BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

Mercados Itinerantes - tianguis: La lógica de los mercados.
Ricardo Contreras Soto
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A manera de conclusiones generales sobre los Tianguis

 

Exploramos 8 tianguis en la ciudad de Celaya, pudimos ver las diversas modalidades de los tianguis:

1. Encontramos en los tianguis son formas dinámicas de comercio, muy apegadas a las condiciones y posibilidades de las personas de los países en la periferia y a ciertos elementos culturales (populares) principalmente de las clases medias y bajas (proletarios), así como de los excluidos. Participan como actores económicos de muchas maneras: como locatarios formales, locatarios itinerantes eventuales, gente que pide limosna, vendedores ambulantes sin espacio determinado (itinerantes de los itinerantes o rotativos - móviles de los tianguis, empleados de algún comerciante y otros prestadores de servicios generalmente descualificados. Permitiendo tener con ello, algún ingreso económico. La estructura informal facilita el ingreso de los participantes.

2. Nos queda claro también que la problemática depende de cuestiones macro y meso económicas como el desempleo, la pobreza, los bajos salarios, que no se reduce a las personas que participan. También la tendencia a la terciarización de la economía en la periferia, no responde a un gusto, sino a le exclusión de actores sociales en los sistemas productivos económicos, dominados principalmente por las grandes industrias del centro. A nivel micro las configuraciones productivas y de servicio de la región. Por eso consideramos estratégicos estos espacios públicos para fortalecer la economía regional.

3. En Celaya, así como en el resto del país, se presenta el comercio informal o ambulantaje, en el cual las personas parte de ellas, se dedican a hacer actos de comercio en vías públicas recorriéndolas o apareciendo en los tianguis determinados días y volviendo cíclicamente a poner sus puestos de venta en partes donde, ocupando muchas de las veces calles enteras, otras se sitúan en parques y jardines, los cuales obviamente no fueron diseñados ni pensados para tales actividades. Así vemos en Celaya diariamente tianguis en alguna parte de la ciudad.

4. Los tianguis tienen formas diferentes de servicios comerciales, están compuestos por una masa amorfa de vendedores independientes, pero el espacio en su conjunto se va “especializando y adquiriendo una lógica propia” dentro de procesos sociales de aceptación de los productos, dinámica de necesidades materiales y simbólicas de las personas47 y de las ofertas de los comerciantes. De esta manera se van distinguiendo: nocturnos, de segundas, de suministros familiares de comida o de ropa, artesanales48, etcétera. Es decir, la dinámica se da cuando la demanda y la oferta de productos es para dar suministros de alimentos: frutas, verduras, carnes, etcétera el mercado es local, es decir atiende solo a el área de afluencia local, cuando son de alimentos preparados participan las personas del área de afluencia local principalmente. Pero, cuando empieza haber una diferenciación en la oferta como una forma de especialización, las personas de otras colonias y lugares más alejadas del área de afluencia empiezan a visitar y consumir generándose un circuito de consumo especial. De acuerdo al “tipo de características o especialización” es la cobertura del consumo, si es un tianguis de abastecimiento de comida, generalmente su área de afluencia es local, es decir muy circunscrita a las colonias o barrios, mientras que si tienen características de cierta especialización se abre la cobertura del consumo a otras colonias49. Tal es el caso del tianguis de los lunes y domingos en Celaya. En los mercados de segundas las coberturas se restringen para las clases sociales subalternas de diferentes lugares. Los tianguis de abastecimiento como el de la Emiliano Zapata y el de Valle hermoso.

5. Dentro de la tipología de servicios encontrada en los tianguis, señalamos que el del lunes y domingo esta más orientada a un sector de consumidores jóvenes donde se vende ropa, componentes electrónicos de novedad, música. La comida preparada para consumo directo que se vende ahí (sobre todo la del tianguis del domingo) refuerza la visita acompañada que hacen los clientes con comida popular (gorditas, tacos, pacharelas, etcétera, que sus aromas principalmente generan un efecto sensitivo) en un área común asignada. No son mercados de abastecimiento de comida familiar. Y son los dos tianguis más transclasistas50 de Celaya. En las orillas de estos mercados y en algunos de los puestos establecidos venden ropa y artículos de segunda, haciendo un circuito paralelo o conjunto de consumo.

6. Podemos decir que hay una redistribución del ingreso local, por las actividades económicas en los tianguis, ya que algunos de los comerciantes son de esta comunidad. Los tianguis por lo tanto tiene una derrama local que debe verse y estudiarse, así como sus impactos sociales y culturales.

7. El prestigio de los mercados es simbólico y no se construye de la noche a la mañana (más cuando la forma de trasmitirlo principalmente es de comunicación cara a cara), el arraigo de los participantes va generando identidad51 y que puede ser también un atractivo turístico52. La fuerza creativa que hay en la dinámica de los tianguis, en el ambulantaje y en los mercados con la gente que participa se puede potencializar bastante el capital social53.

8. Los tianguis no solo son espacios de interacciones económicas, son también espacios de socialización y recreación para la mayoría de las personas que van: a ver los puestos, ver a que personas se puede encontrar, desenfadarse, ver múltiples colores y productos, escuchar sonidos y ruidos, diversos olores, visitar museos vivientes de los objetos y de las tecnologías…, todo esto hace especial el recorrido que rompe con la rutina y la alienación de la vida cotidiana. No olvidemos los márgenes de acción y representación de los agentes que la visitan. En contraste con los centros mercantiles que también el espacio de compra y de distracción54 los efectos subjetivos son diferentes, ya que hay un conjunto de dispositivos seductores marcados en la distinción social en los actos de consumo en los centros comerciales, por otra parte hay elementos identitarios en los tianguis. El “ambiente” son de las cuestiones que más gustan a las personas en los tianguis.

9. Llama la atención la importancia de los consumos culturales como son los discos y las películas principalmente, que están dentro las necesidades principales actualmente. Sorprende la importancia que hay en la vida cotidiana de las personas estos productos, cuando se supone que debe estar más orientado el gasto a la comida y a las necesidades inmediatas, marcado por el dicho “primero es comer que ser cristiano” en un país periférico, sobre todo cuando hay crisis recurrentes55. Por ejemplo, poner música en la casa o en el taller para amenizar las actividades a realizar e imaginar lo connotado o asociado es importante, esto nos da idea relativa del papel que juega las prácticas simbólicas y su potencialidad social en estas condiciones.

10. La discusión existente sobre las mercancías “legitimas” y el pirateo o mercancías “ilegítimas” se ha quedado en una gazmoñería fabricada56, en la que no se considera lo inmoral de la pobreza de las mayorías de las personas en las periferias, no considera lo penoso que hay en la falta de empleo, así como no les genera incomodidad las cosas que tiene que hacer las personas para satisfacer sus necesidades físicas y simbólicas (desde una economía moral). Esta discusión parcial se debe de llevar a un nivel más amplio y profundo que solo los intereses de los productores y distribuidores mayoritarios.

11. Los centros comerciales no son una forma desarrollada a la que evolucionan de manera “natural” los centros mercantiles. Los centros comerciales tiene que ver más con las tendencias de concentración y centralización del capital en las actividades mercantiles.

12. Vimos tianguis que fortalecen al mercado establecido, como es el de los lunes. A diferencia de lo que creen muchos planeadores, donde supuestamente el comercio establecido se debilita por el comercio informal de los tianguis.

13. Encontramos fenómenos interesantes como es el caso del tianguis del mercado urbano denominado “Cañitos”, es un tianguis en un mercado (aunque parezca redundante) este mercado se nutre de puestos y de clientelas diferentes, ensamblándose un conjunto de servicios en un día a la semana.

14. La potencialidad socio económico que tienen los tianguis para volver a entretejer y reactivar las redes sociales entre los productores locales y los consumidores, cuestión actual que está fracturada por los centros comerciales, ya que ellos se proveen de otras regiones y de otros países, afectando a la producción regional y local. Sobre todo en los productos agrícolas de la producción local. Estimular el tianguis de productores directos permitiría hacer llegar recursos financieros a los campesinos, ganaderos, apicultores, avicultores, micro y pequeñas hortalizas57, pequeños industriales58, nos daría mayor sustentabilidad productiva en la región, no fabricando más mano de obra barata descualificada y excluida. Sería una medida adecuada que permitiría tener recursos para la sobrevivencia para seguir realizando actividades económicas y posteriormente estrategias de desarrollo. Claro que esto tiene una serie de implicaciones porque debe de hacerse a través de organizaciones (no amafiadas, claras, transparentes, representativas, solidarias y responsables) ya que como vimos, los productores tienen que producir y los comerciantes en países con problemas económicos, deben de rotar en las plazas, sin embargo no debemos de cerrar ninguna posibilidad creativa.

15. Encontramos también una diferenciación de consumos en los tianguis, por un lado hay consumos familiares es una compra grupal pero que es llevado por algunos de los miembros, generalmente en esta cultura son mujeres (no es privativo), ya que ellas están vinculadas con un capital cultural con referencia a los alimentos y a su preparación, en la selección de frutas, verduras, etcétera, hay compras de mandaderos que son algún miembro de la familia que compra en proporciones pequeñas algún producto necesario, pero estos se hacen bajo encargo. Hay compradores individuales que compran para sí productos, también hay decidores de compras son quienes aportan el dinero como los jefes o jefas de familia y los cargadores quienes apoyan a sus familiares a cargar las mercancías familiares.

16. A los comerciantes de los tianguis les pide la gente mayor responsabilidad social en cuanto aseo, cierto orden, responsabilidad económica, madurez en el trato, cuidado en el medio, higiene en los alimentos, solidaridad amplia y estética en este espacio social. El acuerdo con las responsabilidades de los comerciantes de los tianguis debe ser más amplios para que puedan trabajar.

17. En cuanto a los mercados de segunda nos dimos cuenta que el reciclaje de productos alargan la vida en su uso, pudiendo acceder las clases subalternas a productos necesarios, ya que estos son caros, por ejemplo: la ropa, algunos aparatos eléctricos, algunos objetos de cocina, etcétera. También nos dimos cuenta de que muchos de los productos se reciclan, en otros términos de funcionalidad a la que fueron diseñada. Como es el caso de objetos viejos: espuelas, planchas de carbón, espadas, quinqués etcétera, que pasan hacer objetos indumentarios con cierta refuncionalidad (pisa papeles, apoyadores de libros, maceteros, etcétera) y ornamentales (como son los resignificados, connotativos de la estética del campo, de lo rural, de loa antiguo, de los abuelos, de la revolución, etcétera), de ciertas clases sociales con cierto nivel de estudio, generalmente. Vemos en los mercados de segunda una amplia posibilidad creativa y conservativa de la naturaleza con los productos que dejaron de utilizarse (para reintegrarse dentro de estrategias de reciclaje), aunada a las iniciativas de creatividad para revalorar los consumos sociales. Los mercados de segunda son auténticos museos de objetos y de tecnología, la creatividad aunadas a las actividades lúdicas pudieran alimentar el espíritu científico.

Retomamos algunas observaciones y propuestas59 que ya habíamos planteado:

1. Asignar áreas fijas y temporales (tianguis) adecuadas al comercio informal. Con figura fiscal adecuada.

2. Crear y fomentar nuevos “mercados populares” como espacios conjuntos que permiten organizar el comercio, minimizar costos a las familias, concentrar servicios, etcétera.

3. Organizarlo (no por liderazgos o partidos) sino por organizaciones autogestivas dentro de un esquema social.

4. Se les condicione su participación a la formalidad: registro, pago de impuestos y declaraciones, claridad en las transacciones económicas.

5. Se articulen con los productores directos regionales, para que no sólo sean las grandes empresas las que ganen del comercio en los tianguis. Esto fortalecería mucho a la planta productiva regional.

6. Órganos representantes del comercio como la CANACO, pueden participar en la organización de la transición de este tipo de comercio.

7. Que sean verificados los puestos por las autoridades: sanitarias y otras, para que den fe y supervisen las condiciones y requisitos sociales de la comercialización.

8. Que se eviten los actos de corrupción de las autoridades (a través de mecanismos de supervisión ciudadana).

9. Organizarse los comerciantes para dar mejor servicio.

10. Que se entienda la lógica del consumo popular, que no se subordine a la lógica de los grandes intereses de las grandes corporaciones. Es el caso de los artículos “piratas”, donde se requiere hacer propuestas de acceso a productos con cierta calidad y más baratos.

11. Por otro lado, es necesario que la ciudadanía sea responsable y que haga consumos con base a la información de las especificidades de los productos o servicios, compare y escoja. Siempre informada de ellos, y las implicaciones sociales que hay en las prácticas de consumo. Fomentar una cultura de consulta de la información y selección de compra para concienciar a la ciudadanía60. Que se incluya circuitos de consumo que fortalezcan las producciones regionales y locales. Ampliándose la apertura de mercados alternos (internos y globales), sobre todo en los países subalternos. Que se luche por mercados justos, con arbitrajes internacionales (mixtos) y nacionales de organismos civiles democráticos y técnicamente capaces, por una racionalidad ecológica y comunitaria. Liberar el mercado de los abusos de las grandes empresas. Se reoriente la economía con sentido más social. Que se fomente la creatividad productiva responsable. Buscando consumos inteligentes donde se favorezca la producción, distribución y consumo de bienes y servicios que sirvan de manera sustentable a la sociedad y al mundo. Se evite los abusos políticos de los monopolios, oligopolios y cuasi monopolios económicos (ver a Wallerstein 2006). Es importante redimensionar el papel de los organismos y secretarías gubernamentales más vinculadas y supervisadas por las ciudadanías, en los términos de sus facultades reales, sobre todo en darle más poder administrativo para sancionar a los productores y comerciantes que dañen a las personas, a la comunidad y al medio ambiente. Las empresas que participen en México tengan un grado alto de responsabilidad social. Se reconozca las ligas de consumidores que como organismos sociales - civiles, para que hagan valer sus derechos, exijan calidad y mejoras, evalúen impactos e implicaciones sociales y ecológicos, incidan en las decisiones que orienten la producción y los servicios, así también eviten abusos sobre todo frente a las grandes empresas que gozan de excesivo poder y en algunas casos de impunidad. Se requiere de poder ciudadano para democratizar la economía. Hay un premio o un castigo en el carrito o en la bolsa del mandado61 (de manera indirecta) o denuncia ciudadana y administrativa (de manera directa), donde el consumidor informado debe evaluar el desempeño de las empresas, la calidad del producto, el prestigio simbólico que se ha ganado en su desempeño de la empresa y la capacidad de responsabilizarse y de reconstituir lo social y lo ambiental.

12. El mercado y el consumo inteligente empieza en algunos países a dar cierto giro interesante, como es el caso de algunos mercados europeos62, de Estados Unidos y de otros países periféricos: Los productos orgánicos, sobretodo aquellos que tienen que ver con formas rudimentarias de producirlos; el mercado justo; la existencia de mercados de simpatía y la solidaridad internacional en los productores comunitarios (en nuestro caso como las cooperativas cafetaleras de Chiapas y de otros estados; las artesanías de grupos organizados indígenas, sobre todo de manufactura autogestionaria femenina; de música de artistas independientes, por ejemplo); así como a la solidaridad política con los productores directos (caso de la cooperativa de jugos Pascual Boing); también a las demandas con los pequeños productores locales, entre otros, sería bueno conocer e impulsar este tipo de experiencias63.

Estas serían nuestras contribuciones y propuestas de este estudio.


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