LA GRAN TRANSFORMACIÓN: LA INTEGRACIÓN HACIA ADENTRO

Carlos R. Bello

La integración hacia adentro

Contra todos estos elementos esta concebida la acción que se propugna a través de LA INTEGRACIÓN HACIA ADENTRO. Entendemos que existen en la región y fuera de ella, excelentes oportunidades para realizar negocios sobre la base del trabajo en equipo, de la capacitación, de créditos blandos, de costos que privilegien la constitución de grupos de empresas con perfil exportador.
Mediante esta misma organización es posible recrear las condiciones de rentabilidad y seguridad, para que dentro de los países, puedan funcionar Mercado de Capitales con afluencia de inversiones de la región y de fuera de ella, a las que puedan acceder las pequeñas y medianas empresas. Estos capitales no sólo se remunerarían con tasas de interés aceptables internacionalmente, sino que podrían mejorar su performance, acreciendo su renta con parte de las utilidades que ayudan a generar.
Esta estrategia debe ser instrumentada en el tiempo y espacio adecuados para lo cual es necesario que definamos sus finalidades y objetivos.
Tiempo y Espacio. El Río de la Plata es la salida al Océano Atlántico de una vasta cuenca que se extiende como un abanico hasta el corazón mismo del continente.
En esa inmensa zona el potencial para el desarrollo es alto porque existen recursos naturales apropiados. Sin embargo es necesario corregir deficiencias infraestructurales que se presentan como limitantes de ese potencial de desarrollo y establecer condiciones para la transformación industrial de sus recursos.
El proyecto de "integración hacia adentro" que establece la base sobre la cual se edificará La Gran Transformación, contempla plenamente el contenido de las ideas políticas y filosóficas que se han venido manejando y que culminarán con una verdadera e institucionalizada integración, primero a nivel nacional y luego en lo regional.
Evidentemente hay una voluntad política manifiesta, que se ha concretado en hechos también políticos reales (Mercosur, Acuerdos en el marco de Aladi, Iniciativa para las Américas, Grupo Andino, etc.) que constituyen las principales herramientas de la integración.
Pero, no habrá voluntad y capacidad empresarial para llevar a cabo, sobre el terreno práctico, la realización de negocios y empresas que aprovechen de esas herramientas, si no concretamos, por lo menos en nuestros países, la integración interna.
La Gran Transformación está orientada hacia el desarrollo, debe ser por lo tanto, una fuente inagotable de nuevas ideas.
Combinando éstas, con una actitud dinámica, con un sólido criterio y un esfuerzo perseverante, conseguiremos nuestros propósitos, en el entendido de que, en el entorno regional que hemos elegido, existen las posibilidades para la inversión y el clima político favorable al crecimiento económico, si y solo sí logramos integrarnos, previamente, dentro de nuestras fronteras.
El entorno regional al que nos referimos es el Cono Sur, con una visualización geopolítica del mismo, que abarca no solo los territorios de los países que lo integran sino también las áreas marítimas comprendidas en sus respectivas jurisdicciones y el espacio antártico que les corresponde.
Así, como expresamos, el Río de la Plata es la salida obligada al Océano Atlántico de esta inmensa extensión territorial que se empieza a considerar como una unidad física. Debemos también convenir que, por las condiciones socio económicas y políticas, es el Mercosur, el centro principal al cual confluyen todas las economías regionales.
Como lo expresamos más arriba. la organización empresarial que se describe en éste análisis, abarca, en general, dos aspectos que podríamos identificar como tiempo y espacio.
El espacio ha quedado perfectamente delimitado. Debemos analizar el tiempo.
En el corto plazo, debe producirse la integración interna, con todas las connotaciones que ello tiene en materia de capacitación para esa tarea y el trabajo en equipo que sustituya el modelo de confrontación, que desde hace más de medio siglo, desangran a los países. Y esto no quiere decir que todos piensen igual, sino que se pongan de acuerdo para planificar y llevar a la práctica los principios que permitan recobrar la vitalidad económica y encarar un trabajo conjunto.
Cuando decimos corto plazo decimos hoy, no como decimos frecuentemente, pasado mañana, lo que significa: tarde, mal y nunca.
En el mediano plazo, encarar sí la integración en el mercado Latino Americano desde Argentina hasta México y en particular, en forma inmediata, la región del Mercosur.
Desde el punto de vista demográfico podemos acotar que la región Mercosur incluyendo a Chile y Bolivia, comprende una zona 2 de 13.719.000 de km con 236 millones de habitantes.
Dicha población crece a un promedio de 2,1 % anual.
Desde el punto de vista comercial puede establecerse que las exportaciones de los cuatro socios del Mercosur totalizaron en el 2000, 84.608.3 millones de dólares. Las importaciones a su vez sumaron 84.503.3 millones de dólares.
El importante monto de la deuda externa que mantiene la región y la constante emigración de capitales, determina que, cualquiera sea la estrategia para encarar dicha situación, las políticas de los diversos países pasan invariablemente por el aumento y diversificación de sus exportaciones y por la apertura de sus sistemas económicos que alienten la permanencia y el retorno de los capitales.
Un obstáculo serio que limita las posibilidades de estos países en cuanto a una mayor apertura hacia el exterior, lo constituye la estructura empresarial de los mismos.
En efecto, en estos países, existe un pequeño número de empresas multinacionales o grandes empresas nacionales, que son las únicas que están en condiciones de enfrentar la problemática que responda y reaccione ante la crisis, las recesiones y los vaivenes socio-económicos.
El 95 % de las empresas son micro, pequeñas y medianas y éstas encuentran, en general, serias dificultades para acceder a los mercados externos y para introducir cambios tecnológicos que permitan continuar con el proceso de desarrollo.
Para algunas es imposible y otras lo hacen en forma coyuntural o aislada, por contar con deficiencias tales como: carencias de estructuras administrativas adecuadas, falta de capacidad empresarial o de conocimientos técnicos para adaptar el producto a las características de la demanda externa, costos elevados o excedentes exportables coyunturales o insuficientes.
Esto se agrava porque América Latina carece de grupos que, vinculados a diversas actividades financieras y parafinancieras, puedan conducir a las pequeñas y medianas empresas, a los pequeños y medianos inversores, introduciéndolos en los cambios sociales, en el crecimiento económico y en la adopción de una tecnología más moderna y avanzada.

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