LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

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ECONOMÍA REAL VS. ECONOMÍA MONETARIA

21 de mayo de 2001

El menor crecimiento económico de Estados Unidos ha desnudado la terrible contradicción en la que vive la economía mexicana dividida en dos ámbitos cada vez más ajenos e incompatibles. Por un lado, la llamada economía monetaria crece y se fortalece, mientras la economía real se deteriora y entra en crisis. Efectivamente la economía monetaria, la que vive del dinero, del capital financiero y se nutre de la estabilidad del tipo de cambio, de los movimientos en la Bolsa de Valores, de las expectativas inflacionarias, de las tasas de interés, crece y se fortalece, de manera que permite grandes negocios basados en la especulación y la compraventa de papeles (títulos de deuda, acciones, etcétera). En cambio la economía real, la que depende de la producción de bienes y servicios, del consumo, la inversión y el empleo se hunde en profundos problemas debido a su incapacidad para mantener su ritmo de crecimiento, en una tendencia que la pone al borde de la crisis.

Esta contradicción, expresa un divorcio entre dos segmentos económicos que no debieran estar separados y que, en todo caso, deberían nutrirse uno del otro. Sin embargo, el desarrollo del capitalismo ha marcado una tendencia a separarlos, en la medida que ha sido posible crear un sistema financiero capaz de generar ganancias al margen de los mecanismos tradicionales de producción de bienes y servicios tangibles, “reales”. Sistema, cuyos parámetros de comportamiento están determinados por variables financieras, es decir, propias del mercado de dinero. Por esta razón, el hecho de que las variables del mercado monetario o del dinero muestren un comportamiento positivo y causen euforia entre los inversionistas financieros, no se refleja en el mejoramiento de las variables de la economía real. Así, vemos un incremento del valor del peso frente al dólar, provocando su revaluación, lo que lo ha llevado a niveles por debajo de los nueve pesos. Esto, ha sido resultado de una acumulación muy grande de reservas internacionales que ha llegado a los 38 mil millones pesos, hecho sin precedente en nuestro país. A la vez, este crecimiento de las reservas ha sido propiciado por la desaceleración del crecimiento de la economía norteamericana, para cuya reactivación, ha reducido las tasas de interés de los fondos federales de un 6.5% en mayo del año pasado a un 4.5% en abril de este año. Ante esta situación, los capitales extranjeros que buscan tasas de interés atractivas han sido reorientados hacia México, que ofrece tasas de interés más altas. Tasas que, sin embargo, han podido irse reduciendo recientemente, pasando de un 16% en marzo de este año a un 12.6% actualmente. Estos positivos signos de fortalecimiento de la economía monetaria, han permitido que llegue un gran volumen de capital financiero extranjero, el tipo de capital que busca y se nutre de ganancias especulativas.

Sin embargo, el mejoramiento de estas variables no representa ninguna beneficio para la economía real. Por el contrario, su fortalecimiento opera en su contra. Ese es el caso particular del tipo de cambio, que en la medida que se encuentra con un alto nivel de sobrevaluación vuelve más caras las exportaciones nacionales y, por tanto, provoca una disminución de su volumen, afectando el ritmo de crecimiento de nuestro país. De igual modo, sucede con esos capitales que llegan a nuestro país, ya que no contribuyen en nada a la expansión productiva. En otras palabras, ¿de qué sirve un peso fuerte, un nivel muy alto de reservas de divisas, una menor inflación?. Si, en cambio, se reduce la producción de bienes y servicios, se reduce el volumen del empleo, así como el consumo de las familias y el gasto público, debido a la menor recaudación fiscal.

La economía nacional no crecerá automáticamente sólo porque los aspectos monetarios estén bien, menos si el costo de que estos mejoren sea más contracción de las actividades productivas.

Es momento de enlazar la economía monetaria con la economía real, para que los buenos signos monetarios sirvan para la expansión productiva, de otro modo sólo se estará impulsando una economía que más bien parece un casino.