ENCUENTROS ACADÉMICOS INTERNACIONALES
organizados y realizados íntegramente a través de Internet



Formación y nuevas tecnologías


Begoña Blasco Torrejón.

Resumen:
Este trabajo se divide en dos partes. En la primera, se ha tratado de profundizar en la importancia económica de las inversiones en formación y en la necesidad creciente que el cambio tecnológico tiene de formación de la mano de obra y en los diferentes tipos de respuesta que el mercado ofrece a los agentes según estén más o menos cualificados.
En la segunda parte se invierte el proceso: las nuevas tecnologías pueden así mismo facilitar la formación (además de demandarla, como demostramos en la primera parte), con lo que se aborda una experiencia de un portal de Economía, Econolandia (http://www.econolandia.es), en la que, alternando el proceso, un grupo de profesores hemos intentado utilizar precisamente esas nuevas tecnologías para hacer llegar los temas económicos a un público cada vez más amplio.

Palabras Clave: Formación, nuevas tecnologías, econolandia,
 

Este texto fue presentado como ponencia al
SEGUNDO ENCUENTRO INTERNACIONAL SOBRE
Economía, educación y cultura
realizado del 6 al 24 de febrero de 2006


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1.- INTRODUCCIÓN
Este trabajo se divide en dos partes. En la primera, de carácter teórico, se ha tratado de profundizar en la importancia económica del capital humano, sus diferentes tipos de medida y el nivel que presenta España frente a otros países de nuestro entorno, en la necesidad creciente que el cambio tecnológico tiene de formación de la mano de obra y en los diferentes tipos de respuesta que el mercado ofrece a los agentes según estén más o menos cualificados.
En la segunda parte se invierte el proceso: convencidos de que las nuevas tecnologías pueden así mismo facilitar la formación (además de demandarla, como demostramos en la primera parte) se aborda una experiencia de una página web, Econolandia (http://www.econolandia.es), en la que, alternando el proceso, un grupo de profesores hemos intentado utilizar precisamente esas nuevas tecnologías para hacer llegar los temas económicos a un público cada vez más amplio.


2.- LA IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN PARA LOS ESTUDIOSOS DE LA ECONOMÍA.
El interés de los economistas por los aspectos relativos al capital humano y a la formación de los agentes no es nuevo. Está comúnmente aceptado que la inversión en capital humano que una sociedad realice va a suponer una de las claves explicativas de su desarrollo y crecimiento económico futuros, hasta el punto de que las estrategias en crecimiento económico otorgan a este aspecto un interés cada vez más intenso .
Aunque con anterioridad se vino concediendo un gran peso a la importancia del capital físico, por otra parte más fácil de medir, es cada vez más reconocido el papel de la educación - en sentido amplio - sobre el desarrollo de una sociedad y la posibilidad de asimilación de nuevas técnicas, mejor adaptación hacia las tecnologías importadas y mayores posibilidades de innovación propia que ofrece.
Existe, por otra parte, una cierta dificultad en el tratamiento económico de las partidas dedicadas a fomentar el capital humano de una sociedad, al existir una relación bidireccional entre las inversiones en capital humano como causa, pero también como consecuencia, del propio crecimiento económico. Como causa del crecimiento, son inversiones que propician una a elevación de la productividad de un colectivo. Como consecuencia, se muestran como bienes de consumo superiores, es decir, elásticos al nivel de renta alcanzado por una sociedad.
Los cambios tecnológicos han demandado una nueva clase de trabajo y la aparición de una creciente necesidad de formación de aquél es su principal consecuencia. Naturalmente, un comportamiento coordinado de la oferta y de la demanda por tipos de cualificación es casi imposible en perfecta armonía, sobre todo en un contexto de dinamismo tecnológico que tiende a alterar de esta forma toda la estructura laboral.
De hecho, para que las inversiones en educación fuesen totalmente rentables a nivel microeconómico, sería necesario que cada trabajador obtuviese un puesto de trabajo acorde con su perfil y cualificación y que le reportara una retribución salarial que compensara las inversiones asumidas. A nivel macroeconómico, para que las inversiones en educación pongan en marcha mecanismos de crecimiento económico e incluso reduzcan los diferenciales de renta per cápita entre regiones, hace falta una sintonía entre la oferta del sistema educativo en su conjunto y la demanda de cualificación que requiere el aparato productivo, en definitiva, un correcto funcionamiento del mercado como mecanismo de asignación de recursos. De esta forma, la formación también está jugando un importante papel en el esquema de distribución de rentas, pues el mercado segrega negativamente a los individuos que menos han invertido en su formación (Blasco, B. 2003).
Para que las empresas más innovadoras y más flexibles puedan asimilar de forma ágil nuevas técnicas, hace falta acometer inversiones igualmente ágiles en capital humano. Resulta especialmente paradigmático en este sentido el caso de Irlanda, que ha visto elevarse su productividad y su nivel de renta de forma ostensible a través de intensas y sostenidas inversiones en capital humano de su población.
Sin embargo, no siempre sucede que la “irrupción” de la importancia del las inversiones en formación sobre el mercado vayan a ser digeridas sin ajustes o dificultades por éste. En el juego de fuerzas del mercado, la cualificación de los trabajadores es fundamental para la “discriminación” que el mercado hace de unos factores de producción frente a otros en un doble sentido: vía salarios y vía oportunidades de empleo. Si comparamos, aunque sea superficialmente, la diferente respuesta ofrecida por el mercado europeo y norteamericano a este juego de fuerzas, observaremos que la discriminación hacia los no cualificados es más fuerte en los Estados Unidos y, por el contrario, el abanico salarial en la Unión Europea es mucho más estrecho (es decir, la diferenciación no está tan acusada, lo que implica que el retorno de la inversión en educación no está tan claro).
De esta forma, aunque en general el progreso tecnológico es la principal fuente de crecimiento de la productividad y de los salarios reales a largo plazo, ciertos tipos de avance tecnológico enfrentados a mercados de trabajo poco flexibles pueden hacer reducirse el nivel de empleo, especialmente en el caso de avances tecnológicos que aumentan la demanda de trabajo cualificado en detrimento del no cualificado . Esto provoca dos posibles tipos de respuesta: aumenta la dispersión salarial o bien aumenta el desempleo de los trabajadores no cualificados, pues el progreso tecnológico sesgado a favor de las cualificaciones ha dado lugar a una reasignación del trabajo, cuyo efecto en el corto plazo sobre el desempleo depende, en definitiva, de la flexibilidad de los salarios. En un extremo, el cambio tecnológico en Europa ha ocasionado pérdidas sustanciales de empleo para los trabajadores con poca capacitación y en Estados Unidos, dotado de un mercado de trabajo más flexible, el ajuste se ha producido vía salarios, es decir, discriminando salarialmente a los no cualificados y dando lugar a una distribución salarial muy regresiva. En uno u otro caso sigue siendo cierto que la política educativa debe esforzarse en aumentar la oferta relativa de trabajadores cualificados.
Exploraremos a continuación los efectos que las diferentes estructuras educativas y de formación originan en los mercados de trabajo y sus efectos sobre el rendimiento del aparato productivo medido por su competitividad.

2.- ALGUNAS MEDIDAS DEL CAPITAL HUMANO.
Comenzaremos por tratar de definir una cierta medida del capital humano, utilizando los datos referidos a enseñanza reglada. Esta decisión tiene importantes limitaciones pues el principal inconveniente de utilizar la enseñanza reglada como medida exclusiva del capital humano es que la habilidad de un individuo, que el mercado le valora a través del salario, no depende exclusivamente de aquélla, siendo muy importantes las inversiones en formación realizadas dentro de las propias empresas, la experiencia profesional adquirida, las cualidades y aptitudes innatas de cada individuo, su estrato cultural de partida, etc.
De acuerdo con la Teoría del Capital Humano ( Schultz, 1961; Becker, 1964), en el mercado de trabajo se ofrece un factor de producción no homogéneo que los mecanismos del mercado tratan de “catalogar” atribuyéndole distintas categorías salariales. Dado que los ingresos y la cualificación de un trabajador dependen de su productividad, la cual está estrictamente relacionada con las inversiones en formación que haya realizado, las empresas “discriminan” entre uno u otro tipo de trabajador en función de los signos que detectan en él a través de su historial educativo- Teoría del Filtro o Credencialista, (Varian 1984; Barr,1987) - pero dado que no es posible encontrar una relación sistemática entre educación y salarios (e incluso en el caso concreto de España se detecta cierta sobreeducación), debemos preguntarnos si la enseñanza ofrecida en la UE y en especial en España es, de hecho lo suficientemente valiosa como para constituir un filtro.
Podemos tomar varios tipos de datos para valorarla (Martín, C., 2000):
A/ La tasa de matriculación de la población entre 15 y 24 años. Es un indicador del capital humano muy utilizado, aunque tiene importantes limitaciones, pues aunque la posición de España (58.6) dentro de la UE (58.7) y frente a la media EE.UU. (54.9) es relativamente buena, no nos da información sobre educación recibida por los mayores de esa edad, que ocupan una importante proporción de la población ocupada del país ni sobre la calidad de la educación ofrecida. (Martín, C.,2000, p.5).
Aunque un esfuerzo de tal calibre no es en absoluto desdeñable, la objeción anterior es importante pues en los años 60 España tenía un 40% de los mayores de 65 años calificados como analfabetos. Hoy la cohorte de varones de 25 a 29 años que ha terminado sus estudios es 3,6 veces superior a la cohorte que cursó estudios universitarios en su día y que hoy tiene entre 60 y 64 años, mientras que esa proporción es de tan sólo 1,1 para EE.UU y 1,6 para la media de la UE. En mujeres, la proporción es mucho mayor pues las estudiantes universitarias entre 25 y 29 años representan 10,3 veces la cifra que implicaron las mujeres que cursaron este tipo de estudios y que hoy cuentan con 60 o 64 años. En la media de la UE esta proporción se reduce a 3,9 y en EE.UU. a 1,8 veces. Los datos descritos, aunque algo antiguos, ofrecen un panorama que no es fácilmente reversible a corto plazo, por lo que su tendencia puede aceptarse como válida para varones y mujeres (Gráficos nº 1 y 2).
Gráfico nº 1: PROPORCIÓN DE LOS INDIVIDUOS VARONES DE 25 A 29 AÑOS QUE HAN CURSADO ESTUDIOS UNIVERSITARIOS SOBRE OTROS GRUPOS DE EDAD.

Fuente: European Labour Force Survey (1999) y Current Population Survey(1999).



Gráfico nº 2: PROPORCIÓN DE MUJERES DE 25 A 29 AÑOS QUE HAN CURSADO ESTUDIOS UNIVERSITARIOS SOBRE OTROS GRUPOS DE EDAD.










Fuente: European Labour Force Survey (1999) y Current Population Survey(1999)
B/ Número medio de años de estudio de la población entre 25 y 64 años. Este indicador arroja una impresión mucho menos favorecedora del caso español dado que sí recoge el capital acumulado en el pasado y, por tanto, refleja nuestro déficit anterior. Así, España tiene un promedio de 8.0 frente a la media de la UE(9.1) y de EE.UU. (10.9). Dentro de la UE, sólo Finlandia (7.7), Italia (7.5) y Portugal (5.8) están por debajo. Dentro de la UE, el país mejor situado, Alemania, con 10.6 años de promedio, está prácticamente en línea con los EE.UU.
C/ Proporción de la población entre 15 y 64 años con nivel educativo normalizado (gastos por estudiante de cada nivel y país normalizados respecto a los de un estudiante de enseñanza superior en el promedio de la UE). La finalidad de esta normalización es ajustar las posibles disparidades en la calidad por tramos educativos dentro de la UE al considerar los gastos medios por alumnos en cada nivel educativo (más que los años cursados por éstos). En este indicador, la posición de España baja hasta un 35.1 frente al 49.9 de la media de la UE y aún más lejos del 98.3 de EE.UU. En peor posición que España en la UE sólo están Irlanda (34.6) Portugal (24.0) y Grecia (21.2). Dentro de la UE, el país más favorecido, Dinamarca, con un 84.8, aún se encuentra por detrás del promedio norteamericano.
En suma, todos los datos parecen indicar un gran esfuerzo de España en las últimas décadas y una peor posición en cuanto a los estándares educativos de calidad. En conjunto, la UE se encuentra próxima a la de EE.UU en cuanto a los años de estudio, pero no así en cuanto al gasto educativo realizado. En este sentido, la posición española es sumamente deficitaria, pues tiene un pequeño porcentaje de participación, tanto en cuanto al gasto por alumno universitario como en el promedio de todo el sistema educativo.
Parece, por tanto, a modo de conclusión, que existe en el caso particular de España una cierta dificultad por alcanzar los estándares de calidad de la UE, que están además alejados en promedio a los de EE.UU.
En suma, ha existido un crecimiento en la demanda de servicios educativos que no se ha correspondido en igual medida con un creciente esfuerzo de financiación a la educación, hecho corroborado por el dato de que el gasto por alumno en España en enseñanza secundaria – en la cual debe descansar el objetivo de una educación extensiva y básica de calidad- sólo representa el 62% del promedio de la UE, mientras que la enseñanza terciaria apenas llega al 67% de este mismo promedio.
Por otro lado, hay que señalar que el porcentaje de abandonos del sistema educativo español antes del acceso a la Enseñanza Secundaria presenta índices preocupantes y muy superiores a los del promedio de la UE, tanto si se diferencia por sexos como si se considera sobre el total de la población cuya edad se encuentra en el segmento de 18 a 24 años, tal como puede comprobarse en el gráfico nº3.
Gráfico nº 3: PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN ENTRE 18 Y 24 AÑOS CON EDUCACIÓN INFERIOR A SECUNDARIA Y NINGUNA CUALIFICACIÓN ADICIONAL











Si admitimos que el volumen de recursos dedicados a la enseñanza es un cierto indicador del nivel de calidad de la misma- nivel entonces bajo en el caso español en términos relativos- sí resulta inequívocamente alarmante si se acompaña con el dato de que la producción universitaria española está especialmente centrada en las llamadas ciencias sociales, siendo mucho más reducido en número de titulados en carreras de ciencias o en ingenierías, las que, en principio, tienen mayor aportación a la asimilación de innovaciones en actividad económica y a la productividad de ésta.
Al mismo tiempo, se hace necesaria la reforma de la formación profesional española, actualmente infradimensionada y la formación continua dentro de las empresas (Pampillón, R.; Izquierdo, G. 1997, p.62), al margen de que las empresas españolas parecen un tanto desconectadas de los centros de investigación y de las oficinas de transferencia de resultados de la investigación, de tal manera que mucha de la investigación que se realiza es básica, precompetitiva y bastante alejada de los requerimientos de las empresas. Esto es un gran hándicap, pues la investigación y el conocimiento que pueden mejorar la competitividad de nuestras empresas es aquel que proporciona al aparato productivo la tecnología que necesita y favorece la innovación especialmente en la pequeña y mediana empresa (Pampillón, R., Uxó, J. 1997, p. 288).
En cuanto a la llamada formación continua, a pesar de que existen pocos datos fiables sobre la formación que reciben los individuos adultos una vez que terminan los estudios y se incorporan a la población activa de la Unión Europea, una encuesta ya realizada en 1993 a empresas de más de 10 asalariados de países miembros, (salvo Austria, Finlandia y Suecia) indicaba que las empresas que menor formación ofrecían a sus trabajadores estaban en Portugal, Grecia (menos del 20% de la media) y España (menos del 30% de la media), mientras que Irlanda superaba en casi un 80% la media, a pesar de que existen dudas acerca de la conveniencia de comparar datos no totalmente homogéneos y ciertamente hace ya mucho tiempo de la recogida de aquellos datos.
En 1996 se analizó el porcentaje de la población activa de 30 o más años que habían recibido formación el último mes antes de la encuesta, y de nuevo los datos indicaron que menos de un 2% de los encuestados habían recibido formación en Grecia, Portugal y España, mientras que en Irlanda, por ejemplo, la cifra era superior al 5%. Algunos trabajos teóricos señalan que la infrainversión en formación que se produce en las empresas puede ser consecuencia del miedo por parte de éstas a no rentabilizar su inversión si el trabajador debe abandonar su empresa tras adquirir esos nuevos conocimientos, lo que en el panorama de inestabilidad laboral español puede ser una posible explicación a los hechos descritos, incluso Booth y Snower (1996) hablan de la existencia de posibles “fallos de mercado” en la inversión en formación derivados de la rotación de trabajadores a las que se ven sometidas algunas empresas.
Respecto a la escasa presencia de tecnólogos entre nuestra fuerza laboral, hay que señalar que se ha partido de una situación de gran insuficiencia, en parte dada por la dificultad de este tipo de estudios, es decir, su pequeña tasa de éxito académico frente al número matriculados en Escuelas de Ingeniería , lo que constituye en sí mismo un lastre que va a pesar en el tiempo, ya que lo importante no es el número de egresados en estas escuelas en un año- actualmente este número se está recuperando- sino el stock de individuos con este tipo de formación y con suficiente experiencia laboral (Jovanovic, B. y Nyarko, Y., 1994).
Esta escasez de stock va a frenar de forma irremediable la competitividad de las pequeñas y medianas empresas, pues las empresas de menor tamaño son las que tienen más dificultades para captar a los jóvenes ingenieros a pesar de que la unidad de producción sólo podrá aprovechar plenamente un soporte tecnológico externo si cuenta con personal interno capaz de aprovecharlo de forma óptima e incorporarlo a las capacidades particulares de cada empresa, de tal manera que la presencia de personal altamente cualificado en la empresa es complementario y no sustitutivo del suministro externo de este tipo de servicios (Espina, A. 2000, p. 325).
De estos hechos - esfuerzo más cuantitativo que cualitativo en la enseñanza superior, falta de formación en la empresa y escasez de tecnólogos - se deriva una cierta hipoteca futura para la economía española, dado que la senda más segura para un crecimiento económico significativo es la sabia combinación de avances en el conocimiento tecnológico que han sido incorporados al proceso productivo a través de grandes incrementos en la educación y formación de capital humano (Becker, 1964).


3.- LA RENTABILIDAD DE LAS INVERSIONES EN EDUCACIÓN EN ESPAÑA FRENTE A LA UE Y EE.UU.
Las inversiones en educación reportan presuntamente beneficios en dos sentidos: remuneración salarial y mayor probabilidad de empleo.
Vamos a explorar a continuación estas dos cuestiones en el mercado de trabajo europeo y la situación del mercado español dentro de aquél.
1.- Remuneración salarial
Como particularidad del caso español frente al resto de los países de su entorno, es interesante hacer notar que en la medida en la que se observa en el mercado español cierta sobreeducación, no se ha dispersado tanto el abanico salarial como en el caso de EE.UU., pues lo que se ha puesto de manifiesto es una composición de la oferta de trabajo excesivamente sesgada hacia ciertas carreras profesionales, y en detrimento de la Formación Profesional, lo que ha provocado un exceso de oferta sobrecualificada para ciertos tipos de perfiles ocupacionales. (Dolado,J.J.; Felgueroso, F. y Jimeno, J.F., 2000, p.96). También es cierto que la propia rigidez del mercado laboral ha ayudado a apuntalar este fenómeno.
Existen otro tipo de estudios que han intentado explorar las diferencias salariales por nivel educativo llegando a resultados análogos. Por ejemplo, Ayala Cañón, L. y Iriondo Múgica, I. han estimado a partir de los microdatos de LIS (Luxembourg Income Study) los salarios educativos para diferentes niveles de estudios, alcanzando resultados análogos a los obtenidos por otros procedimientos, pues vuelve a ponerse de manifiesto que los países que aprecian mayores diferencias salariales por el hecho de cualificarse son EE.UU y Gran Bretaña, con estructuras laborales más flexibles, España ocupa una posición intermedia con un coeficiente de 1,86, mientras que aquellos que otorgan en principio una menor prima a la cualificación son Suecia, Bélgica y Finlandia, países industrializados donde las diferencias por grupos educativos son menores. ( Ayala, L; Iriondo; I. 2000, p.67)
2.- Probabilidad de Empleo
Tampoco parece que los estudios universitarios en España sean una salvaguarda suficiente frente al paro, de hecho, no deja de resultar paradójico que precisamente sean las mujeres jóvenes el colectivo que mayor esfuerzo educativo ha realizado en los últimos años y el que mayores tasas de desempleo sufre, lo que no deja de ser una demostración de que estamos ante un fenómeno muy complejo en el que intervienen otras variables, como pueden ser las propias estructuras del mercado de trabajo español, en el que un trabajador con menor formación pero antigüedad en la empresa se encuentra en mejor posición que otro novel pero bien formado, la posibilidad de discriminación por razones ajenas a la productividad de cada factor productivo, etc.
La posición intermedia en este reconocimiento por parte del mercado español está sintetizada en el siguiente gráfico
Gráfico nº 4: TASA DE PARO RELATIVO Y ESTUDIOS TERMINADOS. Diferencial de tasas de paro entre la población de 25 a 64 años sin educación secundaria superior frente al mismo grupo con estudios universitarios.

Fuente: OCDE (1998), p. 345

En conclusión, el aumento del desempleo sufrido por la economía española desde los 70 ha provocado un alargamiento de los estudios entre nuestros jóvenes, lo que acompañado de una estructura laboral poco flexible ha originado, por una parte, un fuerte descenso de la demanda relativa de trabajadores poco cualificados, desplazados por aquellos que habían realizado inversiones en formación más intensas y finalmente a un exceso de oferta de trabajadores cualificados y sobreeducados, lo que ha favorecido un incremento de sus propias tasas de paro, especialmente entre los licenciados en determinadas carreras.
En un contexto de rápida expansión tecnológica y de fuerte dinámica de rotación laboral entre las empresas, dado que buena parte del empleo creado es temporal, se ha generado un fenómeno de subempleo a la vez que se han acercado sus niveles salariales a los de los trabajadores en principio menos cualificados, a pesar de lo cual este descenso de la rentabilidad de la educación superior no ha supuesto hasta el presente un freno real a su demanda, pues sigue siendo una vía de incremento de las oportunidades de empleo y de mejora salarial, aunque matizadas por carreras y perfiles diferenciados.


4.- OPORTUNIDADES DE FORMACIÓN A TRAVÉS DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS: LA EXPERIENCIA DE ECONOLANDIA.
Conscientes de la importancia de la educación sobre el crecimiento económico en un mercado sometido al cambio tecnológico, un grupo de profesionales de la economía hemos acometido un proyecto, Econolandia (http://www.econolandia.es), a fin de acercar la economía y su aprendizaje a un amplio sector de la población a través de la utilización precisamente de nuevas tecnologías, a través de una página web. Se trata de un portal abierto, independiente, sin fines de lucro y al servicio de todos. Su lema “la página web para entender y estar al día en economía” pone las bases de un portal de economía pensado para que pueda ser utilizado por un amplísimo espectro de personas, desde estudiantes a profesores a distintos niveles, desde curiosos hasta profesionales de la economía, informadores, etc.
Muchos de los alumnos de Economía a distintos niveles o simples interesados en ella, suelen encontrar que ésta, a veces, es una ciencia algo árida. Esta página pretende acabar, precisamente con esta idea. Nosotros creemos que, tal como dijera Keynes,
“la teoría económica es una rama de la lógica, un modo de pensar. La teoría económica no ofrece un conjunto de conclusiones fijas que puedan ponerse en marcha inmediatamente. Es un método más que una doctrina, un aparato mental, una técnica para pensar”
y es precisamente la capacidad de análisis que brinda su conocimiento la que enriquece al que se enfrenta a ella.
E incluso, podríamos añadir algo más: el análisis económico puede ser también una agradable firma de comprender más profundamente la realidad que nos rodea y abordarla desde otro plano, y puede ser un entretenimiento apasionante y divertido para el gran público, en suma, es posible romper con aquel famoso tópico de Carlyle en el sentido de que la economía es una “ciencia deprimente y lúgubre”.
Por el contrario, como somos conscientes de que algunos de nuestros usuarios (econolandeses, como gustan de llamarse algunos) deben adquirir en algunos casos el hábito de razonar sobre los temas de la disciplina con los instrumentos que ésta le ofrece, en la selección de los temas que ofrece nuestra página hemos procurado elegir contenidos objeto de controversia, especialmente aquéllos en los que persisten preguntas abiertas o no existe una única respuesta, o bien que plantean curiosidades históricas o más recientes, paradojas, lagunas que nuestra ciencia no ha sido capaz de explicar exactamente, cuestiones de actualidad,… En suma, pretendemos que el portal sirva para que sus usuarios participen activamente en los grandes debates económicos.
La elección de las lecturas no sigue ningún criterio predeterminado, sino la simple pero, a la vez, pretenciosa ambición de captar la atención del usuario. En esta selección o incluso en el diseño de los apartados podría quizá adivinarse la diferente procedencia académica de los autores de la página y sus diferentes áreas de interés, pues esta página es fruto de la colaboración de un variado Comité de Dirección compuesto por los principales creadores de contenidos. No obstante, Econolandia es un país virtual con sus fronteras abiertas a todo tipo de incorporaciones y sugerencias.
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