Contribuciones a la Economía


"Contribuciones a la Economía" es una revista académica con el
Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360

Respuesta a la crítica de mi articulo titulado "Injusta distribución de riqueza"

 

Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
http://accionhumana.blogspot.com/

 

Nota del editor: El artículo original de Gabriel Boragina "Injusta Distribución de la Riqueza" está en

http://www.eumed.net/ce/2006/gb-distri.htm

La crítica de Rodríguez de la Vega está en
http://www.eumed.net/ce/2007a/rarv-bor.htm


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Boragina, G.: Respuesta a la crítica de mi articulo titulado "Injusta distribución de riqueza" en Contribuciones a la Economía, marzo 2007. Texto completo en http://www.eumed.net/ce/2007a/bor-rarv.htm/


Antes que nada quisiera agradecer sobremanera al Lic. Rodríguez de la Vega haberse tomado la molestia de, en primer lugar, leer mi articulo titulado "Injusta distribución de riqueza", y en segundo lugar, haberse tomado una nueva molestia al comentarlo y criticarlo.

Dicho esto, lamento excesivamente que mi artículo hubiera dejado en el ánimo del lector, y en este caso puntual, en el de mi crítico, la impresión de que en el mismo estuviera ensayando una suerte de "defensa biologista" (si se me permite la expresión) de la riqueza, o mas lejos aun de mi ánimo, de los ricos.  Ninguno de estos dos propósitos tuve in mente al redactarlo, y pido disculpas, tanto al lector como a mi crítico, si es que mi texto les causaran dicha impresión.

Creo que con esto doy por respondido al grueso de las críticas que me hace Rodríguez de la Vega, ya que por lo que puedo observar, la mayoría de ellas giran sobre este equivoco, producto éste, reitero, de quizás el malentendido que mi alusión –al pasar, en realidad- a la biología, suscitara en el lector. 

En otros trabajos míos, algunos publicados en mi blog, puede verse que rechazo en forma expresa todo tipo de determinismo, incluyendo cualquier clase de determinismo biologista, lo que en absoluto implica renegar de mi convicción en diferencias biológicas entre las personas.

Por si fuera necesario ser mas claro en este punto, no creo, en modo alguno, en predisposiciones genéticas que determinen a las personas, ya sea a ser ricos, sea a ser pobres. Por el contrario, me siento mas inclinado a creer en disposiciones psicológicas, no genéticas ni hereditarias, sino adquiridas, como factores predominantes que diferencian a los seres humanos y que influyen (pero jamás determinan en un sentido fatalista) en la suerte de las personas y del mismo modo, en sus fortunas personales.   

La crítica de Rodríguez de la Vega es interesante y amplía, al punto que aborda tópicos que mi articulo no trata expresamente, pero ya que los incluye en su comentario a mi trabajo, haré aquí alguna mención -al pasar- sobre ellos.

Comienza su crítica el Lic. Rodríguez de la Vega aludiendo a la importancia de la interdisciplinariedad, incluyendo a la economía, concepto este que comparto totalmente, ya que fue Hayek quien nos enseñara (parafraseándolo) que el economista que solo sabe de economía nunca puede ser un buen economista.

Mis diferencias con el Lic. Rodríguez de la Vega parten del concepto de "competencia" que utiliza; en efecto, en tanto el Lic. Rodríguez de la Vega separa –un tanto tajantemente- competencia de cooperación, los austrianos ([1]) tratan estos conceptos casi como sinónimos ([2]) y esta es una diferencia importante entre mi crítico y yo, porque para un austriano la competencia, en modo alguno implica algo parecido a "relaciones mutuamente antagónicas" sino todo lo contrario, a saber: cooperativas.

Por ello, tengo que disentir también, respetuosamente, con su afirmación: "El significado socioeconómico de la cooperación ha sido relativamente poco estudiado en economía". Por el contrario, los austrianos lo han estudiado con profundidad, en especial Ludwig von Mises y Friedrich A. von Hayek, han dedicado a ello buena parte de su obra[3].

Los austrianos también han sido implacables en su crítica acérrima contra el concepto falaz de "competencia perfecta". Este es un concepto clásico, no austriano. Y ya que hablamos de clásicos y austrianos, creo que es oportuno aquí decir que es común, incluso, lamentablemente, entre economistas conocidos, confundir escuela austriaca con escuela clásica, cuando en rigor, se contraponen. Al respecto, considero que ha sido el profesor Jesús Huerta de Soto, quien con mayor claridad –últimamente- trazó las diferencias entre clásicos y austrianos[4]. Marshall, y casi todos los que le siguieron hasta la actualidad, incurrió en esta misma confusión. De allí, que cuando Marshall alude a la "competencia", de lo que habla, no es de otra cosa que de la "competencia" clásica (o como la formularon los clásicos, para ser mas preciso) y no de la competencia en los términos en que la expusieron los austrianos en sus trabajos [5]

Una vez mas "el paradigma del Homo oeconomicus" es un concepto de la economía clásica y no de la austriana que lo rechaza, lo que se ve con claridad en la crítica que a ese paradigma hicieron los austrianos y con ellos, el profesor Huerta de Soto en el trabajo que cité antes.[6]

Comenta el Lic. Rodríguez de la Vega que "el análisis más crítico que se ha hecho del capitalismo ha sido el marxista". Lamento discrepar con el colega. En realidad, la mía es una discrepancia a medias. Podemos estar de acuerdo con él en este punto hasta el surgimiento de la Escuela Austriaca de Economía. A partir de 1871, la Escuela Austriaca de Economía hace del capitalismo una crítica, que en muchos aspectos, es muchísimo mas profunda (y despiadada) que la del marxismo. Como resultado de esta crítica a fondo del capitalismo, la Escuela Austriaca de Economía llega a conclusiones diametralmente opuestas a las del marxismo, caso notable este, -por lo paradójico- y por lo visto, muy poco conocido, tanto, que hasta mi bien intencionado crítico también parece pasarlo por alto.

Mises sigue este mismo camino[7] su método -no convencional- no supone una defensa a priori del capitalismo, sino que transita la vía inversa, a través de su crítica al mismo, partiendo de los propios puntos de vista marxistas[8], deduciendo teoremas de los postulados básicos de la acción humana[9], llega a la conclusión de la absoluta imposibilidad del socialismo como sistema económico.  

La refutación de la teoría de la plusvalía fue, sin embargo, bastante anterior a Mises, formulada en realidad por su maestro, el economista austriaco Eugen E. von Bhöm Bawerk. También resulta un hecho notable –y poco conocido, además, por la comunidad científica- que la lapidaria refutación de Eugen E. von Bhöm Bawerk a la teoría de la plusvalía, no haya sido contradicha jamás por marxista alguno hasta hoy.

No creo haber dicho en lugar alguno que "los ricos sean diferentes a los pobres por decreto natural" ya que no creo que sea así, en parte porque no creo en "decretos naturales" y mi visión económica, como dije al comienzo, no es determinista ni biologista, cuestión ésta en la que me he explayado en mis otros trabajos[10] donde dejo claro que nunca acudí "a su ciencia como causa justificante de las calamidades sociales y económicas de este mundo" y lamento sinceramente que mi crítico me atribuya tan aviesas y perversas intenciones, como la de "justificar" calamidades sociales y económicas. Me gustaría preguntarle al colega donde ha visto escrito en mis trabajos que yo las justifique, o lo que es lo mismo, las apruebe. En todo caso, esa, es una conclusión del colega –a la que confieso no enterarme como llega a ella- que me atribuye, pero jamás un colofón de mis escritos y menos de mis intenciones y propósitos.

Posiblemente mi crítico y yo estemos usando las palabras "natural, naturaleza" en sentidos diferentes, tal como diferentemente usamos el vocablo "competencia". Pareciera que el colega habla de "natural, naturaleza" como sinónimo de determinismo fatalista, en tanto yo lo hago en un sentido diametralmente opuesto a este.

Ya he explicado bastante en mis trabajos previos, mi absoluto rechazo al determinismo fatalista, a lo inexorable, punto este en el que sigo al filósofo austriaco (curiosamente, no austriano) Karl R. Popper[11]. Con Popper, creo en un evolucionismo emergente, dinámico y cambiante. Y es en este ultimo sentido en el que yo hablo de "natural, naturaleza". Lo natural y la naturaleza, en si misma, es para mi cambiante, mutable, dinámica, abierta, tanto a la evolución como a la involución, no determinada ni determinable y en consecuencia, no predecible, ergo, no fatalista. 

No parece ser este el sentido que la da a estos términos el Lic. Rodríguez de la Vega sino, el contrario (fatalismo, determinismo, predestinación, inexorabilidad), en suma, aquí tendríamos, mi crítico y yo, un nuevo malentendido; tal como tuvimos con el vocablo "competencia" (que él usa en sentido clásico y yo uso en su acepción austriana, significados que se contraponen, además). Y otro malentendido más, al considerar el colega que yo utilizo dichos vocablos en el entendimiento que él les atribuye, es decir, lo "natural" como sinónimo de ineluctable. 

Así, "lo social" está inserto en este mundo, mundo que pertenece a la naturaleza, o –lo que es lo mismo- a lo natural , lo que nos habilita a hablar de lo social como natural, (o como fenómeno natural o derivado de lo natural) en el significado que le doy al término naturaleza y que es el que dejo explicado aquí. Ergo, podemos hablar perfectamente de fenómenos sociales como naturales, sin tirar por la borda a la economía y sin caer en fatalismos deterministas, simplemente, recordando que la naturaleza no es mas que el marco donde se da lo social y por ende, lo económico.

Como cuestión adyacente, creo que ya se ha refutado suficientemente la idea de "diferencias abismales que existen en cuanto a la distribución de la riqueza"[12]. El trabajo de Fernando Serra que cito en nota a pie de pagina, y que demuestra lo contrario, es uno de los tantos que se han publicado en el mismo sentido en el que Serra lo explica. No me explayaré sobre esto porque hay muchísimo material en la red sobre el tópico que prueba la inexistencia de tales "diferencias abismales" de distribución.

En la misma línea, también los austrianos se ocuparon de refutar a McCloskey, mucho antes –incluso- de que McCloskey formulara sus tesis, no originales, por cierto.

Mas adelante, hay partes de la crítica que francamente, no comprendo en absoluto. Tal por ejemplo, cuando el Lic. Rodríguez de la Vega expresa : "Pero el tema más delicado desde el punto de vista científico en la argumentación del Dr. Boragina se debe a una alteración de la relación causal". En lo que sigue a esta frase no encuentro –hasta donde pude entender- cual es la "alteración" que se me atribuye ni a que "relación causal" se refiere mi crítico.

Por el contrario, advierto que mi crítico cae en lo que comenzó criticándome, a saber : fatalismo determinista. Su párrafo, que seguidamente transcribo, así me hacen pensar :

 

El asunto es que alguien que en cuanto a potencialidades naturales puede ser un genio, pero que no cuenta con el entorno socioeconómico apropiado, a la larga no llega a ser más que un mediocre. Y por la misma razón, o por la inversa, el mediocre puede a la larga ser un talento-deficitario o un genio, o el distrófico mental por naturaleza alcanzar la categoría de persona “normal”, o incluso “notable”.  Y así, en dependencia de cómo es el entorno socioeconómico, la expresión social externa en cuanto a procesamiento de información y producción de bienes de la distribución genética natural originaria, puede salirse de su equilibrio primigenio y moverse más a la izquierda (hacia el origen de coordenadas del atraso) o hacia la derecha (hacia el infinito del desarrollo humano).

 

Lamento no estar de acuerdo con esta visión del colega, que reitero, incurre en el fatalismo determinista que me criticó a mí al comenzar. Sería largo de enumerar todos los argumentos que se oponen a este determinismo "al revés", como se lo podría llamar. Señalemos unos pocos. Aludir a un entorno socioeconómico, es, en primer lugar, incurrir en hipóstasis[13]. Esto –por cierto- no es nuevo, en absoluto, ya Marx edificó su sistema sobre un concepto análogo, que él llamó la "estructura" y "superestructura" de las fuerzas materiales de producción, o en términos actuales –y tan de moda- el "entorno socioeconómico".

Lo cierto es, que además de toda la refutación austriana[14] a ese equivocado concepto, en lo personal, me parece de sentido común, advertir que no son mas que los individuos los que crean dicho entorno socioeconómico, y no éste a aquellos. Por lo mismo, además de crearlo, son los propios individuos los que influyen sobre ese "entorno" y no, éste a aquellos. No creo que sea difícil imaginar que si, de repente, despareciesen todos los individuos del mundo, con ellos, asimismo, desaparecería cualquier clase de "entorno socioeconómico". En suma, me resulta claro que es este misterioso "entorno" el que depende de las personas, y no éstas de aquel.

Es fácil, además, encontrar numerosos ejemplos históricos de lo aquí expuesto. Cuando los primeros colonos británicos llegaron a las costas de lo que –mas tarde- sería Nueva Inglaterra, al arribar a dicho lugar, no encontraron "entorno socioeconómico" alguno. Solo praderas y tierras desérticas. Sin embargo, hoy allí encontramos, nada menos y nada mas, que a los Estados Unidos de Norteamérica. Me queda claro, a mí al menos, que fueron esos colonos y sus descendientes quienes, generación tras generación, crearon lo que hoy es el entorno socioeconómico americano. Y así, se pueden dar muchísimos ejemplos mas en casi cualquier parte del mundo.

Posiblemente, sea cierto que no todos los socialistas aspiren a la igualdad total de todo el mundo, sin embargo, doy fe que, al menos, la mayoría de los que conozco, apuntan expresamente a dicho objetivo. A su vez –lo sepan o no- como han señalado los austrianos, el sistema socialista –por lo menos el marxista- aplicado hasta sus ultimas consecuencias, llevaría a ese resultado, repetimos, querido o no por quienes estuvieren encargado de aplicarlo. Y demás está decir, que esa "igualdad" sería igualar hacia abajo y nunca hacia arriba. No está en juego, pues, lo avieso o su contrario en dicho resultado. Como reza un célebre refrán, "el camino al infierno está empedrado de excelentes intenciones".

Una vez mas, los hechos reales dieron la razón a los austrianos. La URSS se disolvió, China tras una larga etapa de reformas económicas lentamente avanza hacia el capitalismo, habiendo ya, por primera vez en su historia, aprobado por ley la propiedad privada, y no hay ejemplos del mundo -ni ayer ni hoy- en el que la "igualdad" mejorara la posición o fortuna de persona alguna jamás.

Lo que no me queda claro es la separación que el colega el Lic. Rodríguez de la Vega realiza entre igualdad "a secas" por un lado e "igualdad de oportunidades" por otro. De todos modos, adelanto que ha sido un tema del que me ocupé extensamente[15] y donde entiendo haber demostrado la imposibilidad (tal vez lamentable) de llegar alguna vez jamás, a tal hipotética "igualdad de oportunidades". Históricamente, nunca se la consiguió y –relativo al futuro- las teorías científicas más sensatas concluyen en que dicha "igualdad de oportunidades" no es mas que un mito y como tal, irrealizable; y ello a pesar de que la humanidad entera (no solo el político ni el legislador célebre, que los hubo y muchos) desde el comienzo de la civilización, se ha afanado en buscarla; y que por ser un mito, precisamente, nunca se ha logrado ni se logrará. En suma, no ha existido, no existe ni existirá. Y esto no es un juicio de valor, es una conclusión puramente científica.

Por lo demás, resulta evidente que no avalo y rechazo enérgicamente la imputación de defender una "lucro-cracia o geno-cracia" y menos aun de estar propiciando la eugenesia. Creo que aquí mi crítico realmente se ha excedido en su crítica y ha ido mucho mas allá de ella, haciéndome decir lo que indubitablemente no dije, pero, además, atribuyéndome por su entera cuenta y riesgo, intencionalidades que de ningún modo pueden derivarse de mis escritos. Al menos, invitaría a mi crítico que antes de formular tan aventuradas imputaciones y conclusiones a las que él, por su propia cuenta y orden arriba, leyera mis otros trabajos, y ya no digo a los austrianos mismos, que sería lo más aconsejable, ya que de ellos me nutro.

Naturalmente he sopesado una y cada una de mis palabras. Lo que sucede es que –sencillamente-, no pueden derivarse de ellas las conclusiones que adopta por mí y a su propio riesgo, el Lic. Rodríguez de la Vega y que no puede, en modo alguno, atribuirme, excepto por error. Ocurre que el "vínculo" del que habla en este párrafo el Lic. Rodríguez de la Vega, simplemente no existe, o como mucho, es el propio Lic. de la Vega el que allí lo está creando.

Nuevamente, en los párrafos siguientes del Lic. Rodríguez de la Vega no queda claro la cuestión que retoma: si la "igualdad de oportunidades" no es (según él) igualitarismo ¿qué es entonces? O en términos lógicos, si la igualdad no es igualdad (o no puede llamarse tal), ¿qué es entonces la igualdad? Lamentablemente, el Lic. Rodríguez de la Vega no nos da ejemplos, claros, palpables y concretos del mundo real que nos permitan ver con nitidez la diferencia que traza entre "igualitarismo" por un lado e "igualdad de oportunidades" por el otro. Mi opinión consiste en que la igualdad de oportunidades es una quimérica derivación del igualitarismo, forma parte de éste, y termina fundiéndose con éste[16]. Y hasta el presente, nadie me ha dado ejemplos de lo contrario, lo que –desafortunadamente-, mi crítico tampoco aquí lo hace.

Seguidamente, el Lic. Rodríguez de la Vega realiza un ataque frontal a los ricos, que no voy a comentar, en tanto ya aclaré al comienzo de esta respuesta que jamás estuvo en mis miras hacer una "defensa" de los ricos. Mi defensa es a la riqueza, y no a los ricos[17]. Menos aun creo, en una "predisposición genética" a ser rico, que es de lo que se ocupa el Lic. Rodríguez de la Vega de contradecir y en lo que -evidentemente- me ha malinterpretado, tomando por mi parte, lo que de ambiguo pudiera tener mi articulo original al respecto. En este punto, deberé ratificar con énfasis: no hay ningún "gen de la riqueza", ni razas "superiores", ni cosas semejantes, ni jamás defendí nada parecido a eso.

Pero una vez mas, parece que el Lic. Rodríguez de la Vega cae él mismo, en una suerte de genetismo que antes me atribuyó a mí –en sentido inverso- y que a su vez, me critica (a pesar de no haber asumido yo jamás posiciones genetistas ni biologistas). En efecto, claramente, no se limita a decir que los ricos no son superiores, sino que como contrapartida, afirma que los científicos y artistas si lo son a los ricos. Por ejemplo aquí :

 

Si los ricos fueran auténticamente superiores o simplemente “distintos” los premios Nobel se los darían a ellos y no a los científicos. Sin embargo, como la historia demuestra, muchos grandes científicos han sido gente modesta en su riqueza personal, que han tenido que vivir protegidos por el mecenazgo de alguien para poder producir algo intelectualmente valioso, que en muchas ocasiones ha producido un salto inmenso en el bienestar de la civilización.

 

Lo que implica -o parece implicar- que para el Lic. Rodríguez de la Vega los superiores son los científicos. Por mi parte, he de insistir, puesto que se trata de una crítica a mi artículo, que jamás creí ni dije que hubiera personas superiores ni inferiores a otras, y mucho menos afirmé que la riqueza supusiera diferencias "naturales" entre la gente. No es por cierto el tema del que trata mi articulo.

 

Y mi completo desacuerdo con el siguiente párrafo del Lic. Rodríguez de la Vega:

 

Sinceramente hablando, la riqueza en sí misma y directamente, parece ser poco beneficiosa, por no decir que todo lo contrario, para el progreso de la humanidad. Desde este punto de vista ha sido hasta ahora un mal necesario en la historia, porque a su sombra se crean a veces las condiciones sociales imprescindibles para que terceras personas se realicen como seres humanos, acumulando la información científica y tecnológica que ha permitido a la humanidad salir de las tinieblas de la ignorancia y el oscurantismo.

 

¿De donde viene ese resentimiento del colega hacia la riqueza? ¿Por qué dice de ella es un "mal necesario"?. ¿Es mejor la pobreza? ¿Es mas ética? ¿Por qué? Considero que los austrianos se han ocupado muy bien de demostrar lo contrario a su párrafo. La riqueza ha permitido muchísimo mas que crear "a veces las condiciones sociales imprescindibles para que terceras personas se realicen como seres humanos, acumulando la información científica y tecnológica que ha permitido a la humanidad salir de las tinieblas de la ignorancia y el oscurantismo". Por empezar, no ha sido en modo alguno "a veces"... sino siempre. Para ello, basta echar una ojeada rápida a la historia. Y para seguir, la riqueza ha permitido que hoy, el colega Lic. Rodríguez de la Vega y yo estemos aquí dialogando, vivos, alimentados, vestidos, abrigados, confortables, aun en puntos distantes del mundo, dialogando ambos merced a la tecnología que permite disponer de ordenadores, Internet y comunicaciones instantáneas. ¿Puede llamarse esto, -incluyendo esta posibilidad y este intercambio- un "mal necesario"?. Sin riqueza jamás hubiera habido -no solo- progreso de la humanidad, sino ni siquiera humanidad.

Sus párrafos finales son nuevamente una crítica al revés. En tanto el Lic. Rodríguez de la Vega critica una hipotética (no real) apología mía hacia lo que, también, el colega, por su cuenta, denominó lucro-cracia y aun geno-cracia, en los párrafos finales y anteriores de su crítica, nos encontramos con exactamente lo mismo, pero, en su caso, a favor de científicos y artistas.

Si bien ya he aclarado que jamás defendí a los ricos, y que nunca creí que sean "superiores" a nada ni a nadie, ¿qué podría hacernos suponer –en la tesis del colega Lic. de la Vega- que científicos y artistas si, en cambio, poseen intrínsecamente esa "superioridad" por sobre los ricos? ¿Y de que clase de superioridad se hablaría? ¿No debería ser genética tal vez?.

Por mi parte, yo descreo completamente de cualquier tipo de genetismo o "geno-cracia" a favor de científicos y artistas y en desmedro de los ricos y viceversa.

Todo parece indicar, que mi colega identifica dinero con riqueza, o lo que es lo mismo, ésta con aquel, y no es ese el sentido austriano del término riqueza.

Pero lo fundamental de todo, me parece que es, insistir que, de ninguna manera, mi artículo habla de las cosas que interpreta mi amable crítico, y que de modo alguno, pueden derivarse de él las conclusiones a las que mi crítico ha arribado; entre ellas atribuirme actitudes aberrantes como aprobar la eugenesia y justificar las calamidades sociales y económicas de este mundo.

Asumo que mi cordial crítico es el primer y único trabajo que ha leído de mi obra, humilde ésta si, pero numerosa, y que por dichas razones, produjo en él tales involuntarias confusiones.

Su crítica, ha sido, en este sentido, valiosísima, porque me ayuda a "pulir el lápiz" como decimos en mi país, y me demuestra la gran cantidad de confusiones y malos entendidos que expresarse ambiguamente pueden generar; como así parece que lo hizo mi artículo, en la peculiar interpretación que el Lic. Rodríguez de la Vega le ha dado, y que no fue, en modo alguno, lo que pretendí trasmitir al lector al redactarlo.

 Prueba ello –una mas- es su conclusión, toda vez que la polémica, no se da en los términos dualistas de crematística y economía, sino que mi texto habla, en los términos de otra ciencia, la praxeología, por lo que vuelve a ser infortunado el ejemplo final de los animales que nos ofrece; porque la praxeología es la ciencia de la acción humana, tan simple y tan complejo como esto mismo.


 

[1] La palabra "austriano" alude a los representantes, cultores y estudiantes de la Escuela Austriaca de Economía, la que se considera fundada en 1871 por Carl Menger. Siguiendo el consejo de mi amigo Alberto Mansueti, es preferible referirse a sus adherentes como austrianos y no como austriacos (aunque se usa mas este ultimo termino) ya que aludir a dichos adherentes con el vocablo austriaco podría generar confusión y una indebida asimilación entre una particular y peculiar escuela económica por un lado; y el conjunto de la población de Austria como nación. Incluso hasta podría llegar a creerse que se alude a las autoridades políticas de Austria, lo que no es el caso. Mas cuando –paradójicamente- hay muy pocos "austrianos" en la propia Austria, donde viera la luz esta tradición de pensamiento económico.

[2] Para no agotar al lector con citas, me remitiré a la bibliografía que cita Adrián Ravier, en este mismo sitio en:
http://www.eumed.net/libros/2006b/aor/3c.htm

ciertamente que A.O. Ravier cita dicha bibliografía en el tema de los ciclos económicos. Sin embargo, la mayoría de los textos que allí se enumeran abordan la casi totalidad de la temática económica; por ejemplo las obras de Mises, Hayek, Reisman, Rotbhard, Kirzner, Alberto Benegas Lynch (h), etc.

[3] ver nota 2.

[4] Véase a este respecto su trabajo comparativo entre una y otra escuela en :

www.eumed.net/cursecon/textos/Huerta_de_Soto_austria-vs-neocla.pdf 

[5] ignoro, a decir verdad, si Marshall leyó alguna vez a los austrianos, aunque sospecho que no.

[6] Ver nota Nº 4.

[7] Ver nota Nº 2

[8] Ludwig von Mises, "Socialismo", Western Unión.

[9] Ludwig von Mises. "Acción Humana". Unión Editorial, Madrid, España. 1980.

[11] Karl R. Popper, El universo abierto, un argumento a favor del in-determinismo, Post Scriptum III a La lógica de la investigación científica. Editorial Tecnos, Madrid. España.

[13] vid. Mises, op. cit.

[14] vid. Nota Nº 2.


 

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