BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LA DIMENSIÓN INMATERIAL DEL PAISAJE. UNA PROPUESTA DE DOCUMENTACIÓN, CARACTERIZACIÓN Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL

Juan Martín Dabezies Damboriarena


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Historia del posicionamiento teórico frente a la fotografía

Las diversas formas de entender la fotografía por parte de los teóricos se pueden separar en tres tipos. Según Dubois (1993) en el siglo XIX dominó el posicionamiento de “la fotografía como espejo de lo real”, en el cual la fotografía es considerada como fiel reflejo de la realidad, generándose los conflictos a nivel ontológico señalados anteriormente (DUBOIS, 1993).

Según él, existen otras 2 formas de entendimiento de la imagen, una que estuvo presente en gran parte del siglo XX, que es la “fotografía como transformación de lo real”, y otra que critica el carácter de verdad absoluta de la fotografía (como reflejo o como convención), que es la fotografía como huella de lo real (DUBOIS, 1993).

La idea de fotografía como transformación de lo real está asociada al discurso de la deconstrucción, se basa en las teorías de la imagen de la psicología de la percepción, las de orden ideológico sobre el realismo y los usos antropológicos de la fotografía. En el caso de la psicología de la percepción, deconstruye el realismo de la fotografía en base a la observación de la técnica y de sus efectos perceptivos (DUBOIS, 1993).

En el caso de las miradas que se centran en una crítica ideológica, se cuestiona la neutralidad ideológica de la fotografía e introducen la subjetividad del fotógrafo en el análisis. La objetividad queda restringida a la función social de la fotografía, la cual estaría controlada subyacentemente por mecanismos ideológicos (DUBOIS, 1993).

El último posicionamiento frente a las fotografías, el entenderlas como huella de lo real, supone una visión conciliadora. Tomando los conceptos de Peirce, Dubois ubica la primera noción de fotografía en el nivel del ícono (representación por semejanza) y la segunda en el del símbolo (representación por convención). Esta tercera posición supone entender la fotografía como índice, o sea una representación por similitud o cercanía del signo con su referente, ya que toda fotografía para existir debe tener un referente concreto, esa es una de sus características particulares. La imagen indiciaria presenta cuatro características: conexión física (condición de índice), singularidad (una imagen representa un recorte tiempo espacio irreproducible), designación (esa imagen remite a algo) y probatoriedad (es prueba de que el referente estuvo allí) (DUBOIS, 1993).

Aspectos teóricos sobre la fotografía y su carácter de documento.

Las imágenes son superficies que pretenden representar algo. De hecho, como dice Dubois (1993) siempre representan algo, pero puede que ese algo no sea exactamente el referente, aunque a éste siempre refiere, ineludiblemente (FLUSSER, 2002).

En términos de comunicación, el significado de una imagen es el resultado de la confluencia de dos grandes intencionalidades, la del emisor y la del receptor. El receptor observa la imagen en un movimiento constante de recorrido de la misma, estableciendo significados. En ese tiempo de construcción de significados mediante ese scanning de la imagen, el tiempo se vuelve mágico (FLUSSER, 2002). En ese tiempo mágico se generan otras imágenes en el receptor producto de una narrativa propia de la imagen, la cual puede ser solamente asemejada a lo que ocurre con la poesía (ACHUTTI, 2004).

Este proceso de vivir en un tiempo mágico no linear, un tiempo mítico, fue linearizado en el segundo milenio AC, con el surgimiento de la escritura. En un afán por aproximarse más al mundo concreto, el hombre termina alejándose más, dando origen a la textolatria (FLUSSER, 2002).

Esta primacía del texto sobre la imagen como lenguaje objetivo y puro de la ciencia, repercute en la relación de la imagen con las disciplinas encargadas de generar conocimiento científico, como es el caso de la historia. De ahí sus problemas de identidad, generados por el trauma infantil sobre el debate de su naturaleza: ¿ciencia artística o arte inexacta? (LINHARES BORGES, 2003).

Si consideramos que la historia como disciplina fue entendida inicialmente como género literario, el tema del desprecio por la imagen parece evidente. En un afán por consolidarse como disciplina científica, la Historia trabaja en base a fuentes escritas, generalmente documentos oficiales de orden institucional. Esta hegemonía de la fuente escrita y oficial, se genera en oposición al desprecio por la fuente visual. La textolatría se erige en oposición al analfabetismo visual (MARESCA, 1998; MENESES, 2005; KNAUSS, 2006), no solo en la Historia sino en todo el mundo de las Humanidades y Ciencias Sociales.

Este desprecio por el documento visual y en concreto por la fotografía, generó un vacío disciplinar en cuanto al abordaje de lo visual. Este vacío dio origen a un campo interdisciplinar denominado “estudios visuales” caracterizados por el objeto “cultura visual”, el cual surgió inicialmente en Estados Unidos en la década de 1990. Este campo está conformado por el análisis artístico, antropológico, histórico, semiótico, etc. (KNAUSS, 2006).


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