LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

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CRISIS DE LA AUTOSUFICIENCIA ALIMENTARIA

1987

Uno de los sectores más afectados por la violenta crisis de la economía mexicana es el sector agrícola cuya falta de dinamismo es, a la vez, causa fundamental de esta crisis.

A partir de mediados de la década de los setentas este sector comienza a mostrar signos de deterioro, pero es en las dos décadas posteriores cuando realmente se torna crítica su situación.

Sin duda alguna las causas de este fenómeno se ubican en la pulverización del ejido, eje central de la producción para el consumo nacional y la entronización del neolatifundismo, que acaparó tierras desviando su uso agrícola a la ganadería (que es más redituable en términos de ganancias) o hacia cultivos de exportación de son obviamente mejor pagados que los de consumo interno.

Por supuesto, hubo toda una política encaminada a esto, la cual, después de los fracasos de los programas como el Sistema Alimentario Mexicano (SAM) en el sexenio pasado, abandonó la idea de la autosuficiencia alimentaria y preparó al sector agrícola para el gran salto a la agricultura de exportación que generaría divisas para el pago de la deuda externa, que ya no, como en la década de los cuarentas, para sustentar el desarrollo industrial.

Por estas razones en la última década las cosechas cayeron entre un 40% y 50% en ajonjolí, cártamo y semilla de algodón, las importaciones se elevaron hasta un 100% en soya, sorgo y semilla de algodón; ya no exportamos más arroz, maíz y frijol, sorgo y cebada y lo que es peor sus importaciones aumentan año con año.

Esto se confirma para el año que terminó en las declaraciones de la SARH que evidencian que la producción agrícola programada para 1987 en 127.7 millones de toneladas no se logró y mucho menos las de maíz, sorgo y frijol.

Es por ello que las importaciones agrícolas se incrementaron en 50% durante el primer semestre del año en relación con el mismo período del año anterior según cifras de la Secretaría de Hacienda. Esto evidencia que el mayor volumen de compras fue realizado por el gobierno (67.5% del total).

Entre los principales productos importados se encuentran el frijol y el maíz, los cuales sufrieron un aumento del 53.2 y 43% respectivamente en cuanto a compras del sector público ya que en total (importaciones privadas más las del gobierno) las de maíz alcanzaron un incremento del 74%, las de sorgo un 91.7% y otras semillas y frutas oleaginosas un 208.1%.

Como efecto de este incremento en las importaciones y producto de una reducción de las exportaciones agrícolas en un 29%, el saldo en la balanza comercial del sector sufrió una caída del 77% durante los primeros nueve meses del año pasado en comparación con el mismo período del año anterior.

La Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO) ha sido el instrumento a través del cual el gobierno ha tratado de subsanar la caída del abasto nacional de productos agrícolas mediante las importaciones que ésta realiza y la venta de los mismos bajo subsidios, sin embargo este abasto comienza a peligrar ya que el presupuesto global de CONASUPO para este año asciende a 5.7 billones de pesos lo que significa una caída del 24% en términos reales lo que se reduce aún más si consideramos que el 25% de dicho presupuesto se canalizará al pago de la deuda del organismo.

El deterioro del sector agrícola también se explica por el desplome del presupuesto aplicado a dicho sector por el gobierno federal, el cual, acusará una caída del 45% en término reales de 1982 a 1988.

Tal situación es ya insostenible y habrá que tomar medidas concretas para revertirla. En este sentido habrá que reforzar el ejido y convertirlo en eje de producción agrícola para el consumo nacional; incrementar los precios de garantía de los productos agrícolas básicos de tal manera que permitan obtener una ganancia a los ejidatarios y pequeños propietarios condicionando el apoyo a estos últimos a que se produzcan bienes agrícolas básicos.

Sólo en la medida en que se abandone la política de privilegiar la producción de bienes agrícolas para la exportación y se aboque el campo a la producción para el consumo nacional, sólo así se podrá evitar el ahondamiento de la crisis interna, la cual es acicateada por la crisis agrícola en la medida que ésta produce inflación, por una oferta de bienes en constante decremento y genera déficits en la balanza comercial ya que eleva considerablemente el volumen de importaciones que realiza el país y agota por tanto las reservas internacionales y genera deuda externa; y finalmente, lo que es más grave y palpable deja sin posibilidad de autosuficiencia a millones de campesinos que emigran a las ciudades en busca de lo que el campo ya no les puede dar y que en los centros urbanos tampoco encontrarán.