TEXTOS SELECTOS

CURSO DE ECONOMÍA SOCIAL

 

R. P. Ch. Antoine

 


 

 

 

Situación monetaria en Francia.

La depreciación de la plata ha tenido una repercusión fatal en la situación monetaria de Francia. El stock metálico de este país contiene 30 centésimas de metal blanco (1).

El público no conserva en la circulación más que la cantidad de moneda estrictamente necesaria para los cambios. La diferencia está en el Banco de Francia, habiendo indefectiblemente fracasado todas las tentativas para aligerar la existencia de plata de este establecimiento y para aumentar el número de escudos de que hacen uso el comercio y los particulares. Apenas salidas de las cajas de Banco las piezas de cinco francos, al momento retroceden a él. A la verdad el valor de la moneda blanca ha permanecido intacto, pero se ha convertido en fiduciario. Una parte de la existencia oro sé ha, en cierto modo, empeñado e inmovilizado para garantizarla. La masa de plata que no es utilizada y que es inutilizable en los cambios, no es un elemento de riqueza, una fuerza, sino un obstáculo. Tal es la situación monetaria de Francia. Es molesta bajo ciertos aspectos, pero no comprometida. Nuestro stock de metal amarillo, protegido por la acuñación de metal blanco, basta para afianzar el valor de todos los escudos franceses o latinos que se encuentran en territorio francés, y por otra parle, nuestro stock de plata no puede aumentar con nuevas acuñaciones. Para encauzar la situación monetaria, no solamente de Francia, sino también de los demás países y hacer que desaparezca la desigualdad monetaria, se ha propuesto el bimetalismo internacional.

Bimetalismo internacional.

Por bimetalismo internacional se debe entender un acuerdo entre las principales naciones regidas en la actualidad por el patrón oro, Inglaterra inclusive, para otorgar a la plata y al oro la acuñación libre y el poder liberatorio integral. Las potencias signatarias del acuerdo deben adoptar la misma relación y el mismo trato para el oro que para la plata. Si se observan rigurosamente estos principios fundamentales del bimetalismo internacional, no hay duda sobre la posibilidad de conservar la relación fijada admitida por los Estados contratantes, cualquiera que, por otra parte, sea la variación posible de la producción respectiva de los dos metales monetarios. Tal es el programa del bimetalismo internacional. En la esperanza de llevarlo a la práctica, se han reunido las conferencias internacionales de 1867, de 1878 y 1881 en París y de 1892 en Bruselas. Estas conferencias han fracasado. La cosa no podía menos de resultar así, una vez que dos de las grandes potencias no querían oir hablar del bimetalismo. Si se han hecho representar en las conferencias, fue únicamente para declarar que, aunque deseaban la rehabilitación de la plata, no por eso se entendiera que concurrían para aceptar el bimetalismo. Inglaterra, que es la gran acreedora del mundo, tiene interés personal señaladisimo en hacer que le paguen en oro, metal cuyo valor aumenta (2).

Por otra parte, como posee, por sus banqueros y sus capitalistas, las minas de oro del Transvaal, no tiene ninguna razón para oponerse al aprecio del oro (3).

En vista de estas negativas, el partido más prudente para Francia es permanecer en el statu quo. La circulación monetaria en el interior no deja nada que desear; con el exterior las relaciones de cambio son normales, porque Francia dispone de un stock de oro bastante considerable para pagar en metal amarillo sus deudas exteriores, cuando no bastaran para ello las compensaciones en efectos mercantiles o en títulos. Sin duda es lamentable que, a consecuencia de la baja de la plata, sea depreciada una parte de su capital monetario. Pero, para restaurar el valor de su moneda blanca, no es preciso que se exponga a perder el stock de metal amarillo, cuya posesión asegura a su comercio el inapreciable beneficio de la par en el cambio.


(1) En 1878 la proporción era de 26,45 por 100 de plata y 73,55 por 100 de oro; en 1885, de 36,67 por 100 de plata y 69,33 por 100 de oro; en 1890, de 30,90 por 100 de plata y 69,10 por 100 de oro. Por otra parte, el Banco de Francia posee una existencia de oro considerable; más de 1.700 millones.

(2) En el mes de Marzo de 1893 Mr. Gladstone decía lo siguiente en la Cámara de los Comunes: «Lo cierto es que nosotros, los ingleses, somos los acreedores de todo el mundo; no pasa un año sin que añadamos algo a las colocaciones que ya tenemos en el extranjero. Nos quedaremos muy por bajo de la verdad, evaluándolas en un billón de libras esterlinas. En condiciones tales, será bueno reflexionar antes de ejecutar el acto de abnegación de dejar a nuestros deudores la elección entre dos modos de pago. Ciertamente acogerían con gratitud un regalo que oscilaría entre 50 y 100 millones de libras esterlinas; pero rindiendo homenaje a nuestra generosidad, pondrían en duda nuestra prudencia.»

(3) Hay, sin embargo, en Inglaterra una liga bimetalista que cuenta entre sus miembros a Barbour, Chaplin, Sannuel, Montagu, S. Smith, sir W. Nouldswortch, Coke; Gibe, Grenfell, Howell, lord Carmorthen, etc.


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