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LA DIMENSIÓN INMATERIAL DEL PAISAJE. UNA PROPUESTA DE DOCUMENTACIÓN, CARACTERIZACIÓN Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL

Juan Martín Dabezies Damboriarena


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Antecedentes arqueologicos y antropológicos en la zona

El fenómeno arqueológico mayormente estudiado en esta zona, han sido los “Cerritos de Indios”. El interés arqueológico por estas particularidades del paisaje se remonta a finales del siglo XIX, cuando llaman la atención de J. H. Figueiras en 1892. A partir de ese momento, hasta principios de los 80 se intentó dar cuenta de este fenómeno desde posiciones un tanto aficionadas. A partir de la década del 80` se han realizado numerosas investigaciones en la zona, siendo ésta la vedette de la arqueología uruguaya, principalmente en la zona de Rocha (BRACCO, et al., 2000).

Los cerritos abarcan un amplio territorio que incluye las tierras bajas del Sur de Brasil y el Noreste y Este de Uruguay, coincidiendo en extensión con centenares de humedales dulces y salinos.

Los túmulos construidos por los constructores de cerritos, son construcciones en tierra de tamaños variados (desde pequeñas elevaciones hasta tamaños monumentales que llegan a los 8 metros de altura), emplazados en su gran mayoría en zonas de bañados. Los más de mil cerritos de indios pueden encontrarse en unidades individuales o en conjuntos. La investigación actual ha reconocido que, dentro de esta categoría, hay formas arquitectónicas y funcionales diferentes (plataformas, terraplenes, microrelieves, zonas de préstamo), que aparecen compartiendo espacio dentro de conjuntos complejos. La combinación de muchas de estas formas se corresponde con áreas de actividad específicas y distintas cronologías de ocupación dentro de asentamientos complejos.

Según los resultados arrojados hasta el momento, los primeros túmulos (hace aproximadamente 5000 años) fueron construidos en una época con un nivel de mar más alto que el actual (LÓPEZ MAZZ, 1998). Estos grupos eran básicamente cazadores, recolectores y pescadores, con un contacto fluido con la costa oceánica, en la cual fue de suma importancia la caza de mamíferos marinos, complementada con la pesca, la captura de ballenas, franciscanas, moluscos y bivalvos. En el continente, la caza se centró en cérvidos, venados y animales de menor porte, mientras que la recolección del fruto de la palma Butiá también fue aprovechada (LÓPEZ MAZZ, 2001).

Entre el III y el II milenio antes del presente ocurre un descenso de las tierras inundables, liberándose terreno habitable donde se construyen nuevos túmulos y los campamentos de caza evolucionan hacia sitios con estructura, donde pueden reconocerse áreas domésticas y áreas funerarias. Este evento se da paralelamente a la reutilización de túmulos ya existentes, cambios en la dieta (amplio espectro) y aparición de la cerámica. Estas transformaciones, parecen coincidir con profundos cambios sociales, los cuales pueden haber sido causados por el aumento de la presión demográfica (LÓPEZ MAZZ, 1998).

La expresión más clara de esta situación puede verse en lo ceremonial y en lo político, en cuanto al tratamiento diferencial de los muertos enterrados en los cerritos (presencia de enterramientos grupales, cuerpos con tratamientos postmortem, presencia de ofrendas rituales, etc) y a la progresiva complejización arquitectónica (LÓPEZ MAZZ, 1998). Ésta se puede observar claramente tras el surgimiento de construcciones de conjuntos de cerritos delimitando un espacio central, en donde no se produjeron actividades domésticas con la misma intensidad que en otros sectores del sitio, lo cual puede sugerir que se trata de una plaza, como ocurre en muchas culturas formativas de América (LÓPEZ MAZZ, GIANOTTI, 1998).

Otro tipo de trabajos arqueológicos en la zona han sido los del proyecto “Rescate del Patrimonio Cultural Indígena Misionero como reforzador de la identidad local. Norte del Río Negro, Uruguay (PROPIM)”. Este proyecto, dirigido por R. Bracco y C. Curbelo, tenía como propósito el trabajo con los restos materiales de las Misiones Jesuíticas del territorio uruguayo. Pero también se proponía relacionar instituciones y actores sociales diversos, cuyos intereses son concordantes con los logros propuestos, conjugando esfuerzos y potenciando medios y recursos (CURBELO; BRACCO, 2005).

Los antecedentes de los estudios sociales sobre el medio rural uruguayo pueden rastrearse desde la experiencia del médico rural Roberto Bouton (1877-1940), que fueron publicados póstumamente en el libro La vida rural en el Uruguay (BOUTON, 1969). Aquí se recogen interesantes observaciones sobre la vida en el medio rural del Uruguay, en una época en que las ciencias sociales aún no estaban desarrolladas. Ya en los años 60’ encontramos una línea de trabajo muy importante a partir del Programa de Acción Social Universitaria organizado por el Dpto. de Extensión de la Universidad de la República. Otro antecedente importante en este sentido lo constituyen los trabajos de Wettstein a partir de la observación de las formas de vida de las familias en el medio rural.

Entrando en el campo de las investigaciones de programas sistemáticos de trabajo sobre el tema encontramos fuertes líneas de sociología rural y antropología rural. Entre estos últimos podemos encontrar los trabajos de J. Taks en la zona de Villa del Rosario en el departamento de Lavalleja con productores de leche (TAKS, 2000).

Y como líneas más recientes tenemos dos programas de intervención con productores rurales, por parte de equipos interdisciplinarios que cuentan con una importante participación de antropólogos. Por un lado un equipo trabajando en la Colonia Fernández Crespo, en el departamento de San José, y por otro un equipo trabajando en la zona de Villa del Rosario en el departamento de Lavalleja. Estos equipos interdisciplinarios parten del trabajo en extensión universitaria en cuanto a la asistencia técnica y el trabajo en propuestas para el desarrollo local20.

Concretamente en la zona de Tacuarembó, uno de los antecedentes directos del trabajo etnográfico son los trabajos del antropólogo Álvaro de Giorgi (2002) orientados a la investigación de la expansión de las fiestas criollas. Puntualmente presenta el estudio de un caso concreto, la Fiesta de la Patria Gaucha en el Departamento de Tacuarembó.

Hay que señalar también como antecedente concreto en la zona los trabajos del “Centro de la Memoria del Obispado de Tacuarembó”, proyecto que se llevó a cabo entre julio de 2006 y julio de 2008, dirigido por el Monseñor Julio César Bonino y la Lic. Ana Cecilia Rodríguez. El objetivo del proyecto fue estimular y posibilitar a los pobladores de  las diversas localidades de la Diócesis (Departamentos de Tacuarembó y Rivera) para que fueran ellos mismos quienes registraran la historia y cultura de sus pueblos21.

Esta experiencia produjo abundante información de registro, la que ha sido procesada con los propios participantes del proyecto. Se generaron documentos con fotografías y textos explicativos, entrevistas orales, filmaciones, entrevistas en video. Este material, de consulta pública, conforma el Archivo Oral, el Archivo Audiovisual y el Archivo de Fotografías y Documentación en formato digital.


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