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EFICIENCIA, SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL Y EQUIDAD INTERGENERACIONAL EN LOS MODELOS DE GENERACIONES TRASLAPADAS: LECCIONES DE POLÍTICA

Víctor Hernán Aguiar Lozano


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CAPÍTULO V. LECCIONES DE POLÍTICA, RESULTADOS, CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

1. Lecciones de política, conclusiones y recomendaciones

Los modelos de generaciones traslapadas han mostrado ser muy útiles para el análisis la sostenibilidad ambiental, la equidad intergeneracional y la eficiencia económica. Se pueden extraer varias lecciones sobre la implementación de políticas y sobre todo para definir criterios amplios que deben ser considerados en las políticas macroeconómicas y ambientales.

En este apartado, se presenta en primer lugar los resultados principales y las implicaciones para la política económica observadas en los diferentes tratamientos de los modelos de generaciones traslapadas, presentados en el estado del arte. En segundo lugar, se presenta los principales resultados del modelo construido y sus implicaciones de política. En tercer lugar, se concluye y se recomienda.

2. Sumario de resultados observados de los modelos presentados de las generaciones traslapadas, medioambiente, sostenibilidad y equidad intergeneracional.

En esta investigación se ha estudiado varias modificaciones a la familia de modelos de Generaciones Traslapadas –ver estado del arte-. Se ha encontrado que, con excepción del modelo de John y Pecchenino (1994), el modelo de M. Farmer & Randall (1997) y el de Mourmouras (1991) –aunque con menos fuerza-, todos los demás tratamientos concluyen que el mercado, por sí solo, no puede garantizar eficiencia, sostenibilidad ambiental y equidad intergeneracional.

Cabe notar que estas conclusiones se basan en distintos supuestos e incluyen distintos mecanismos para incluir al medioambiente: El medioambiente está considerado como fuente directa de utilidad, como insumo –renovable y no renovable- o como sumidero de residuos –contaminación-. Adicionalmente, se utilizan distintos supuestos sobre el comportamiento y la naturaleza de las variables medioambientales.

Otra observación importante es que todos los modelos tiene como supuesto una población estacionaria, esto es una grave falencia ya que el problema demográfico está en los cimientos del problema ambiental (Hardin, 1968). Es importante destacar también, que la inclusión de varios mecanismos de altruismo, han fallado para garantizar la eficiencia en términos de Pareto y la equidad en términos de Rawls. Estos mecanismos son el –perfecto- de Barro (1974) y –alegría de dar- Adreoni (1990). Sólo se tiene éxito, en un caso de altruismo extremo con Arrow (1973). Finalmente, en la mayoría de modelos se utiliza el supuesto de que los individuos sólo consumen en su segundo período de vida, esto implica que dan un peso de cero al consumo en su juventud. Este supuesto, sin embargo, puede eliminar el hecho de que un individuo tiene impaciencia por consumir en su juventud, por lo que podría invertir menos en mantenimiento ambiental.

También se debe notar, que se supone en la mayoría de los casos un medioambiente regenerativo –excepto en el estudio de recursos no renovables de Howarth & Norgaard (1990)-. Este supuesto, aleja a estos estudios de los modelos de extracción óptima de recursos o modelos de “comerse el pastel” (M. Farmer & Randall, 1997), que estaban inspirados en el informe del Club de Roma (Meadows, 1972). Así, los modelos presentados, están en la línea del Informe de “Nuestro Futuro Común” (Brundtland, 1987) y tienen la ventaja de estudiar la sostenibilidad ambiental y la equidad intergeneracional fuera de un marco excesivamente restrictivo que llega a la conclusión poco atractiva y sobre todo poco realista de dejar todo como encontramos.

Respecto a los casos excepcionales mencionados, que encuentran resultados sostenibles en un mecanismo descentralizado de mercado tenemos que hacer algunas aclaraciones. En el caso de M. Farmer & Randall (1997), no se incluyen los problemas de bien público ni de externalidades entre generaciones; siendo estos aspectos fundamentales en el tratamiento del medioambiente. En el caso de Mourmouras (1991), como el propio autor lo indica, existe una excesiva dependencia de los resultados con equidad intergeneracional y eficiencia Paretiana, de la condiciones iníciales, principalmente de las dotaciones de recursos naturales renovables. También, como bien lo señala K. Farmer (2000), el resultado de optimalidad en la solución descentralizada puede estar determinada por el uso de una función de retorno natural de tipo lineal. Este último autor demuestra, que con una función logística de retorno natural, en general, se evita que exista un resultado óptimo de Pareto y equitativo en términos intergeneracionales. Esta crítica, debe resaltarse, puede aplicarse a la mayoría de modelos presentados con funciones de retorno natural lineales; sin embargo no hay razones para considerar que todo el sistema ambiental se mueva con de manera logística.

El caso del modelo de John y Pecchenino (1994) que trata de incluir tanto el problema de bienes públicos como las externalidades intergeneracionales. Se debe notar que a pesar de demostrar la posibilidad de un estado estacionario descentralizado sustentable en términos ambientales, esto no garantiza la equidad intergeneracional. El análisis teórico de las dinámicas de este modelo realizado por Junxi (1999), demuestra que aún cuando exista un equilibrio con un estado estacionario, las dinámicas de transición pueden ser no lineales y muy complejas –incluyendo dinámicas caóticas deterministas-. Esto ocurrirá si la eficiencia de la mitigación es menor a la proporción de consumo contaminante y si la elasticidad del consumo respecto al medioambiente es suficientemente baja.

Entre las posibilidades que presenta Junxi (1999), se destaca la de una espiral convergente en la cual se llega a un estado estacionario sustentable pero sacrificando el bienestar de ciertas generaciones. Este resultado puede ser visto como un ejemplo de las llamadas monstruosidades morales del enfoque utilitarista predominante en el enfoque de John y Pecchenino. Este escenario puede ser rechazado desde la mayoría de nociones intuitivas de justicia, sin embargo, de manera formal no es compatible con los principios Rawlsianos de equidad. De esta manera, se podría tener un caso para la intervención pública. Los casos de dinámicas caóticas, no han sido suficientemente estudiados para poder concluir algo más sobre ellos. Sin embargo, son posibilidades teóricas importantes y no triviales pues muestran la complejidad dinámica de este tipo de sistemas.

Otro resultado interesante que debe ser analizado, es el del sobre-mantenimiento del medioambiente, como un resultado descentralizado. En estos casos, el resultado falla en ser óptimo de Pareto, ya que se puede mejorar el bienestar de todas las generaciones manteniendo en menor grado el medioambiente y consumiendo más. Este resultado es encontrado como posibilidad teórica tanto por (John & Pecchenino (1994), como por Brechet & Lambrecht (2005). Este resultado puede llamar a la intervención pública para disminuir los gastos privados en mantenimiento ambiental. El problema radica, en que es un resultado contra factual o al menos contra intuitivo ya que el problema fundamental que impulsa estos estudios es el de la degradación ambiental (Euzéby, 2003; Meadows, 1972; Stiglitz, 2006; Brundtland, 1987; Hardin, 1968).

Es importante destacar que la posibilidad teórica de sobre-mantenimiento de capital presentadas en el modelo de John & Pecchenino (1994), puede deberse a que se elimina el problema fundamental del polizón o de la tragedia de los comunes (Stiglitz, 2006; Hardin, 1968). Los autores John y Pecchenino, eliminan la calidad de bien público que tiene el medioambiente, utilizando el artificio de generaciones representadas por un gobierno benevolente o el sistema de precios de Lindhal. Ellos argumentan que este supuesto permite enfocarse en las externalidades intergeneracionales –e implícitamente que este cambio no es determinante de los resultados-. El mecanismo de precios de Lindhal es demasiado restrictivo e impone supuesto muy fuertes para poder funcionar y es visto más como una curiosidad teórica (Mas-Collel et al., 1995). Brechet & Lambrecht (2005), enfocan el problema desde el uso del capital natural como insumo de la producción y añaden un motivo de altruismo. En este caso, el resultado depende más de una función de retorno natural –o de reproducción del capital natural- que es cuadrática, aunque no es explosiva. Esto podría generar, junto al altruismo, un resultado aparentemente sobre-optimista.

Estos resultados son importantes. No obstante, en un enfoque alterno presentado por Jouvet et al. (2000), en el que se incluye el problema de los bienes públicos, en un marco general de generaciones traslapadas, similar al de John & Pecchenino (1994), se deriva un equilibrio Nash-Cournot –estándar en los problemas de bienes públicos- que demuestra ser ineficiente en términos de Pareto y que afecta de manera no trivial el resultado. Adicionalmente, la sub-provisión de mantenimiento ambiental, por el problema de bienes públicos, se suma al efecto de externalidad intergeneracional negativa para causar la sub-optimalidad del modelo en términos de Pareto.

Cabe notar que en este último modelo, se asume altruismo perfecto entre generaciones siguiendo a Barro (1974) –más fuerte que el altruismo utilizado por Brechet & Lambrecht (2005) que se basa en el altruismo imperfecto del gusto de dar de Andreoni (1990). Adicionalmente, se debe recalcar, que este modelo también supone una población estática. Es razonable pensar, que una población creciente puede tener efectos no triviales sobre el resultado Nash-Cournot -que depende el número de personas-. Este punto es tratado por el modelo aquí construido.

En la mayoría de modelos presentados se utilizan tecnologías no convexas, excepto en una extensión de John & Pecchenino (1994) en la cual se presenta un caso de rendimientos crecientes. En un marco de sostenibilidad débil, este supuesto puede garantizar la existencia de estados estacionarios óptimos en el sentido de Pareto. Sin embargo, las dinámicas de transición no quedan plenamente determinadas y no se puede excluir las posibilidades presentadas por Junxi (1999). En la extensión al modelo construido en la presente investigación, para considerar crecimiento endógeno, se muestra mediante simulaciones numéricas, la presencia de dinámicas no monotónicas –anexo B.-.

Este punto es muy importante, ya que se puede argumentar que si existen rendimientos crecientes y externalidades positivas intergeneracionales en la producción, por ejemplo en la educación y el capital humano, esto puede equilibrar las externalidades intergeneracionales negativas de la contaminación. No obstante, aún en este escenario no podemos excluir la posibilidad de resultados ineficientes en el sentido de Pareto debido a que las externalidades positivas tienden a ser sub-producidas por el mercado. También, en el caso de que se deriven resultados óptimos en el sentido de Pareto, pueden ser no equitativos en el sentido de Rawls; o como se mencionó ya, pueden presentar dinámicas transicionales que presenten evoluciones complejas, dinámicas no lineales e inclusive caóticas.

Respecto a la tasa de descuento intertemporal, en los modelos de Planificador Central tipo Ramsey, que es un problema fundamental en la economía ambiental. En la mayoría de los casos no existe consenso. Se puede resaltar una defensa interesante de una tasa distinta a cero. La tasa cero como proponían Ramsey (1928) y Pigou (1932) y muchos conservacionistas, ha sido vista como una forma de garantizar equidad intergeneracional, sin embargo, esto puede no ser así. La defensa de su uso aquí presentada, va más allá de su uso como medida del altruismo entre generaciones (Barro, 1974), que se ha vuelto estándar o de una preferencia por la elegancia matemática:

El uso de la tasa de descuento intergeneracional se justifica desde dos enfoques distintos y propios de la estructura de los modelos –ex post- y no como supuestos: En primer lugar, M. Farmer & Randall (1997) justifican una tasa de descuento intergeneracional positiva en base a un modelo de generaciones traslapadas con agentes de tres períodos de vida. En este marco, se justifica el descuento como reflejo de los rendimientos del capital y de las transacciones crediticias entre las generaciones que debido a los tres períodos de vida refleja de manera más precisa la teoría de ciclo de vida –esta tasa tiene que estar en relación con la tasa de interés de largo plazo-.

En segundo lugar Ball & Mankiw (2001), justifican la tasa de descuento intertemporal en un marco estocástico de generaciones traslapadas en el cual se garantiza una equivalencia de una solución Rawlsiana -equitativa en este sentido- y un comando central de tipo Ramsey con incertidumbre. Esta equivalencia sólo ocurrirá en el caso de que se utilice una tasa de descuento intertemporal: ., dónde este parámetro tienen que ser igual al inverso del retorno sobre el capital – es decir 1 más la tasa de interés-. Con esta tasa de descuento, el planificador se dedica a asignar eficientemente los recursos entre generaciones y obtiene un consumo igual promedio de todas ellas. Es importante, notar que en los dos casos expuestos, el medioambiente no entra al sistema de manera fuerte y tampoco se presenta el problema de los comunes.

En la mayoría de modelos presentados se compara los resultados descentralizados con los resultados de un planificador central benevolente –problema de Ramsey-, para encontrar la eficiencia en términos de Pareto. Este tratamiento es estándar, sin embargo, un resultado óptimo de Parteo no implica equidad. La solución centralizada, en estos casos, corresponde al enfoque utilitario -que a veces puede tomar la forma de segundo óptimo –Kaldor Hicks- como es el caso de Howarth (1998)-.

Sin embargo, en la búsqueda de un criterio de equidad intergeneracional se presentó estudios, que se basan en un enfoque alternativo al utilitario. Estos tratamientos teóricos tienen en común la búsqueda de la equidad intergeneracional en los términos de Rawls (1971c), como es el caso de: Solow (1974) , Lambrecht (2005), Ball & Mankiw (2001) y Arrow (1973). Para Solow y Arrow, la intervención estatal no es necesaria de manera evidente aunque, se puede observar, que no se puede prescindir de ella sin imponer supuestos demasiado fuertes –como el supuesto de altruismo extremo de Arrow-. Pero para Lambrecht y Ball & Mankiw la política pública y el diseño institucional son fundamentales.

Cada uno de los autores citados ha interpretado a Rawls en sus propios términos, ya que el propio Rawls ha sido ambiguo en su estudio de la justicia y equidad intergeneracional (Rawls, 1971c; Arrow, 1973; Solow, 1974). Los tratamientos de Solow y Arrow utilizan el max-min aplicado a un problema intergeneracional, en el que se considera una versión limitada del modelo de generaciones traslapadas, con agentes que viven un solo período –perdiendo las características de ciclo de vida-. Se puede observar que en los dos casos, se deriva un resultado, en el cual el consumo es constante en el tiempo y no hay ahorro ni inversión. En el caso de Solow se trabaja con una tecnología que tiene como insumos al capital, trabajo y un recurso no renovable. Arrow trabaja con un capital reproducible en el tiempo.

Solow (1974) extiende el modelo y deriva una regla de recursos naturales que exige que para mantener el nivel de consumo constante en el tiempo –requerimiento de equidad intergeneracional- una sociedad puede explotar –óptimamente- un recurso mientras invierta en capital reproducible. Esta regla fue profundizada por Hartwick (1977, 1978a, 1978b) y reza que para garantizar un nivel de consumo en el tiempo –y un nivel de capital total constante- se debe invertir todas las rentas competitivas de la extracción de un recurso en capital reproducible.

Arrow (1973), por su lado, introduce el altruismo intergeneracional en el problema rawlsiano y deriva un caso de ahorro positivo seguido de desahorro y otro en el cuál la solución rawlsiana es igual a la utilitaria. Este último resultado tiene como base una forma de altruismo extrema, en la cual se valora más el consumo de las otras generaciones –futuras- que el propio, se define este mundo como economía utilidad-productiva.

Tanto Lambrecht (2005) como Ball & Mankiw (2001) prefieren utilizar una versión del principio del velo de ignorancia o estado inicial rawlsiano, en el cuál se desconoce el tiempo de nacimiento. Lambrecth, aplica este principio sólo para derivar una secuencia –justa- de emisiones contaminantes. Esta secuencia es exógena al modelo, constante y menor al resultado de mercado -con esto evita el problema del ahorro cero y la economía estancada-. Luego complementa este sistema con un mecanismo de votación –o acción cooperativa- que permite invertir a las generaciones para mantener el medio ambiente de acuerdo a sus preferencias de mercado. El autor evita el dilema de los comunes estableciendo un mecanismo cooperativo. En suma utiliza el criterio rawlsiano para acotar los resultados de mercado sobre un nivel mínimo de calidad ambiental, que es justo en términos intergeneracionales; sobre el cual pueden funcionar los mecanismos cooperativos privados. Claramente, se requiere intervención estatal.

En el caso de Ball & Mankiw (Ball & Mankiw, 2001), se utiliza un velo de ignorancia en un ambiente estocástico de generaciones traslapadas. En este los decisores enfrentan incertidumbre tanto en el tiempo en el que nacerán y el desempeño de la economía. En este marco se muestra que el equilibrio de mercado, descentralizado –hobbesiano en sus términos- es ineficiente, pues la utilidad de todas las generaciones es mayor en el resultado rawlsiano. En este estudio la equidad intergeneracional está dada por la repartición equitativa –en este caso igualitaria- de riesgo entre las generaciones y un consumo promedio igual para todas las generaciones –en el caso de incertidumbre en cada tiempo-. El consumo es una caminata aleatoria.

Finalmente, como ya se mencionó se demuestra en que la solución rawlsiana derivada en este modelo es equivalente a la de un planificador central estilo Ramsey, si existe una tasa de descuento intertemporal de: ., . Este resultado es distinto al de Arrow (1973), pero muestra que existe la posibilidad teórica bajo supuestos mucho menos restrictivos que una solución rawlsiana sea óptimo de Pareto. Es claro, que el inverso también no es cierto, pero sabemos por el segundo teorema del bienestar que es posible mediante una serie de transferencias de suma cero, lograr que un óptimo paretiano corresponda a la solución rawlsiana. Aunque en casos extremos, que requieran un alto nivel de igualdad, se puede perder eficiencia (Mas-Collel et al., 1995). De esta manera, se justificaría la intervención pública.


 

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