ESTRATEGIAS EDUCATIVAS

ESTRATEGIAS EDUCATIVAS

Horacio Mercado Vargas
Litzajaya Mercado Vargas

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LA ENSEÑANZA EN LA NUEVA ESPAÑA

La Real y Pontificia Universidad de México se fundó en 1551, recibiendo educación los españoles peninsulares y criollos de teología, derecho, medicina y artes; a lo largo de tres siglos de colonización la cultura tuvo cambios que conformaron el México actual.

La instrucción estaba dominada por la iglesia y los intereses de los españoles, la población indígena quedó replegada a la transmisión de los adultos, no tenían acceso a la educación; pero de alguna manera aunque dominados y destruida cierta porción de su cultura, seguían existiendo con sus recuerdos, su visión del mundo y sensibilidad artística; con sus costumbres, festividades y otros elementos propios, de tal manera Don Miguel Hidalgo y Costilla enseñó a la población a ganarse la vida y la independencia.

El fraile jesuita Francisco Javier Clavijero con su publicación de la Historia Antigua, inicia la difusión de la Historia de México como una disciplina, es decir como un campo de estudio sistemático; sentía un gran aprecio por la población indígena, por su cultura, sus tradiciones y su pasado, conocía las lenguas náhuatl, otomí y mixteca, gracias a ello pudo leer códices, documentos originales y conocer crónicas aborígenes.

La situación general de injusticias en la Nueva España, gestada durante tres siglos, fueron factores que influyeron en el desenlace de la guerra de independencia de 1810, junto con el sentimiento de identidad nacional acogida por los españoles criollos nacidos en América, siendo estos quienes realizaron estudios y escribieron numerosos libros de aspectos geográficos, climáticos, sociales, políticos y sucesos anteriores a la conquista.

LA ENSEÑANZA EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE

Después de consumarse la independencia de México en 1821, el país comenzó a ejercer su autonomía con muchas dificultades económicas y sociales; por un lado varias actividades se habían paralizado a causa de la guerra, y por otro, la población resistía el desempleo y abandono de la educación, y por si fuera poco la nación continuaba desafiando nuevas dificultades.

El proyecto de una nueva nación no se podía consolidar, tampoco desaparecer definitivamente las antiguas prácticas coloniales junto con los privilegios, parecía imposible construir una sociedad igualitaria, sin importar la raza o clase social, con derecho a la educación, el trabajo y a la libertad de expresión.

En la república restaurada tuvo lugar el surgimiento de la actividad intelectual, en las escuelas la enseñanza de las ciencias se reiniciaba con apogeo, tratando de cumplir con lo establecido en la constitución política de 1857, aparecieron asociaciones literarias como especies de clubes integrados por escritores y estudiosos; de tal manera se leían y escribían poemas, cuentos, novelas y artículos periodísticos, destinados a quienes gustaban de la literatura, las ciencias y el arte.

A pesar del analfabetismo en el conjunto de la población, esta se enteraba de los sucesos por los periódicos, se tomó por costumbre que varias personas se reunieran para enterarse de los acontecimientos cotidianos, se leía en voz alta y todos podían intercambiar ideas o debatirlas.

Se escriben memorias de la guerra de independencia con relatos muy cercanos, desde una visión conservadora y enfoque liberal; con lo cual se plantea la necesidad de escribir una historia patria que ayudara a consolidar el sentimiento nacionalista, los analistas posteriores a la Reforma escriben con una perspectiva liberal, así pues la enseñanza en las escuelas se va integrando con nuevos contenidos.

En tanto en la República Restaurada, y sobre todo en el Porfiriato, los escritores adquieren cierta conciencia del mundo y de su tiempo, dejando un poco el enfoque puramente romántico o nacionalista; evidentemente en el régimen de Porfirio Díaz la cultura se caracterizó por la lucha entre una posición nacionalista que pretendía hacer acto de presencia en el mundo y la influencia de la cultura francesa.

Inicialmente la dictadura continuó con la labor educativa de la República Restaurada, con una orientación positivista como lo había implementado Gabino Barreda; el congreso de educación de 1889 estableció la instrucción primaria superior, lo que hoy en día es la enseñanza secundaria, como un enlace entre la enseñanza elemental y la preparatoria.

En 1891 se promulgó la Ley Reglamentaria de Instrucción Obligatoria en el Distrito Federal y en los territorios de Tepic y Baja California, disponía que la educación primaria elemental fuera obligatoria, laica y gratuita en las escuelas oficiales, de tal manera algunos aspectos liberales de la etapa anterior siguieron dando frutos.

La obra educativa del Maestro Justo Sierra es muy significativa, sin dejar de ser positivista, retomó determinadas ideas originales del liberalismo como la enseñanza laica y la defensa de la libertad de expresión, elaboró para las escuelas primarias el libro de texto titulado Historia Patria; un logro de esta obra educativa es sin duda alguna la refundación de la Universidad Nacional en 1910, impartiendo ciencias exactas, sociales y humanidades, esta última abarcaba las especialidades de historia, filosofía, psicología, pedagogía y letras.

Los intelectuales porfiristas crearon numerosas interpretaciones, disfrazadas de la ciencia positivista, tendían a justificar el sistema político no solo probando la necesidad de una dictadura ilustrada en un país analfabeto, sino tratando de legitimar una clase social conocedora de la ciencia positiva y la única autorizada para hacerlo, el llamado grupo de los científicos.