La relación gen-carácter
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

ECONOMÍA DEL ARROZ: VARIEDADES Y MEJORA

Josep Maria Franquet Bernis
Cinta Borràs Pàmies

 

 

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La relación gen-carácter

Los genes son los elementos necesarios para la fabricación de nuevas variedades, siendo esencial, en la mejora genética de plantas, tener en cuenta la relación entre genes y caracteres, es decir, la relación existente entre genotipo y fenotipo. Comúnmente, no todos los efectos fenotípicos están relacionados de una forma sencilla con el gen, sino que son más bien el resultado de una procelosa cadena de reacciones e interacciones físico-químicas iniciadas por los genes, que conducen, a través de complejas cadenas de acontecimientos controlados o modificados por otros genes y el medio exterior, al fenotipo final. En mayor o menor grado, el funcionamiento de cualquier gen depende del genotipo de que forma parte y del medio exterior a que está expuesto.

Hay numerosos casos en que ciertos caracteres morfológicos o fisiológicos bien definidos están regulados, en gran parte, por un solo gen y resultan poco afectados por el medio genético o físico. Algunos caracteres importantes están regidos por genes de efectos notables, fácilmente identificables y relativamente estables. Estos genes son particularmente valiosos para los mejoradores de plantas, porque se analizan y manejan fácilmente mediante típicas técnicas mendelianas. Sin embargo, estos genes "cualitativos", conocidos de la genética clásica, pueden tener más de una manifestación fenotípica.

No existe una acción directa entre un gen y un carácter, ya que en muchas ocasiones un carácter viene condicionado por la existencia de un conjunto de genes. Efectivamente, todo gen se encuentra en un ambiente determinado, que lo forman los demás genes, el jugo nuclear y el citoplasma celular; por consiguiente, su acción puede ser suprimida, modificada o reforzada.

Esta interacción resulta muy importante, sobre todo la que proviene de la presencia de los demás genes. Hay que tener en cuenta, además, que en todas las células de un organismo diploide, a excepción de las germinales, existen dos dotaciones de genes homólogos, una portada por el progenitor masculino y otra por el progenitor femenino, con lo cual cada gen tiene su pareja, es decir, su alelo. Por “alelo” entendemos los genes diferentes que afectan al mismo carácter y de la manera como interactúan esta pareja de alelos depende, en gran parte, el carácter.

Como resultado de ello, ocurre que cada gen tiene su pareja, es decir, su alelo. Si aceptásemos una idea simplista, diríamos que cada par de alelos, en un organismo diploide, daría lugar a un carácter. De este par de alelos, uno es de origen materno y el otro paterno. Esto es cierto tratándose de cada individuo en particular, pero si consideramos una población, encontramos una serie de alelos que afectan al mismo carácter.

En toda célula de un organismo diploide existe una combinación distinta, según la pareja de alelos que intervengan, pues no olvidemos que sólo pueden existir dos alelos de la serie en cada individuo. Todo carácter depende de la acción de una pareja de alelos. Existen, como es sabido, genes “dominantes” y “recesivos”. En el caso, en fin, de que los heterozigóticos manifiesten las propiedades de ambos alelos se dice que hay “codominancia”, es decir, que se trata de genes “codominantes”.

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