UNA TEORÍA DEL DESARROLLO ¿PARA CONSTRUIR EL FUTURO

UNA TEOR?A DEL DESARROLLO ?PARA CONSTRUIR EL FUTURO

Ángel Blas Yanes
María del Carmen Rojas Alfaro

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V. Quise volar alto, pero...

"Me siento decepcionada de la vida, de no tener nada... siempre hay un vacío".

Lucía

Conocer en las mujeres, saber cuáles fueron sus decepciones, nos permite entender la orientación de sus intereses (no necesariamente de sus metas) y el grado de frustración.

El grado de realización o de decepción que experimente una persona va a estar determinada por varios elementos:

1- Las metas fijadas.

2- Las expectativas.

3- El esfuerzo.

4- El alcance o no de las metas.

5- Experiencia vivida.

6- Aprendizaje logrado en el proceso.

Cualquiera de estos aspectos, vivido de manera negativa, será afrontado y marcará de forma distinta si la persona es autónoma o dependiente.

De las 442 respondientes obtuvimos 448 respuestas acerca de lo que las decepciona. Casi la tercera parte señala que está decepcionada de su pareja, de los hombres, del fracaso de su relación de pareja o de ser madre sola. Todo ello está ligado al hecho de que, en un principio, el deseo que se tenía mayoritariamente era de estudiar y, al no haberse realizado esta aspiración, la posibilidad de realización por medio del rol de madre y esposa es el que prima.

Sin embargo, también acá hay problemas por los vínculos que se establecieron, de lo cual la mayoría responsabiliza a los hombres. Sólo un caso se presentó en el que la respuesta fue "haberse equivocado al escoger su pareja". Esta, contrario a los anteriores, fija la responsabilidad de la decisión en sí misma y no en otra persona.

Los problemas económicos, que en muchos casos las agobian, también son motivo de decepción. Al menos el 11% lo reporta como tal. Sin embargo, debe también considerarse que otros problemas como el ser madre sola, el fracaso conyugal, la separación de la pareja, son convergentes o afluentes de la gran decepción que algunas manifiestan como de tipo económico.

Al haber fijado el papel del macho como proveedor económico, la sociedad ha hecho a la mujer dependiente de él en este aspecto. Se le enseña, insinúa y conduce a que busque, como pareja, a un hombre que le brinde la seguridad económica y al hombre que reúna tal requisito se lo considera "el mejor partido".

Esto promueve relaciones utilitaristas y conformistas en la mujer. A ella, por lo general no se le capacita para alcanzar su independencia, ni siquiera en lo económico. Además, se enaltecen sus características físicas en cuanto a belleza se refiere, estableciéndose un comportamiento competitivo entre ellas, generando dependencia, pues se reduce su integridad a la exposición física como algo fundamental para la conquista del hombre.

Los diferentes aspectos tocados anteriormente, a través de grandes preguntas, nos brindan información que, a la vez, permite comprender las grandes contradicciones implícitas en el comportamiento humano.

Algunos de estos promueven una violencia severa, con el agravante de que, al estar disfrazados, se introducen de manera funcional. Por lo tanto, la vida digna que todo ser humano podría tener, ya de antemano está castrada.

Algunos comportamientos y sentimientos detectados en las mujeres, de los cuales se quejan, que no han modificado y están marcando los vínculos primarios de forma negativa y/o ambivalente son los siguientes:

1. Sentimientos de hostilidad, enojo y frustración.

2. Inadecuación por las condiciones en que viven.

3. Dependencia, en sus diferentes formas:

3.1. Apego ansioso u obsesivo hacia la figura masculina (como compañero, como el posible salvador).

3.2. Rechazo hacia los hijos.

3.3. Relaciones ambivalentes con los hijos.

3.4. Sobreprotección a los hijos.

3.5. Deseos de realización personal a través de los hijos.

3.6. Búsqueda de realización por la superación del compañero.

4. Baja autoestima.

5. Alteración del carácter (cambios de humor frecuentes y confusos).

6. Conformismo.

7. Explicación de los hechos como causa del destino, de los designios de Dios, sin involucrar la responsabilidad en las decisiones tomadas como parte de lo sucedido.

8. Dificultad para establecer relaciones interpersonales sanas.

9. Dificultad para la resolución sana de conflictos.

10. Dificultad para la intimidad.

11. Dificultad para discriminar sentimientos y tomar decisiones.

12. Apego a los roles estereotipados de la mujer y el hombre.

13. Dificultad para la elección sana de pareja como realización personal.

14. Surgimiento o agudización de sentimientos como celos, envidia e impotencia.

15. Hostilidad hacia la familia de origen.

16. Dificultad para percibirse como personas capaces de transformar sus vidas y de encontrar las posibilidades y/o recursos dentro de sí mismas.

17. Dificultad para definir metas personales fuera del papel de madres.

18. Centramiento en el rol de madre.

19. Búsqueda de la felicidad en el hombre; fuera de sí y no dentro de sí.

20. Dificultad para verse a futuro como mujer, como persona y miembro de una comunidad.

21. Hostilidad hacia la vida doméstica.

22. Dificultad para formar a los hijos por el grado de deformación existente en ellas.

23. Dificultad para interactuar y orientar a hijos adolescentes.

24. Dificultad para establecer límites y ejercer adecuadamente la autoridad en el hogar.

25. Dificultades severas para manifestar y recibir afecto de los hijos.

26. Poca o nula disposición para el éxito.

27. Dificultad para promover aprendizaje en los hijos a través de los castigos.

Tenemos, con los puntos anteriores, un panorama amplio de algunas de las dificultades que viven las mujeres y que dificultan sus posibilidades de Desarrollo y de disfrute de sí mismas y de los suyos.

Enfrentarse al mundo con las alas rotas tiene implicaciones severas a distintos niveles, uno de ellos es la imposibilidad de establecer vínculos gratificantes y duraderos para edificar metas, tanto en el nivel individual como en conjunto.

Triste también, y excluido de todo esto, es que igualmente el hombre se desenvuelve con las alas rotas. Por eso, no es igualando a la mujer con el hombre como se van a solventar las diferencias genéricas, porque entonces estaríamos partiendo de que el hombre está en las mejores condiciones para su Desarrollo, lo cual es totalmente FALSO.

Ambos, mujeres y hombres, necesitan replantearse su condición como seres complementarios para crear, mantener y perpetuar la vida. Existencia en la que es necesario andar y construir juntos el proyecto de vida, individual, comunal y de sociedad.

La dependencia -en sus diferentes formas- es un aspecto debilitador sobre el cual se teje la irrealización y la frustración de las personas. Sin embargo, la familia reproduce este aspecto que va a ser reforzado por otras instituciones. La dependencia es profundamente violenta y devastadora .

No podemos desenvolvernos en un medio altamente tecnificado y lograr el mejor provecho de ello, si nos conducimos con una mentalidad primitiva y sexista.

No podemos crear una sociedad de paz cuando en el sistema de crianza familiar se promueve la violencia en los vínculos más estrechos, al promover en hombres y mujeres valores y actitudes distintas que luego los llevan al enfrentamiento y la frustración antes que a la convergencia y realización.

Lograr un proyecto de vida personal óptimo conlleva a cambios sustanciales en los valores de la familia y la sociedad en general. Es necesario el exterminio de estereotipos sexistas y sociales construidos en detrimento de los seres humanos.

Hasta el día que tomemos real conciencia de que esta diferencia histórica, entre mujeres y hombres, ha producido graves daños a la humanidad, podremos establecer vínculos sanos y construir proyectos de vida, realizadores e impulsadores del Desarrollo, individual y colectivo.

Cuando logremos actitudes autónomas, estaremos en pleno vuelo para alcanzar el éxito. ¡La libertad y la autonomía generan realización! Estas se alcanzan cuando hay un proyecto de vida que nos lleva a experimentar y a explorar los vuelos más creativos, retadores e intensos en nuestras vidas.