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F.J. Blancas Peral y E.M. Buitrago Esquinas
CAPÍTULO IV: LA OFERTA TURÍSTICA DE SEVILLA.
El objetivo fundamental de este capítulo es ofrecer una visión lo más clara
y práctica posible del diseño y ejecución de la política turística en el
municipio de Sevilla. Como ya hemos visto, a finales de la década de los
ochenta, después de un largo periodo de expansión, se produjo una crisis en
el sector turístico español, provocada por un cambio estructural en los
mercados turísticos que provocó un desajuste entre la oferta y la demanda,
con consecuencias negativas para las economías regionales y nacionales.
Estábamos asistiendo a un momento de agotamiento del modelo turístico
clásico español, lo que llevaría a la realización de una serie de trabajos
que diagnosticarían esta situación y resaltarían la necesidad de la puesta
en marcha de una planificación turística integral para la implantación de un
nuevo modelo turístico que adaptase el sector a los nuevos cambios que se
estaban produciéndose por el lado de la demanda. El caso de Sevilla, como
expondremos a continuación, supuso una excepción dentro de este marco,
siendo una pionera en el desarrollo de medidas en materia turística
encaminada a una planificación más acorde con las líneas del nuevo modelo
turístico.
Partiendo de este punto, realizaremos un análisis circunscrito a un
horizonte temporal que abarca desde finales de los ochenta hasta nuestros
días. De esta forma, intentaremos obtener una visión práctica del proceso de
implantación del nuevo modelo turístico en Sevilla. Por otro lado,
centraremos nuestro estudio en el municipio de Sevilla; aunque para poder
comprender la política turística que en él se desarrolla, es necesario que
hagamos referencia a las políticas diseñadas desde ámbitos competenciales
más amplios: nivel central, autonómico y provincial. En la figura 5.1 hemos
tratado de resumir los diversos organismos con competencias en materia
turística y los planes de política turística que pueden tener relevancia
para el municipio de Sevilla.
FIGURA. 5.1. Distribución competencial en materia turística
Con el objetivo de separar las actuaciones realizadas desde dichos
organismos hemos dividido este capítulo en tres partes claramente
diferenciadas. Comenzaremos con una primera parte donde procederemos a dar
una visión clara, concisa y completa, a la vez, del conjunto de medidas de
política turística puestas en marcha por la administración central y
autonómica durante el periodo analizado. Ello configura el marco general
donde se va a desarrollar toda la planificación turística de la ciudad de
Sevilla. Una vez obtenida esa visión general, pasaremos a una segunda parte
donde ofreceremos una visión empírica del desarrollo del marco anterior en
Sevilla, centrándonos sobre todo en la actuación del Ayuntamiento por ser el
más cercano a la situación real. En este apartado intentaremos reflejar cómo
entre lo que se recoge en los planes y lo que realmente se consigue con las
medidas puestas en marcha, hay mucha diferencia. Finalmente, analizaremos
cual es el desarrollo previsto para el futuro del turismo de la ciudad de
Sevilla, recogido en el Plan Estratégico de Sevilla 2010, y donde
analizaremos los grandes retos y problemas, que bajo nuestro punto de vista,
quedan aún por afrontar.
V.1. MARCO GENERAL DE LA POLÍTICA TURÍSTICA EN SEVILLA:
PLANIFICACIÓN ESTATAL Y AUTONÓMICA.
V.1.1. La Planificación Turística Estatal .
Como ya hemos analizado, la actividad turística entra en crisis a finales de
los ochenta como resultado de los cambios que se producen en las tendencias
de la demanda y que no son correspondidos por la adaptación de la oferta.
Ello dio lugar a todo un conjunto de iniciativas por parte de los agentes
económicos (empresarios, profesionales y trabajadores del sector), de las
Administraciones Públicas y de los grupos políticos, cuyo objetivo era
definir la situación que atravesaba el turismo español, su posición
competitiva y las estrategias que deberían seguirse para lograr que la
actividad turística se consolidase como uno de los sectores claves de la
economía. De entre ellas, cabe destacar el Libro Blanco del Turismo Español.
Este documento contó con la participación y colaboración de las
Administraciones Públicas, los sindicatos y la patronal y se público en 1990
por la Secretaria General de Turismo. El objetivo último del Libro Blanco
era el de "efectuar un análisis y diagnóstico del sector turístico español;
analizar sus puntos fuertes y débiles, destacar los principales problemas y
retos a que se enfrenta y definir las líneas estratégicas de actuación a
medio plazo". Todos estos diagnósticos sobre la situación del turismo en
España a finales de los ochenta concluyen con la necesidad de un cambio de
orientación en la política turística, tanto en sus objetivos como en sus
estrategias. Se había constatado el agotamiento de un modelo y la
Administración debía impulsar el proceso de transformación.
De este modo, se elaboran los Planes Marco de Competitividad del Turismo
Español (Plan FUTURES 92-95 y Plan FUTURES 96-99). Estos planes fueron
realizados por la Administración Central en colaboración con las CC.AA., lo
que supuso un nuevo esquema de cooperación entre la Administración Turística
del Estado y la Autonómica y, desarrollaron las bases de una interlocución
más estrecha con los agentes sociales, dotándolos de un mayor protagonismo .
El ámbito espacial de actuación fue todo el territorio nacional y se
financiaron a través de los presupuestos de las administraciones españolas
(General y de las Comunidades Autónomas) y de fondos procedentes de la Unión
Europea. El objetivo de ambos planes, similar por los buenos resultados del
primero, se puede resumir en: la maximización de los beneficios económicos,
sociales y medio ambientales del turismo. Es aquí donde encontramos una de
las grandes diferencias con la política realizada durante el modelo anterior
que únicamente pretendía maximizar el número de turistas extranjeros. Ahora
se persigue maximizar el beneficio económico del turismo; no sólo el número
de turistas, sino los ingresos y el empleo que éstos dejan, y no sólo los
del turismo extranjero, sino también los del nacional. Por otro lado, es
importante compatibilizar la obtención de beneficios económicos con la
obtención de benéficos sociales (se pretende aumentar la calidad de vida de
todos los agentes involucrados en la actividad turística) y medioambientales
(lograr un desarrollo turístico respetuoso con el entorno natural y
cultural).
Para conseguir estos objetivos ambos planes se desarrollaron a través de
varios programas centrados en aspectos muy similares y, todos ellos, muy
coherentes con las tendencias del nuevo modelo turístico: coordinación
interadministrativa y entre el sector público y privado,
internacionalización, calidad, modernización e innovación, formación,
diversificación y nuevos productos. El FUTURES II es la continuación de la
línea comenzada en el FUTURES I, pero trata de corregir algunos puntos
débiles que se habían detectado: no atomizar tanto los proyectos
subvencionados y potenciar más las iniciativas de gran volumen (trata de
concentrar las actuaciones por productos o destinos turísticos para lograr
una mayor rentabilidad y multiplicar su efecto demostración). Por otro lado,
no sólo apoyará la difusión y puesta en marcha de los programas mediante
subvenciones, sino que además introduce la asistencia técnica directa al
sector por parte de la Administración del Estado.
En 1999 concluyen los Planes Marcos de Competitividad del Turismo Español
habiendo cumplido la mayor parte de sus objetivos: se había superado la
crisis del sector y se recuperó la posición de liderazgo del turismo
español. Por ello, en la actualidad el principal objetivo es consolidar
dicha posición de liderazgo, para lo cual se establece como principio
estratégico la CALIDAD. Basándose en este principio se elabora el Plan
Integral de Calidad del Turismo Español (PICTE 2000), con una vigencia del
2000 al 2006 (coherente con la vigencia de los programas e iniciativas de la
Unión Europea, de modo, que algunas actividades del PICTE se puedan
beneficiar de estos fondos). El PICTE sintonizaba de esta forma con los
esfuerzos, que tanto el sector empresarial privado como las administraciones
públicas estaban realizando en esta última década, mediante la creación de
oferta nueva, la renovación de la existente y la inversión pública en
infraestructuras. En definitiva, el PICTE sustituía, ya la vez, daba
continuidad a los Planes Marco de Competitividad.
El PICTE parte de un análisis de los retos que afronta el sector turístico
español y se definen los principios básicos que inspiran el Plan (calidad,
carácter integral y rentabilidad ). A continuación, establece como objetivos
generales concretos del mismo los siguientes:
OBJETIVOS GENERALES
Consolidación de la posición de liderazgo del turismo español a medio y
largo plazo.
Incremento de la rentabilidad.
Sostenibilidad sociocultural y medioambiental de la actividad turística.
Diversificación de la oferta y la demanda.
Mayor distribución territorial de los flujos turísticos.
Aumento de la calidad del empleo en el sector.
Aumento de la presencia internacional de la empresa turística española.
Consecución de indicadores completos de la actividad turística.
Reconocimiento del sector turístico por el resto de los sectores
económicos e integración del mismo en los esquemas de financiación,
exportación, etc...
Para la consecución de los mismos se establecieron diez programas en los que
se concreta (muy similares a los que se conformaban los FUTURES): calidad de
los destinos turísticos, calidad en los productos turísticos, calidad en los
sectores empresariales, formación de calidad, desarrollo e innovación
tecnológica, internacionalización de la empresa turística, cooperación
internacional, información estadística y análisis económico, promoción y
apoyo a la comercialización exterior.
V.1.2. La Planificación turística de Andalucía.
Dentro de este marco general de planificación turística marcado por los
planes anteriormente analizados, cada Comunidad Autónoma, en virtud de las
competencias que le han sido atribuidas en el art. 148 de la Constitución
Española, adapta las líneas generales establecidas en dichos planes a su
realidad mediante una planificación autonómica que gestiona y ejecuta. En
concreto, el artículo 148.1.18 establece que las Comunidades Autónomas
podrán asumir competencias de promoción y ordenación del turismo en su
ámbito territorial. La concreción de esta norma para la Comunidad Andaluza
se recoge en el artículo 13.17 del Estatuto de Autonomía para Andalucía,
aprobado por Ley Orgánica 6/1981.
En este sentido, hemos dividido el desarrollo de este epígrafe en dos
apartados. El primero de ellos está dedicado al análisis del denominado Plan
de Desarrollo Integral del Turismo en Andalucía, que supone la adaptación de
las líneas generales de los Planes Futures elaborados por el Estado a la
realidad de nuestra Comunidad Autónoma mediante esta planificación propia.
De igual forma, dedicamos un segundo apartado al análisis del Plan General
de Turismo de Andalucía 2000-2006 que adapta para nuestra realidad las
líneas generales marcadas en el PICTE 2000-2006.
V.1.2.1. El Plan de Desarrollo Integral del Turismo en Andalucía (Plan DIA).
Dentro del marco general de los Planes Futures, en Andalucía se puso en
marcha en 1993 el denominado Plan de Desarrollo Integral del Turismo en
Andalucía (Plan DIA) con el fin de afrontar la situación de recesión en que
se encontraba el sector desde finales de la década anterior . Se trataba de
impulsar una nueva etapa de crecimiento que permitiera aprovechar las
posibilidades reales del sector y su adaptación a las transformaciones
sufridas en el mercado turístico.
El objetivo general que se plantea en el mismo es el incremento de la
rentabilidad social, económico y ambiental del turismo en Andalucía a través
de su cualificacion productiva . La definición de este proceso de
cualificacion debe ser evaluado como la diferencia entre las expectativas y
la realidad percibida en el consumo de servicios turísticos en la región,
por parte de los visitantes. Es decir, el concepto de cualificacion no
implica la remisión a baremos objetivables monetariamente, sino que se
adopta la definición de calidad en los servicios como aquella resultante de
la prestación de un nivel superior al esperado por el consumidor. En suma,
no se trata de configurar productos para colectivos muy restringidos de alto
poder adquisitivo, sino de dotar a la oferta turística y a sus sistemas de
comercialización de un nivel que garantice, en cada caso, la satisfacción de
los usuarios. Por tanto, se descartan otras opciones que partiendo de la no
actualización del producto, intenten optimizar sus ventas mediante la
búsqueda de turistas con menores exigencias y reducido nivel de gasto que
llevaría a medio plazo a un cese de la actividad productiva.
Este objetivo general se concreta en dos objetivos específicos. El reto no
estaba en atraer un mayor número de turistas, sino en cualificar el producto
turístico andaluz y, simultáneamente, vender dicho producto a la demanda con
esas expectativas de cualificacion. Por tanto el desglose sería:
1) Mejorar la calidad del producto.
2) Mejorar la calidad comercial.
Son retos que necesitan de una clara articulación temporal, territorial y
sectorial. Es decir, no se trata de una jerarquización en el tiempo, sino de
un esfuerzo sincrónico entre la mejora puramente de nuestra oferta turística
general y el desafío permanente y agresivo de venta y comercialización de
dicha oferta en los mercados y segmentos que interesen a nuestra
cualificacion del producto. Por tanto, Andalucía solo podría vertebrar un
sector turístico moderno y eficiente, no ya desde la única estrategia de la
presión a la baja de los precios, sino desde políticas sobre el producto y
la comercialización diferenciada, cualificada y donde el cliente demuestre
un grado de satisfacción más allá de la mera comparación de precios.
Para alcanzar el reto de la cualificacion, tanto del producto como de las
estrategias comerciales, aparece el denominado objetivo instrumental, dado
que es pieza fundamental para llevar a cabo lo objetivos específicos: se
trata de aumentar el nivel de profesionalidad del sector, como elemento
clave para mantener la apuesta de la modernización de la oferta regional.
Este objetivo instrumental es el de mayor consenso entre los agentes
sociales dedicados en Andalucía a la actividad turística, puesto que en el
diagnostico de los problemas que se le asignan a la actividad turística
andaluza previo al plan, aparecía la autocrítica de la precaria
profesionalización de buena parte del producto turístico andaluz. Ello no
significaba que no se tuviera un nivel de experiencia y competencia
profesional acorde con los tiempos, sino que la velocidad en los cambios,
tanto en las motivaciones de la demanda como en el diseño de la propia
oferta, hacen que los niveles de profesionales tengan continuamente que
actualizarse ante tales desafíos. En la figura 5.2 hemos tratado de resumir
los objetivos generales, específicos e instrumentales recogidos en el Plan
DIA.
FIGURA 5.2. Esquema de objetivos del Plan DIA.
Para la consecución de dichos objetivos, el Plan establece la puesta en
marcha de una serie de estrategias desarrolladas a través de una serie de
programas de actuaciones concretas. Dichas estrategias son las que a
continuación se señalan .
Estrategia previa: La propia metodología del plan, basada en la
negociación y permanente aportación de los distintos sectores implicados,
hizo conveniente una serie de actuaciones que se solapan cronológicamente
con los trabajos de redacción. Al mismo tiempo, se consideró al propio Plan
como un producto en sí mismo, necesitando no sólo de configuración sino
también de difusión a todos los agentes implicados, activos o pasivos, que
llevase a una concienciación positiva del cuerpo social y una asunción del
Plan como algo propio. Todo ello se concretó en el programa de Difusión,
presentación y concienciación social como ya vimos anteriormente.
Estrategia de actuación sobre la calidad de la oferta. Esta estrategia es
la que presidía la mayoría de las actuaciones y la que demandaba un mayor
esfuerzo de las empresas y de los trabajadores, por cuanto es este ámbito
donde se producen los mayores desfases entre expectativas versus realidades
y donde se apuntan los mayores riesgos de pérdida de competitividad por
presentar más puntos débiles en la configuración básica del producto.
Asimismo, al disponer de ventajas comparativas indudables, la oferta
andaluza se ve impedida a volcar su esfuerzo en la mejora de sus condiciones
a través de una actuación global sobre todos los elementos integrantes del
producto turístico. En este ámbito es importante señalar el concepto que el
Plan DIA propone y defiende para la comprensión integral del Producto
turístico como la suma de infraestructuras, servicios, empresas, tecnologías
y recursos humanos, que producen bienes susceptibles de ser consumidos por
el turista. Esta estrategia de producto precisa de un amplio dialogo con los
numerosos agentes implicados y de una cuantificación prudente, a fin de
garantizar la viabilidad de un conjunto económico y equilibrado de medidas
que permita la recomposición integral del mismo y que no induzcan nuevos
desequilibrios y estancamientos.
Estrategia de actuación sobre la calidad de la demanda. Esta estrategia se
enmarca dentro del principio de que la mejor actuación sobre el mercado la
realiza el consumidor satisfecho, que se convierte en difusor de las
excelencias y amortiguador de las debilidades. No obstante, el diagnostico
relevó la existencia de un fuerte déficit de conocimiento de los mercados
dándose incluso la reiterada disociación de opiniones y valoraciones entre
la percepción de la mayoría de los turistas y la de los profesionales del
sector. Ello ponía de manifiesto la necesidad de incrementar y mejorar el
grado de conocimiento de los mercados por parte de nuestras empresas, así
como la aplicación permanente de acciones de adecuación hacia la demanda.
En todo momento, se debía de tener presente la importancia vital que la
concepción del turista como consumidor tiene en nuestro ámbito geopolítico,
coincidente además con nuestro mercado principal. Y esto por dos razones
básicas: en primer lugar, por lo que significa de ejercicio permanente de
mejora de la calidad intrínseca de los productos turísticos andaluces, y por
ende, de su competitividad; y por otro lado, por la indudable acción de
marketing positiva que se deduciría de una decidida apuesta del sector a
favor del consumidor, en un entorno de opinión extremadamente sensibilizado.
Estrategia de potenciación de los sistemas de comercialización. La alta
dependencia del producto turístico andaluz de sistemas de comercialización
ajenos, por una parte, y la escasa dimensión de la mayoría de las empresas y
entidades andaluzas, por otra, aconsejan la creación y/ o potenciación de
canales alternativos o complementarios, con capacidad de alcanzar
determinadas posiciones en los mercados emisores. La incorporación de nuevos
modelos de cooperación empresarial, la rápida expansión de las nuevas
tecnologías de la comunicación y, en gran medida, una mayor disciplina zonal
y sectorial en lo relativo a la promoción marquista, bajo la macro-imagen
Andalucía, permitiría mejorar nuestras posiciones en los mercados
tradicionales y, de manera aún más efectiva, la penetración en aquellos
segmentos que, por diversas razones, no tienen aún en Andalucía una
importancia acorde con el potencial de nuestra oferta.
Estrategia de promoción integral. El valor actual y previsiblemente futuro
de la marca Andalucía, su estructuración en macro-productos distintos y la
diversidad de agentes promocionales, era justificación suficiente para
recomendar una línea estratégica de integración de mensajes, contenido y
medios, ya que es la única vía posible que permite una acción rigurosa y
cohesionada. Todo ello es imprescindible para que se alcanzasen las
diferentes directrices generales y particulares esbozadas en este Plan hacia
la promoción del producto turístico andaluz.
Esta posición comercial y de promoción, además de quedar planificada
anualmente por el correspondiente Plan Integral de Promoción, debe ser
completada en destino con acciones coherentes y concisas de información y
señalización turística acorde con las estrategias del citado Plan. Sin
embargo el Plan DIA parte de la convicción de que la mejor promoción es la
mejora del producto. Por consiguiente, la filosofía integral de la promoción
turística andaluza se asienta al menos en 4 grandes pilares:
a) La promoción de la diversidad de productos y destino de la CCAA de
Andalucía, bajo su marca exclusiva y reconocida, que permite transmitir un
concepto global de calidad de vida.
b) El aprovechamiento de las distintas técnicas de promoción y de acceso al
mercado en franca dinámica de innovación tecnológica y de procesos sociales.
c) La coordinación de los diferentes agentes que hacen promoción .
d) La segmentación de los mercados y los clientes, como la mejor forma de, a
parte de ser eficaz en la atracción de demanda, aprovechar eficientemente
los recursos escasos que se dotan a una labor intrínsecamente costosa en sus
acciones.
Estrategia de implantación. El Plan DIA pretendía fundamentalmente ser
viable y mantener su filosofía de consenso más allá de su aprobación normal.
De esta forma se hacía necesaria unas labores de evaluación del Plan que se
concretaron en dos acciones:
- El seguimiento de los compromisos adquiridos en los acuerdos con los
agentes sociales y, en particular, en la gestión de los distintos
departamentos de la Junta de Andalucía implicados en la cualificacion del
producto turístico entendido integralmente.
- También había que buscar un método de flexible en la toma de decisiones y
en la adopción de los necesarios reajustes que surgiesen en la ejecución del
Plan, dentro del consenso de los agentes sociales.
Este planteamiento, ofrecía sobre el papel un marco de trabajo sólido en su
concepción intelectual, consensuado para su aplicación, y extenso y
minuciosos en sus actuaciones. Sin embargo, en la práctica, como se
establecía en el Borrador de la evaluación del Plan DIA realizado por la
Dirección de Planificación Turística en Junio de 1999, sufrió varios
desajustes que incidieron en su correcto desarrollo:
- No realiza un encuadre temporal concreto, lo que supuso una pérdida de
operatividad.
- No ha existido una verdadera comunicación entre las administraciones a la
hora de poner en marcha las distintas medidas, lo que supuso una falta de
coordinación importante.
- Los recursos de la administración turística no han sido lo suficientemente
importantes como para poner en marcha y responder con efectividad a todas
las acciones del Plan.
- El Plan carece de un escenario financiero, lo que supuso una mayor
dificultad para su aplicación.
Todo ello ha derivado en una jerarquización en la puesta en marcha de los
distintos programas, de manera que se han desarrollado especialmente
aquellas acciones ligadas a la competencia turística, es decir, las
referentes a la ordenación de la oferta y de la demanda turística. No
obstante, el nivel de cumplimiento del Plan se puede considerar que ha sido
aceptable teniendo en cuenta la situación de partida. Las decisiones tomadas
en respuesta a los distintos programas del Plan se han plasmado
fundamentalmente en forma de convenios o publicaciones de órdenes, tanto
generales como especificas. Además se establecieron líneas de subvenciones
dirigidas a la mejora de la competitividad de las empresas, ayudas a las
corporaciones locales para la creación de un entorno propicio para el sector
en forma de las denominadas órdenes anuales. Estas órdenes son las
principales líneas de apoyo económico al sector desde el Plan, teniendo
relación sobre todo con los programas relativos a la oferta, a la demanda y
a la comercialización y la promoción. Sin embargo, no ha influido en otras
políticas sectoriales vinculadas al turismo representada en los programas
relativos a la calidad de la oferta.
Se ha realizado un gran avance y mejora de la infraestructura general y en
la concienciación social para la conservación del Patrimonio natural y
cultural. No obstante, el principal resultado del Plan es la impulsación de
medidas ligadas a la ordenación y regulación legal y en la promoción y
comercialización del sector.
V.1.2.2. EL Plan General de Turismo de Andalucía.
Sobre la base de los resultados descritos, empezaron los trabajos
preparatorios que culminaron con la elaboración de una nueva planificación
turística regional enmarcada dentro de la nueva planificación estatal (PICTE
2000-2006). Estos trabajos conformaron el denominado Plan General del
Turismo de Andalucía.
Entre ellos tuvo un papel muy destacado la elaboración de la Ley 12/1999, de
15 de diciembre, de Turismo de Andalucía. Ésta constituía un texto
legislativo pionero en España puesto que recogía en un único cuerpo la
regulación del sector. De esta forma se ponía fin a la dispersión normativa
en materia turística que hasta ese momento existía con todas las ventajas
que ello suponía. Con anterioridad coexistían normas estatales, anteriores y
posteriores a la Constitución, y normas autonómicas. De esta forma, la
citada Ley ofrece un marco unificado donde se realiza:
- una clara demarcación conceptual relativa al sector (Título I);
- la distribución de competencias en materia turística en la Comunidad
Autónoma y la organización administrativa (Título II);
- una definición del marco de ordenación y promoción de los recursos
turísticos (Titulo III);
- una regulación de otras cuestiones como los derechos y obligaciones en
materia turística, la ordenación de la oferta, la inspección turística, el
régimen sancionador, etc..
En este nuevo marco regulador, concretamente en su artículo 15.1, se
establecía el mandato de elaboración por parte de la Consejería de Turismo y
Deportes del nuevo Plan General del Turismo. Mediante el mismo se procedería
a la ordenación de los recursos turísticos de la Comunidad Autónoma,
determinándose los necesidades, prioridades, programas y objetivos
correspondientes para la defensa del modelo de desarrollo turístico de la
misma, con un correcto fomento de los citados recursos.
El objetivo finalista que se pretende esta nueva etapa es consolidar el
turismo como elemento clave para el desarrollo futuro de Andalucía,
entendiéndolo como un sistema articulado de actividades capaz de dinamizar
todo su potencial para fomentar y reforzar nuestra sostenibilidad ambiental
e identidad cultural, al mismo tiempo que crea riqueza y empleo mediante su
plena integración en la sociedad andaluza.
Se establece, en primer lugar, el turismo como elemento clave en la economía
andaluza puesto que sobre él recae la principal responsabilidad de
desarrollo de dicha economía, correspondiéndole el máximo protagonismo en
las estrategias de desarrollo. Este protagonismo se debe a tres hechos
fundamentalmente:
- La entidad cada vez mayor del turismo en Andalucía.
- La capacidad de arrastre que este sector demuestra tener sobre otros
sectores, ya sea como abastecedor de empresas turísticas o como demandante
final de no residentes.
- Por su especial capacidad y disposición a generar empleos directos e
indirectos.
Por otra parte, el turismo se entiende como un sistema de actividades, y por
lo tanto estructuradas entre sí de una forma ordenada, que se relacionan
mediante un proceso productivo turístico. Esto supone la consideración de
tres subsistemas diferentes relacionados entre sí:
- Las actividades reconocidas oficialmente como de naturaleza turística que
se basan en lo que caracteriza externamente al turista, es decir, en su
desplazamiento fuera de su lugar de residencia y en su alojamiento y
estancia en el destino que elige.
- Las actividades de aplicación turística, que consisten en aquellas que,
sin ser en si mismas turísticas, están destinadas a satisfacer las
motivaciones del turista y que podrán ser en última instancia compartidas
con los residentes. Estas a su vez pueden ser divididas en dos tipos: las
denominadas específicas, capaces de atraer por sí mismas a un turista a un
destino y que están relacionadas con los denominados turismos específicos;
y, por otro lado, las genéricas o complementarias de carácter múltiple y
relacionado con el descanso y el disfrute del ocio cotidiano.
- Las actividades de apoyo al turismo, que comprende el conjunto de
servicios públicos y privados que el turista demanda en tanto que es un
residente temporal de un destino.
Asimismo, al sector turístico se le atribuye la tarea de fomentar la
sostenibilidad y reforzar la identidad cultural de Andalucía. No se trata
con ello considerar al medio ambiente y al patrimonio cultural como una
limitación o condicionamiento al desarrollo turístico, ni siquiera como
elementos cuya atención, respeto y salvaguarda hayan de estar por encima de
cualquier otra consideración en la planificación turística.
Por último, se establece que el turismo tiene una elevada capacidad de
creación de riqueza y empleo, tanto directa como indirectamente; efectos que
el caso de Andalucía han tomado una importancia relativa creciente.
FIGURA. 5.3. Objetivos del Plan General de Turismo de Andalucía
En definitiva, la consecución de este objetivo no viene necesariamente de la
mano del crecimiento del número de turistas, sino de la mejora de los
aspectos cualitativos tales como el aumento de las estancia media, gasto
medio de los turistas o disminución de la estacionalidad. Así pues la clave
para la creación de riqueza y empleo no está tanto en los aspectos
cuantitativos sino en los cualitativos, no se trata de crecer más sino de
crecer mejor.
El objetivo finalista del Plan se ha dividido a su vez en 3 subobjetivos u
objetivos intermedios (En la figura 5.3 hemos tratado de realizar un breve
esquema que recoja todos los objetivos del Plan):
Mejora de la competitividad del sistema turístico andaluz.
Cuando hablamos de mejorar la competencia del sistema turístico como
objetivo de planificación hemos de tener en cuenta que bajo este concepto se
acogen una amplia variedad de enfoques de lo que se considera estar
posicionado en una situación competitiva. La competencia es algo siempre
referenciado respecto a terceros y con un marco temporal concreto. En este
caso, se trata de una competencia sostenida en el tiempo, es decir, que ha
de considerarse también en el medio y largo. Por otro lado, afecta no solo a
las empresas turísticas, sino también a los destinos e incluso a la
organización global de la actividad. De hecho, el grado de competitividad de
empresas y destinos se ha ver afectado forzosamente por las economías
externas y por las posibles sinergias en que el turismo participe,
dependiente a su vez de la actitud del ciudadano y de los grupos sociales
hacia esta actividad.
Renovación del modelo turístico andaluz.
El modelo turístico andaluz ha venido caracterizándose, a parte de las
posibilidades de mejora de la competitividad, por una excesiva dependencia
de agentes comercializadores externos, los cuales han ido configurando, en
buena parte según sus propias necesidades e intereses, el producto turístico
andaluz; quedando Andalucía reducida a un mero destino receptor, mejor o
peor cualificado, pero en cualquier caso ajeno a la toma de decisiones
determinantes de su propio futuro.
Ante esta situación, más preocupante por el actual proceso de concentración
de agentes intermediadores, se hacía imprescindible la reversión de las
tendencias tradicionales, a través de una orientación hacia la
internacionalización de la industria turística andaluza, como vía para el
incremento de su capacidad de decisión en el nuevo contexto mundial.
Internacionalización que sólo será posible mediante la extroversión de las
empresas turísticas andaluzas, en la actualidad prácticamente ausente de los
canales de comercialización y el negocio turístico a escala supranacional;
para lo cual surge como desafío ante el futuro inmediato el fortalecimiento
empresarial del tejido empresarial andaluz.
Mejora de la integración del turismo en la sociedad andaluza.
Se trata de un objetivo cuya ejecución y cumplimiento depende no sólo de las
políticas estratégicas turísticas, sino también de las propias de la
Comunidad ya sean sectoriales o de carácter trasversal. Esto resulta
especialmente importante el caso de políticas generales como la cultura, el
medio ambiente y el deporte, la de obras públicas, trabajo y educación, y
otras más especificas como puede ser la de la industria agroalimentaria,
materiales de construcción y artesanía.
Para la consecución de estos objetivos se establecen trece estrategias
específicas que se articulan a través de una serie de actuaciones concretas
que resumimos a continuación.
Estrategia de consenso y cooperación con los agentes económicos y
sociales. El turismo es una actividad fundamentalmente privada cuyo
ejercicio está muy influido por la orientación del conjunto de las políticas
públicas, encargadas de garantizar un correcto manejo de los recursos
naturales y culturales, de generar las infraestructuras que vertebran el
territorio o de facilitar aquellos equipamientos y servicios públicos
necesarios para el correcto desarrollo de la actividad económica y social de
la comunidad,... elementos todos ellos para garantizar el funcionamiento del
sector turístico andaluz. Por tanto, la planificación del turismo debe
realizarse en estrecha colaboración con las organizaciones empresariales y
sindicales, aceptando como principios orientadores, entre otros:
- la ordenación eficiente de la industria turística andaluza a medio plazo;
- la cooperación entre agentes públicos y privados;
- la participación de la sociedad andaluza en su conjunto por la consecución
de un turismo sostenible, competitivo y moderno.
De esta forma se debe conseguir orientar en la misma dirección las
inversiones públicas y privadas, para con ello alcanzar un mejor
aprovechamiento de las posibilidades de creación de riqueza y empleo que el
turismo ofrece en Andalucía. Así, apoyándose en el marco normativo que emana
de la Ley de Turismo de Andalucía, hay que definir un escenario de
cooperación y colaboración institucional entre los representantes de los
agentes económicos y sociales, con el fin de acercar las prioridades
políticas a las posibilidades y a los problemas reales del sector.
Estrategia de coordinación entre las Administraciones Públicas. Las
acciones que pertenecen a otros ámbitos administrativos distintos a la
Consejería de Turismo y Deporte, inciden de manera directa y decisiva sobre
la calidad global de un destino turístico, por lo que la coordinación de las
políticas con incidencia en el sector se convierten en un elemento central
de la propia política turística. El Plan DIA evidenció en su momento que las
mayores dificultades para su ejecución vinieron de la falta de mecanismos de
coordinación administrativa. Ante esta situación, se plantea acometer la
coordinación de manera prioritaria en 4 campos diferentes dentro de la
Administración Pública que afecten a la conformación del producto turístico
y a la dinamizacion comercial del mismo:
- Infraestructuras generales.
- Infraestructuras de abastecimiento, saneamiento y depuración de aguas y de
tratamiento de residuos sólidos.
- La gestión de los recursos turísticos.
- Coordinación entre planificación turística y los distintos instrumentos de
planificación que se ponen en marcha por las políticas sectoriales de la
Junta de Andalucía (ej. Plan de Ordenación del Territorio).
Estrategia de integración y reconocimiento social del turismo. La
influencia positiva del turismo sobre el tejido económico y social no tiene
una correlación con el grado de integración y reconocimiento social que el
sector tiene en Andalucía. En este sentido, muchas personas relacionan la
profesión turística con un carácter servil y con trabajos de baja
cualificación. También se achaca a este sector el ser el responsable
principal de los males ambientales de Andalucía, por su impacto sobre el
medio ambiente. Por otra parte, se le ha acusado de ser un factor de
estandarización cultural en aquellos territorios donde se ha desarrollado
(generalización del uso de otros idiomas en la publicidad, traslación de los
modos de vida vacacionales de los turistas a la población local,...). En
este sentido, se pretenden crear las herramientas necesarias para alcanzar
el verdadero reconocimiento del turismo como un sector estructural de la
economía andaluza.
Estrategia de ordenación de los recursos y reequilibrio territorial. Un
sistema turístico sostenible y competitivo como el pretendido para
Andalucía, debe enfatizar el correcto tratamiento y manejo de los recursos
turísticos, aprovechando las características de los mismos para el diseño de
productos turísticos específicos, capaces de responder a las motivaciones de
una demanda cada vez más exigente. La gran variedad y cantidad de recursos
turísticos de Andalucía obliga a su estructuración y ordenación para
facilitar el acceso de la demanda turística cada vez más segmentada.
Adquiere especial protagonismo en el Plan, tanto en su gestión directa
(actuando sobre su propio entorno a través de acciones de embellecimiento,
recuperación, dotación de equipamientos o puesta en valor turístico), como
definiendo ámbitos territoriales capaces de convertirse en destinos
turísticos atractivos para la demanda, sustentados por una correcta
ordenación que compatilice su disfrute con su conservación. En este sentido,
también se plantea la necesidad de fomentar la actuación encaminada al
reequilibrio territorial de Andalucía a través de la potenciación del
turismo.
Estrategia de fortalecimiento del sistema empresarial turístico y creación
de empleo. Esta estrategia se divide, a su vez, en:
a.- Contribución a la creación y consolidación del sistema turístico
andaluz.
Andalucía dispone de un sistema turístico amplio, que incluye una extensa
gama de productos y destinos turísticos, articulados bajo la imagen
turística genérica Andalucía. La calidad de los mismos será la vía que
permitirá a este sector ser más competitivo. El proceso de globalización
implica un cambio hacia mayores volúmenes de comercio e inversión exterior,
dentro de un sistema cada vez más amplio e interdependiente, en un mercado
global, abierto. En este marco debe desenvolverse la actividad turística
que, en términos generales, es una actividad propensa a ser desarrollada
mediante empresas familiares. Por tanto, la expansión y concentración
empresarial junto con el asociacionismo y los acuerdos entre empresas,
aparecen como vías de respuesta al creciente poder de los touroperadores, el
incremento de la competencia de otros destinos o la necesidad de obtener
economías de escala para la mejora de la gestión empresarial. El objetivo de
la estrategia es fortalecer a la empresa netamente andaluza, como empresa
con domicilio social en Andalucía y radicada en nuestra comunidad frente a
los agentes externos, mediante el fomento del asociacionismo para conseguir
una mejor posición competitiva. Ello va unido a una política de apoyo a la
creación de tejido empresarial y de creación de empleo, de manera que se
conforme una oferta diversificada y de calidad que haga mantenerse a
Andalucía como un destino turístico competitivo.
b.- Internacionalización de la industria turística andaluza.
Los procesos de apertura e integración económica trasnacionales conllevan la
necesidad de plantear las cuestiones empresariales dentro de un entorno
competitivo de ámbito internacional. Por otra parte, la experiencia
internacional muestra que cualquier proceso de desarrollo de una base
empresarial nacional pasa necesariamente, antes o después, por una fase de
internacionalización. Las empresas andaluzas se han ido asentando hasta
conformar una base productiva relativamente consolidada en determinados
ámbitos del sistema económico, como es el caso de la actividad turística. Se
dan en este momento las condiciones favorables para afrontar el proceso de
internacionalización, teniendo en cuenta que las características de las
empresas andaluzas justifican la conveniencia de mecanismos públicos de
apoyo. Por tanto, se justifica la necesidad de acometer un programa de
proyección exterior e internacionalización de las empresas turísticas
andaluzas.
c.- Mayor peso de las empresas andaluzas en los canales de comercialización.
La dependencia que de los touroperadores extranjeros tiene el negocio
turístico andaluz, y español en general, ha sido señalada tradicionalmente
como uno de los puntos débiles más evidentes. Los principales problemas
derivados de una actividad turística excesivamente volcada hacia esta
modalidad de contratación ( en el que todo el sector tradicional se ha
estructurado en función de los intereses de estos grandes intermediarios y
no sobre la base de los agentes económicos andaluces) radican en la posición
de fuerza que estas compañías adoptan a la hora de negociar los precios con
los establecimientos receptores. Una buena parte de los beneficios generados
por la actividad turística recaen sobre empresas de intermediación. Por
tanto, hay que facilitar la presencia de las empresas andaluzas en los
mercados internacionales, y especialmente en los grandes canales de
intermediación, mediante apoyos institucionales y financieros, de modo que
se identifique la presencia del tejido empresarial andaluz en dichos
mercados. La estrategia debe procurar que el producto turístico andaluz sea
concebido, diseñado y comercialización de acuerdo con los propios intereses
del sector.
Estrategia de sostenibilidad. La sostenibilidad, no sólo ambiental sino
también cultural, resulta un factor primordial de competitividad en un
contexto internacional marcado por el endurecimiento de la competencia entre
destinos, tanto tradicionales como emergentes, siendo una condición
indispensable para la integración equilibrada del fenómeno turístico en el
marco territorial en el que se inserta (territorio andaluz). Como ya hemos
señalado, las medidas de esta estrategia se centran en tres ejes
fundamentales:
- La sostenibilidad de los destinos turísticos.
- La sostenibilidad de las empresas turísticas.
- Coordinación interadministrativa orientada a la sostenibilidad.
Estrategia de calidad. Los procesos de cambio que han tenido lugar como
consecuencia de la globalización y la implantación de la moneda única en un
gran área como es la Unión Europea han dado lugar a nuevas formas de
competir que se basan en la diferenciación mediante la cualificacion y la
creación de nuevos productos y en la mejora de los niveles de calidad de los
servicios prestados. De la calidad se deriva en buena parte la
competitividad de la totalidad del sistema turístico andaluz y por tanto, se
constituye en el elemento central del conjunto del Plan. El concepto de
calidad debe trascender del ámbito privado y abarcar a los destinos y a la
aplicación de criterios de sostenibilidad ambiental, cultural, etc. El
objetivo a perseguir por el sistema turístico andaluz debe ser la calidad
total. El instrumento principal de la estrategia lo constituye la Oficina
de Calidad competente para garantizar, no sólo la defensa del turista como
consumidor, sino que también para velar y promocionar las garantías
ofrecidas por las actividades vinculadas al sector y por los diferentes
destinos turísticos andaluces.
Estrategia de formación. En el sector turístico los trabajadores están
siendo observados y juzgados continuamente por los clientes. Si el empleado
realiza su trabajo con profesionalidad, rigor o calidad, ello es percibido
directamente por el cliente y esta calidad, por extensión, es proyectada a
toda la empresa. Así pues, es imprescindible un alto nivel de prestación de
los servicios, lo cual se consigue con un alto grado de profesionalización
adquirida mediante una excelente formación y el desempeño continuo de la
profesión. Por tanto, en el sector turístico la calidad y la formación deben
de ir unidas. La formación es consecuencia de la oferta educativa que
exista. La situación del sector señala la existencia de una necesidad de
adaptación de la oferta formativa en materia de turismo a los requerimientos
de los agentes económicos y sociales del sector, que aconseja actuar en:
- La adecuación de los espectros curriculares de las enseñanzas regladas.
- La ordenación y fomento de la formación continua y ocupacional.
- La oferta de prácticas suficientes y adecuadas.
- El fomento de la investigación.
- La demanda de una oferta reglada de estudios superiores.
Por todo ello, las actuaciones en materia de formación turística deben
tender a completar, coordinar y, en algún caso, diversificar la oferta
actual para cubrir las necesidades del sector, haciendo especial hincapié en
la investigación y en la formación no reglada, pues esta modalidad permite
atender los programas y niveles de formación con total flexibilidad y
permanente adaptación a la continua evolución del sector.
Estrategia de I + D + I. Para posicionarse solidamente entre los destinos
líderes internacionales se exige un continuo esfuerzo de modernización del
sector, para satisfacer a una demanda turística cada vez más exigente. Es
indispensable un acceso directo a las nuevas tecnologías por parte del
sistema turístico andaluz. Disponer de los avances tecnológicos favorecerá
el reforzamiento de las posiciones de liderazgo del turismo andaluz en el
contexto nacional e internacional. En este sentido, será necesario articular
la investigación en materia de turismo con las necesidades que el sistema
turística andaluz plantea. Además, resulta igualmente esenciales para el
éxito de este proceso, la creación de infraestructuras operativas de
innovación, articular sistemas que garanticen la mayor difusión posible de
las acciones de I + D y la colaboración continua del tejido empresarial y de
la sociedad en generar, para innovar.
Estrategia de ordenación y diversificación de la oferta turística.
Andalucía apuesta por la diversificación de su producto turístico como un
factor principal para la cualificacion del sistema turístico andaluz. Los
cambios motivacionales detectados en el comportamiento de la demanda exigen
de la Administración turística una política de apoyo al sector empresarial
para conseguir una oferta diversificada capaz de satisfacer las motivaciones
de la demanda. Por tanto, el objetivo de la estrategia es propiciar la
creación de una oferta turística capaz de atraer a los segmentos de demanda
más exigentes, y por otro lado, alcanzar los niveles de satisfacción
exigidos por los turistas enriqueciendo los productos turísticos clásicos
con ofertas complementarias. Se pretende, desde la ordenación y
diversificación del producto turístico andaluz, generar un escenario
turístico competitivo y sostenible que fomente la atracción de una demanda
turística especializada y responsable.
Estrategia de desestacionalización. El origen de la estacionalidad en el
caso de Andalucía está explicada por dos factores:
- La climatología, ya que a pesar de la buena temperatura y el elevado
número de horas de sol que se disfrutan, el invierno, aun siendo cortos, no
es una época tan agradable para el baño y la vida al aire libre.
- La concentración generalizada de los periodos vacacionales en los meses de
julio y agosto, en buena parte a causa de los descansos escolares.
La estacionalidad en nuestra comunidad ha disminuido en los últimos años por
varias causas:
- un cierto equilibrio entre la demanda turística extranjera y nacional,
ambas con comportamientos complementarios;
- la tendencia a un mayor fraccionamiento del periodo vacacional;
- la ampliación de los periodos vacacionales en los colegios, la
consolidación de los puentes en el campo laboral, etc.
- mejora y abaratamiento de los transportes.
Este problema puede corregirse también a través de medidas de política
turística adecuadas. El objetivo de éstas debe ser atraer una demanda no
influenciada por la climatología e ir íntimamente ligada al fenómeno de
diversificación de la oferta turística. Para ello, es fundamental potenciar
los denominados turismos específicos que se caracterizan por tener como
elemento central alguna motivación del turista y que no van unidos a
motivaciones estructurales. Y sobre todo aquellos turismos específicos que
tengan un comportamiento estacional complementario.
Estrategia de promoción. Durante los años 90 es cuando la población con
tendencia más favorable a gastar en ocio se extiende. En la actualidad no
solo se han consolidado amplias capas de la población mundial en torno al
consumo de ocio y a la búsqueda de nuevas satisfacciones, sino que estamos
ante un nuevo sistema de valores que priorizan las relaciones personales más
satisfactoria, la libertad personal, el goce, la creatividad, la conciencia
ecológica, ... y desde un punto de vista turístico, el que la calidad es la
estrategia clave para la satisfacción del cliente. Todo este nuevo sistema
de valores es el que ha marcado la evolución de la oferta turística
andaluza. Las actuaciones en esta línea estratégica deben partir, por
imperativo legal, de la concepción de Andalucía como destino turístico
integral, asimismo, toda la filosofía que impregna el diseño, programación y
ejecución de las campañas de promoción, deberá fomentar y mantener la imagen
de calidad de Andalucía integrando la diversidad de productos y destinos
turísticos de la misma. En estos parámetros deberán desenvolverse todas las
actuaciones en materia de promoción turística.
Estrategia de contribución del turismo andaluz al desarrollo solidario
(inmigración). Esta es una estrategia encaminada al fomento de la formación
dirigida a inmigrantes en nuestra comunidad con el objetivo de mejorar la
integración del turismo en la sociedad andaluza. Se pretende poner en marcha
una línea de ayuda para la formación en el sector hotelero, destinada a la
cualificacion de colectivos inmigrantes, con el fin de que se puedan
incorporar al mercado laboral, sobre todo en aquellas provincias donde
existe una mayor problemática en relación con estos colectivos.
V.1.2.3. Conclusión.
En resumen, la política turística en Andalucía ha estado dirigida en la
última década por dos grandes planes (Plan DIA y Plan General de Turismo),
el primero vinculado con los objetivos e instrumentos recogidos en los
FUTURES y, el segundo, guiado por el PICTE. Ambos planes dan continuidad a
la estrategia de planificación turística integral comenzada a principios de
los noventa. Las principales diferencias que hemos encontrado entre ambos
planes se resumen en:
1.-El objetivo final del Plan DIA se concretó en el incremento de la
rentabilidad social, económico y ambiental del turismo en Andalucía a través
de su cualificacion productiva. Todo ello, para impulsar el cambio de
modelo turístico en Andalucía y contribuir, así, a que el sector saliera de
la crisis en la que se encontraba inmerso desde finales de los ochenta. Por
su parte, el Plan General de Turismo plantea como objetivo final la
consolidar el turismo como elemento clave para el desarrollo futuro de
Andalucía, entendiéndolo como un sistema articulado de actividades capaz de
dinamizar todo su potencial para fomentar y reforzar nuestra sostenibilidad
ambiental e identidad cultural, al mismo tiempo que crea riqueza y empleo
mediante su plena integración en la sociedad andaluza. En este nuevo plan
se da un paso adelante, ya que, una vez recuperado el sector, se pretende
consolidar el nuevo modelo. Para ello, se vuelve sobre el tema de la
compatibilidad de los objetivos económicos con los sociales y medio
ambientales (ya vistos también en la planificación nacional).
2.- En cuanto a los objetivos intermedios, en el Plan DIA se pretendía la
mejora de la calidad del producto y comercial, y el Plan General, siguiendo
la lógica expuesta anteriormente, los amplia a: mejora de la competitividad,
mejora de la integración y renovación del modelo.
3.- Las estrategias definidas en el Plan General de Turismo son más
numerosas y, por lo tanto, más concretas. Esto se debe, a que, como venimos
señalando, este segundo documento supone una nueva etapa en la planificación
turística regional. En dicha etapa se pretende corregir alguna de las
carencias del sector turístico andaluz y que quedaron pendientes en el Plan
DIA. En la figura 6.3 se recogen, de modo resumido, las estrategias de ambos
planes.
4.- Finalmente, señalar que el Plan General de Turismo de Andalucía (al
igual que el PICTE) han escogido como horizonte temporal 2000-2006, de modo
que coincidan con el marco presupuestario de la Unión Europea. Así se
resuelve una de las deficiencias que presentó el Plan DIA: insuficiencia
presupuestaria y carencia de un encuadre temporal concreto.
FIGURA 5.4. Estrategias del Plan DIA y del Plan General de Turismo.
En el siguiente apartado trataremos de analizar cómo se ha aprovechado la
ciudad de Sevilla de estos planes nacional y autonómico.