LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

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LA DEBILIDAD DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO EN MÉXICO

20 de febrero de 2004

El comportamiento de la economía mexicana en los últimos años permite observar una gran debilidad estructural para poder crecer.

De acuerdo con los datos ofrecidos esta semana por el INEGI, durante 2003, el PIB nacional apenas pudo crecer un 1.3 por ciento, lo cual representa un tercio del pronóstico oficial del 3 por ciento.

Este pobrísimo resultado supera muy ligeramente el obtenido en 2002 que fue de 0.9 y el de 2001 de -0.4, por ciento, con lo cual, el crecimiento económico en los tres años, apenas suma un 1.9 por ciento, lo cual equivale a una tasa promedio anual de 0.63 por ciento, que es la tasa más baja observada históricamente en cualquiera de los primeros tres años de alguno de los gobiernos sexenales postrevolucionarios.

Una de las razones de este virtual estancamiento nacional, se debe al comportamiento de uno de sus principales sectores productivos, como lo es la industria manufacturera, misma que contribuye con el 19 por ciento del total del PIB y ocupa al 17 por ciento de los trabajadores del país.

De hecho la trayectoria de la industria manufacturera evidencia una severa recesión al interior del sector, pues el valor de la producción mostró una caída del -6.4 por ciento de 2000 a 2003. Esto debido a que sufrió caídas en los tres años: del -3.7 por ciento en 2001; del -0.8 en 2002 y -2.0 por ciento durante 2003.

Dentro del sector manufacturero, el comportamiento de cada una de las ramas que componen la industria fue un desastre. Sólo dos de ellas tuvieron crecimiento a lo largo de estos tres años: Alimentos, bebidas y tabaco y Productos de minerales no metálicos. En cambio, las restantes siete, que representan el 66% del valor de la producción manufacturera, tuvieron impresionantes caídas: del 21 por ciento los textiles; de -11 la producción de madera; de -7.7 la producción de papel y editoriales; del .14 por ciento los productos metálicos, maquinaria y equipo; del -13 por ciento otras manufacturas; del -2.8 las metálicas básicas y de -2.3 las sustancias químicas, lo cual representa una reducción promedio de las siete ramas del 10.4 por ciento.

Es claro que este comportamiento negativo ha influido de manera determinante en la dinámica de la economía nacional, misma que ha impactado los niveles de bienestar de la población, pues durante estos años, el PIB per cápita se redujo en un -1.5 por ciento, lo que representa un proceso de empobrecimiento derivado de la menor producción de la riqueza nacional combinado con el crecimiento de la población.

Los resultados que se observan, evidencian una incapacidad de la economía nacional para salir adelante sin el influjo de la economía internacional. Pero también resulta relevante señalar que aún con el crecimiento que ya mostró la economía norteamericana, en México no hay signos de recuperación.

Las estructuras del mercado internacional fueron trastocadas por la crisis de los últimos tres años y ahora las cosas han cambiado. Ya no podremos seguir gozando de los beneficios de la apertura comercial, a menos que hagamos algo pronto por la competitividad de las empresas exportadoras. Lo más grave es que, el crecimiento no puede ser impulsado desde dentro del país, por la debilidad del mercado interno.

Dos tareas hay que resolver entonces: como hacer crecer las exportaciones y como crear un motor de crecimiento interno.