lock (2003:8).


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