LA ECONOMÍA MEXICANA FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN DEL PROTECCIONISMO AL LIBRE MERCADO

LA ECONOM?A MEXICANA FRENTE A LA GLOBALIZACI?N DEL PROTECCIONISMO AL LIBRE MERCADO

Hilario Barcelata Chávez

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EL PESO. FORTALEZA FICTICIA, DEVALUACIÓN NECESARIA

Julio, 2001

A pesar de los anuncios en el sentido de que el precio de nuestra moneda frente al dólar se mantendría firme, esta ha empezado a perder valor, precisamente a partir del 29 de junio en que el Banco de México anunció que dejaría de intervenir en el mercado de cambios. Anuncio que tal vez pasó desapercibido, pero que es sumamente importante porque el precio del peso ha estado manipulado por esa institución monetaria, a pesar de que ella misma decía que nos encontrábamos en un régimen de libre flotación, lo cual implica que el precio de las monedas lo determinan la oferta y la demanda en el mercado. Sin embargo, no era así, el Banco de México implementó lo que se denominada una flotación sucia, es decir, dejaba que el mercado fijara el tipo de cambio, pero al momento en que el peso se depreciaba por debajo de cierto nivel, debido a una demanda excesiva, intervenía incrementando la oferta de dólares, es decir, ponía a la venta más dólares para que no faltaran y eso impedía que se siguiera depreciando. Se puede decir que Banxico tenía un tipo de cambio piso el cual sostenía con sus intervenciones. Se entiende que esta manipulación obedece al hecho de que los resultados del funcionamiento del mercado de cambios no se correspondían con los objetivos y las intenciones de la autoridad monetaria. Y efectivamente así era, el Banco de México estableció el control del tipo de cambio como mecanismo esencial para controlar la inflación, es decir lo utiliza como ancla antiinflacionaria, ya que un dólar barato hace que los precios internos no se incrementen debido al alto componente de importaciones que tiene la producción nacional. Pero no sólo se ha impedido la depreciación del peso sino que, además, se ha alentado un fenómeno desproporcionado de “apreciación”, lo que más comúnmente se conoce como sobrevaluación. Ello se ha logrado mediante una intensa manipulación del mercado cambiario, a través de la ampliación de la oferta de dólares para depreciar el dólar, como ya dije, y mediante una política de captación de inversiones extranjeras de cartera a través de atractivas tasas de interés que intensifican la demanda de pesos, esto combinado con una política monetaria restrictiva que a base de cortos monetarios impide que se eleve la demanda interna de dólares

Por esta razón, el precio del peso mexicano empezó a mostrar un comportamiento que a muchos les parece extraño y a otros indebido. Después de haber alcanzado un precio de 10.30 pesos por dólar en diciembre de 1999, nuestra moneda empezó a disminuir su valor hasta llegar a cotizaciones inferiores a nueve pesos durante el presente año. Claro, esto muestra una fortaleza monetaria impactante, pero que es inexistente y riesgosa, porque no se ha alcanzado a través del fortalecimiento de la producción nacional y de la competitividad en el mercado mundial, es decir, no es gracias a que seamos mejores productores sino que hemos sido hábiles financieros. Y ahí radica, precisamente el riesgo de esta situación porque en la medida en que la fortaleza de la moneda no se corresponde con una fortaleza productiva, la solidez ficticia del peso atenta contra las posibilidades de mejoramiento productivo, ya que un dólar barato o un peso fuerte hace más caras las exportaciones mexicanas y disminuye las ventas de los productores mexicanos. Al mismo tiempo, las importaciones se vuelven más baratas, restándole competitividad a los productos nacionales los cuales se dejan de comprar al aumentar la compra de productos extranjeros más baratos.

Los resultados están a la vista, el índice nacional de actividad industrial muestra una caída del 3.4% con respecto al año pasado y el déficit en cuenta corriente ha alcanzado un monto de 4,000 millones de dólares, cantidad que es mayor a la observada en 1999, en que teníamos un dólar más caro. Y esto es grave porque el crecimiento descontrolado del déficit puede violentar una macrodevaluación.

Por eso es un hecho positivo el incremento del precio del dólar que ha pasado de 9.040 pesos el 29 de junio a 9.40 al cierre de la semana pasada. Esto que técnicamente es una depreciación constituye en realidad una devaluación no reconocida, porque el Banco de México está abandonando el tipo de cambio “piso” fijado, aunque no reconocido oficialmente, con el fin de dejar que el mercado ubique el precio real de las monedas. Eso evitará un mayor deterioro de la economía productiva nacional y una disminución del déficit en cuenta corriente. Mejor hacer hoy los cambios ordenadamente para evitar una tragedia mañana.