FACTORES CRÍTICOS QUE AFECTAN EL POSICIONAMIENTO COMPETITIVO DE LAS PRINCIPALES CADENAS AGROALIMENTARIAS DE LA PROVINCIA DE LA PAMPA

FACTORES CR?TICOS QUE AFECTAN EL POSICIONAMIENTO COMPETITIVO DE LAS PRINCIPALES CADENAS AGROALIMENTARIAS DE LA PROVINCIA DE LA PAMPA

Gabriela Marina Iturrioz

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I.2. Factores críticos que condicionan la competitividad

Medir la competitividad implica determinar los componentes o factores que la generan y definir el grado o impacto de los mismos. Cualquiera que sean los índices de competitividad adoptados, se refiere en todo caso al posicionamiento y desempeño en el mercado, bien sea de las firmas, de los productos o de los sectores. La selección de indicadores depende del ángulo del problema alrededor del cual se quiera enfatizar Bejarano (1995).

La competitividad en las cadenas agroalimentarias es analizada por IICA (Rojas y Sepúlveda, 1999 entre otros) la que plantea que se la debe entender a partir de la relación entre factores económicos y no económicos, es decir incorporando elementos sociales, ambientales y políticos. Estos últimos son determinados por el entorno o por el sistema en su totalidad, quedando fuera del control de la empresa. De acuerdo a esto, IICA contempla dos tipos de factores no económicos para determinar la competitividad:

1. Factores Externos: El entorno, los recursos naturales y el ambiente; la localización geográfica; el ambiente político, legal e institucional; y el ambiente cultural y demográfico.

2. Factores Internos: las condiciones de infraestructura; el ambiente tecnológico; el mercado interno y la equidad.

Benitez Riech y Cruz Gonzalez (2004) plantean que existen dos grandes grupos de indicadores que miden la competitividad, tanto para el ámbito micro económico como en el macroeconómico. En primer lugar los relacionados con los costos, precios y tasa de cambio, aplicados para evaluar comparativamente los precios y/o los costos unitarios de un producto o país con respecto a un determinado entorno internacional de referencia. El segundo grupo corresponde a los llamados estructurales y se consideran dentro del mismo las prácticas de diferenciación técnica y comercial del producto, el desempeño exportador, la calidad, factores organizativos e institucionales, etc.

Coriat y Taddei (1995), a partir de la crítica al concepto de competitividad determinada por los costos – en particular los costos salariales - incorpora nuevas dimensiones de la competitividad. La hipótesis clave de su enfoque es la idea de que deben añadirse otros factores clave, como las inversiones no materiales, la eficiencia de la red de cooperación entre los socios comerciales, la calidad y la imagen de los productos y la capacidad de los empresarios para diferenciar productos, adaptándolos a diferentes mercados y suministrarlos a tiempo, a factores clásicos (costos) que contribuyen a la competitividad.

Van Duren et al (1991) desarrollan un referencial metodológico para el análisis de la competitividad, indicando una serie de factores cuyo impacto conjunto resultarían en una cierta condición de competitividad para un espacio determinado de análisis. Estos factores pueden dividirse en cuatro categorías: aquellos controlables por la firma individual (su estrategia comercial, los productos elaborados, la tecnología adoptada ó su estructura de costos), los controlables por el gobierno (política monetaria y fiscal, utilización de recursos naturales, educación y formación en diferentes niveles, etc) otros que son cuasi controlables (como los precios de los insumos ó las condiciones de la demanda) y finalmente los que no tienen control (dotación de recursos naturales, el clima y la geografía).

En esta misma línea, Ferraz et al (1997), definen tres niveles de factores determinantes de la competitividad que trascienden los niveles de la empresa, relacionándose con la estructura de la industria, del mercado e incluso al sistema productivo como un todo. Los autores clasifican los factores, siguiendo el criterio de externalidad para las empresas, en:

• Factores empresariales: aquellos sobre los cuales la empresa tiene poder de acción y control, a través de su accionar en el proceso decisorio. Se refieren básicamente a la eficacia de la gestión, la capacidad productiva, así como de los métodos de organización de la producción y la productividad de los recursos humanos.

• Factores estructurales: son aquellos sobre los cuales la capacidad de intervención de la empresa está limitada por la mediación del proceso de competencia. Estos factores, a diferencia de los anteriores, presentan especificidades sectoriales más nítidas en la medida en que deben su importancia a la relación con el patrón de competencia dominante en cada subsector. Conforman el ambiente competitivo en el que las empresas se enfrentan y abarcan desde características del mercado (sistemas de comercialización, grados de sofisticación tecnológica, etc.) y configuración de la industria (concentración empresarial ó grado de verticalización) hasta el régimen de incentivos y regulación de la competencia (donde intervienen elementos relacionados al financiamiento o el costo del capital, etc.)

• Factores Sistémicos: aquellos que constituyen específicamente externalidades para la empresa productiva, sobre los cuales la misma tiene escasa o nula posibilidad de intervención. Estos pueden ser desde macroeconómicos (carga tributaria, oferta de crédito, política salarial, etc.); Políticos – Institucionales (política tributaria, apoyo fiscal o riesgo tecnológico.); Legales - Regulatorios (política de preservación ambiental, de regulación del capital extranjero, etc.) hasta Sociales (transparencia en el mercado de trabajo, políticas de educación y formación de recursos humanos, etc).

Finalmente, Silva y Batalha (1999) y Batalha et al (2002), basados en el trabajo de Van Duren et al (1991) desarrollan una metodología de análisis de factores críticos para la competitividad. El conocimiento de los mismos y su clasificación en cuanto al grado de control (por la firma ó el gobierno), así como el impacto que generan sobre el objeto de análisis (empresa ó cadena), es condición esencial para el establecimiento de estrategias empresariales y de políticas públicas para la mejora de la competitividad. Esta metodología será objeto de mayor desarrollo en el punto 1.4 Marco teórico-metodológico propuesto.