Problemas entre Alfonsos
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URUGUAY UN DESTINO INCIERTO


Jorge Otero Menéndez

 

 

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Problemas entre Alfonsos

Parte considerable de lo que hoy día conocemos como Portugal ingresa a una tumultuosa vida peninsular de la mano de un borgoñés, Enrique de nombre y de filiación conocida: cuarto en la línea de descendencia de su abuelo Ruperto I de Borgoña.

Enrique recibe el condado ubicado al sur del río Miño por merced del rey de León y Castilla, Alfonso VI (1040-1109), quien se lo entrega por sus méritos en la lucha contra los moros (y a su lado) conjuntamente con su ilegítima hija Teresa. Las dotes en aquella época sí que existían. Y más cuando involucraban un premio por una funcional lucha contra los musulmanes. Aparentemente le entregó ambos bienes por las mismas acciones: es decir, su hija y los condados de Porto Calense (hoy Oporto) y Coimbra (con el tiempo capital del reino). Posteriormente, lo confirma como conde de Portugal.

Al casarse su hija legítima Urraca (1080-1126) con el primo de Enrique, Raimundo de Borgoña, a su vez, le concede Galicia, hasta el Miño.

No es momento ahora para hablar de ello, pero es de tener presente que este Alfonso es quien, de algún modo, reafirma aquello de la ayuda divina que recibía en la lucha contra los infieles: la de Santiago, espada en mano y caballo entre sus piernas, que hacen cruzar incluso el Atlántico para ayudar a Hernán Cortés y participar en alguna batalla en Chile, de todo lo cual dejan constancia los notarios que debían necesariamente acompañar a los conquistadores[i].

Alfonso VI, no vaya a pensar el lector que era un hombre retraído y generoso. Siquiera, al menos, buen cristiano. Es el mismo a quien El Cid[ii] Campeador acusa de haber dado muerte al hermano, el rey Sancho II (1038-1072), con el fin de obtener el trono.

Por otra parte, no existió una lucha permanente contra el originalmente intruso beréber. Hubo sí enfrentamientos entre cristianos, entre beréberes, entre unos y otros, y relaciones cordiales desarrolladas del mismo modo. Por ejemplo, el hijo varón de Alfonso VI, Sancho, lo tuvo de una princesa mora y murió en la batalla de Uclés[iii] (1108), en la que vencieron los almorávides[iv].

A la muerte de Alfonso VI (1109), otro Alfonso, nieto del mismo nombre pero hijo de Urraca y Raimundo, buscaba la independencia de Galicia, con él al frente, desde que habiendo asumido su madre – después de sinnúmeras luchas y largos años - como reina de León y Castilla a la muerte de su abuelo ésta se casa con su circunstancial aliado Alfonso "El Batallador" (1073-1134), monarca de Aragón, viendo el primero postergados sus derechos.

No se atrevió entonces Enrique de Borgoña, conde de Portugal y casado con la hija ilegítima Teresa, a constituir un reino independiente. Pero tampoco aceptó ser vasallo de Urraca, esforzada sucesora de su padre Alfonso VI. Siguió Portugal siendo un condado, aunque cortó su relación de dependencia.

En 1111, el doble primo de Alfonso Henriques, el gallego Alfonso Raimundez el hijo de Urraca y Raimundo, asume como rey de Galicia en medio de una enfrentamiento entre los partidarios de la reina, su madre, y los de su nuevo marido, Alfonso “El Batallador”, el de Aragón. Vencido éste último, es decir, "El Batallador", por las dificultades de toda naturaleza que debió enfrentar, repudia a su mujer, Urraca, y vuelve a su tierra. Sin duda, harto de tantos problemas alfonsinos y regionales.

Por su parte, a la muerte de Enrique de Borgoña, conde de Portugal, su hijo, Alfonso Henriques (c.1109-1185), resuelve concretar jurídicamente lo que los hechos habían dictado: hacer de Portugal un reino independiente. Tuvo que luchar por ello incluso contra su madre. Es reconocido como rey Alfonso I (Afonso en su versión portuguesa). sin embargo, por los nobles de la región varios lustros después de su originario intento. 

Cuando fallece Urraca, su hijo - que era ya Alfonso I de Galicia - es aceptado como Alfonso VII de León y Castilla, reteniendo su primer reino. Al morir posteriormente su ex padrastro, Alfonso "El Batallador", extiende sus territorios y obtiene el ansiado cargo de su ancestro del mismo nombre, pero el III en número: el de ansias de emperador. Y vuelta a luchar contra los moros disgregados, a esa altura más que nada banderías de fáciles derrotas. Por eso lo conquistado se pierde cuando aparecen los almohades[v].

Sucesos estos que podrían ser conocidos como "alfonsinos": Alfonso se llamaban los nietos, Alfonso el abuelo, Alfonso el padrastro de uno de ellos. Los primeros con pretensiones sobre Galicia y Portugal. El segundo rey de León-Castilla. El último, de Aragón.

Poco más tarde, Diego Gelmírez, destacado clérigo gallego, que había apoyado en sus demandas originales a Alfonso, el hijo de Urraca, asienta su señorío en Santiago de Compostela, dando lugar a variados levantamientos a mediados del siglo XII. Y logra para Santiago, la ciudad, la condición de sede arzobispal y con el tiempo, para sí y sin proponérselo, ser el patrono de la marina gallega.

Pero la semilla de la independencia de Galicia aunque no germine plenamente será difícil de olvidar. Y el caso de Portugal, a la larga, imposible de revertir.

[i] Nos referimos al bueno de Santiago el Mayor, el apóstol. "El manso pastor", que fue convertido, de buenas y no tan a primeras, en guerrero, pasando a ser denominado "Matamoros". Su nombre se convertirá, desde tiempo después del supuesto inicio de la Reconquista de España y hasta hace no tantos años atrás, en el grito de guerra hispánico: "Santiago. Cierra España".

Incluso el inca Garcilaso - quien tanto contribuyó a la construcción de leyendas con apariencia de Historia - lo hace aparecer en sus "Comentarios Reales", en América, en 1535, "visiblemente delante de los españoles, que lo vieron ellos y los indios, encima de un hermoso caballo blanco". Como también en el continente americano un jefe español deja ¡constancia notarial! de la ayuda del Apóstol, en la lucha que mantuvo con poco más de doscientos soldados contra siete mil indios, según declara.

No es lo mismo luchar en favor de un apóstol, que llevarla a cabo conjuntamente con uno de ellos...

Como si a la imagen de Cristo, entonces u hoy en día, le quedara bien lucir un par de cananas, acompañado de un grupo de soldados suyos.

La comparación no es caprichosa desde que en los tiempos iniciales se sostenía que ese Santiago "El Mayor" era también el otro, el llamado en las versiones apócrifas del Evangelio que circulaban por entonces, "hermano de Cristo". Todo lo cual se entronca con los mitos pre cristianos - que aparecen en casi todas o todas las civilizaciones - de los gemelos o mellizos, hijos de Dios, y cuyos ecos se dejan oír en las diversas versiones que se ofrecen de los hechos protagonizados por los apóstoles y el propio Jesucristo.

En la batalla de Clavijo, en el 859, se apoya, además, la principal "prueba" de la leyenda de Santiago "El Mayor". Es una idea que conoce la acción cuando es transformada en sueño que se atribuye al astur Ordoño I (rey entre 850 y 866) y en el que vemos el problema y la solución. Por ese supuesto sueño que éste divulgaría, según el inventado cuento, a su desmoralizada tropa, se le habría aparecido el Apóstol montado en un caballo blanco, blandiendo una flamígera espada, para ayudarlo en la contienda, estando físicamente a su lado, contra el rey moro Musa II, al cual vencen en el citado sitio. Caballo y tesón que figuraban ya antes, en la tradición guerrera pre cristiana.

Coinciden los historiadores, que Santiago nunca estuvo en España y es recién después del siglo VI de nuestra Era que es "filtrado" el hecho en el pregonar cristiano de entonces, de forma casi distraída. Probablemente ocurre ello con el rey asturiano Alfonso II "El Casto"(759-842), quien se encarga de reafirmar la inercia religiosa visigoda (en la cual el arrianismo fue pieza angular y cuya importancia - la de ésta versión del cristianismo del siglo IV - será fundamental en la generación del mito de Santiago - los restos del Apóstol son encontrados en Iria, en ésta época y en tanto hermano de Cristo hombre), establecer a Oviedo como capital del reino y dar inicio a un cierto relacionamiento con la Cristiandad.

Es el hijo de Ordoño, Alfonso III "El Magno" (848-910), monarca astur entre 866 y 910, en compañía de su obispo Sisnando de Iria (la Iria Flavia romana) - localidad donde fue establecido a mediados del siglo IX por Alfonso II “El Casto”, el cual murió sin descendencia, que yacían los restos de Santiago "El Mayor" -, quienes perciben la omisión onírica de Ordoño y organizan la condición de guerrero del Apóstol (Hoc signo vincitsur inimicus), de hermano de Jesús y de Patrono (Hoc signo tuetur pius). Santiago además de acompañar a su vera a Ordoño, utiliza su espada como Matamoros.

No fue Alfonso “El Magno”, en realidad, quien lo hizo directamente sino sus historiadores en "Las Crónicas de Alfonso III" quienes nos hablan de Covadonga, de Pelayo, cristianizando lugares, reciclando e inventando historias y dando por cumplidas supuestas profecías que en ese momento son creadas, y cuyos resultados eran conocidos.

En éste período se produce el "relanzamiento" definitivo de Santiago "El Mayor", cuyas reliquias son respetadas incluso cuando los triunfos del principal enemigo, el caudillo Almanzor (940-1002).

 Este importante jefe militar hispano-musulmán, en sus luchas llega a arrasar Santiago de Compostela, con huestes integradas por numerosos cristianos (incluso el día de descanso de sus tropas era el domingo), pero deja intactas a aquellas. Su lucha pareciera que fue contra quienes habían avanzado sobre su territorio. No contra divinidades o creencias, a las que, aparentemente, respetaba. No fue una guerra religiosa.

¿Sabía Almanzor que Santiago era discípulo de Juan "El Bautista", cuyo nacimiento le fue advertido a Zacarías por el arcángel Gabriel, el mismo que a María le anuncia el nacimiento de Jesús y le enseñó las Sagradas Escrituras a Mahoma? ¿Desconocía que el Avemaría de Gabriel integró desde temprano la liturgia de Santiago? Plegaria ésta que luego es internalizada popularmente en España a partir del siglo XI y alcanza su mejor expresión en el libro cuarto de Cantigas que Alfonso X "El Sabio" le dedica a la Virgen.

En el siglo X, la preocupación imperial de Alfonso III "El Magno" se exalta desde sus inicios: es desplazado del trono por el conde Froila de Galicia, al cual vencen posteriormente los partidarios de Alfonso., Pero no somete Alfonso el territorio como si fuera enemigo. Lo hace parte de un conjunto. Parte principal o una de las principales.

A dicho condado le permite "El Magno" - tal vez por obispal sugerencia - integrar su núcleo real, manteniendo Galicia las supuestas reliquias de Santiago. La mayoría de los otros recuerdos sagrados, pertenecientes a otros santos, fueron traslados a Oviedo, ciudad capital.

¿Serán la talentosa canalización de la ambición de ese rey y la no menos imaginativa e inteligente cabeza de su obispo, los padres de la leyenda?

Asimismo, los supuestos restos mortales del último rey visigodo Rodrigo (es de recordar que así se llamará además El Cid) son encontrados también en tiempos de Alfonso III "El Magno", destacándose que leales soldados de aquél retiraron su cuerpo del campo de lucha para no dejarlo a merced de los musulmanes... Se hallaron, según esa versión, en un monasterio de Virseo, localidad ubicada hoy en Portugal, vecina a Galicia. Y la batalla de Guadalete (julio del 711) en la que murió Rodrigo ocurrió en el otro extremo, cerca de Gibraltar, en Andalucía.

La necesidad de justificar religiosamente su presencia parece explicar esa peculiar circunstancia de encontrarse su cadáver a tan vasta distancia del enfrentamiento militar que lo originó... Ello y el resultado de la forzada búsqueda de una legitimidad histórica al recuperar la mejor memoria visigoda (quienes prácticamente no tuvieron presencia en la amplia Asturias; en la de aquella época). Y la idea misma de la Reconquista, que habría dejado perplejos a sus antecesores si vivieran. Como dejó deslumbrada a España, después.

¡Hasta una Crónica dispuso que se realizara el sagaz astur, reinterpretándose y ajustando los hechos a su intención! ¿Qué decimos? Dos Crónicas ordenó redactar. La segunda para corregir debidamente lo confeccionado en la primera. 

[ii] Rodrigo Díaz de Vivar o Bivar (c. 1043-1099), fue conocido como el Cid, nombre de origen árabe (sayyid), que significa Señor.

Hubo otro Cid, que precedió a Rodrigo Díaz de Vivar. Fue el hijo de Ramiro II de León y de una princesa mora: Alboazar Ramírez. Pero aun siendo antecesor de casas reales, a éste otro Cid no se le ha dado la misma importancia que a quien aparece no mucho después. 

[iii] Un tiempo luego, en Uclés será instalada la Orden de Santiago la que tuvo allí su sede durante casi tres siglos siendo su misión la de proteger a los peregrinos en su camino a Santiago de Compostela. La Orden fue Fundada por 12 nobles de León en 1161.

[iv] Grupo de fanáticos islámicos que procedentes del norte de Africa ocuparon durante breve lapso los territorios de los reinos musulmanes de la Península Ibérica. 

[v] Otro grupo fanático religioso que duró poco más de un siglo, procedente también del norte de África. Expulsaron de sus territorios a los mozárabes y los judíos.

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